Work Text:
Una vez pasada la alfombra roja, Itziar repiqueteaba nerviosa sus uñas pintadas de negro en el reposabrazos de su asiento sin escuchar lo que Hada, sentada a su lado, le decía. El teatro Barceló de Madrid iba llenándose de gente cada vez más rápido y su ansiedad crecía por momentos.
Estar en Madrid le generaba sentimientos encontrados. Por un lado, el País Vasco era su tierra, sin embargo, había sido tan feliz en Madrid que era imposible no considerarlo su segunda casa. Pero, por otro, Madrid le recordaba a él.
Las últimas veces que había ido allí, había acabado las noches en sus brazos fingiendo que, cuando se despertase, él seguiría ahí. Aún recordaba la sensación de acostarse sobre su pecho tras alcanzar el orgasmo, de sus dedos acariciando su pelo, de su risa en su oído, del cosquilleo de su barba en sus labios cuando se besaban, de sus despedidas prometiéndose una vez más juntos.
Ahora, no quedaba nada de eso.
Por si fuera poco, se había enterado durante las pequeñas entrevistas que Álvaro estaba allí esa noche e inmediatamente los nervios se apoderaron de su cuerpo. ¿La evitaría? ¿Se acercaría a ella? ¿Debía ella acercarse a él? Los periodistas, al notar su reacción, trataron de hacer preguntas sobre los rumores de la supuesta relación que habían tenido, pero ella esquivó con majestuosidad ese tema.
En realidad, no le gustaba ir a aquellos eventos. Eran unos premios totalmente manipulados para beneficio propio de algunas personas que estaba lleno de gente que se movía por puro interés, y aquello no iba con ella. Además, los periodistas aprovechaban ese momento de cercanía para sacar los temas más polémicos, cosa que ella detestaba y trataba de evitar a toda costa, pero siempre alguna pregunta se colaba.
—Ahora, vamos con el premio a mejor actriz de televisión presentado por un gran actor… –Anunció la presentadora.
Itziar solo notó que la categoría a la que estaba nominada llegó cuando Hada se inclinó hacia su oído y le deseó suerte, pero ella no lo necesitaba. Sabía que aquellos eran unos premios decididos por el público y, entre las tres nominadas, solo una de ellas era una apuesta segura para ganar el premio, y no era ella precisamente. Se sentó correctamente en su asiento preparándose para sonreír y poner la mejor cara posible cuando anunciasen a Najwa Nimri como ganadora del fotograma de plata.
—Por favor, sube al escenario Álvaro Morte.
Itziar sintió todo su cuerpo helarse mientras veía aquel hombre subir al escenario con gracia, como si para él no fuese tenso presentar la categoría en la que ella estaba nominada. Tenía una sonrisa pintada en sus labios que hacía que Itziar quisiera tirar todo a la basura y lanzarse a sus brazos sin pensarlo dos veces. Vio cómo sus ojos recorrían el público buscando algo… o alguien. ¿La estaba buscando a ella?
Apartó de inmediato ese pensamiento de su cabeza cuando escuchó su voz. Era absurdo que la estuviera buscando a ella ¿No? La última vez que se vieron fue en noviembre de 2021 y, desde entonces, sólo habían intercambiado algún que otro mensaje en fechas muy específicas como sus cumpleaños.
Había pasado más de un año desde aquella conversación cargada de sentimientos donde, yaciendo abrazados desnudos en la cama, acordaron que aquella era su última noche juntos. Sus corazones gritaban todo lo contrario, pero la vida parecía tener otros planes para ellos.
—Itziar Ituño por "Intimidad".
Itziar cerró los ojos al escuchar su nombre saliendo de sus labios después de tanto tiempo. Cuando los abrió, dio de lleno con su rostro completamente sonriente haciendo que su corazón se apretase de añoranza.
En todo ese tiempo, apenas se había permitido pensar en él. La última conversación que tuvieron le rompió el corazón en mil pedazos, pero se prometió a sí misma que podía seguir adelante como si Álvaro nunca hubiese pasado por su vida y la hubiese puesto completamente del revés. Ahora, tenerle delante suponía una mezcla de sentimientos en ella.
—Y el premio a Mejor Actriz de Televisión es para…
Hada sostuvo su mano nerviosa y, en el fondo, ella también estaba nerviosa. No iba a ganar, lo sabía, pero solo de pensar esa mínima posibilidad que tenía de hacerlo y tener que subir al escenario con Álvaro le daba escalofríos.
—¡Itziar Ituño! –Dijo más alto sonriendo.
Abrió la boca sorprendida sin creerse lo que acababa de oír. Hada gritó de alegría a su lado abrazándola y ella sonrió estupefacta. Acababa de ganar el fotograma de plata a mejor actriz de televisión. Sin esperar más, se levantó y caminó hacia el escenario.
Hacia él.
Álvaro la esperaba en el atril con el premio en la mano y una sonrisa de orgullo que solo él le podía dar. Las piernas de Itziar temblaron levemente mientras subía las escaleras del escenario. Con cada paso que daba, su corazón latía más fuerte.
Cuando estuvo frente a él y vio su sonrisa, supo que nada había cambiado.
Álvaro abrió los brazos y ella, sin pensarlo dos veces, se lanzó a ellos refugiándose en ese brazo que tanto había extrañado durante ese año.
Los aplausos llenaban la habitación y sus ojos se llenaban de lágrimas. La hacía tan sumamente feliz haber ganado ese premio y aún más con él ahí.
—Enhorabuena. –Susurró en su oído antes de separarse de ella.
Itziar agarró su premio con las manos temblorosas sin procesar todo aún. Se acercó al atril y nerviosa agradeció a los espectadores. La sonrisa de Álvaro se ensanchó escuchando cómo dedicaba aquel premio a todas las mujeres, no podía ser de otra manera. Levantó las manos para aplaudir cuando creyó que había terminado, hasta que le miró.
—Y, por último, dedicarle este premio a las personas que han pasado por mi vida en estos últimos años tan movidos y han dejado una huella en mí. Gracias por ayudarme a ser lo que soy hoy en día. ¡Buenas noches! –Su mirada estaba fija en Álvaro mientras decía aquella última parte de su discurso completamente improvisado.
Para todo el que lo viese desde fuera, Itziar estaba agradeciendo a la gente que ha estado con ella en los últimos tiempos. Para ellos dos, le estaba agradeciendo a él el haberla hecho tan feliz durante tantos años y por estar ahí en un momento tan importante para ella.
Le estaba agradeciendo que la hubiese querido.
Que la siguiera queriendo.
Álvaro rodeó su cintura y sonrió a la cámara una vez llegaron al centro del escenario para posar frente a la cámara. Itziar admiraba su capacidad de actuar como si nada pasara entre ellos, ella sentía que estaba plasmado en su cara lo enamorada que seguía de aquel hombre y no podía ocultarlo. Ambos sonrieron a la cámara y enseguida escucharon como le pidieron a Álvaro que bajase del escenario para poder hacerle la foto a la ganadora con su premio. Antes de alejarse, Itziar sintió como él acercaba la boca a su oído.
—Baño de mujeres en 10 minutos.
Ella le miró estupefacta y él solo le guiñó un ojo antes de bajar los escalones y salir de aquella sala discretamente. Volvió la cara hacia el fotógrafo cuando este reclamó su atención, pero su cabeza repetía las palabras de Álvaro una y otra vez.
Una vez hizo la foto, bajó las escaleras acelerada yendo hacia su asiento. Cuando llegó, Hada debió notar su cara de estupefacción pues enseguida se giró hacia ella.
—Era él ¿No?
Itziar solo asintió con la mirada perdida. Su corazón le decía que debía ir a su encuentro, pero su cabeza trataba de buscar una excusa para no hacerlo. Ella estaba soltera
—Tengo que irme.
Dejó el premio y su bolso en el regazo de Hada y salió rápidamente de allí ignorando por completo las preguntas de su amiga. Una vez abrió la puerta, respiró hondo y solo se dio cuenta de que tenía una sonrisa en la cara cuando se pasó las manos por el rostro nerviosa.
Da igual el tiempo que pasara, Álvaro siempre tendría ese efecto en ella.
Miró a ambos lados antes de entrar al pasillo que conducía hacia los baños y, una vez llegó, se paró nerviosa frente a la puerta. Su cerebro gritaba que era su última oportunidad de darse la vuelta y fingir que no había ido a ningún lado, pero pronto se encontró agarrando el pomo de la puerta con la mano temblorosa.
Álvaro estaba apoyado en el lavabo ajustándose los puños de la chaqueta justo cuando ella entró. Itziar se mantuvo en la puerta nerviosa y él sonrió mirándola completamente embobado en ella.
—Has venido.
La morena asintió mordiéndose el labio. Realmente, no sabía que hacía allí, no sabía que había ido a hacer allí. Solamente sabía que necesitaba estar cerca de él de nuevo.
Álvaro se acercó lentamente hasta donde estaba ella. Estando a tan solo un palmo de Itziar, la miró de arriba a abajo sonriendo.
—Estás preciosa. –Habló en voz baja colocando un mechón de pelo tras su oreja. Dejó la mano apoyada en su mejilla e Itziar cerró los ojos inclinándose hacia su toque–. ¿No vas a decir nada?
Itziar abrió los ojos y le miró seriamente.
—¿Qué quieres que diga? –Se separó de él suspirando y se apoyó en el lavabo de aquel pequeño baño. Él la siguió y se colocó justo a su lado en silencio, ambos mirando a un punto fijo. –¿Por qué estamos aquí?
Itziar rompió el silencio pero escuchó a Álvaro suspirar.
—No podía estar un minuto más sin hablarte.
—Álvaro, ya tuvimos esta conversación. –Dijo derrotada.
—Tuvimos esa conversación hace más de un año, Itziar. Ahora todo es diferente. –Esta vez, habló más serio que antes. Recordaba perfectamente aquella conversación, se repitió en su cabeza una y otra vez durante aquel año.
—¿En qué sentido? –Dijo ella irónicamente poniendo los ojos en blanco.
—Me he separado de Blanca.
Itziar dejó de respirar unos segundos. Aquellas palabras crearon un sentimiento raro dentro de ella. Hace unos años, habría deseado oír eso, pero también habría tenido pánico de esa frase porque significaba que tendría que reconocer sus sentimientos y no estaba preparada para ello. Ahora, sabía perfectamente que había estado enamorada de él y, si era sincera, lo seguía estando. Pero, igualmente, no sabía qué significaba eso para ella, para ellos.
—No era justo ni para ella, ni para los niños… ni para mí. No podía seguir con ella estando enamorado de otra persona. –Álvaro miró hacia ella viéndola perdida en sus pensamientos–. Enamorado de tí.
Su voz se quebró en mitad de la frase y el corazón de Itziar se rompió en ese mismo momento. Fue incapaz de decir algo pues no era capaz de verbalizar la mezcla de sentimientos que ese encuentro le estaba causando.
—Sé que no es justo que te diga esto ahora pero… solo quería que lo supieras.
Álvaro, al no ver respuesta por su parte, suspiró y caminó hacia la puerta. Puede que nunca más volvieran a verse, pero Itziar sabría cuales son sus sentimientos y nunca se arrepentiría de no habérselo dicho a tiempo. Su falta de respuesta le dolió, no lo iba a negar, pero para él lo primordial era reconocerle, por primera vez en todos estos años, que estaba enamorado de ella.
—Alvaro, espera. –Itziar sintió pánico al verlo irse y, con él, la oportunidad de calmar su corazón. Así que no dudó ni un momento en pedirle que se quedara. Le vio soltar el pomo de la puerta, pero aún no se giró hacia ella–. Lo siento.
Cuando se giró, ella se sintió extremadamente culpable al ver sus ojos llenos de lágrimas.
—Yo… Necesito tiempo para digerir esa información. –Se rió incrédula de su propia frase–. Joder, esperé durante tanto tiempo escucharte decir eso que ahora no sé reaccionar.
—No te lo he dicho porque espere que hagas algo con esa información. –Se sinceró–. Ni siquiera sé si has vuelto con Roberto o si tienes a alguien nuevo, pero necesitaba que lo supieras.
Itziar, perdiendo el miedo, se acercó con pasos lentos a él, su mirada nunca dejó la suya.
—Necesitaba que supieras que, para mí, nada ha cambiado… –Siguió hablando.
La morena llevó sus manos alrededor de su cuello y acarició con las uñas su nuca mientras acercaba su boca peligrosamente a la de él.
—Que sigo aquí para tí. –Susurró Álvaro sobre sus labios con la mirada fija en estos.
Sus labios se unieron en un beso lleno de cariño y nostalgia que les dejó sin aliento. Álvaro rodeó su cintura con sus brazos pegándola a su cuerpo.
Ambos sintieron que podían explotar en ese mismo momento. Llevaban tanto tiempo sin probar los labios del otro que se convirtió en un beso urgente donde sus manos recorrieron el cuerpo del otro y sus cuerpos se pegaron tanto que ya no sabían dónde empezaba uno y acababa el otro. El amor, la nostalgia y el deseo se fundieron en un beso con el que decían mucho más que con palabras.
Se separaron cuando sus pulmones rogaron por aire. Estaban en silencio, sus frentes estaban pegadas y sus labios entreabiertos sobre los del otro tratando de recuperar el aire pero negándose a separarse.
—Te he echado tanto de menos. –Álvaro rompió el silencio en voz baja como si aquello fuese un secreto cuando, en realidad, ya no tenía por qué serlo.
Itziar sonrió sobre sus labios robándole un beso antes de separar sus frentes para poder mirarle a los ojos.
—Yo también. No te imaginas cuanto. –Él sonreía como un niño haciendo que ella también sonriera–. ¿Por qué no me has hablado en todo este tiempo?
Itziar preguntó con calma acariciando su mejilla con su pulgar para transmitirle que ella no estaba enfadada por eso. Es cierto que en aquella última conversación decidieron ir cada uno por su lado, tratando de arreglar el lío que habían hecho durante esos años, pero aquello no significaba no volver a saber del otro nunca. Itziar necesitaba poner su mundo en orden de nuevo y él necesitaba aclarar sus sentimientos. La última vez que ella le envió un mensaje para saber cómo estaba, él no le respondió y aquello le dolió profundamente.
—Lo intenté, de verdad que sí. Pero, Itzi, hablarte era meter el dedo en mi propia herida. No fueron pocas las veces que entré en tu chat y escribí mensajes que nunca envié. –Itziar le acarició la barba para tranquilizarlo al sentir su voz ahogada, pero sus ojos también se llenaron de lágrimas–. Si te hubiese hablado, te habría acabado diciendo lo muchísimo que te echaba de menos y las ganas que tenía de volver a verte. Y eso no era lo que necesitabas en ese momento.
—Si me hubieras dicho eso te habría dicho que yo también me moría por verte de nuevo. –La voz de Itziar también sonó ahogada. Una sola lágrima cayó por su mejilla, pero Álvaro se encargó de limpiarla con su pulgar–. Cuando no respondiste a mi mensaje pensé que todo se había acabado, que ya no había posibilidad de que lo nuestro pudiese seguir en el futuro, que quizá habías encontrado a alguien más…
—Eso es imposible, nadie más eres tú, Itziar. Yo te quiero a tí.
Más lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas mientras sonreía y se inclinaba de nuevo hacia sus labios. Álvaro pasó las manos por toda su espalda hasta que una de ellas quedó anclada en su nuca para intensificar el beso como siempre le había gustado hacer.
Itziar rompió el beso riéndose y él, sin entender, se contagió de esa risa.
—¿Qué pasa?
—Que hemos pasado tanto tiempo escondiéndonos, que ahora que no tenemos que hacerlo, no sé cómo proseguir
—¿Qué te parece que empecemos con una cena en ese restaurante del centro que tanto te gusta con un vinito blanco? –Apretó su cintura sabiendo que la comida de ese restaurante y el vino blanco eran de sus cosas favoritas y él había acertado en todo.
—No puedo imaginar mejor plan.
—Mejor otro día. Hoy toca celebrar que eres la mejor actriz de televisión. –Dijo él levantando las cejas a la vez que ella hacía un puchero con los labios. Realmente estaba orgulloso de que por fin hubiesen reconocido el gran trabajo que hacía Itziar con cada personaje que le tocaba defender. Había pasado años esperando verla recibir algún premio de las tantas nominaciones y ahora no podía estar más feliz por ella.
—Creo que se me ocurre una forma de celebrarlo. –Itziar caminó hacia atrás, tirando a su vez de las solapas de su chaqueta con ella, hasta quedar apoyada de nuevo en el lavabo con él pegado a ella.
—Ah, ¿Sí? –Álvaro jugó con los tirantes de su vestido mientras tenía la mirada fija en sus labios.
Itziar asintió sintiendo sus manos en su cintura levantándola para sentarla en el lavabo y colocarse entre sus piernas.
—No sé por qué me da que no tiene que ver con ir a la fiesta que hay después. –Subió las manos por sus muslos sintiendo como la piel de Itziar se erizaba ante su toque
—Digamos que no mucho… –Pegó su cuerpo aún más a él–. Soy la ganadora y yo decido cómo celebrar mi premio.
Dejó de hablar cuando sintió sus labios atacando los suyos y solo pudo sonreír de anticipación por esa noche, por los meses que venían y por lo feliz que sería siempre que él estuviera con ella.
Aquella noche, Itziar se llevó a casa dos premios.
El fotograma de plata y el amor de su vida.