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Language:
Español
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Published:
2022-10-31
Words:
1,695
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1/1
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5
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42

Un descanso durante el viaje

Summary:

En ese momento, Tomo se sintió increíblemente protegido, como si nada pudiera llegar a él aquí, y honestamente no le hubiera importado quedarse en los brazos de Kazuha para siempre.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

Tomo se despertó con un bostezo ligero, entrecerrando los ojos y protegiéndose los ojos de la luz solar sobre él. Cuando sus enfoque visual comenzó a reajustarse y aclararse, se encontró con la sonrisa descarada de su mejor amigo, la iluminación solar que se filtraba a través de las hojas, arrojaba un halo de luz alrededor de su cabeza desde atrás.

La vista lo atrapó por sorpresa y sus mejillas se enrojecieron. En su estado mental confuso, por un segundo, el samurai de cabellera rubia se preguntó si había sido encontrado por un ángel.
En el momento en que se dio cuenta de dónde estaba, Tomo se levantó del regazo de su acompañante. Se liberó de sus brazos, pero aún sentía el calor de las manos de Kazuha sobre su piel, generando una sensación de comodidad en su pecho. Sentado en el césped y una mano en el costado de su cabeza, revisó sus recuerdos, tratando de rememorar qué había pasado para llevarlo a una posición tan vergonzosa, pero agradable.

Lo último que podía recordar, él y Kazuha habían estado entrenando a las afueras de la aldea Konda. Tomo se lo había pedido cuando se percató de la dificultad que había sufrido al luchar contra unos kairagi que yacian cerca de la aldea a pedido de los habitantes de allí, el rubio no pudo negarse en lo más mínimo, incluso si antes había luchado contra un grupo de youkais maliciosos, si no fuera por la asistencia de Kazuha, habría salido herido.

Lo estaba dando todo, pero era posible que haya superado su límite. Y antes de que él lo supiera...

Afortunadamente, no padecía de ninguna herida, pero aquello era habitual cuando Kazuha estaba a su lado.

—Si querías tomar un descanso, podrías haberme dicho —dijo Kazuha de forma sosegada, acariciando suavemente con los dedos la cabellera rubia del otro chico—. Tu espada se te resbaló de las manos a mitad del movimiento. Todavía estaba viniendo hacia ti, también. Si no hubiera pensado rápido... habrías comido pasto. —Tomo podía imaginarlo; su gonshintou cayendo de sus manos y Kazuha atrapandolo justo a tiempo gracias a sus sentidos impecables y veloces de guerrero. El exorcista desvió la mirada de la sonrisa con una pisca de burla de Kazuha ante la imagen mental, sintiendo que su rostro se calentaba. Esa faceta juguetona de él era algo que aún le sorprendía contemplar.

—Te veías tan lindo y pacífico. —dijo Kazuha soñadoramente y sinceridad, sus palabras eran como madera que alimentaba el fuego de una chimenea. En esos instantes, el rubor en las mejillas del rubio.

—Kazu-chan... —murmuró Tomo, agarrando el borde de su bufanda para así tapar un poco su cara.

—Estaba empezando a preguntarme si debería haberte despertado con un beso. —añadió, rascando tímidamente uno de sus pomulos y con eso el rostro de Tomo se enrojeció por completo, imitando el color de las hojas que tanto adoraba coleccionar el joven Kaedehara. Cierto, había olvidado que el muchacho al lado suyo, era su mejor amigo y novio.

Pero no podía evitar olvidar a veces eso, era tan bueno que todavía seguía procesando ese hecho... y ese sentimiento nació con que últimamente había una sensación, revoloteando delicadamente en su pecho. Un sensación vacilante, no tan pequeña, del que poco a poco se dio cuenta. No sabía cuándo había llegado a existir, pero había surgido en algún momento entre los entrenamientos, los juegos, las conversaciones al cocinar juntos y las innumerables otras cosas que hacían juntos. Era un poco aterrador debido a ser algo desconocido y extraño, aun así fácilmente condensado en un solo pensamiento: lo amaba.

Él quería tanto ese beso...

—¿Puedes...? —el joven tragó saliva, y continúo su cuestión, pero sin atreverse a mirar a su pareja—. ¿Puedes hacerlo ahora de todos modos? —cuestionó, su voz inusualmente baja e insegura, Kazuha se sonrojo al oírlo, al mismo tiempo de parpadear sorprendido... pues sabía lo que eso representaba.

Esa pregunta no era la única muestra de afecto que le había dado Tomo a él; su timidez en compañía de su vulnerabilidad... Era algo sumamente valioso cuando el rubio era alguien que siempre retenía sus sentimientos negativos y escondía sus debilidades, para de esa forma emitir al resto seguridad y confianza, encarando el peligro de frente con la cabeza en alto, permitirse estar dormido junto a él sin pensarlo dos veces, la confianza que Tomo depositaba en sus manos era enorme.

—Por supuesto... —contestó Kazuha, invadido en júbilo y orgullo de que Tomo le mostraba todas y cada una de sus facetas sin temor. Ser quien contemplaba su rostro mientras el resto de personas sólo su espalda. Posicionó una mano en uno de los hombros del rubio, empujándolo suavemente sobre el césped y colocándose encima suyo.

Kazuha acomodó sus antebrazos en los laterales de la cabeza de Tomo, sus miradas, una roja y la otra púrpura, se encuentran durante unos instantes. El samurai se preguntaba cómo esos orbes podían imitar perfectamente el matiz del trueno, era como si él estuviera hecho precisamente para portar ese elemento. No obstante, aquello no era su mayor encanto, si no la forma en la que se nublaban en efecto cuando él se reflejaba en ellos. Sus párpados fueron cayendo a medida que acercaba sus labios hasta juntarlos por completo, los brazos del otro muchacho envolvieron el cuello del Kaedehara, buscando borrar hasta la más mínima distancia. Un beso que empezó con tranquilidad y, de manera progresiva, se transformó en algo más pasional y profundo.

—Kazuha... —susurró Tomo después de que el aludido le brindase unos segundos para recuperar el aliento, su respiración se tornó pesada al percibir el tacto de las manos del alguna vez samurái proveniente de la nobleza, sobre su abdomen, subiendo lentamente hasta detenerse en sus pectorales, provocando que un gemido tenue saliera de su boca.

Motivado por aquel sonido deleitante, Kazuha agarró la bufanda morada y la bajó para comenzar a brindar besos cortos a su cuello. Tomo disfrutaba esas acciones, su cuerpo incluso se apretaba más al chico más bajo en estatura, dispuesto a recibir más de él. Dirigió su campo visual al chico sobre él, notado que los ojos de otoño perpetuo lo admiraban con un afecto tan inmenso que su pulso se aceleró, cada vez que Kazuha le entregaba esa clase de mirada, Tomo no sabía cómo reaccionar, ya que siempre le resultaría una novedad aunque no fuera la primera vez. Ni mucho menos la última, nunca lo sería, pues lo verdaderamente eterno en su nación, era los sentimientos entre los dos.

Expresando mejor su afecto en acciones que en palabras dulces y floreadas como su compañero, volvió a besarlo. De inmediato, Kazuha saboreó su boca como si fuera de ellos platillos elaborados que tanto le encantaba, pero Tomo tratándose de uno de lujo, y en cada segundo que transcurría el rubio sentía su cuerpo tan ligero. Tal vez se trataba una vez más de sus sentimientos por su compañero haciendo estragos en su anatomía, o los poderes anemo de Kazuha que eran capaces de hacerlo volar; ambas, pero se inclinaba más a la primera. Después de todo, siempre se siente caminando sobre viento a su lado.

El momento sereno y afectuoso fue interrumpido al percibir la cabeza de Tama sobre su mejilla, frotando su pelaje sobre su piel de forma insistente, cosquillas se manifestaron y no tuvo otra opción más que separarse de Kazuha mientras reía. Por otra parte, el samurai portaba una expresión malhumorada y cruzó sus brazos. Creía que la gatita blanca se tardaría más jugando con las flores y mariposas del campo. De verdad creía que ella tenía una especie de radar cuando los momentos entre él y su dueño subían de tono, y el chico Kaedehara no se equivocaba con sus instintos.

—¡Está bien, está bien, Tama! —Tomo agarró a su mascota y la abrazo, sonriendo. Ella ronroneaba victoriosa—. Aquí estoy, también te daré cariño. —agregó, depositando pequeños besos sobre sus pequeñas orejas, el felino no tardó en ronronear, contenta. El cazador de demonios amplió su sonrisa, contagiandole ese gesto a Kazuha.

Empujándose hacia arriba, Tama escabullendose en los pliegues de su yukata sin demora, sacudió la tierra de sus pantalones y camino en dirección a la pareja de espadas que yacían clavadas en el suelo, tomando ambas. Al ver la mirada de preocupación que rápidamente reemplazó la sonrisa de Kazuha al hacerlo pensar que continuarían viajando, negó con un movimiento de cabeza para tranquilizarlo.

—Tomaremos un descanso. Perdón por preocuparte. —Por un segundo, Kazuha pareció desconcertado por su disculpa, ¿su preocupación se volvió transparente? Trató de ocultarlo con un resoplido, Tomo también lo leía como un libro abierto. Y eso es lo que le encantaba: se conocían demasiado bien debido a la honestidad que manejaban ambos.

—Siempre trabajas demasiado duro. No dejaré que algo así vuelva a suceder, ¿sabes? — Su voz e tranquila como la mayor parte del tiempo, pero sus palabras transmitían la determinación férrea que él poseía cuando se trataba de cuidarlo. Kazuha debió haber estado preocupado todo ese tiempo...

Tomo apretó los labios, sintiéndose mal por lo ocurrido, pero al mismo tiempo no podía evitarlo;porque siempre iría por más, siempre podría soñar con más y fortalecerse. Y así, mejorar y ser fuerte para todos, evitando que sufran peligros. Pero... quizás, un par de límites no vendrían mal..Tomo asintió y extendió una mano, Kazuha lo miró, un poco confundido cuando se acercó para tomar su mano.

—Vamos, no estamos en una roca, pero... la temperatura del pasto es agradable.

Kazuha aceptó la iniciativa y acompañó al rubio en su siesta. Lo que Tomo no sabía es que a él no le importaba si no dormían sobre una roca, a él le era suficiente estar a su lado debido a su calidez incomparable para su cuerpo y corazón. Tomo cerró los ojos y se apretó contra el costado de Kazuha, disfrutando del peso de su brazo alrededor de él, su calor y el sonido de los latidos de su corazón. En ese momento se sintió increíblemente protegido, como si nada pudiera llegar a él aquí, y honestamente no le hubiera importado quedarse en los brazos de Kazuha para siempre.

Notes:

Tama, con voz de Vegetta: No se folla en la naturaleza.

Perdóname Kazuha ya tendrás una oportunidad «3

Tenía que hacer algo en la week, al menos una día. Mi plan era un fic largo, pero no pude por cuestiones escolares qwq pero lo publicaré en épocas navideñas.

Nos vemos~