Chapter Text
Oliver
Hace casi un mes desde que Elio se vino a vivir conmigo. Y estas semanas han sido absolutamente perfectas. Los niños cada vez se sienten más cómodos con Elio. Creo que lo prefieren a él antes que a mí. Y nos les culpo. Aunque obviamente ha madurado en los últimos 10 años, sigue teniendo esa parte infantil que me encanta y que hace que se lleve tan bien con Billy y Matt.
Es domingo, y estamos en el comedor. Elio y yo estamos en el sofá, su cabeza en mi regazo. Los niños están jugando en el suelo. Suena el teléfono.
-¿Oliver?
Se me corta la respiración.
-Hola, papá. ¿Cómo estás?
-No hagas como si te importara.
-¿Qué quieres, papá?
Elio me pregunta con gestos si debería dejarme hablar con mi padre a solas. Niego con la cabeza. Con sus preciosos rizos castaños entre mis dedos y mis niños delante de mí, nada de lo que me diga mi padre me puede afectar.
-Me han dicho que te han visto entrar varias veces a tu apartamento con un chico.
-¿Y?
-Quién es?
-Qué más te da?
-Oliver, ya nos has ridiculizado bastante con tu divorcio. No puedes ir por ahí con un chico.
-Eso no es de tu incumbencia.
-No te da vergüenza?
Y hasta aquí aguanto.
-Mira, papá, piensa lo que quieras. No me interesa. Ah, y tus nietos están bien. Gracias por preguntar.
Cuelgo el teléfono con demasiada fuerza.
-Estás bien? -Elio está claramente preocupado.
-Sí, mi padre es un gilipollas, pero sinceramente, me da igual.
-Vale. Pero si necesitas hablar, dímelo.
-Gracias. Te quiero. -le doy un beso en la cabeza.
-Papá, porque el abuelo no nos quiere?
Se me acaba de romper el corazón.
-Porque es mala persona.
-Pero es tu papá. A ti tampoco te quiere?
-Creo que no, Matt.
-Bueno, no pasa nada -se levanta del suelo y se sienta a mi lado -yo te quiero mucho, papá. Eres el mejor del mundo. A qué sí, Billy?
-Siiii -Billy se levanta y se tira encima de mí, casi aplastando a Elio, que tiene una enorme sonrisa en la cara.
-No me hace falta que mi padre me quiera, tengo todo lo que necesito aquí mismo.
Le doy un beso en los labios a Elio y abrazo fuerte a mis hijos. Esto es felicidad, y se me escapa una lágrima de pura emoción.
Más tarde, después de haber acostado a los niños, Elio y yo estamos en la cama.
-Yo también te quiero, por cierto.
-Lo sé.
Dylan ha estado ocupado durante las últimas semanas, así que todavía no ha podido conocer a Elio. Esta tarde hemos quedado con él.
-Elio!!! Por fin nos conocemos -se tira a abrazarlo.
-Encantado de conocerte, Dylan. Oliver me ha hablado mucho de ti.
-Solo cosas buenas, espero.
-Por supuesto.
Así que los tres pasamos la tarde juntos y puedo notar que Elio y Dylan ya se consideran amigos.
-Podéis venir los dos a mi fiesta de Nochevieja.
Miro a Elio y levanta los hombros asintiendo con la cabeza.
-Claro, allí estaremos.
Elio
Me ha encantado conocer a Dylan. Es como Oliver me lo describió.
Las fiestas de Navidad se acercan y mi intención era volver a Italia, pero con Oliver aquí no puedo soportar alejarme de él y sé que él no va a querer venir conmigo porque necesita estar con sus hijos. Así que mis padres han decidido que vendrán ellos, lo que me hace mucha ilusión.
Oliver y yo hemos ido al aeropuerto a recoger a mis padres.
-Oliver!!! Madre mía, qué alegría verte!!! -mi madre no puede contener la emoción.
Ambos abrazan a Oliver y luego a mí.
Pasamos la Nochebuena juntos, los hijos de Oliver están con Micol.
Pero el día de Navidad lo pasan con nosotros y no puedo evitar fijarme en lo bien que se llevan mis padres con los niños.
Les doy a los niños unos regalos que les compré sin que Oliver lo supiera y él me mira con cara de sorpresa y me da un beso en la mejilla.
Ver su cara de felicidad y la de los niños es todo lo que necesito. Y con mis padres al lado no puedo pensar en nada que me haga más feliz que esto.
Oliver
Pasar Navidad con Elio, sus padres y mis hijos es lo mejor que me podría haber pasado.
Hoy es Nochevieja, así que Elio y yo nos estamos vistiendo para la fiesta de Dylan.
Cuando sale de la habitación, se me corta la respiración.
-Elio, estás guapísimo -lleva un traje azul oscuro que le sienta genial.
-Tú tampoco estás mal -se acerca a mí y poniendo las manos por detrás de mi cuello me da un beso que nos deja sin aliento.
-Te acuerdas de que tenemos que irnos, verdad?
Asiente con la cabeza y me da otro beso, esta vez más corto.
Cuando llegamos a casa de Dylan, ya nos están esperando. Presento a Elio como un amigo, porque tampoco tengo tanta confianza con la gente para decirles la verdad.
Sin embargo, cuando llega la medianoche y con unas copas de más, no puedo evitar poner las manos alrededor de la cintura de Elio y besarle debajo del muérdago que Dylan había colgado en su salón.
-Oliver!! -Elio me mira con los ojos muy abiertos, sorprendido.
-Me da igual lo que piensen, te quiero muchísimo y llevo queriendo hacer esto desde que te conocí. Lo sé, soy un romántico empedernido.
-Y me encanta. Feliz Año Nuevo. Te quiero.
Con otro beso, nos decimos todo lo que no podemos expresar con palabras. 1994 va a ser un año genial. Estoy convencido.