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A veces no podía moverme. Mis piernas fallaban y tenían sentarme a arreglarlas, oculta en cualquier hueco de la ya olvidada ciudad. Las calles vacías, y llenas de escombros dificultaban el paso. A veces perdía la conciencia y me despertaba meses después con la batería llena gracias al sol.
A veces despertaba y no podía ver porque alguien había robado partes de mi. A veces era peor, y despertaba encerrada en algún lugar porque alguien había decidido experimentar conmigo.
Entonces no me sorprendí cuando abrí los ojos y al escanear la habitación me di cuenta que estaba en una celda, otra vez.
Empece a escanear mi cuerpo y todo parecía estar en su lugar, lo cual si fue una sorpresa. ¿Alguien me había secuestrado? ¿O habían robado algún componente interno?
Si pudiera sentir, probablemente estaría muy asustada. Pero solo me sentía extraña. Mis piernas hacían ruido al moverse, probablemente por la falta de uso. Moví mis dedos solo para probar y tardaron unos segundos en reaccionar.
¿Cuánto tiempo había estado desconectada? Parecía más que la última vez.
Alguien más estaba en la celda conmigo. Me miraba fijamente desde el otro lado. Parecía humano, solo que una de sus manos era robótica. Lo cual no era extraño. Antes de construir androides o robots los humanos diseñaron esta tecnología para ellos, para su salud.
Su cabello rojo estaba sucio, sus ojos ámbar estaban fijamos en mi. No parecía tenerme miedo pero si estaba alerta. Un rápido escaneo me hizo saber que estaba herido, dos costillas rotas, y varios golpes repartidos en su rostro. También tenía signos de deshidratación.
Su estado de ánimo estaba completamente en rojo. Alerta, adolorido, cansado, hambriento. Podría ver qué estaba completamente agotado. Tenía ojeras y los labios resecos. Probablemente tenía aquí mucho tiempo, quizás un años o dos.
Nos miramos fijamente.
Podía escuchar pasos fuera de la celda, quizás seis o siete guardias. La puerta no tenía ventanas, solo una pequeña abertura por la que probablemente pasarán la comida. Si es que daban comida. También había una ventana, pero parecía sellada por fuera.
Moví mi mano a mi pierna. Él humano se tenso. No quería asustarlo, sería más problemático que útil si tenía que estar aquí con él.
Pero sería aún peor si hablaba para decirle que no quería hacerle daño, los humanos tendían a odiar la voz con estática que teníamos los robots.
Así que me moví lento. Mis dedos tocaron por encima del desgastado y sucio pantalón un botón. El pequeño compartimiento de mi pecho se abrio. Solía guardar cosas para arreglarme o cosas humanas que encontrará por ahí.
El humano pelirojo parecia cada vez más alerta e indeciso. Como si no pudiera decidir sobre mis acciones. Sus labios estaban tensos en una línea y podía escuchar su corazón.
Meti mi mano en mi estómago, el chico ahogo un jadeo cuando saque una botella. Entonces se relajo, y me miró fijamente de nuevo. La botella tenía agua. La hice rodar en su dirección, haciendo que chocará con sus pies y volví a cerrar mi compartimento.
El humano miro la botella y luego a mi. Varias veces. La sospecha estaba en su cara pero tomo la botella.
Asentí con mi cabeza, satisfecha. Y decidí cerrar los ojos. Quizás así estaría menos tenso.
Escuche como se acomodaba en su sitio, abria la botella y bebía.
Bien. Quizás no odiaba a los robots. Estaba bien con eso.
"Gracias."
Su voz me tomo por sorpresa, abrí los ojos y mi escáner empezó a parpadear a su alrededor. Sus signos vitales estaban igual, pero su estado de ánimo parecía haber mejorado un poco. Sus ojos ya no parecían alerta, ahora solo estaba cansado.
Entonces entendí que tal vez no había dormido conmigo aquí, inconsciente.
Asentí con mi cabeza de nuevo. Sentí un pequeño tirón en mi pecho.
¿Yo daba miedo?
Quería preguntarle pero no creia que fuera lo mejor.
Tal vez la próxima vez.