Chapter Text
—Gonza'
—¿Sí?
—Rífate y pide unos submarinos y un helado de limón.
El argentino suspiró para mirar a su omega que comía a cucharadas la cajeta que apenas habían comprado ayer.
Biza ya se esperaba que el embarazo fuera así, con Hassan comiendo y mezclando ingredientes que daban como resultado comidas raras mientras su vientre crecía más y más.
Pero algo que lo tomó desprevenido fue ver al omega tan preocupado por el bebé que crecía dentro de él, siempre había sido muy relajado con asuntos serios, así que le sorprendió cuando Emilio rompió en llanto frente a él en una ocasión por miedo a ser padre y pensar que apenas estuviera fuera de él, tendría que cuidarlo del mundo exterior.
Ese miedo aún no se había ido, había disminuido, y sinceramente ayudó mucho que el alfa estuviera direccionando toda su atención a su omega para calmar ese miedo que él también compartía, cuidar a una nueva vida sería una tarea difícil, pero ambos lo deseaban.
—Está bien— Desbloqueó su celular y vio la hora —No falta mucho para que llegue la fotógrafa.
Hassan no quería una sesión de fotos de paternidad, pero su madre lo había obligado porque quería colgar una foto suya en la pared.
"Estará al lado de las caritas de mi nietecito" Había dicho, y el chico no pudo negarse a la petición de su madre, así que habían contratado a alguien para hacer algunas en casa con una escenografía montada ya que era mucho más cómodo.
Justo cuando el argentino terminó de pedir por Uber Eats el timbre de la casa sonó, Biza se puso de pie con la intención de recibir a la chica.
La mujer entró con maletas y con los guardaespaldas que se encargaban de cuidar la entrada de la casa —seguridad por parte del canelo— mientras la fotógrafa dejaba sus bolsas sobre el suelo.
—¡Buenas tardes! Soy Alicia, un gusto— El alfa se acercó para darle la mano a la omega en forma de saludo.
—Llámame Gonzalo
—Buenas, soy Hassan— El chico lamió la cuchara aun sentado en el sofá antes de agregar —Perdona que no me pare, pero con este chamaco de acá apenas tengo pa' soportarme.
La chica soltó una pequeña risa —¡No te preocupes! Un placer conocerlos, me alegra que Saúl me haya recomendado con ustedes.
La verdad es que la chica era la preferida del boxeador, era discreta y amable, no era imprudente aun cuando trabajaba con artistas, los trataba como el resto de los clientes y su trabajo era increíble, ella había sido la encargada del gran cuadro que el pelirrojo tenía colgado en su sala con orgullo de su boda con Neymar Jr.
—¿Gustas que ayude?
—No te preocupes, estoy bien así.
Después de un rato de platica y organización del pequeño escenario que consistía en una lona de color azul claro, Hassan tuvo que abandonar su lugar para ponerse de pie e ir hasta el escenario mientras Biza salía para recibir sus compras, aunque al parecer no había helado en ese momento y salió decidido a conseguir lo que su omega quería.
—¿Puedo hacer huevos con la mano? — No quería las típicas fotos de embarazo tocando su vientre, aparte, si su mamá había dicho que iba a colgar su foto entonces posaría a su manera.
La mujer soltó una risa mientras revisaba su cámara —Claro, como gustes— Dio un vistazo al chico que ya estaba sentado cómodamente en el banco, su vientre apenas y resaltaba entre su ropa tan holgada —¿Cuántos meses tienes ya?
—Me dijeron las semanas, pero yo nunca he sabido calcular esa madre, aún le falta según yo.
Alicia no se sorprendía de que quien llevara el registro, datos y tiempo del embarazo fuera el alfa, se veía tan atento que estaba segura de que iba a desmayarse o preocuparse más llegada la hora del alumbramiento.
—Estaría bien cagado que se le ocurriera nacer ahorita— El omega soltó una risita junto con la chica.
—¿Listo? — El mexicano asintió mientras se acomodaba mejor en el banco y la chica se acercaba con su cámara.
Después de algunas fotos de cerca donde el omega se ponía de perfil reflejando la curva de su estómago levemente por encima de la tela mientras hacía señas obscenas con las manos en forma de venganza por verse obligado a la sesión de fotos, Alicia decidió que sería buena idea tener algunas de cuerpo completo de él solo y junto a Gonzalo.
—Con cuidado— Se acercó para tomar su mano y ayudarlo a pararse, el rostro relajado de Hassan cambió de golpe.
—Espera
—¿Sucede algo? — El mexicano bajó la mirada, la chica imitó su acción y pudo ver el pantalón holgado del omega mojar la tela cada vez más.
La puerta de la casa se abrió —Llegué, perdón por tardar, pero tuve que ir por el helado hasta la Aurrera más cercana.
Cuando Biza alzó la mirada los dos omegas del lugar ya lo veían fijamente —¿Qué pasa?
Hassan apretó los labios antes de hablar —La salé.
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Antes de tener a su hijo Biza podría haber dicho que el dolor más fuerte que había experimentado había sido cuando recibía sin querer golpes en su entrepierna que lo hacía ver estrellas del dolor, pero no se comparaba al fuerte agarre en su mano que su omega ejerció para mantenerlo prisionero cerca de él mientras pujaba.
Aun así, ese apretón de manos que dejó una marca que no se quitaría sino después de días había valido la pena en cuanto ambos escucharon el llanto de su bebé apenas llegó a este mundo, el alfa había apretado los ojos para no llorar mientras Hassan solo pudo suspirar aliviado y recargaba su cabeza en la camilla mientras escuchaba a los doctores hablar entre ellos con el sollozo de su pequeño de fondo.
Habían sido días tan dulces y hermosos, recordarlos era como un sueño.
El grito de un bebé hizo que se removiera entre las sábanas, al parecer su hijo se había despertado en la madrugada.
—Safo
Julián gimió lastimero mientras sentía como el mexicano dejaba de abrazarlo para que pudiera ir a ver a su pequeño.
—Y apúrale porque si junior escucha a su hermano llorar se va a despertar también.
El argentino suspiró y rápidamente se sentó en la cama mientras se ponía sus pantuflas —Tampoco quiero escuchar que Saúl mañana nos reproche que no pudo dormir y no quiera ir al cole.
Su hijo mayor había heredado el mismo amor por el sueño como Emilio, todas las mañanas era una batalla despertarlo.
Julián se puso de pie y fue directo hacia el cuarto de su hijo más pequeño, quien al ver luz en la entrada de su cuarto se calmó —¿Qué pasó Lio? — Se acercó para sacar a su bebé de la cuna y ponerlo contra su pecho —¿Qué le hicieron a mi pequeño que lo despertó?
Aun con sus ojos pesados y cansados, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver como su pequeño hijo se aferraba a él con fuerza mientras sus ojos poco a poco se iban cerrado de nuevo.
Cuando estuvo completamente dormido, Gonzalo lo volvió a acomodar en su cama tapándolo con su cobijita, encendiendo la lámpara de luces con figuras de lunas y estrellas que se reflejaban en el techo.
Cuando salió hacia el pasillo vio como Hassan también regresaba a su habitación.
—Fui al baño— Habló en un susurro bajito mientras le sonreía al alfa de su vida, quien se acercó hasta él para dejar un beso en su mejilla mientras lo abrazaba por la cintura.
El mexicano soltó una pequeña risa que apenas el alfa pudo escuchar mientras caminaban hasta la cama matrimonial que compartían.
—¿Querés aprovechar el tiempo a solas que por fin tenemos?
Hassan dejó un beso sobre su mejilla mientras jalaba al argentino de la camisa y se tiraba sin más contra el colchón —Jalo.
Pero no pudieron pasar de besos antes de que ambos se quedarán dormidos, abrazándose uno contra el otro, Biza no se quejaba, amaba revivir su historia de amor con Hassan todas las noches, reproduciendo sus recuerdos una y otra vez en sueños.
Podía dormir tranquilo sabiendo que aún conservaba la hoja de papel de un pequeño cuaderno donde estaba el nombre artístico y el número de aquel entonces del que sería el amor de toda su vida, estaba a salvo, atorado justo en el marco de la fotografía familiar que tenían colgada en la sala.