Work Text:
Mario Santos le dio un sorbo a su té Earl Grey y se agarró el puente de la nariz, con una mezcla de decepción y risa.
No era que la discusión le pareciera pelotuda per se, pero Pablo y Gabriel llevaban casi diez minutos discutiendo si El Extraño Mundo de Jack, película que les había hecho ver Gabriel, era una película de Navidad o de Halloween.
Pablo sostenía que era una película navideña porque se ambientaba en Navidad, y la trama giraba en torno a la Navidad, y Jack prefería Navidad a Halloween, mientras que Gabriel (que, para Mario, tenía razón) decía que era de Halloween, porque absolutamente a nadie se le ocurría verla en Navidad, y tenía una estética halloweenesca.
Sin embargo, definitivamente no era una discusión que ameritara más de dos minutos.
Mario apoyó su cabeza en el hombro y lo abrazó por la espalda.
—Buenos días, lindos— saludó Emilio, saliendo de la habitación de Santos. Apoyó sus manos en los hombros de Gabriel y le dio un beso en la cabeza.
—Amor, ayudame— pidió Mario con una risa— Están hace como diez minutos discutiendo, atento, si El Extraño Mundo de Jack es de Navidad o de Halloween.
Emilio lo pensó por, tipo, medio segundo y dictaminó:
—De Navidad, por supuesto— Pablo golpeó la mesa y Medina lo miró con reproche.
—Tema solucionado —se apuró Mario— ¿Podemos volver al laburo?
—Amor— Pablo apoyó una mano sobre la suya— ¿Podés relajarte un rato? Son recién las nueve, tenemos tiempo. Además, el simulacro está casi planeado, faltan los últimos detalles nomás, calmate.
—Y, si algo falla, el chabón más lindo del mundo siempre tiene la solución— aportó Gabriel, y Emilio asintió.
Santos se sintió muy bien frente a ese comentario, pero no lo dijo. Solo sacudió la cabeza con una risa y los dejó seguir. Discutieron por un rato más, hasta que Gabriel dijo:
—Piénsenlo así: ¿La canción se llama Esto es Halloween o Esto es Navidad?— argumento irrefutable, Gabriel había ganado la discusión.
Pablo y Emilio bajaron la cabeza.
—Escuchen— dijo Mario— Mañana a la mañana no tenemos compromisos (que yo sepa) así que podemos verla los cuatro ¿Les parece?
Los tres lo miraron sonrientes. Les parecía.
El simulacro salió perfecto, como siempre, por lo que se reunieron en la casa de Mario (en general era él quien ponía casa, porque tenía la más grande, y nadie tenía que dormir en el sillón porque hacían dos y dos). Cenaron, tomaron, cogieron, y tiraron los dos colchones al piso para dormir los cuatro juntos.
Al día siguiente, Mario fue el primero en levantarse. Hizo café, salió a comprar facturas, sirvió el café en cuatro tazas, lo calentó, se hizo un té, llevó todo a la mesa ratona, y despertó a sus novios.
—¿Vemos la peli?— los tres se despertaron y fueron al living, donde se encontraron con el desayuno servido y la película (que habían alquilado el día anterior) ya puesta.
Se apretujaron en el sillón, porque nadie quería quedar solo, y Mario puso play.