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Pócima del amor

Chapter 5: Ah... que bonita noche, ¿no les parece?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Debido a que los guardias perseguían a Suigetsu, tuvieron que resignarse a dormir de nuevo al aire libre, no sin antes escuchar las quejas de Konohamaru y que le diera al albino un coscorrón en la cabeza con una cuchara durante la cena. No dejó de farfullar su indignación y sirvió el estofado de venado con una expresión contenida, pero el enojo le duro hasta que comenzaron a halagarlo por el sabor de la cena, no le quedó de otra más que sonreír con el ego inflado hasta los cielos, con cara de: ¿Qué harían sin mi?

Nadie mencionaba respecto a la pócima en Sakura para no abrumarla, parecía absorta en sus pensamientos, más de una vez casi se le cae el trozo de carne al suelo salvado por el cuenco de Sasuke, que volteaba a ella con burla y le decía: «cuida donde tienes tu cabeza, princesa», la pelirrosa reaccionaba y formaba un puchero de indignación.

—Cómo no va a aceptar que le gusta Sasuke si él la trata así —murmuró para sí Konohamaru mientras terminaba de devorar su porción, y Karin que escuchaba negaba con la cabeza sin dejar de sonreír divertida.

Al día siguiente decidieron regresar al País del Fuego. Sasuke y Shikamaru bajaron al pueblo por provisiones y no regresaron hasta la noche, cerca de la hora de la cena. La mayor parte del día Sakura se la pasó sentada en el barranco, observando con desaliento el camino por donde se fueron, a espera que regresaran pronto.

Soltaba suspiros pensando en sus propios sentimientos, ¿quería a Sasuke? Por más que se reimplantaba esa cuestión, su pecho se contraía y pensaba en todas las cosas que pasaron juntos. Sobre todo, el hecho de que él permaneció a su lado cuando la encontró deambulando sola en el bosque después de que Sai le ayudara a escapar en el castillo. Aunque al principio Sasuke se negaba a acompañarla y refunfuñaba todo el tiempo, accedió guiarla a casa del monje.

El camino no fue fácil a partir de ahí y a medida que el grupo aumentaba con la búsqueda de los dragones, amenaza tras amenaza él la protegía del peligro, incluso amortiguo la caía del acantilado cuando fueron acorralados por los soldados del Fuego.

Él ha hecho muchas cosas por ella... le mostró su gentileza y amabilidad tras sus tonos grutescos y burlones, divirtiéndose a costa suya, pero... con esa sonrisa de lado que le robaba el aliento sin darse cuenta.

Cuando se dio cuenta de sus pensamientos, la mancha borrosa de Sasuke y Shikamaru fueron una imagen más oscura de la que rodeaba el camino con la noche sobre ellos. Se levantó de un salto y corrió a ellos con alegría, su reacción fue más divertida tomando en cuenta la apariencia que tenía.

—¿Ves? Solamente le falta un empujoncito —les decía Suigetsu cerca de la fogata después de observar a Sakura reunirse con los chicos.

Del otro lado, Konohamaru le miraba con ojos entrecerrados.

—Oh, no. Ya hicieron su tontería antes.

—Odio decir esto, pero —intervino Karin con desagrado— estoy de acuerdo con Suigetsu. Sakura ya se ha dado cuenta, pero no quiere aceptarlo.

Konohamaru le envió una expresión de incredulidad.

—¿Qué dices? Nunca pensé oírlo de ti.

La pelirroja entornó los ojos.

—Yo digo que hagamos que duerman en la misma tienda, hace tiempo que no pasan tiempo solos —alegó Naruto entusiasmado uniéndose a la conversación junto a Neji.

Inmediatamente Suigetsu se sobresaltó.

—¡No! Es muy peligroso dejarlos juntos. Sasuke...

—... Sería incapaz de hacerle algo indebido —retribuyó Konohamaru amenazándolos con la mirada llena de reproche sin dejar de mover con el cucharon el estofado de mapache—. Antes de que todos nosotros nos conociéramos, ellos acampaban en el bosque solos y obviamente debían dormir juntos, ¿Qué no? Ahora no lo hacen porque Karin duerme junto a Sakura en una tienda. Mendigo malpensado —acusó.

Suigetsu intentó decir algo que valiera, pero entendió el punto.

Discutieron la estrategia en cuchicheos y se acallaron cuando el trío regreso.

Particularmente Sakura estuvo con aires pensativos y no dejaba de mirar a Sasuke, que cuando sentía de una mirada pesada giraba en dirección a la pelirrosa y esta se hacía la desentendida. Al final el joven se encogía de hombros y lo dejaba pasar murmurando que se golpearía de nuevo por estar alucinando cosas sin sentido.

Los demás retenían mirada de incredulidad y esperaron entusiasmados a que la cena transcurriera normalmente, como niños ansiosos por cometer su travesura. Entonces, cuando terminaron de comer y recoger los utensilios en un ambiente ligero, Karin fingió caerse en la hierba seca con aires delirantes, gimiendo y moviéndose de un lado a otro. Se le daba muy bien la actuación.

—¡Oh, veo todo doble! —exclamaba dramática llevándose una mano a la frente.

Konohamaru se acercó con aires de fingida atención. Todos se giraron a ellos y la miraron preocupados —en el caso de Sasuke, Sakura y Shikamaru que no tenían ni idea de nada—. Observaron cómo cerraba los ojos y se quedaba quieta.

—Tiene un poco de calentura —dijo Konohamaru como excusa tocándole la frente—. Le daré un remedio.

De ahí su plan comenzó a marchar. El chico mandó a Karin a dormir en una de las tiendas que Neji se encargó de montar con ayuda de Naruto, preparó el remedio con sus hierbas medicinales y se lo llevó. Todo ante la atenta mirada de los demás que estaban de pie cerca de ahí, Sakura realmente estaba preocupaba y le preguntaba a cada rato por Karin.

—Debe estar bien por la mañana, pero tendré que quedarme con ella en la noche por si la medicina no funciona —alegó el chico fingiendo pensarlo seriamente. Luego miró a Sakura con disculpa—. Tendrás que dormir en la otra tienda.

—Oh —soltó la pelirrosa con su vocecita—. No hay problema, espero que se mejore.

Luego giró los ojos a la otra tienda, y después se preguntó...

—¡Ah, será mejor dormir ya! —se escuchó casualmente a Naruto. 

En un parpadeó, Sakura ni siquiera notó como los demás se acomodaban cerca de las tiendas para dormir, fue la única que se quedó de pie mirándolos con los ojos muy abiertos. Shikamaru se había tirado cerca de la fogata en busca de calor, Neji se tendió a su lado junto con Aoi y Naruto buscó un hueco cerca del árbol dónde Sasuke se apoyó con su gran arma, y Suigetsu se quedó sentando a un lado de la entrada de la otra tienda con cara de circunstancia.

La pelirrosa vio su tienda y luego dirigió la vista al frente.

—¿Sakura? Será mejor que vayas a dormir —dijo Konohamaru asomando su cabeza en la tienda, entonces reparó que Sasuke se acomodaba en el tronco y le lanzó una mirada entrecerrada—. ¿Qué crees que haces, Bestia Carmesí?

Sasuke enarcó una ceja a su dirección.

—¿Intentar dormir?

—¿Y por qué no te veo dentro de la otra tienda? —preguntó.

Los ojos negros de Sasuke se viraron a otro lado, suspirando con cansancio.

—Pienso que la princesa debería aprovechar la ocasión para dormir cómodamente sola, hace mucho que no lo hace —se excusó vagamente.

Sakura quería estar de acuerdo con ello. Ingenuamente pensó que él iría con ella como antes lo hacía. Hasta ahora lo había visto natural, pero...

—¿Acaso piensas dejarla a merced de los osos? —inquirió Konohamaru astutamente.

—¿¡Dijiste osos!? —exclamó Sakura con ojos abiertos.

Pero su rostro no detonó miedo, más bien, parecía emocionada. Corrió hasta su arco apoyada cerca del equipaje. Entonces, antes de que pudiera tomarlo, Sasuke apareció por detrás para arrebatarle el arma, ella se giró a él soltando un lamento y frunció el ceñó molesta.

—¡Sasuke-kun, dame mi arco!

—Con este tamaño no tendrás la fuerza necesaria para sostenerlo y apuntar bien —repuso con seguridad y luego soltó un largo suspiro—. Princesa, ¿no te das cuenta de que ahora es imposible?

—Yo cazaré un oso a como dé lugar, ¡y no me detendrás!

Entornó sus ojos negros. Escuchó de fondo las contenidas risas de sus amigos, como sospecho, esto fue planeado de alguna forma. No podía hacer más que tragarse sus gruñidos y terminar accediendo, de alguna u otra forma ellos encontrarían la manera de liarlos de nuevo.

Hizo una seña.

—Cómo digas, ahora sé obediente y entra a la tienda. Iré contigo para cuidar que no te escapes a cazar a los osos, eres un potencial peligro para ellos.

Sakura estaba más envuelta en refunfuñar que ignoró la sensación de su pecho. Se metió a la tienda con un puchero seguido de Sasuke sin ver como sus amigos sonreían entre sí, victoriosos de que su plan haya sido un éxito.

—¡Lo logramos! —murmuró extasiada Karin asomándose a un lado del castaño.

Del otro lado, Shikamaru les lanzó una mirada petulante.

—¿No estabas enferma?

Karin le sonrió de forma socarrona.

—Estaba, Shikamaru, estaba.



Al pasar los minutos, Sakura se dio cuenta de la trampa mortal en la que había caído. Tener a un lado a Sasuke, o más bien mirando su espalda no le ayudaba mucho a tranquilizarse. Ya no podía salir a renegar porque todos estaban durmiendo y no quería molestar a Karin, ella se sentía mal después de todo.

Podía soportar una noche durmiendo en la misma tienda que Sasuke...

... O tal vez no.

Le dio la espalda también, observando el punto de la tela con aburrimiento y luego volvió a moverse para enfocar su mirada a la espalda del chico, desde ahí parecía grande y sus hombros anchos fácilmente podían cubrirla en un abrazo. ¿Cuándo Sasuke la a abrazado si no es para protección o por que estuviera conmocionado de verla a salvo?

Estiró la mano para tocarla y fue cuando escuchó su voz ronca.

—¿Qué estás haciendo, princesa?

—N-Nada —dijo retirando su mano para ceñirse más a la sábana.

Sasuke se giró para quedar frente a ella con el mayor espacio posible que la tienda le permitía. La miró fijamente a los ojos tratando de infundirle tranquilidad, pero lo cierto es que el efecto era contrario: la ponía más nerviosa.

—¿La emoción de cazar osos a media noche no te deja dormir?

La chica formó un puchero y se cubrió la cabeza con la sábana. Debía admitirlo: los chistes burlones de Sasuke le hacían enojar y luego, tras otra palabra la tranquilizaba y sonreía como boba. Ahora mismo lo estaba haciendo.

—Si te sirve de consuelo, cuando regreses a la normalidad puedo ayudarte a cazar osos —dijo Sasuke llevándose las manos detrás de la nuca como almohada para mirar arriba con aires pensativos.

—Si es que regreso a la normalidad algún día.

Los ojos oscuros de Sasuke se enfocaron en el bulto que se hacía ovillo. Entrecerró su mirada y jaló de golpe la sábana revelando así los ojos llorosos de la chica, en ese instante deseó con todas sus fuerzas golpear a Suigetsu y Naruto por haberla metido en este embrollo. Estiró su mano para acariciarle la cabeza tratando de infundirle paz.

—Volverás a tu apariencia real. Solamente tienes que admitir estar enamorada de... quién sea que estés enamorada y asunto arreglado. ¿Ves lo sencillo que es? —reparó con un tono ligero.

Sakura se encogió más y le lanzó una mirada desesperante, como si quisiera hablar con los ojos expresando su sentir.

—Claro, para ti es fácil decirlo porque no pasas una situación similar y no tienes a la persona que quieres frente a ti.

Se hizo el repentino silencio, uno en el que Sasuke aguanto la respiración y la misma Sakura se dio cuenta de su confesión indirecta. Se puso toda roja y cuando abrió la boca para decir algo, su cuerpo fue rodeado por un ¡puf! Amortiguado por la tienda y el humo resaltó a su alrededor con movimientos danzantes.

Cuando Sasuke agitó su mano y dispersó el humo, se dio cuenta de que Sakura ahora estaba cubriendo el rostro con sus manos totalmente avergonzada. Se percató que había vuelto a su apariencia normal al fijarse en su cabello corto y sus manos. Quedó con la mano al aire, sin saber muy bien como reaccionar.

Tanto tiempo haber evitado esto...

Reprimió su mano, y luego la estiró a ella tratando de separar sus manos.

—Princesa...

—No me veas. Sal de aquí —dijo con voz amortiguada.

—Imposible, estoy cuidando que no caces osos indefensos y hagas una alfombra con ellos.

Tuvo éxito, pero cuando el rostro de Sakura se descubrió, tenía los ojos muy cerrados. Le permitió ver sus fracciones de las cuales se había privado desde hace una semana, recordando cada gesto que hacía con ellos. Sin pensarlo, sonrió para sí con cierta dulzura de la que no era realmente consciente.

—Abre los ojos.

—No lo haré, ya te dije que te fueras.

—Si no lo haces te perderás de lo que haré.

Sakura se sobresaltó cuando sintió la mano de Sasuke tocar su mejilla, se obligó a abrir los ojos y mirar fijamente a los de Sasuke, dos esferas negras e intentas que se acercaban cada vez más a ella. No tuvo que hacer más, no puso resistencia ni tampoco se inventó excusas, llevó sus manos a su pecho y las dejó ahí, también acercándose a él.

Los labios de Sasuke rozaron delicadamente los suyos y sintió su corazón latir mil por hora, la sangre acumulándose en sus mejillas y el hormigueo en el estómago. El aliento de Sasuke era tan cálido y embriagante que se perdió en ellos al principio.

Se veía tan cerca, con sus labios a presionar los suyos y...

—Ah... que bonita noche, ¿no les parece?

La voz de Suigetsu interrumpió, sobresaltándolos. Giraron sus rostros y ahí estaba él asomándose en la entrada con una sonrisa socarrona, mirándolos de hito a hito como si no estuviese en medio de un momento inoportuno.

Sakura reaccionó y se acurrucó con Sasuke escondiendo su rostro en el pecho evitando que el albino lo mirara, incluso se cubrió con la sábana por la vergüenza que sentía en ese momento, por otro lado, el azabache se llevó una mano al rostro y apretó los dientes gruñendo con impaciencia asesina.

Era seguro que desayunarían estofado de Víbora Albina.

Lo último que los demás se escucharon, fue el grito de lamento y dolor que profirió Suigetsu a manos de Sasuke.



—¡Si serás idiota! —decía Konohamaru a la mañana siguiente poniéndole a Suigetsu los ungüentos con fuerza excesiva—. Mira que siendo el mal tercio.

—¡Oye, duele, duele! —se quejaba con cara de sufrimiento.

—Eso te pasa por andar interrumpiendo momentos que no deben ser interrumpidos —concluyó Karin a su lado mirándolo con ojos asesinos.

Naruto no paraba de reírse de su desgracia, Shikamaru parecía divertido y Neji no hacía más que mirar el sendero del bosque con esmero. Se levantó de un salto cuando vio las dos figuras emerger de la naturaleza. Sasuke y Sakura venían platicando entre sí, habían ido al río en busca de agua. La chica hablaba con entusiasmo ya que traía un pato en su mano y él prestando atención a todo lo que le decía sin dejar de burlarse de ella en los momentos necesarios.

Cuando llegaron, Sakura se adelantó extendiendo el animal para que el chico-autoproclamado apuesto lo viera.

—No es un oso, pero cacé un pato para el desayuno.

—¡Es perfecto, Sakura! —alegó emocionado Konohamaru desatendiendo al albino—. Lo haré de inmediato, ¿me ayudas a degollarlo?

—¡Sí! —Sakura parecía de buen humor ya que había regresado a su cuerpo normal.

Sasuke llegó apoyándose de su arma y le lanzó una sonrisa burlona a Suigetsu que se miraba con dolor sus moretones. Karin incluso se negó a ayudarlo y se hizo la desentendida.

—Alégrate, no desayunaremos Víbora —comentó burlón.

Suigetsu lo miró con ojos asesinos y movió la cabeza, indignado.

Lección número uno en el libro de supervivencia de Suigetsu: no interrumpir JAMÁS a Sasuke y Sakura cuando intenten darse un beso (por más divertido que sea).  

Notes:

Y esto ha sido el final de estos mini-oneshot. Me divertí mucho escribiéndolos, especialmente en este tipo de ambiente, una Sakura intentando negar sus sentimientos y el Sasuke alucinando con escuchar cosas.

Nos leemos pronto.

Alela-chan fuera.