Chapter Text
Tenía que soportar un año más antes de graduarse por completo. Sólo faltaba la práctica profesional para terminar con los trámites necesarios para su titulación.
Su vida había sido un constante vaivén de altibajos desde que era menor de edad, tuvo que lidiar con problemas de adultos cuando su padre enfermó. Aunque su madre le animaba a disfrutar de su vida, como el hijo mayor, no podía dejarle sola.
Había tenido una temporada especialmente difícil durante la secundaria y la preparatoria pues los viajes para visitar a su padre, eran cada vez más largos y requerían al menos un cuidador para la estancia, por si ocurría alguna eventualidad. Para su fortuna las cosas fueron un poco menos caóticas cuando se mudaron a Estados Unidos, si bien acostumbrarse fue un impacto, lograron manejar todo para hacerlo lo más llevadero posible.
Una vez estuvo estable, pudo dedicarse sin demasiadas preocupaciones a otros aspectos de su vida… y hacerse responsable de sus acciones pasadas.
Nijimura Shuuzou era una persona que se sobreexigía para cumplir con su rol de líder. Odiaba lo mediocre y por lo tanto tenía estándares altos para todo lo que le rodeaba: escuela, familia, amigos. No es de extrañar que los profesores le tuvieran en alta estima, y que sus kouhai le tuvieran respeto y confianza.
Sin embargo, no fue tan fácil lidiar con esos niños ansiosos de poder. Reconocía su arduo trabajo, era imposible creer que alguien tuviera tales dotes para un deporte sin ser considerado un genio. Sin embargo, eso no los hacía intocables. Los reconocía sí, pero debía también ponerles un límite.
Para su infortunio, hubo uno de esos mocosos que sobrepasó los límites deportivos… y él lo permitió. Por supuesto, viéndolo en retrospectiva se dio cuenta de que fue manipulado, ya que aceptó todo lo que ofrecían estando en un momento vulnerable. Después de eso, tuvo encuentros, inapropiados con otro integrante del equipo de basquetball, algo de lo cual no se enorgullecía y que esperaba sinceramente olvidar.
Nunca debió esperar nada de ellos, debió mantener su postura hasta el final.
Ahora, frente a él se encontraba otro problema, ese mesero que lo vio en uno de sus momentos más vulnerables.
Tendría que ser cuidadoso con él para no cometer el mismo error de nuevo.
Y para no reprobarlo a la mínima provocación.
Capítulo 3. Nijimura y su vida
Lo primero que vio Furihata al entrar al salón fue al cliente que parecía zombie hace unos días tras, le sorprendió y sin pensarlo preguntó: “-¿Está comiendo apropiadamente okyaku-san*?”- frente a todo el salón.
Un silencio incómodo se formó entre todos los presentes, quienes esperaron por la respuesta del próximo profesor titular de la clase de matemáticas.
-Buenas tardes.- fue lo único que respondió el moreno, tratando de ignorar lo que acababa de escuchar- Toma asiento, la clase va a comenzar.
Furihata apenado, fue consciente de la situación en la que se encontraban y se obligó a responder en automático:
-Bue-buenas tar-des, disculpe la tardanza.-trató de sentarse en el lugar menos visible pero todos los asientos de atrás estaban ocupados, tuvo que elegir uno de los lugares que, casualmente, estaban frente al profesor.
-Um, que no se repita. Bien, soy Nijimura Shuuzou, su próximo profesor en esta materia. Estaré encantado de trabajar con ustedes- sonrió tratando de fingir que no había sucedido nada.
Pero Furihata lo sabía, conocía esa sonrisa pues se parecía a la que hacía Kuroko cuando tenía un plan malévolo, y temió por su vida.
Desde el momento en que se sentó supo que el profesor tendría su mirada en él, así que decidió dar lo mejor de sí para no reprobar la clase… y no quedar (aún más) en ridículo.
Al finalizar la clase Furihata se acercó a Nijimura. Y sin darle tiempo a procesar nada, se disculpó:
-Lamento mucho la situación, sensei. Estuvo fuera de lugar y no tenía relación alguna con la clase. Essoloquemesorprendiverloyesperabaquesesintieramuchomejorrealmentenolodijeconlaintencióndehacerlosentirmaldeverdadlamentoquemibocanosepacuandohablar.
Al ver al castaño a punto de tirarse en el piso para formar un dogeza, Nijimura aguantó la risa, al verlo tan desesperado.
-Está bien. Acepto tu disculpa a condición de que no repruebes mi materia.
-¡¿En serio?!
-Claro, alguien que tiene el valor de humillarme frente a toda la clase debe demostrar ser mejor que el profesor, así que tendré expectativas muy altas sobre tu desempeño en mi clase. Y por último, tendrás que traerme el desayuno todos los días.
-¡Claro que sí! Muchas gracias, Nijimura-sensei.
-Bien, dejando eso en claro, nos vemos la próxima clase.
A pesar de que no quería perder autoridad frente a los estudiantes, no podía evitar sacar su lado suave cuando veía a personas como Furihata; inocente, lleno de energía (que por supuesto él no tenía), y con ojos honestos. Era el tipo de personas que hubiera deseado que fueran parte de la GoM.
De no haber sido por esas características Nijimura estaba seguro de que le habría hecho la vida imposible a ese castaño. Sería indulgente por el momento.
Esperaba no cometer el mismo error que tuvo con esos dos, aunque era la menor de sus preocupaciones pues lo único que buscaba a esas alturas era terminar su carrera, comer algo decente y no morir en el intento de volverse un adulto funcional.
Básicamente quería sobrevivir.
Dentro de sus planes, definitivamente no estaba enamorarse…otra vez.