Chapter Text
“Cherry me dijo que debía haber hecho esto hace años los primeros años yendo a la terapia que me hizo hacer Price, sección tras sección ignorando esta tarea bajo el cajón de mi escritorio junto a tu diario gastado de todas las veces que lo abría en noches donde las pesadillas se volvían insoportables, decía que debía dejarte ir, que debía darte un cierre a ti Johnny.
Si, tiene razón, debí haberlo hecho, pero no quise. Solo espero que no haya sido demasiado tarde o demasiado cobarde.
Desde que te fuiste ha pasado tanto Johnny, sin importar cuantos soldados se hayan unido a la 1.4.1, nadie pudo llenar completamente ese espacio que dejaste vació. Price, Gaz y yo seguimos, los terroristas no se detienen por un hombre menos, pero, las noches de bar no se sentían iguales con tu voz ebria marcada por tu acento, las lineas de comunicación en las misiones eran tan calladas que deje de disfrutarlas, tu olor en todos los lugares que estuviste se esfumo para siempre dejando un rastro de soledad. Los primeros meses el grupo se tambaleo como una silla sin una pierna, sino fuera por Laswell que nos hizo sacar la cabeza del culo la 1.4.1 no hubiera llegado hasta donde esta.
El capitán debe de estar contigo lo mas seguro, ese viejo alfa siempre fue duro, nada lo detuvo hasta que recibió un disparo en la rodilla que lo jodió lo suficiente para que le dieran la baja honorifica yéndose a vivir con su esposo Nikolai a un lugar bonito en las afueras de Inglaterra. Años de lucha en la milicia no fue capaz de alcanzarlo pero como dicen la muerte jamás pierde, al final de su vida, nunca había visto a un hombre en su lecho de muerte con tanta tranquilidad cuando dijo;
“MacTavish ya no se sentirá tan solo”.
Luego de que me dijo eso la ultima visita que le hice, los pocos días el viejo se fue con la muerte mas calmada y tranquila, nunca había visto a Laswell romperse por perder a alguien como fue con Price. Nikolai lloro, si que lo hizo, pero sabia que su John no estaría solo y perdido. Nunca pude evitar sentir algo de envidia de Nikolai.
Gaz creció, el muchacho lo hizo, subió el escalafón hasta llegar a ser capitán siguiendo con la 1.4.1, él lleno al grupo con mas miembro, incluso, tu sobrina llego a ingresar allí. El brillo que tenias cuando volabas mierdas por los aires lo heredo ella. Gaz se casó con un buena mujer beta, una enfermera del cuartel, es muy agradable y la boda fue encantadora, fui el padrino de Gaz, a pesar que no dijo nada sabia que él hubiera querido que tu estuvieras allí Johnny.
Si lleve tu diario entre unos de los bolsillo de mi traje como una pequeña presencia de ti allí, quedara entre tu y yo.
También tuvieron un niño, un pequeño beta que se convirtió en mi sobrino, el pequeño John, la mujer de Gaz jamás lo cuestiono por su decisión de ese nombre, quizás nunca te conoció pero entendía el hueco que dejaste en nosotros como para tomar esa decisión tan importante.
Alejandro y Rudy, esos dos esposos, no pudieron venir a tu funeral pero cada año los dos volaban de México a Escocia a celebrar tu aniversario de muerte con nosotros, sentarnos en algunas taberna en Glasgow a beber cerveza y a recordar los viejos tiempos.
Cada año de tu aniversario, tu madre, Elena, se sentaba a mi lado en aquellas misas que tu familia organizaba, tan dulce y tranquila, los primeros dos años fue una lucha poderla ver a los ojos, los mismos ojos que tu llevabas, al tercero todo eso se rompió simplemente diciendo que no me odiaba y que estaba feliz de saber que eras tan amado como tu me querías a mi, su abrazo con olor a girasoles jamas podre olvidar. Si llore detrás de esa iglesia, solo quedara entre las viejas estatuas de mármol y yo.
Todos pudieron seguir, hicieron sus vidas como debía ser, en cambio yo, viví sin seguir lo que hubieras querido para mi.
No pensé que llegaría a este punto de mi vida, mierda, incluso idealice que moriría en el campo de batalla pudriéndome entre otros cadáveres de enemigos y aliados volviéndome un amalgama para el deleite de la muerte. Impresionante mente no fue así Johnny, después de que te fuiste no importa cuantas misiones suicidas fuera, la muerte no me observo en ningún momento.
Luego de tu muerte fueron semanas donde las pesadillas de tu muerte se agregaron a las de mi familia, se que hubieras deseado no verme llorar por ti que siguiera pero ¿Cómo se hace? ¿Cómo se vive sin ti?.
Nunca quise buscar a un pareja, lo que querías que tuviera, un bonito omega que me espere en casa, pero, todos los omegas no eran tu, sus olores demasiado dulces empalagan mis papilas gustativas y sus suaves y pequeños cuerpos eran todos incorrectos, no había músculos, no había heridas de bala o cuchillos, no había nada que llamara mi atención, mi lobo parecía no reaccionar a los encantos de un omega aunque hubiera aparecido frente a mi esa pareja destinada que las abuelas cuentan para llenar la cabeza de los jóvenes cachorros de esperanzas.
Las misiones siguientes de tu muerte me hacia desear que ese fuera la ultima, me convencía que no había nada que me esperara en la base, que no estarías tu para recibirme con una sonrisa que hacia olvidarme cada dolor muscular y fatiga. No creo en Dios, pero solo verte en esos momentos tan etéreo mis piernas flaqueaban alabando poderte ver.
La bala que guardaba para mi siempre pesaba en mi equipo.
No importa la cantidad de veces que hubiera bailado por el filo de la muerte, siempre volvía, siempre despertaba. Las primeras veces lo atribuí a suerte (¿o desgracia?), las demás que siguieron me hizo darme cuenta que solamente podías ser tu, que no deseabas tan pronto contigo, debía viviera, y lo hice Johnny, no como tu hubieras querido pero lo hice.
Momentos como estos no arrepiento de haber vigilado ese edificio, sino, no haberte dicho lo que sentía, si lo hubiera hecho, probablemente seguirías aquí conmigo, porque si, soy un hombre egoísta. Simplemente nos hubiéramos jubilado en alguna casa de las campiñas de las Tierras altas, te hubiera tenido en nuestra cama bien protegido y cuidado lejos de toda la guerra y burocracia.
Hasta entonces cargare con tu esqueleto en el armario como una penitencia por mi pecado, y solo así, podre verte nuevamente.”
Quitando la capa de hojas secas de la temporada otoñal rebelo el nombre que sin importar cuantas veces lo lea su corazón se vuelve a romper y reconstruir de manera incorrecta con todos los lados afilados hacia afuera.
John MacTavish
Héroe de guerra
Hijo, hermano, tío y amigo querido.
Colocando unas nuevas flores en el altar junto a su carta sellada, los muertos no leen, solo esperaba que Johnny desobedeciera esa regla. Soltando un resoplido cansado al levantarse; ya hace algunos años se retiro, la edad fue la única razón para tomar esa decisión. Viviendo en Escocia, ya no encontró ninguna razón para quedarse en Manchester (Ni tampoco para estar en Glasgow) levantando su propia granja se dedico a hacer una vida rodeado de vacas, gallinas, verduras y demás, teniendo solo a una pareja de de vecinos a unas 2 kilómetros de distancia.
Ya no era joven, los años le pasan factura a los mejores. Algunas cicatrices mas y un hombro jodido ahora lo acompañan en su viejo cuerpo.
-Teniente...-.
-Ya deje ese titulo hace tiempo Gaz, o bueno Capitán Garrick-.
Escuchando como unos pasos se acercaron arrastrando las hojas secas, no necesitaba voltear a ver al otro alfa, la cara morena madura lo observo atentamente, acentuada con una barba y ojos mas sabios lo observaron debajo del gorro de pescador, dejo que Gaz adoptara algunos gustos que el capitán tenia por esas mierdas que llevaba Price consigo. A pesar de mirarlo, no dijo nada dejando que el ambiente se llenara de un agradable silencio del viendo arrastra las hojas.
-Viniste mucho mas antes de lo normal este año- Finalmente hablo Gaz dejando las flores que él trajo para la tumba del quien fue su mejor amigo-.
-Quería...Quería hacer algo- Musillo caminando hacia unos de los bancos de metal cerca de la tumba seguido poco después por Gaz-.
No hubo necesidad de mucha explicación de que haría, inevitablemente el sobre sellado con cerra a un lado de las flores hablo mucho, podía decirse que Gaz estaba feliz, no solamente la terapeuta de Ghost insistió con cuidado para que Ghost decidiera sacar esto de su sistema luego de evitarlo durante estas ultimas décadas.
Sentados en medio del frió de otoño, los dos fueron felices en silencio agradecidos por la compañía del otro, no son mejores amigos quien se pasaban mensajes todos los días, pero el uno al otro podían confiar sus seis.
El sonido de tela hizo que Simon desviara un poco la mirada viendo como Kyle sacaba dos puros de algunos de los bolsillos de su saco. Cuando le extienden uno miro entre el puro y Gaz alzando una ceja, con un simple movimiento de levantar los hombros por parte del moreno hizo que pusiera los ojos en blanco tomándolo, maldita sea Price ¿Qué tantos puros fumaste alrededor del chico?
Sacando un encendedor propio, poso el puro entre sus labios dejando sus manos libres para encender el otro extremo cubriendo la llama del viento frió de esa mañana, el noticiero no previene lluvias hasta entre dos días mas o menos. Llenándose los pulmones de humo terroso dejándolo estar antes de expulsarlo dejándolo perder el viento, olía a nostalgia. Un buen puro cubano; el material, sabor y olores marcaban en las casillas correctas, pensando en como sabia como era un puro malo y buen le saco un resoplido divertido, esta bien, supongo que Gaz no fue el único que Price le pego algunas manías.
Tomando otra calado viendo por encima de la cereza de fuego encendido en el otro extremo, la carta en la tumba de Johnny sin importa el viento, se mantuvo allí inmutable ante la adversidad.
Parado debajo de la lluvia sosteniendo el paraguas evitando que su mujer y él se mojen, ya ha esta edad dicen que asistes mas a funerales que ha bodas tiene complemente la razón que lo haya dicho.
Hasta los hombres mas fuertes son finalmente alcanzado por la muerte, ni siquiera a quien en un pasado era considera como la muerte misma en el campo de batalla.
Simon Riley
Amigo querido
Solo eso decoraba la placa de su tumba recién puesta frente a un montículo de tierra removido donde ahora esta su ataúd, el no tener ninguna familia con vida y ser un hombre muerto le daba pocas opciones a Gaz. Soltando un suspiro, es fuerte saber que era el único vivo del equipo original, el equipo de 4 hombres que fue la 1.4.1 quedo con solo él. En algún momento se encontrara con ellos siendo los 4 hombres nuevamente, hasta entonces, viviría para su mujer, para su hijo John, para si mismo y también para ellos.
-¿Crees que se encontraran?-.
La voz de su mujer lo saco de sus pensamientos girando la mirada hacia donde estaba mirando ella, por supuesto que no era la tumba de su antiguo teniente, las letras viejas en la placa le devolvieron la mirada, John MacTavish.
Si, aunque Simon no lo hubiera dicho, fue enterrado alado de Soap.
-Si...Estoy seguro que si...-.
Su cuerpo se sentía tanta paz, como si volviera a ser joven. No existía ninguna preocupación en su mente, solo un blanco puro sin manchas, muy cegador.
Abriendo los ojos lentamente un cielo claro ni ninguna nube lo miro directamente, solo azul brillante. Empujando su cuerpo hacia adelante sentándose, observándose vestido de una camisa blanca al igual que unos pantalones, la tela es tan suave al tacto, y mucho mas joven como cuando estaba a sus 30 años, sus pies descalzos sintieron la superficie de tierra finalmente viendo que estaba en prado amplio lleno de pasto verde brillante y flores de amapolas dulces e inocente decorado varios sectores, no importa que tanto mirara no existía un final.
El viento cálido soplo el campo, la hierba y flores en un vaivén lento, su cuerpo volvió a caer hacia atrás sin fuerzas observando el amplio azul y las hierba que observaba en su campo de visión.
Había muerto, lo sabia.
Como también sabia que Johnny no estaba allí, no lo espero.
La húmeda de sus ojos resbalo por sus mejillas deslizándose por sus cienes hasta perderse en la tierra de abajo de su cuerpo sin evitar reprimir un sollozo, su padre estaría cabreado de verlo tan llorón, Cherry dijo que estaba bien sentir, y por supuesto que valía la pena sentir por Johnny, su Johnny. Sintiendo que algo se acercaba no sintió miedo, no sintió el huir o lucha, solo se quedo allí. El viento se detuvo cuando una figura se ergio sobre él cubierto con una suave luz con todas las medidas correctas con marcas de balas y cuchillo donde debía estar, la figura se inclino con unos ojos azules grisaseos y una sonrisa que lleno su pecho de calidez y vida.
Cuando el olor a bosque, pólvora y fuego le llenaron los pulmones supo que ahora estaba en paz.