Chapter Text
Año 2002
Harry envestía a Ginny, ambos a punto de llegar al orgasmo. Su miembro salía y entraba de la vagina de su novia hasta que finalmente ambos se corrieron. Arquearon la espalda y gimieron todavía más fuerte, si eso era posible.
Una vez terminado el clímax, Harry se tumbó al lado de su novia.
Estaban sudorosos y desnudos, bajo la capa de invisibilidad en medio del campo al este de Inglaterra. Habían ido a pasar unos días de vacaciones solos y poder tener más libertad para poder hacer sus actividades de pareja sin ser interrumpidos por los familiares de la pelirroja o las amistades de ambos o sin miedo a ser interrumpidos.
— Siempre... quise tener sexo... bajo la capa... de invisibilidad. — confesó Harry entre jadeos producidos por el cansancio.
— Me alegro... de haber sido... yo la que pudo satisfacer... tu fantasía. Aunque nadie... no nos ha visto... no hemos hecho ningún... hechizo para insonorizar... nuestros gemidos... ¿Crees que alguien... nos ha oído? — habló Ginny también entre jadeos.
Ambos rieron y miraron el cielo. Era una noche con el cielo despejado, donde brillaban las estrellas y se veía una luna llena preciosa.
— Me encanta ver... el cielo estrellado... — a Ginny se le iluminaron los ojos al ver las estrellas.
— Esta es la primera vez que hacemos el amor en el aire libre sin tener que mirar la hora o con prisas por ser interrumpidos. — dijo Harry mirando hacia el cielo.
— Por eso creo que lo he disfrutado más que otras veces, ¿tú no?
Harry asintió.
— Las otras veces con la angustia a terminar rápido para no ser pillados, era más como tener sexo. Esta vez no nos hemos tenido que preocupar por volver a casa de mis padres o miedo a que nos llamaran o echaran de menos. ¿Esto es lo que se siente al hacer el amor? — preguntó extasiada.
Harry se giró hacia ella mirándola, ella le imitó.
— Por miles de noches soñé con hacerte el amor. Nadie en la tierra ha odiado el amanecer como yo. Era como regresar a una realidad en la que no pude entregarme a ti, ni tú a mí. — se sinceró.
— Pero nos acabamos de entregar el uno al otro y todavía queda mucho para el amanecer. ¿Tienes fuerzas para repetirlo de nuevo? — le sonrió pícara.
Harry le devolvió la sonrisa llena de deleite y esta vez fue Ginny quien se puso encima de él, que ya estaba duro como una piedra. Ambos seguían bajo la capa de invisibilidad.