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Había obedecido las órdenes de su nuevo "amo" dirigiendose hacia el pabellón dorado. Se sentía algo incómodo pues aquel lugar no era uno en el que merecería estar y tampoco por la forma en la que lucía ahora. Sentía como la sangre se deslizaba a través de su túnica y escuchaba el sonido del líquido cada vez que la ropa rozaba su piel. Conocía el poder de Zidian y sabía lo que podía causar en él, por lo que en ese momento, necesitaba descansar y recuperar fuerzas. Ahora más que nada extrañaba a los hermanos Wen pero seguramente si alguno lo hubiera visto en ese estado estarían más que preocupados.
-Y justo ahora me pongo a recordar cosas tristes. Creo que también le dije cosas de más al líder Jiang. Sé lo que es perder a tu familia y desear que todo vuelva a ser como antes. Ay.- suspiro.- Quizás sí me merecía los azotes. ¡Pero él también se sobrepasó! Qué es eso de que soy suyo, no soy una espada y creo que a ella la trata mejor. Además, no sé supone que todos ellos fueron compañeros en la juventud. Cómo se dan la espalda de esa maneraaa. ¡Ahhhh! Maldita conciencia.- decía molesto para sí mismo recargándose en una de las paredes.- Me tengo que disculpar, aunque sea antes de irme.
-Oh, no eres tú la hermosa flor del banquete.-decía un hombre en medio del pasillo.
-¿Perdón?- pregunto extrañado ante el comentario.
-Estás sangrando.
-Estoy bien. Solo me castigaron un poco, es todo.
Aquel hombre se acercó a su lado viendo como la sangre ensuciaba la ropa del muchacho.
-Cómo puede el líder de Yunmeng Jiang lastimarte de esa forma.- le dijo, tocando la herida en su espalda.
-¡Ah!
Podría ser solo un roce por encima, pero el dolor era insoportable, apenas podía conservarse de pie, y que alguien más tocara su herida de esa manera...
-No deberías tomarlo a la ligera. Ven, te llevare a que te revisen.
-En verdad, se lo agradezco.- estaba a punto de aceptar, pero de repente recordó las palabras de Jiang Cheng.
"No entres a ningún lugar solo con alguien de este clan"
-Disculpe.- dijo retrocediendo.
-¿Qué ocurre?
-Lo siento. Aprecio su amabilidad, pero...debo volver a mi habitación.
-¿Y por qué viniste aquí en primer lugar?
-¿Eh? Amm... mi amo. Mi amo, me dijo que viniera aquí.
-Viniste a este pabellón para estar con tu amo.
-¿Qué? No, mi amo. Me dijo que viniera para poder descansar.
-Sabes para que se usan estas habitaciones, niño.
No le gustaba como se estaba tornando el ambiente; era demasiado pesado y se sentía en constante amenaza.
-No.- respondió de manera fría.- Y con todo respeto no me interesa. Vine aquí tal y como se me ordeno pero... lamento mucho si le cause molestias.
No considero necesario inclinarse, pues su instinto le decía que lo mejor era retirarse de inmediato. Antes de poder reaccionar, algo terriblemente duro había golpeado contra su herida causándole dolor y dejándolo en el piso.
-No es ninguna molestia. Personalmente me encargare de cuidar tus heridas mi hermosa belleza.
-No me toque.- saco la hebilla de su cabello e intento defenderse aun estando en el piso.
-Parece que tienes un par de juguetes ocultos.- decía tomando la mano del chico, doblándola obligándolo a soltar su arma.
-Ah... "No puedo moverme como quiero. No recordaba que Zidian podía debilitarme por tanto tiempo".
-Solo deja que me ocupe de ti.- le decía intentando besar el cuello del joven.
-Le digo que me deje.
-Porque no vamos primero a la habitación y nos deshacemos de tus juguetes y tu ropa.
-No.- siguió forcejeando, intentando alejarse de aquel hombre pero el dolor en su cuerpo no le permitía pelear lo suficiente.
-Solo sé un buen sirviente y compórtate.-tomo al chico por la cadera y lo levanto. Aunque, siguió resistiéndose a pesar del claro suplicio que sufría a causa de sus heridas.
Yalishan intento patearlo mientras lo cargaba pero era claro que no le hacía nada con los golpes simples que estaba dando. En un punto termino mareándose de tanto movimiento. ¿Sería por la pérdida de sangre?
-Ngh...no quiero ir a ningún lado. ¡Ayúdenme!
Sintió como su boca fue tapada de golpe y con tal fuerza que no podía respirar, intento apartar aquella obstrucción con sus propias manos pero no conseguía liberarse.
-Parece que no entiendes de la forma amable.- le dijo mientras lo arrastraba lejos de la entrada.
Una sirvienta que había permanecido oculta, vio lo que ocurría y se apresuró a informar sobre lo acontecido.
Después de acallar al joven y llevarlo a rastras hasta una de las habitaciones lo obligo a acostarse en la cama y comenzó a despojarlo de la ropa del banquete.
-Mmm...Mhgn...- se quejaba forcejeando intentando apartar la mano de su boca.
-Sí que tienes uñas, verdad.- aventó su rostro contra la tela en la cama dejándolo respirar.
Yalishan no podía recuperar el aire como se debía por lo que empezó a toser y sus ojos comenzaron a llorar por el esfuerzo que estaba haciendo.
-Es un desperdicio que algo tan bonito le pertenezca al líder de Jiang, pero eso siempre ha sido así. No sé cómo le hacen esos bastardos para conseguirse mujeres tan hermosas. Bueno, tu no serás una doncella pero eres bastante útil supongo.
-...- solo podía dedicar una mirada de odio mientras intentaba recuperarse.
-Ya no llores. Pronto te sentirás bien.- tomo nuevamente el rostro del joven y lo obligo a abrir su boca mientras introducía a la fuerza una especie de perla en ella.
Yali sabía que nada que recibiera de ese hombre sería bueno, así que en cuanto sintió el objeto extraño en su boca lo escupió de inmediato.
-No dulzura.- le decía tomado nuevamente la perla e introduciéndola en su boca.- Esto es muy valioso como para que lo tires o quieras vomitarlo.
Para evitar que volviera a rechazarlo tapo su boca y nariz obligándolo a tragársela, a pesar de que el sirviente se resistió por mucho tiempo finalmente cedió y la vio deslizarse por su garganta.
-Muy bien. Ves que no es tan malo si colaboras.
El chico volvió a toser sintiendo como estaba ahogándose con cada bocanada de aire. Nuevamente su boca fue cubierta; pero esta vez con un trozo de tela que intentó sin éxito apartar de él.
-Estoy seguro que tienes una voz hermosa pero por ahora y hasta que aprendas, tendrás que usarla.
-Nghh...Hmphhg...
-Tienes una piel tan bonita. Y ahora ese estúpido te la ha cortado.
Yalishan volvió a resistirse tomando la mano de aquel hombre para que no lo tocara.
Molesto ante su respuesta tomo un talismán y ato las manos de su preciosa flor.
-Solo un poco más y ya veremos si vas a querer seguir resistiéndote.
En el salón del banquete la noche seguía tomando su curso. Ni A-Yao ni Jiang Cheng habían querido mencionar el asunto por lo que tampoco le mencionaron nada a Huaisang por más que preguntara por Yalishan.
Mientras cada uno bebía en su respectiva mesa; la sirvienta entro apresurada pero de forma elegante, intentando no llamar la atención de los demás y pidió permiso a su señor para informarle.
-Creo que algo malo pasa frente al pabellón dorado. Vi a un chico siendo arrastrado hacia otro de los pabellones, no se veía bien. Y, pidió ayuda pero no había nadie más cerca.
-¿Lograste ver cómo era?- pregunto A-Yao, a la joven sirvienta.
-No pude ver claramente mi señor pero... creo que llevaba un ropaje dorado y antes de que se lo llevaran, intento defenderse con esto.- decía entregando la hebilla de mariposa.- creo que lo traía en el cabello.
-Líder Jiang. Podría venir un momento.
No tenía ganas de pelear por algo de nuevo, pero no podía comportarse irresponsablemente frente a una cena formal y mucho menos causar problemas.
-¿Qué sucede?
-Esto se le hace familiar.- pregunto, mostrando el adorno.
-Sí, es la hebilla que traía mi sirviente. Si lo encontraste en el piso, puedes quedártelo.-Respondió mirando a la sirvienta, dio la vuelta y comenzó a alejarse de la mesa.
-Jiang Cheng.- llamo nuevamente A-Yao.- No creo que se lo haya quitado a voluntad.
-...
En la habitación Yalishan cada vez se sentía peor, su cabeza le dolía, se sentía mareado, no tenía fuerza para hacer absolutamente nada y tenía constantemente escalofríos.
"¿Qué me está pasando? Zidian no me hacía sentir esta clase de efectos. ¿Qué está mal?"
-Ya te sientes más relajado.- le decía viendo como el joven permanecía quieto y sumiso.- Que te parece si lo comprobamos.
No podía ni siquiera mantener sus ojos correctamente abiertos, pero su piel y sus oídos se sentían más sensibles de lo normal, podía escuchar claramente como la ropa que cubría su pecho se abría sin que él
pudiese moverse ya.
-Es como ver un campo cubierto de nieve... con dos flores a punto de nacer.- le decía recorriendo con ambas manos el pecho del chico.
-Nghh...
-Vamos, no te resistas. Todavía tengo que ver las hermosas partes de ti que están debajo de esto.
-Mfghh...Hmmpfg...
Al ver los ojos llorosos del sirviente se acercó a retirarle por un momento la tela de la boca.
-Por favor... por favor... basta...No puedo...no...puedo...estar en este estado. Si sigo así...
El hombre volvió a cubrirle la boca y empezó a besar su cuello mientras el chico ya no sabía cómo poder defenderse.
-Quería tomarte despacio y tratarte con sutileza pero si te pones así no hay forma de que alguien pueda resistirse.- guiado por su deseo hacia el joven comenzó a prácticamente arrancarle la ropa hasta que escucho una especie de risa viniendo de él.
Volvió a detenerse, dirigirle la mirada y destapo su boca.
-Tú...tanto así me deseas...- al abrir sus ojos, estos se habían vuelto nuevamente con aquella franja negra intermedia, los ojos de una bestia.
Aquel hombre se detuvo por completo se separó de su cuerpo y lo dejo levantarse un poco de la cama parecía como si estuviera en un trance.
-No tengo ni la más remota idea de que usaste en mí pero... se siente bastante bien.- murmuro con una voz más ronca y seductora.- Te atreves a secuestrarme, atarme e incluso a tocarme. Tienes idea de cuantos han querido hacer eso.
-No, mi señor.
-Sí, lo suponía. Pero te atreviste a hacerlo, y por eso voy a darte el gusto.- Al oír estas palabras de él, el hombre intento volver a abalanzarse contra su cuerpo.- Ah, ah, ah♪♫ Déjame terminar. Tú elijes, puedes sucumbir a tu deseo de tomarme, o, dejarme ir y fingiremos que nunca paso nada, pero, si me tomas...- el amuleto que sostenía sus manos se rompió en pedazos como si se quemara. Aparto las piezas de su ropa dejando expuesta su piel, sin embargo no mostro sus partes más íntimas, y estiro su cabello de manera que se veía bastante atractivo-... no solo te dejare hacer lo que quieras conmigo, si no que te haré sentir que morirás del placer. Pero, como sabrás todo tiene un precio, a cambio de tomarme. Me dejaras destruir este lugar.
-Destruirlo...
-Así es, bueno prácticamente no lo haré yo. Así que no te preocupes por eso. Entonces... qué dices.- al ver que el hombre dudaba incluso dentro de su trance, empezó a producir un aroma entre el dulce y el
cítrico.- Y... ¿qué me dices ahora?
En cuanto sintió ese aroma el hombre no dudo en aventarse contra Yalishan que termino nuevamente en la cama riendo para sí mismo.
-Sí, así es. Así está bien.- sonrió de forma retorcida mirando como el otro se enfocaba en acariciar su cuerpo.
Los dos líderes cultivadores siguieron a la sirvienta hasta el pabellón donde Yali había sido arrastrado; pero antes de cruzar la puerta otro de los sirvientes llegó detrás de ellos.
-¡Señor! ¡Líder de clan! Tenemos una emergencia.
-¿Qué sucede?
-No estamos seguros, hay avistamientos de criaturas cerca de las montañas. Todas vienen en dirección a la secta. Es como si algo las estuviera atrayendo hasta aquí.
-¿Algo?
-...
Jiang Cheng volvió a mirar el pabellón. Un aroma dulce y extrañamente acogedor lo estaba llamando como si lo incitara a entrar.
-¿Qué es ese aroma?
-¿Aroma? ¿Cuál aroma?- pregunto A-Yao mirando al joven líder.
-¿No puede sentirlo?- el otro le negó de manera cortes.
-Avisa a los soldados y a los demás cultivadores. Que se posicionen en sus lugares de batalla. Y manden algunos a la entrada, quiero que las barreras estén activadas.
-Sí, señor.- respondió el sirviente dejando a su amo.
Los ojos de Yalishan resplandecían en su hermoso color de ópalo azul pero no daban la ternura y calidez de siempre si no que se veían amenazadores y de cierta forma malignos.
-Te lo dije o no. No eres el único que quiere tocarme. Y ahora... los pusiste celosos a todos ellos. Qué triste van a venir por mí.- decía en un fingido puchero de tristeza.
-No, mi señor. Tú eres mío. Nadie más va a ponerte una mano encima.
-Hahahaha, en serio crees que puedes protegerme. No lo necesito.
-Entonces por favor, déjame tomar todo de ti.- le pedía desesperado aferrándose a su cuerpo.
-¿Tan pronto quieres que terminemos? Bien.- se recostó en la cama y exponiendo todo su cuerpo se restregó en la sabana.- Entonces, ven y hazme tuyo tanto como desees. Pero antes de eso... deja que mi boca
se derrita en tus labios, sí...
Cuando el hombre se acercó hasta el rostro de Yalishan sus ojos volvieron a iluminarse.
-Sí, así. Ahora... déjame devorar ese bonito núcleo dorado tuyo.- susurro amenazante justo antes de besarlo.
Un recuerdo vino a su memoria justo en ese momento. De los días después en que Wei Ying y su hermano Jiang Cheng se marcharan del territorio de los Wen.
Yali se encontraba en la aldea, ayudando a preparar los nabos y las raíces para la cena, cosa que en ningún momento le causaba molestia, pero mientras cortaba sintió la presencia de su amigo el cual le llego por la espalda y cubrió sus ojos, así que dejo un momento el cuchillo.
-Yalishan, adivina.- le decía sonriendo completamente feliz.
-Ah...- suspiro entre cansado y molesto al oír su voz.- Wei Ying.- entre sus palabras aparto la mano de su amigo y lo obligo a sentarse en una de las rocas a su lado.- Acaso no te dijo Wen Qing que debías
mantenerte en reposo. No sé lo que ustedes hicieron pero cuando volviste traías cara de muerto.
- Ah... si te preocupas por mí.
-Quién crees que te estuvo consiguiendo medicinas y cuidando de A-Yuan mientras no estabas en pie.
-Mmmm... sabes, ya no tienes que preocuparte porque este cerca de ti todo el tiempo.
-¿De qué estás hablando, Wei Ying?
-Porque...yo... ya no tengo...
Reacciono con miedo, volviendo a abrir sus ojos y estos habían perdido aquella luminiscencia aterradora.
-¡No! Aléjate, por favor, aléjate. No quiero hacerlo.
-Maestro. ¡Por favor no me rechaces!- presiono violentamente sus labios con los de Yalishan mientras éste intentaba resistirse. Pero de poco a poco sintió como su fuerza se desvanecía como si estuviera siendo succionada.
-¡Yalishan!- grito Jiang Cheng entrando a la habitación, viendo como el joven era forzado entre lágrimas.- ¡Suéltalo!
Yalishan sintió como la fuerza de Zidian paso muy cerca de su rostro separando violentamente a ambas personas.
-Amo...
-Lléveselo.- ordeno Meng Yao a sus hombres. Los cuales cargaron con el cuerpo del hombre que parecía como si hubiera hecho demasiado uso de su cultivo.
Jiang Cheng se acercó al sirviente y lo cubrió con una de las cortinas que colgaban de la cama.
-Amo... lo siento.
-Líder Jiang, cuando pueda por favor vaya al salón, necesitare de su ayuda.- él y sus hombres se retiraron dejando a los otros dos.
-Esto es mi culpa... amo... yo...
-Yalishan, cálmate. Tus heridas se están abriendo.- reviso al muchacho notando la alta temperatura que tenía.- ¿Te dieron algo?
-No sé qué era.
-Está bien, por ahora quédate aquí, mandare a alguien para que te cuide.
-No... yo...no...- sintió como su corazón volvió a acelerarse y esta vez no podía apartar la mirada de su amo.- Tú... esa fuerza...- su voz volvió a cambiar y se acercó a su amo colgándose de su cuello.
-Yalishan, ¿Qué haces?
-¿No te gusta?
-¿Qué te pusieron? hueles como a una rosa china.
-¿Puedes oler mi aroma real?- pregunto extrañado.
-¿Tú qué? Cómo sea, quítate...- le decía molesto intentando apartarlo. Aunque lo había cubierto con la cortina, aún podía ver su cuerpo tras la transparencia.- Necesito ir afuera.
-Jiang Cheng.- le llamó, haciendo que lo mirara a los ojos y otra vez éstos brillaban en su tono azulado.- ¿Deberás tienes que irte?- le susurro acariciando los extremos del rostro de su amo con delicadeza.- ¿No quieres quedarte conmigo?
-No... puedo...
-Está bien, no te quitare tu tiempo, solo...- aparto una de sus manos de los extremos del rostro para poder acariciar los labios del joven.-... déjame... darte un beso.- le pidió abriendo la boca y acercándose peligrosamente hasta su rostro.
-¡Yalishan!- le grito, apartando sus manos- ¿Qué demonios te pasa?
-Ah... yo...yo...- respondió, volviendo de nuevo a la normalidad.
-Ahg... mi cabeza. Por un momento pensé que tus ojos... Olvídalo.
-Lo siento... mi cuerpo... es como... como si lo quemaran... yo...
-Tranquilo, ya desaparecerá.- le dijo, intentando calmarlo, mientras le daba una palmada en la cabeza.
-¡Déjame hacerlo contigo!- le rogó tirándolo en la cama.
-¡Qué!
-¡Déjame hacerlo contigo! Te prometo que te haré sentir bien. ¡Si me dejas hacerlo, esos monstruos se irán! Y yo...- se detuvo al sentir una presión muy fuerte en su cabeza.
-Yali...shan...
El joven termino empujándolo y metiéndose dentro de un armario. Aunque intento ir hasta él y abrir la puerta el otro no se lo permitió.
-¡No vengas! Por favor, no vengas... no quiero que me mires así...No quiero hacerte daño...solo necesito calmarme. Solo...déjame...
-Escúchame, mandare a unos hombres para cuidar afuera de esta habitación, de acuerdo. Mientras tanto, quédate adentro y no salgas.
Escucho los pasos de su amo avanzar hasta salir de la habitación y finalmente pudo quebrarse dentro de la oscuridad del ropero. Su cabello había crecido mucho, y algo asomaba de su cabeza.
-¿Por qué? ¿Por qué perdí el control así? Wei Ying... qué hice...