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Language:
Español
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Published:
2024-01-28
Words:
1,122
Chapters:
1/1
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1
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5
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51

Fear & Deligth

Summary:

Cuando lo vio bailando despreocupado como si fuera alguien distinto, su mente no pudo evitar centrarse en él. Sus sentimientos en ese momento podrían resumirse en dos palabras: miedo y deleite.

Notes:

Escuchen Fear & Delight :)

Work Text:

🍒



Lo primero que sus sentidos captaron al entrar al lugar fue la música y las luces. Los ritmos pegadizos y repetitivos se escuchaban en cada rincón, al punto en que no podías hablar sin gritarle a alguien directo al oído, y la oscuridad te hacía cerrar los ojos cada vez que alguna de las luces en movimiento se dirigía directo a tu cara. Luego se sumaron otras sensaciones, como el olor corporal, que estaba mezclado y disuelto con grandes cantidades de perfumes tan caros como diversos, o como la sensación asfixiante de estar apretado junto con grandes cantidades de gente.

 

De vez en cuando disfrutaba de estos encuentros, pero particularmente en ese momento se sentía agotado y con ganas de salir corriendo, solamente accedió a la petición de sus amigos porque no paraban de insistirle que saliera a relajarse y a encontrar a alguien para pasar el rato, al recordar lo último su expresión pasó de una neutral a una asqueada.

 

No era que le disgustaran los encuentros causales, en su adolescencia era prácticamente un promiscuo con una vida sexual muy activa, pero gracias al torneo de hoy, se dio cuenta que Carla necesitaba unos arreglos y se sentía extrañamente ansioso por proporcionarle unos cuantos ajustes.

 

Empujando y codeando se abrió paso hasta la barra, donde pidió algo liviano con tal de pasar el rato, seguramente terminaría yéndose temprano.

Se quedó un buen rato contemplando a las masas bailando, sin darse cuenta como la cantidad de tragos se fue sumando, y la cantidad de licor de las bebidas que pedía fueron subiendo. Luego de un rato de rechazar personas, el coraje se hizo presente junto al pequeño calor amontonado en sus mejillas, y decidió adentrarse al ruidoso y danzante mar que parecía interesarle más y más.

 

🍒

 

¿Qué mejor manera de desestresarse luego de una agobiante competencia que la de salir de fiesta? Es decir, quien no disfrutaría de la música alta, la cual no permite que pienses en nada, y de las enormes cantidades de personas con las que puedes interactuar o coquetear.

Esa noche se permitiría a sí mismo un momento de disfrute, y había tomado la decisión -ya que el día de mañana no tenía que trabajar-, de tomar todo lo que su hígado pudiera soportar.

 

Al entrar, el sofocante calor producido por los cuerpos eufóricos le pegó de lleno, decidió acercarse a la barra y en su camino hasta ahí saludo a varias personas que lo reconocieron por su nombre de patinador.

Pidió algo fuerte, para empezar a sintonizar con el estado de ánimo que mantenía el lugar, y con su trago en la mano empezó a observar los alrededores.

Al cuarto trago decidió salir a bailar, y si tenía suerte, algo que siempre lo acompañaba, conseguiría un compañero de baile.

Se ubicó en el centro de la animada y excitada muchedumbre, mientras disfrutaba del calor causado por el licor, empezó a balancearse de un lado a otro y a mirar a las personas que lo rodeaban.

Todo era relajación hasta que entre el gentío noto una figura que le resultaba conocida, su cuerpo se tenso e inconscientemente intentó agudizar la vista para reconocer bien a la persona.

Bajo la luz neón, que iluminaba su cara de una forma que sólo a él podía favorecerle, se encontraba su rival, su expresión usual parecía una ilusión que jamás se posó en esa cara, sin embargo la relajación y felicidad que expresaba en ese momento parecía algo que conocía desde siempre, algo familiar.

Sin embargo juraba nunca haber visto tal sonrisa en su cara, como tampoco nunca había notado lo bien que se veía con ella. Tales pensamientos generaron en él un tipo de miedo que, con cada pensamiento igual al anterior, se iba intensificando.

Empezaba notar detalles a los que jamás les había prestado atención, no solo su blanca sonrisa, sino también su pelo, que se movía con gracia con cada movimiento que hacía, o a pesar de la distancia, también podía notar sus largas pestañas, que escondían debajo un par de ojos cuyo color nunca se detuvo a admirar.

Quería parar esos pensamientos, pero esos detalles nuevos que noto le parecían tan hipnotizantes que evitaban que siquiera lo intente.

 

En algún momento que no noto, sus amigos se habían reunido alrededor suyo, algo que implicó también la cercanía de aquella persona a la cual no podía evitar mirar. Al observar, intentando ser lo más discreto, noto que él también lo miraba de vez en cuando. Eso no solo provocó un rubor en sus mejillas, sino también que el miedo de antes empezará a incrementar más y más. 

Era un miedo del que no estaba seguro de dónde provenía, sentía que algo, algo que no podía manejar a voluntad, intentaba borrar una distancia que inconscientemente había estado intentando mantener. Se sentía como un cordero que no podía evitar correr hacia el lobo.

 

En su intento de ignorar no sólo el sentimiento de temor, sino también el de deleite, no se dio cuenta de que la persona dueña de su mente estaba lo suficientemente cerca para rozarlo con cada movimiento que producía al bailar. Es en ese instante es que nota el porqué de ese temor, del porqué crece dentro de él a medida que también crece otro sentimiento.

Se da cuenta que lo desea, que lo quiere, sin importarle lo mal que esté, sin importarle la distancia que mantuvo tanto tiempo, sin preocuparse en mantener su papel de rival, que por tanto tiempo intentó sostener.

 

Sin que sus amigos lo noten, lo agarra por el brazo y lo arrastra lejos del bulto de gente. A medida que lo arrastra parece dócil, en ningún momento forcejea.

 

Ya en una esquina, alejados, se toma el tiempo de mirarlo a los ojos, sus propias intenciones vacilan, tenía una mirada suave, una mirada que nunca le dedico a él, por un instante pensó que estaba demasiado borracho para reconocerlo e iba a tener que parar todo ahí, necesitaba que que él, que cherry, que Kaoru supiera quien era.

Cuando hizo ademán de alejarse, unas manos lo sujetaron de los brazos, pero no solo noto la cara de súplica de chico, sino también el pequeño susurro que se escapó de sus labios, cuyo sonido hubiera sido ignorado por cualquiera excepto por él, porque su nombre era justo lo que quería escuchar y era justo lo que escucho.

 

En esa discoteca, entre una mezcla de miedo y de deleite, sujetó fuertemente a quien lo acompañaría a disfrutar todo el tramo faltante de la noche, con bailes lentos y sutiles caricias. Pudo comprender que con un pequeño desliz, que borró y disipó todas sus preocupaciones, terminó sin poder evitar esos sentimientos contenidos, sin poder evitar caer enamorado.

 

🍒