Chapter Text
Suponía que no tenia nada más que hacer excepto aceptar que nunca tendrá un relación con el alfa de sus sueños. O eso creía hasta un día frío en el més de diciembre, cuando Kaminari pidió a la 'Bakusquad' (como ellos se habían llamado en su nombre) que le acompañen al centro comercial para escoger un conjunto para una cita que tenía con Jirou y Yaoyorozu. El aceptó, pues sabía que aparte de Ashido, nadie más aparte de él tenía sentido de la moda.
Una vez entraron a una tienda que le gustaba a Ashido, ella y él decidieron unos conjuntos para el otro (quien el solo había decidido unos). Cuando estaba esperando a que saliera con un conjunto, dió una vuelta para ver el alrededor y se topó con un revistero al lado de la puerta del vestidor de la tienda. Una resaltó con un título de colores rosa y amarillo neón que ponía "AMOR Y RELACIONES", con eso simplemente captó su atención, pero lo que le hizo acercarse fue un cartel en la portada que decía "Doctora Shun especialista en relaciones, habla sobre todo lo que deberías saber sobre relaciones Alfa-Omega", cuando lo leyó lo agarró y lo abrió por el índice.
Índice
• Cuidados para el hogar.
• Relaciones adolescentes.
• Relaciones sexuales: "¿Aunque seamos compañeros es necesario pasar nuestros ciclos juntos?".
• Amor, ¡Puede que sea tu més de suerte!
• Doctora Shun, relaciones Alfa-Omega.
• Recetas saludables.
• Piel, cuerpo y alma.
• ¡Los estilos más coquetos para omegas de este mes!
Con el índice vio que la revista estaba dirigida al público femenino o/y omega adolescente. Pasó las páginas hasta la página correspondiente de la tal Shun. En la página había una foto de una mujer que él suponía era la doctora, sentada junto a otras fotos que suponía que estaban relacionadas con el texto. Por las imágenes suponía que hablaba de citas y de cortejo. Iba a ponerse a leer cuando una chica que trabajaba ahí le notificó que tenía que pagarlo antes de leerlo. Su cara se enrojeció en segundos por vergüenza, nunca había comprado revistas adolescentes y comprarlo cuando seguramente la mujer sabía quién era le hacía enfurecer y pasar vergüenza al mismo tiempo.
Katsuki había pasado tiempo haciendose el duro y rudo, que ahora que sabía que no era necesario y no debía estar a la defensiva todo el día no sabía cómo reaccionar. Así que simplemente asintió y la siguió hasta la caja donde sacó dinero y pagó a la mujer. La señora le dió la revista en una bolsita y antes de volver con su grupo la chica le agradeció sus servicios por Japón durente la guerra y se inclinó.
Su ego subió al saber que no le importaba que ande comprando revistas de adolescentes en vez de entrenar o algo. Al volver al parecer nadie se dió cuenta de su compra y desaparición momentánea. O bueno hasta que se dieron cuenta de que tenía una bolsa de la tienda y quisieron saber que había dentro. Simplemente, andó más rápido mientras les sacaba el dedo.
Al llegar a su habitación una vez se despidió de todos se permitió descansar. Se acostó en su cama junto a su nueva revista y la observó. Nunca había comprado estás cosas y hasta hace unas horas no le interesaba lo que ponían, pero ahora que la revista parecía tener la respuesta de una de sus incógnitas no podia no leerla. Mandó todo a la mierda y comenzó a leer la parte de la Doctora.
Ya pasada las 22:45 (10:45p.m.) se dió cuenta de que se había saltado la cena, al parecer nadie se dió cuenta ya que nadie le avisó. Se estiró y repensó toda la revista, porque al final se la había leído toda. Principalmente porque al parecer todo lo que la doctora decía que era necesario o importante en la relación y estaba escrito vagamente, en otros apartados de la revista estaba más profundamente explicado.
En resumen, la señora habla sobre la comunicación, como era importante entre parejas comunicarse y decir cualquier cosa que le incomodara de la relación. Técnicamente no se aplicaba a ellos porque no eran pareja, pero tenía claro que aunque le dijera sería rechazado porque todos saben que Izuku es uno de los más inteligentes de la clase, tanto académicamente como emocionalmente, y sabía que, con las cosas que había hecho y como actuaba, él sabía que Katsuki gustaba de él.
Lo que quedaba era el resto de la entrevista de la mujer donde decía que, en contra de la opinión popular, la apariencia era importante. La doctora decía que en redes sociales comentarios parecidos a "¿Quién dice que la apariencia no importa?" O "Vaya... Va resultar que la apariencia sí importa" eran comunes, y que aunque muchos digan que la personalidad lo es todo, la apariencia condicionaba. Pues normalmente lo primero que te fijas es la apariencia y seguramente, en las relaciones que no implican a nadie del espectro asexual, la atracción sexual estaba ligada a la apariencia. Y, de nuevo en las relaciones que no implican a nadie del espectro asexual, la atracción sexual era una parte importante pues una buena salud sexual implicaba tener relaciones sexuales (también incluye la masturbación, aclaró en un apartado la revista) si se desean.
Aunque le avergonzada admitirlo, Katsuki ha experimentado deseos de ese estilo con Izuku, pero obviamente tenía que ser recíproco y en la situación en la que estaba, era obviamente eso lo fallaba. Él era consciente de que no era el estereotipo de omega, normalmente ellos eran bajos y flacos, pero resulta que su madre es rusa y juntado con los genes de omega de su padre, era más alto que el promedio de los omegas. Aoyama y el gritón rubio de la ahora clase 2-B, les pasaba lo mismo, ambos eran franceses.
Analizó la última sección de la revista de nuevo, las personas que posaban en las páginas eran omegas pero cada uno con distinto género primario. Habían algunos altos, otros bajos y de distinta raza, pero había una cosa que todos tenían en común. Eran flacos, sin músculos. Fue hacía el principio y vio a todos los omegas posando junto a alfas o betas, todos tenían esa faceta. Bajó la revista hasta que lo puso en sus piernas y se puso a pensar en sus compañeros omegas de clase, y ellos eran también flacos y sin/ con poco músculos, es decir, Kaminari sí que tenían, pero por las justas se le marcaban sus abdominales. El resto ni tenía (que él supiera, porque ni sabia como era la cara de Tooru).
Dejó la revista a un lado y se levantó a ver el espejo de cuerpo completo que tenía en una esquina de su habitación y se analizó. Había hecho algo parecido con su terapeuta, pero eso fue para analizarse interiormente, ahora se estaba analizando físicamente.
Comenzó por su cara, tenía unos rasgos duros, mandíbula bien definida y unos ojos rojos vivos que la mayoría de tiempo mostraba dos extremos: tranquilidad o furia. Los omegas de las revistas eran con rostros menos afilados, pero también habían modelos como él respecto a cara. Sin embargo sus ojos cayeron en sus mofletes, el izquierdo estaba bien, pero el problema venía en el derecho desde su cejas hasta su boca había una gorda cicatriz que se ganó luchando contra Shigaraki. La tocó, y aunque ya no le doliese sentía un escalofrío pasar por su cuerpo cuándo pensaba en aquella batalla. Media cara estába cicratizada y su ojo derecho era ahora un ojo vago, no era mucho, no al menos para llevar gafas, un parche o cirugía, pero ahí estaba. Miro como el reflejo su cara tenía una mueca de asco y la cambió a una relajada.
Continuó con su cuerpo, se sacó su camiseta y pantalón. Se puso de nuevo en frente y se observó, en su brazo derecho había una cicratiz también grande. La cicratiz era parecida a la que tiene Izuku en su brazo. En su toro habían varias y cada una de distinto tamaño, pero tres destacaban de sobre manera ya que las tres tenían una copia exacta en su espalda demostrando que había sido atravesado. Dos de esas fueron a la vez, una estaba en su hombro izquierdo y el otro estába en su cadera derecha. Fue atravesado cuando salvó a Izuku de ser impalado porque su cuerpo se movió solo. La tercera cicatriz estaba por todo su pequeño principalmente en donde su corazón se encuentra, su pecho fue también impalado por una mano de Shigaraki justo cuanto estaba lanzando un ataque, el más fuerte. Recuerda como su cuerpo le estaba pidiendo parar, pero con su determinación y teniendo a Izuku solo en su mente continuó a base de explosiones internas para moverse hasta que Shigaraki lo atravesó y lo mató con su mano... Su corazón paró y explotó, pero Kamihara se convirtió en su corazón sacrificándose por él con ayuda de Tsunagu, su maestro. Tocó la cicatriz y agredió a Edgeshot de nuevo por su sacrificio.
Una vez terminó con las cicatrices de su torso miró en general como sus brazos y sus hombros eran grandes, nada que ver con los omegas de las revistas o sus compañeros. Miró como su cintura al menos era pequeña, como la de los modelos tan lindos que seguramente tenían pareja. Suspiró mientras veía sus piernas que aunque no tenían mucho musculo no eran como las de los modelos, él tenía cicratices por toda la pierna, y ellos tenían la piel suave y tersa sin nada.
Sabía que las cicratices que tenía demostraban todo lo que había pasado mostraba lo valiente y fuerte que era por haber sobrevivido(si morir y que te resuciten era eso) a toda una guerra y la había ganado. Sin embargo, ahora no quería eso, quería atraer a Izuku y con su pasado y con como no es tan atractivo en comparación con otros no lo iba a conseguir.
No debería pensar así, sin embargo contra más pensaba mejor se formaban las ideas. Ideas que le ayudarían. Podría adelgazar un poco, ya que sus músculos eran mayoritariamente grasa musculada, así pesaría menos y llegaría más lejos con sus explosiones. Lo malo es que a lo mejor sus músculos de los hombros y brazos no soportarían el impulso, pero estaría bien ser más rápido y más difícil de atacar que es lo que le dificulta al vencer a Izuku.
Ya lo había decidido, bajaría unos kilos y así solo serían ventajas, sería más rápido y más tipo omega para poder atraerlo ya que parece que es lo único que falla (aparte de que su pasado, pero ya se disculpó y fue aceptado así que contaba con eso). No pasaría nada, el lo tenía controlado, cuando vea resultados comenzará con su dieta normal... Ahí es cuando se paró a pensar en que ya estaba en dieta.
Ser un héroe significaba estar siempre en buena forma, y desde los 13 estaba en una dieta que su madre le había dado, era buena pues llevaba proteínas, vitaminas y los carbohidratos que necesitaba. Pero ahora necesitaba bajar de peso y no podía estar a dieta, porque ya la lo estaba. Como el próximo héroe número uno que es se le ocurrió una idea rápidamente: solamente comeria a la hora de comer. Desayunaria su típico vaso de proteínas y no almorzaria, ni merendaria, ni cenaria, solamente comida. No está mal, él comería no es como si tuviese ninguna enfermedad, sabía que esto eran síntomas de algún problema alimenticio así que simplemente no dejaría que llegara a niveles altos, simplemente adelgazaria un poco, era una dieta simple, porque al fin y al cabo él comería lo que se podría considerar una cantidad de comida aceptable. No tenía que preocuparse de nada.
La primera semana fue difícil, ya que ayunar hasta la hora de comer solo a base de agua no era consistente pues necesitaba algún tipo de snack. Encontró que el primer dia fue sorprendentemente fácil, no desayunó (solo un batido de proteínas que Eijirou preparaba para él y Denki) y llegó a la hora de comer con hambre, sensación que recién se había dado cuenta que no había tenido desde hace tiempo. Pero al día siguiente fue lo peor, se levantó con un hambre horrible después de no haber merendado ni cenado, y solo se permitió beber el batido por la mañana, cosa que no le calmó mucho. Llegó a la hora de comer con ganas de comer 3 platos de lo que sea que el cocinero hubiera preparado, pero al llegar a la fila de comida delante de él estaba la razón de todo lo que estaba haciendo, Izuku.
Cuando el pecoso percibió su olor cerca se giró rápidamente, como era común. Le sonrió y le dijo que tenía mucha hambre después de una mañana de puro entrenamiento, interiormente se rió por la ironía pues solo tenía en su cuerpo litros de agua para matar el hambre y un batido de verduras.
Durante toda la semana fue así, sufriendo y bebiendo tragos grandes de agua cada vez que pensaba en comer algo fuera de la hora propuesta. Y aún con tanto sufrimiento, cuando se vió en el espejo desnudo y vio que seguia exactamente igual, rompió a llorar. Sabia que las dietas no eran rápidas, pero esperaba que al comer un plato de comida al día iría todo más rápido. Mentira.
Estaba sufriendo para nada, quería atragantarse con la tarta del tío grande que en algún momento tendrá diabetes, que estaba haciendo en la cocina. O con los platos que la coletas hacía a la hora de cenar. ¿Nadie se había dado cuenta que no estaba ni desayunando ni cenando? Ni siquiera sé preguntaron y no había notado ninguna mirada preocupada. No debería pensar en eso, lo sabe, después de todo lo que dice e hizo... Se merecía el corazón roto y el sufrimiento. Ahí es cuando recuerda que no adelgaza por Izuku, si no porque es lo mejor para él. Ir más lejos, sí. Se autoconvenció de nuevo. Más rápido. Ser mejor héroe. Se dijo de nuevo.
Sin embargo no iría más rápido si no adelgaza, aún tenía mucho musculo. Y aunque sus caderas siempre fueron pequeñas, no era suficiente.
Aún desnudo se sentó en su nido encima de su cama y lo ordenó un poco poniendo una camiseta donde se podía leer "camiseta" al lado de donde su cabeza se pondrá cuando se acostara a dormir. Cuándo sonó una alarma sabía eran solo las 6:30p.m (18:30), pero sabía que el hambre no tardaría en a echar. La alarma de su móvil fue parada y una nota lo acompañaba: "do not eat (lo pillas?)", una referencia a una aplicación en donde raramente lee le hace recordar que no debe comer. Lo puso para no ceder al hambre y arruinar su plan.
Se hecho en su cama y se tapó, nunca antes había tenido esta sensación de necesidad de estar dentro fuera de su celo, y sabía que no era eso porque hace un mes lo pasó y hasta dentro de 4 meses no tendría otro. Con sus deberes hechos y sin entrenar, se durmió.
No fue hasta la semana siguiente que empezó a cuestionarse si estaba haciendo algo mal, de nuevo su reflejo en el espejo era exactamente igual. Enfado surgió de bajo de su piel, su cara roja y sus cejas arqueadas en un horrible ceño. Se preguntó como es que seguia exactamente igual, sabía que no seria un proceso de la noche a la mañana, sin embargo después de dos semanas esperaba un mínimo cambio, pero no. Seguramente estaba haciendo algo mal... No sería una sorpresa últimamente lo estaba haciendo todo mal, solo entrenaba en clases, pero fuera ya no hacía sus ejercicios normales, pues pensaba que sus músculos seguirían incluso si paraba, pero podría retomarlo porque parecía que su nueva dieta no hacía nada, tendría que reforzarlo. Tenía que buscar ejercicios para bajar de peso sin crear músculo, sabía que correr era una segura y de paso fortalecería sus muslos. Sus muslos sin forma y no atractivos. ¿Como iba a atraer a alguien con este cuerpo?
Estaba claro que necesitaba ayuda, así que le dijo sí a la próxima vez que Denki le propuso salir de compras y juntarlo con el resto de omegas de su clase, porque según el otro rubio era importante tener colegas del mismo segundo género cerca.
El grupo de omegas se sorprendieron al ver al oji-rubi en sus escapadas el siguiente sábado, pero las ignoró a favor de tener un día pacífico. Hagakure, se atrevió a colgar de su brazo mientras caminaban por el centro y para su sorpresa, no le molestó. Incluso le pareció cómodo. Estaba seguro que era por algún instinto oculto relacionado con la prehistoria cuando se tenían que cuidar del otro, pero nunca había surgido la oportunidad de estar cerca de un omega sin que su temperamento hiciera que se separaran, como con Denki en el primer año, quien era uno de mucho contacto físico.
Ahora que lo pensaba estos eran sus primeros amigos desde Izuku, y Denki su primer amigo omega. Nunca consideró a los perros falderos en la escuela media amigos, simplemente le seguían porque tenía un poderoso poder y si se ponía a pensarlo mejor también porque él era un omega y ellos alfas. Aunque en esos años no había nada raro detrás de los segundos sexos, estaba seguro que algo se estaría formando, porque cuando recién cumplían los 15 y cuando creían que no estaba escuchando hablaban sobre otros omegas del instituto de una manera asquerosa y aunque nunca hablaron de él no le gustaba la posibilidad de que hubiera gente hablando de él de esa manera. Por eso no se dejaba tocar por nadie, pues escuchaba como hablaban de como tal omega se dejaba hacer tal cosa, y se negaba a ser uno de esos, porque en la novelas que leía llamaban cosas a los que se dejaban y aunque entendía que lo que hablan en sus novelas y mangas era distinto a lo que hablaban en la escuela media, no quitaba su incomodidad y preocupación.
Ese mismo sábado encontró su respuesta a toda su preocupación, cuando los 4 entraron a una tienda. En esta tienda había un montón de productos para omegas, desde mantas, joyas hasta comida y perfumes. Lo que le captó la atención fue un revistero que iba desde el suelo hasta el techo, y al lado una estantería igual de grande con diferentes libros. Libros desde acción a biología hasta como criar hijos.
Sus ojos buscaron la sección romántica encontrandola en la segunda balda empezando desde abajo. Los ojos carmín brillaron cuando se puso en cuclillas y encontró una que estaba buscando desde hace tiempo, la había encontrado por internet, pero cuando la iba a pedir se habían quedado sin stock y en la bibliotecas no estaban. Le tenía echado el ojo al libro desde hace unos meses y una sonrisa se plasmó en sí cara.
"Nunca te había visto sonreír de manera sincera." Una voz sonó al lado suyo. Giró la cabeza para encontrarse con Aoyama también en cuclillas y fue así como su sonrisa se borró. "Ni hacía falta que me vieras, capullo." Cogió el libro, se levantó y se fue hacía las revistas intentado mostrar interés en otra cosa para que lo dejara. Puede que haya aceptado venir por ayuda, pero no de ellos, y mucho menos del de ojos violeta, después de todo lo que les hizo siendo un espía. Aunque cuando estaba en el hospital el otro hubiera venido a pedirle perdón especialmente a él por lo de su secuestro y lo hubiera perdonado, aún tenía rencor. Entendía que hubiera sido extorsionado y no era culpa suya que sus padres fueran a All for One por un poder para su hijo por miedo a la discriminación hacia los quirkless. El mismo fue el que hacía discriminaciones, entendía lo duro podría llegar a ser sabiendo que el 45% de los sindones no llegaba a la mayoría de edad porque se suicidaban o villanos los mataban.
Con angustia por los remordimientos, se fijó en serio en las revistas sabiendo que había venido aquí por ellas. Vió en la sección de salud física y mental unas pocas revistas y comenzó a ojearlas tranquilamente hasta que el ojivioleta se acercó y le habló de nuevo. "No te recomiendo esa revista, suelen aconsejar mal—", fue cortado por un golpe en la cabeza por una revista. Golpe dado por Katsuki. Entre gruñidos aclamando que no necesitaba su ayuda, dejo la revista que el brillos había dicho que no era recomendable y miró otras entre las revistas de esa sección.
Se dió cuenta que esto no era una tarea fácil y ahora entendía el porque algunos hablan de estas revistas como si se acabase el tiempo, había un montón, y solo de revistas de alimentación. No sabría por cual empezar... Suponía que una respuesta no podría resolverle todas sus cuestiones, tuvo suerte que la primera revista que encontró resolvió su duda, claro que sería mucho pedir otro y finalmente conseguir a Izuku.
Antes de que pudiera corregir su error, que era pensar esto para el y no para Izuku. Aoyama volvió a abrir la boca. Lo miro por el rabillo del ojo furiosamente. "Tus padres tienen una compañía de moda, ¿no?" Comentó el rubio más amarillento. Sin querer contestarle, solamente levantó intentando hacer que llegue al grano porque toda la clase lo sabía. "Solamente quería ver si querías venir conmigo al BKs que hay en este centro comercial, la tienda es grande". Un tic nervioso le comezón a pasar en su ojo derecho, porque SÍ sabia de la tienda BKs (una de las muchas tiendas de sus padres que están esparcidas por todo Japón), no hace falta que un traidor le diga cómo son las tiendas de sus padres ni en donde están.
Cuando iba a contestar cualquier escusa, Tooru apareció por detrás suyo y puso un brazo alrededor suyo y gritó en su oreja entusiasmada cuantas ganas tenía de entrar, pero al ser cara le daba vergüenza entrar sola. Llamó también la atención de Denki y todos ellos decidieron ir, sin pedir opinión porque seguramente sabrían que se negaría a ir con ellos. Por lo que no le quedó otra que seguirles para no estar solo.