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Las luces de colores encandilaban su vista.
El alboroto del publico, los vítores, los aplausos y celebraciones, gente gritando eufórica, disfrutando del evento.
El olor a pan horneado, dulces, pólvora y comida callejera.
Los colores vibrantes del papel picado, la música alejada, el maquillaje de caras profesional, los disfraces alucinantes, tradicionales y surreales de la cultura mexicana. Este era uno de los mejores festivales a los que hubiese acudido en el pasado.
Casi le agradece a su hermano Marco por haberle arrastrado fuera de la cama para conseguir enfundarlo en su traje de mariachi y que le acompañase al concurso.
Miguel lo hacia por diversión, no había nada mejor que la adrenalina en el escenario, la música interpretada en vivo, ver al publico corear las canciones como lo hacen en las cenas y reuniones familiares, bailar folklore en sus trajes tradicionales y ser iluminados por la luz de luna.
El calor del momento contrastando contra el frio de la noche.
Lo hacía por todas las cosas que volvían a la música maravillosa, por todo lo que valía la pena. Por seguir cantando y haciendo felices a las personas, el amor por los boleros, el amor por la vida y el amor por el amor.
Marco, por otro lado, era solo un engreido catrín disfrazado de mariachi azul, altanero y precioso en sus colores azules y detalles dorados, misterioso con sus guantes y mascara de esqueleto, elegante en todo el sentido de la palabra, para él no solo era cantar, era ser el centro de atención, lucirse, destacar, brillar. No por nada su orgullo se presentaba como cello oficial de todas sus canciones.
Una pareja de hermanos un tanto extraña.
Miguel era más de interpretar con el corazón, Marco gritaba "performance" en todo lo que era.
Y aun así, siempre fueron populares en los concursos y festivales de música por su impacto en el escenario, ganando, llevándose todos los trofeos consigo para que Marco pudiera ocuparlos para detener la puerta los días que hace calor.
Ambos se habían acostumbrado a que todo era demasiado fácil y las cosas no les costaba nunca demasiado, hablaban el idioma de la música, casi como si fuera su lengua nativa, tan fluido y natural, con tanto movimiento y tanta perfección.
Un don más allá de una habilidad, más allá de la practica más allá de cualquier bendición.
La destreza experimentada de Miguel en la guitarra, la voz atrapante de sirena mística de Marco. Ambos Rivera gozaban de ser invictos en el campo de batalla. Lo disfrutaban.
Bailando y paseándose por todos lados como si el mundo les perteneciera, uno humilde, el otro anhelante, alimentándose de los gritos animados del publico, de eso vivían.
Miguel estaba encantado con el ambiente de aquel festival, algo maravilloso, digno de ver.
Se presentaron hace ya diez minutos atrás, Marco y el habían cantado, y mientras el tocaba la guitarra su hermano bailaba, hipnotizando a todos. No le gusta decirlo en voz alta y jamás lo aceptaría enfrente del otro, pero que artista se hubiese perdido el mundo si el mayor no decidía desobedecer a mamá Elena y aprender a bailar y cantar de todos modos.
Los frutos de la disciplina.
Estaba admirando a los demás artistas en el escenario, todos compitiendo por un lugar dentro del reducido espacio de ganadores. Todos con algo que ofrecer, bebía de un enorme tarro y comía de los puestos callejeros, a su lado, Marco tan altivo como siempre le sonreía galante, diciéndole que era una lastima que hubiese tantas personas peleando por un trofeo que ya tenia dueño.
Y vaya dueño.
Confiarse es algo malo cuando hay arrogancia protegiéndote.
Tan curioso que fue el hecho de que el aprendiz de la lección, no fuera el catrín azul, sino Miguel.
Estaba inmerso en su comida, disfrutando de la música de fondo que ofrecían los participantes, hasta que él se presentó a cantar.
Un chico alto, no mas que él, de rasgos asiáticos, pálido, cabello negro, largo y rebelde que caía por todos lados, perforaciones visibles en las orejas y un estilo de ropa que gritaban estrella de rock en todo su esplendor, contrastando fuerte con el traje de mariachi que su hermano y el portaban, con los disfraces tradicionales, con todo el festival.
Y aun así, viéndose tan naturales sobre el escenario, él y su banda.
Aquellos chicos estuvieron geniales en su presentación, llamaron la atención de todo mundo en una sola ola de movimiento y sonido, como si de pronto las personas a su alrededor fueran hechizadas, olvidándose de que estaban en un festival musical para comenzar a empujarse unos a otros.
Algo así como lo que Marco conseguía con su voz.
Con las luces de colores destelleando en los dorados del traje de Miguel, quien no podía terminar de creer lo que veía. Música de rock en su estado puro, animando al publico a brincar y gritar a voz de pecho.
Una canción que pareció durar toda la vida. La comida de pronto ya no le supo bien al moreno, mucho menos cuando escucho a su hermano murmurar desinteresado que al parecer, la competencia de ese año era mucho mejor a comparación de las otras ocasiones, yéndose después balo la excusa de ir a comprar otra cerveza.
Estaban en el puesto de cerveza, Marco.
Miguel los observó terminar su canción para después comenzar a reír, mientras el publico les aplaudía, incluso cuando bajaron del escenario los vítores se escuchaban claros.
El ambiente del festival fue alterado por un par de minutos en los que se volvió algo surreal. Poco a poco todo tomó su dirección de nuevo y aquel grupo de chicos pronto comenzó a formar parte del paisaje.
Hasta que uno de ellos se separó de los demás, acercándose a los puestos de comida donde Miguel les observaba indiscretamente.
Solo fingió que no estuvo rabiando en silencio durante todo ese tiempo.
Era el chico que cantaba, y no podía negarlo, lo había hecho muy bien, fue una voz potente, melodiosa y entonada. Escondiendo mucha practica detrás de su gran carisma en el escenario. Se acerco a donde él estaba pretendiendo ignorar todo y pidió una cerveza grande, mostrando una bonita sonrisa de dientes separados que a Miguel le provocó un fuerte rubor en las mejillas.
Y como si eso hubiese sido una señal, el asiático se giró en su dirección.
-¡Hey! -Le saludó. -¡Eres uno de los mariachis!
¿Qué su disfraz era muy obvio?
La sonrisa ajena se volvió incluso mas grande y bonita que antes, entusiasmándose.
-¡Estuvieron genial en el escenario! Eso fue increíble. -Alagó, como si ser amable con los competidores fuese algo natural en el. -Soy Hiro Hamada. Toqué con mi banda hace unos minutos a penas. ¡Eh! Por cierto, ¿dónde está el otro? El azul, su disfraz es asombroso.
Sí, ¿Dónde esta, eh?
Marco no estaba para ayudarlo, pudo verlo a lo lejos coqueteándole a uno de los guitarristas de la banda de... Hiro.
Vaya hermano, a eso se refería con la buena competencia de este año.
-Ah, hola. -Murmuró extrañado, reacio de la situación.
-¡Hola! -Pero el pelinegro frente suyo irradiaba emoción y expectativa.
Bien, Miguel, recuerda tus modales o todos los jalones de oreja de mamá Elena no habrán valido la pena.
-Gracias, ah. -Mostró una sonrisa por demás incomoda. -Ustedes estuvieron muy bien, igual jaja. -Miró en dirección a su hermano, que estaba consiguiendo encantar al guitarrista con alguna de sus bromas descaradas. -Miguel Rivera. -Mencionó con tono perdido. -Y el azul, Marco, está por allá, con tu guitarrista.
La sonrisa de Hiro se borró al observar en la dirección que señalaba el moreno.
-Oh, Kyle tuvo suerte esta noche, al parecer. -Bromeó después de un rato de estarlos observando, recobrando aquella sonrisa despreocupada y amable.
Miguel le veía fijo, esperando que en cualquier momento Hiro hiciera algo que justificara su repelencia por él, pero no sucedía nada. Al contrario, su cerveza fue servida y el se sentó al lado suyo, sonriendo y agradeciendo en el proceso, tratando al moreno como si fueran buenos amigos.
-Ustedes dos si que cantaron muy bien. ¡Son muy talentosos! -Retiró un mechón de cabello, acomodándolo detrás de su oreja, que lucia múltiples perforaciones. Para nada el chico era lo que parecía ser. -Uhm, Marco, él... -Dudó un poco, viendo al catrín azul de lejos antes de regresar con un serio Miguel. -Él es tú, ¿amigo? -Preguntó, levantándose de hombros en una clara señal de duda.
-¿Eh? No, está muy lejos de ser mi amigo. -Marco traidor, pensó. -Es mi hermano mayor.
Los ojos de Hiro se ensancharon con sorpresa, casi brillando.
-¿Es tu hermano? ¡Vaya! Bueno... ahora que lo mencionas si se parecen bastante. -Pensativo se corrigió. -Aunque son muy distintos en el escenario. -Concluyó.
Parecía incluso más feliz después de saber aquella información.
Apuró la cerveza de dos tragos hasta el fondo, dejando a Miguel un poco asustado por su brutal capacidad de beber, él que era mexicano incluso bebía como aficionado a comparación del asiático.
Estaba pensando en irse de ahí y pedirle a su hermano que no le dejara solo al lado del alcohólico ese, hasta que Hiro volvió a pedir otra cerveza y siguió hablando con Miguel con mucha normalidad.
-¿Te gustan estos festivales? -Le preguntó, girándose por completo a él, prestándole total atención.
-¡Claro! -Dijo el moreno, como si en serio pudiese permitirse cerrar la boca al hablar de su tierra. -Me recuerdan a mi México. Hacíamos estos festivales en la plaza de Santa Cecilia. -Tomo un trago de la cerveza, extrañando el calor de su hogar.
-¡Oh! ¿Eres de México? Claro, por eso estas vestido de mariachi... -Habló con cierto tono de descubrimiento.
Después de todo, las personas a su alrededor estaban igual disfrazadas. Se quedó pensando en ello, mientras Miguel le observaba analizar todo como si fuese lo mas interesante del mundo.
Le pareció gracioso.
-Y, a ti te gustan estos festivales? O estás aquí sólo por el concurso? -El moreno se animó a hacer algo de conversación, en vista de que Hiro parecia inmerso en algo.
Rápidamente volvió a reaccionar.
-Oh! Qué? Concurso? Hay un concurso? -Mas dudas aglomerandose encima de el. -No, vinimos al festival, a los chicos y a mi nos gusta venir, Honey nos pegó el gusto. Y entonces Fred vio el escenario y sugirio subir a tocar algo, nos prestaron las cosas en realidad no veníamos a esto.
Soltó una risa nerviosa, hasta que de nuevo sus engranes mentales se detuvieron.
-Espera! Me estas diciendo que era un concurso? -Preguntó Hiro sorprendido. -Vaya, Fred no me dijo nada, seguro los chicos tampoco sabían.
Eso irritó un poco a Miguel.
Marco y el estaban ahi para ganar y ese chico dienton le decia que ni siquiera sabian que era un concurso. Vaya, para el que estaba fingiendo.
-Oye y... cual es el premio?
Sintió nacer un tic en su ojo.
-Es en serio que no sabías que era un concurso? -Inquirió el moreno, eceptico por la despreocupación del asiatico.
-No sabía! -Comenzó a reir, tomandoselo a broma. -Usualmente no hacemos estas cosas de competir. Solemos tocar solo por diversión, sabes? Puede que a muchos les interese ganar pero... -Se encogió de hombros, jugando con el tarro de la cerveza. -Pero no a nosotros.
Dicho esto volvió a beberse el contenido del vaso de una sola. Jadeando al final como si no hubiese bebido algo en dias.
Bueno, era cierto que a Miguel quizá no le importaba ganar. Marco era el que insistia en salir victoriosos siempre, pero una vez vio a la banda de Hiro tocar, perdió por completo el interes en el premio.
Bueno, despues de todo no era tan bueno.
-El premio solo es un tonto trofeo. -Dijo Miguel, convencido de que lo dejaria ir. El pelinegro no estaba siendo una mala persona, solo insoportablemente amable y agradable.
Cosa de la que el pecaba siempre.
Si, lo dejaria pasar.
-Oh! Sólo un trofeo... -Murmuró, viendo a la nada. -Vaya premio. -Comenzó a reir de nuevo, observando a Miguel. Como esperando poder obtener algo de él.
Le gustó aquella sensacion.
-En vista de que crees que el trofeo es tonto, supongo que no estas aquí presisamente para ganar, eh? -Pidió de nuevo otra cerveza. Sonriendo agradecido cuando esta fue entregada en sus manos.
-Pueeess, no. -Al parecer no. No, el solo estaba aquí por el festival y la musica. -Me gusta el festival.
-Claro, por Mexico...
Miguel sonrió a penas. Encontrando lindo que Hiro si hubiese prestado atención.
-Si, por Mexico... -Se suavizo la expresión en su rostro. -Disfruto mucho de estos lugares.
-Pero estas aquí sentado, lejos de toda la diversión. -En ese punto Miguel supo que tenia razón. El festival estaba a sus espaldas y el ahi, bebiendo una cerveza que ya se habia calentado.
-Si, estoy aquí... -Se quejó, dandose cuenta.
Hubo un momento de silencio, con solo el eco de la musica de fondo, después, Hiro carraspeo la voz, como preparandose.
-Te gustaría... que... fueramos a dar una vuelta por ahí? -Trato de sonar casual, pero el tenue sonrojo en sus mejillas y la vista desviada le delataron. -Parece que te quedaste solo.
En eso tenia razon, de nuevo.
Miguel observó a lo lejos como su hermano estaba enredandose de forma incomoda con ese guitarrista Kyle mientras que el resto de la banda del asiatico huia del sitio, avergonzados.
Hiro tambien estaba solo.
Entonces... Estaban solos juntos.
Regresó su vista al chico palido frente a él, que se notaba bastante nervioso.
Oh, espera...
No estaba siendo amable, o si?
Na-ah, Hiro no estaba siendo amable.
Estaba haciendo exactamente lo mismo que Marco, fijarse en alguien mas, abandonar a su grupo e irse a... coquetear.
A él?
Ese chico Hiro le estaba coqueteando a el? A Miguel?
-Ah... -Murmuró, realizando una exitosa conexión de ideas en su cabeza. -Estas coqueteando conmigo?
Hiro se hizo pequeñito en su lugar, bebiendose toda la cerveza de nuevo.
-Estas coqueteando conmigo! -Afirmó.
-Técnicamente no. Tendria que ser recíproco para que clasifique como coqueteo. Yo te estoy invitando a dar una vuelta por el festival...
Miguel ya se habia dado cuenta.
-Mentiroso... -Sentenció decidido.
-Entonces no quieres? -Preguntó algo desilusionado, levantandole un poco los ojos de la barra donde se habia escondido.
Era pregunta con trampa?
-Si quiero. -Dijo mas por impulso, no estaba como para quedarse a pensar sobre ello. Hiro brillaba de manera especial.
Y si dejaba de verle como el gran contrincante musical que era, entonces le agradaba mas como un colega de profesión.
O bueno, algo más que solo eso.
Hiro brinco de su asiento, sonriendo incredulo.
-De verdad? -Miguel se levanto riendo, asintiendo.
Parecía que no solo Kyle había tenido suerte está noche...
...Al final, ni los Rivera ni BH6 se enteraron de quien fue el ganador del concurso, aunque bien pudo no haber sido ninguno de ellos.
A Miguel y a Hiro no les importó demasiado. Después de mas cerveza, comida callejera, un poco mas de cerveza, baile tradicional y un poquito mas de cerveza...
Terminaron besandose detras de los establecimientos apagados, alejados de todo el farullo del festival. Siendo iluminados unicamente por la brillante luz de luna que les amparaba el secreto a ambos.
Miguel terminó arrepintiendose de pensar que Hiro era irritable.
Mientras que Hiro agradeció los animos de sus amigos para alentarle a charlar con el chico del traje rojo que tanto le habia hecho suspirar.
Habia cosas mejores que un tonto trofeo.
Lo estaban confirmando justo ahora.