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Un día en la familia Djarin Skywalker

Summary:

Un día, o madrugada, en la familia Djarin-Skywalker

Notes:

Este día pertenece al reto del flufftober de Es de Fanfics.

Din del grupo DinLuke en whats, gracias por la inspiración 🤭

Work Text:

Las risas se escuchaban en la sala, de donde provenía la única luz de la casa. El volumen bajo de la música a veces cubría los silencios, pero las risas resonaban de nuevo, tapando las melodías. Luke y Din estaban sentados en el medio de esa sala, en la mesita de café, rodeados de tijeras, recortes, hojas y muchas pegatinas. Grogu y Rey habían olvidado completamente su tarea para el siguiente día: unas máscaras para el “Día de la vida” para la excusión que tendrían a Kashyyyk.

 

Debido a que era tarde, Luke se tentó el corazón y los dejó ir a dormir, él se encargaría del trabajo que sus hijos tenían que haber hecho temprano. Y no hubiera sido un problema, de fiestas pasadas tenían antifaces, eso hubiera bastado. El problema realmente es que su profesora les había pedido con formas específicas y entre recortes y medidas, Luke ya empezaba a cansarse de hacerlos desde cero. Además, tardó en recortar una máscara para Grogu que pudiera quedarle bien siendo tan pequeño.

 

Gracias a la Fuerza, Din regresó a casa un poco más temprano de lo habitual. Después de un largo día poniendo en orden Mandalore, esperaba encontrar a su familia dormida. No fue una sorpresa ver a Luke aún despierto con diamantina en las manos y retazos de papel en su cabello. No sería la primera vez que su esposo prefiere que Grogu y Rey duerman, a dejarlos desvelándose por una tarea.

 

—¿Qué se les olvidó ahora? —sonrió mientras empezaba a quitarse la armadura, estaba decidido a ayudar.

 

—Máscaras, con peticiones muy específicas, para Kashyyyk.

 

Din sonrió y se acercó a Luke para ver lo que llevaba. Siempre les pedían ese tipo de tareas en su nueva escuela. Habían decidido que Rey y Grogu estudiarían en una escuela normal, que serían niños normales posible; por las tardes irían al templo de Luke para trabajar en sus dones con la Fuerza, o con él para trabajar en su entrenamiento mandaloriano, y dejándoles horas libres para que pudieran jugar como los niños que son.

 

Una decisión que parecía sana para sus hijos; y así se olvidarán un poco de la guerra que aún permeaba en la galaxia hasta que tuvieran una mayor edad para prepararlos. Y ahora, gracias a esa decisión, tenían que hacer máscaras con indicaciones muy específicas para el “Día de la vida” en Kashyyyk, en la madrugada, después de un día agotador y lleno de trabajo.

 

Din decidió acompañarlo con unas tazas de kaf y música. Se sentó a su lado para tomar una máscara y ayudar para que pudieran ir a dormir lo más pronto posible. Discutieron un poco de quién consentía más a los niños, después su conversión se desvío a no dejarlos ir a jugar a menos que terminen toda su tarea. Lo cual seguro no cumplirían, otra vez, porque siempre es la misma conversación y la misma promesa.

 

Tras concentrarse en hacer la máscara, discutir qué colores eran, cómo Bo-katan había sido una molestia en todo el día; o cómo Ezra había llevado gatos de Lothal y hecho perder el tiempo a los niños toda la tarde, empezaron a hablar sobre invitaciones a celebraciones, o fiestas importantes que le hicieron a Din y que no tenía tiempo para ello. Aunque estaba tentado de ir a alguna, solo para que Luke se vistiera para la ocasión y deslumbrase a todos. Luke solo se sonrojó, a esa hora sus defensas, o contraargumentos estaban dormidos.

 

—No voy a negar que me gustaría verte en un baile de máscaras, pero odiaría que todos se enfocaran en aquello que te hace ver tan bonito—sus ojos no eran lo único bonito en Luke, pero era inevitable que alguien no notará lo encantador de esa mirada.

 

—¿De nuevo con mis ojos? —recriminó Luke soltando una sonrisa perlada, Din casi se sintió suspirar al verlo tan risueño. Cuando lo conoció, Luke sonreía por amabilidad. Ahora lo hace porque realmente es feliz y ese es el mejor logro que Din ha tenido.

 

—Bueno, no es lo único bonito que tienes, pero es difícil no perderse en ellos. Nadie me dejará bailar contigo en cuanto te vean.

 

—Si no tuvieras el casco, te puedo asegurar que toda la atención se iría al atractivo y ardiente rey.

 

—Exageras

 

—¿Ahora yo lo hago? Creo que deberías verte a un espejo más seguido—le guiño el ojo coqueto mientras seguía recortando las decoraciones y pegando algunos brillos en la máscara de Grogu.

 

—Y tú deberías dejarme hacerte cumplidos más seguido y solo agradecer, no empezar a halagarme—regañó también para dedicarle una sonrisa cariñosa y sacudir los recortes alrededor, levantó la máscara de Rey—. ¿Y bien? No soy bueno para esto

 

Luke sonrió, estaba hecha un poco desastre y algunas pegatinas algo chuecas, y los brillos salían un poco de la línea. Era perfecta. Incluso le quedó mejor de lo que le hubiera quedado a Rey, quién era un desastre para las manualidades. Esperaba que no lo notara su profesora.

 

—Me gusta, creo que esa es más Rey—habían intentado con otros moldes, pero no les convencían. Tenía que parecer que sus hijos las hicieron y no ellos en la madrugada. Levantó la suya, era un poco más ordenada, aunque trato de hacer lo posible para que pareciera que Grogu la había hecho—. Creo que ahora si es el tamaño de Grogu.

 

Ambos asintieron. Al fin habían terminado.

 

Dejaron las máscaras en un lugar donde no se les olvidara en la mañana. Y empezaron a levantar todo. Entre papeles, tijeras y pegamento, Luke encontró uno de los antifaces que uso de referencia, se lo colocó y miró a Din quien recogía las tazas y un plato con bocadillos que apenas habían terminado.

 

—Creo que este es mi color, ¿qué opinas? —dijo sonriendo y jugando, la máscara era blanca con brillos dorados decorando el contorno, y unas plumas artificiales que simulaban la de alguna ave exótica en las esquinas. Din boqueo un poco al verlo. Siempre que Luke enfatizaba sus ojos azules y enormes, sentía que perdía el aliento.

 

—Realmente eres precioso…

 

—Din…

 

—No. No aceptaré una negativa, o que me halagues a mí. Solo acéptalo y di gracias—Luke asintió, riendo ante el regaño-orden de su esposo con esa bonita sonrisa, y Din de pronto se sintió el hombre más afortunado de la galaxia.

 

—Gracias, Mand’alor…—molestó, sabía que Din a veces no le gustaba que él, en especial él, le dijera de esa manera. A menos que fuera en la cama, claro.

 

Din suspiró, dejó las tazas y el plato que llevaba en mano y se acercó. Tomó las mejillas de Luke, acariciándolas despacio. No llevaba guantes, entonces podía sentir la piel suave directamente. Acarició hacia los labios gruesos y rosas, esa mirada intensa cada que lo veía podía provocar muchas cosas en él. Se arriesgó a tomarlo de la cintura, justo cuando una melodía alegre sonaba en el aparato de música.

 

—¿Quiere bailar conmigo, maestro Skywalker? —preguntó dejando un beso en la nariz de Luke. Le daba ternura el verlo así de contento, tranquilo. Tenía una chispa encantadora y su corazón se llenaba de júbilo al saber que había logrado que Luke realmente tuviera paz en su vida.

 

—Un baile con el mand’alor…—enfatizó el rubio, entonces tomó otro antifaz, dorado con la decoración blanca, se la colocó a Din, este sonrió encantado. Tal vez por la forma en que crían a sus hijos no podían ir a grandes celebraciones, pero siempre les quedaban esos momentos—. Sería un placer...—dijo Luke para dejarse guiar por su esposo.

 

Din sonrió ante las acciones de Luke, era normal estar encantado por su esposo. Lo tomó de la cintura y la mano enguantada para comenzar a moverse alrededor, con algunos pasos torpes. Tanto por el espacio como por su poca práctica bailando. Luke era mejor en eso, lo poco que sabía era porque le había enseñado el Jedi.

 

—Aún no sé cómo hacer esto—dijo Din nervioso, mirando al piso. No quería pisarlo como antes ya había pasado.

 

—Pero si eres muy bueno, me gusta siempre bailar contigo—halagó Luke, de verdad que había mejora en el baile de su esposo. Y siempre podrían practicar juntos.

 

Siguieron moviéndose alrededor de la habitación. Disfrutando de la compañía del otro, robando un poco de tiempo, que hace mucho no tenían debido a todas sus responsabilidades. Eran reconfortantes esos momentos en la madrugada, solo para ellos, aunque sea solo un baile o una taza de café para terminar la tarea de sus hijos.

 

—No significa que sea bueno—alegó Din, tratando de no mirar tanto sus pies.

 

—Si practicaras más seguro te harías mejor

 

—¿Dónde conseguiría un compañero con el cual practicar con mis horarios?

 

—Oh… creo que conozco uno. Solo promete no enamorarte de él—sonrió con cierto coqueteo en su sonrisa. Din levantó una ceja, curioso.

 

—No prometo mucho si tiene unos ojos tan bonitos como los que estoy viendo ahora—Din le dejó un beso en la nariz, de verdad que estaba encantado con la forma en que los ojos de Luke miraban a través del antifaz. Se enmarcaban tan bien los ojos azules, la mirada preciosa y brillante. Luke no solo era sus ojos azules, pero no había nada que lo caracterizara tanto. Sus ojos eran la mirada a su alma.

 

Din era débil a las almas buenas y los ojos grandes.

 

Luke sonrió, soltó la mano de Din y decidió abrazarlo por el cuello, Din lo acercó más tomándolo de la cintura y recargando su frente en el rubio.

 

—Te extrañe hoy —confesó Din, al fin había podido tocar a su esposo después de un día lleno de ocupaciones.

 

—Yo te extraño todo el tiempo—y no era mentira, cada que podía Luke buscaba a Din con la mirada. Esperando que estuviera cerca de donde entrenan los niños para poder verlo, aunque sea una vez al día.

 

—Solo pídelo, y dejo todo. Nos vamos a algún planeta remoto donde nadie nos vuelva a encontrar, nunca.

 

—Sabes que no podemos hacer eso, menos ahora que tu pueblo sigue creciendo y la Orden Jedi…

 

—Lo sé, lo sé… solo…

 

—Lo sé… Y un día realmente lo haré… te tomaré la palabra y nos iremos al exilio.

 

—Que no sea cuando este tan viejo, por favor. Aún quiero hacer algunas cosas indecentes contigo antes de que no pueda moverme—ronroneo abrazándolo más de la cintura, pegando ambos cuerpos aún más y ocultando su rostro en el cuello de Luke, olfateando ese olor a rosa malreaux y amapola, valle verde y agua fresca.

 

—Oh, estoy seguro de que eso jamás se detendrá…

 

—¿Es un cumplido? ¿O una petición ahora?

 

—Din…—quiso regañar hasta que sintió las manos de su esposo acariciando la cintura, un escalofrío recorrió su cuerpo. Solo decidió buscarlo con la mirada. Din tan apuesto, pero tan tierno. Podía coquetear torpemente en un momento, y al otro estarían en una situación caliente.

 

Din subió sus manos, acariciando la cintura, la espalda mientras lo miraba a los ojos, Luke se sujetó de sus brazos, ansioso ante esos ojos hambrientos. El beso solo surgió de la necesidad, no se habían visto en todo el día y apenas habían tenido tiempo para saludar. Solo necesitaron el roce de sus labios para profundizarlo, primero sus labios acariciando, apretando los contrarios, después las lenguas probándose.

 

Fue un beso corto, pero muy dulce, como tanto les gusta.

 

Se miraron de nuevo, con una sonrisa coqueta y los labios rojos. Suficiente para empezar otro un poco más intenso. Ya hace rato habían perdido el ritmo de la música, y los besos se intensificaron. Luke tuvo que dar un paso hacia atrás tratando de no caer. Sus piernas estaban cediendo, se ponían débiles siempre que se trataba de Din y sus besos.

 

Caminaron un poco más, queriendo alcanzar el sillón cerca. Un paso tras otro. Y en el último paso, Luke no notó la pintura que se había caído desde hace rato y eso lo hizo resbalar, debido a que Din estaba distraído en los labios de su esposo, terminó cayendo encima. Fue un golpe seco que lastimó el trasero de Luke y la inercia los hizo darse un cabezazo.

 

—Auch—dijeron al unísono sobando sus frentes. Solo se miraron y soltaron unas carcajadas. Fue inevitable para Luke no tomar la barbilla de Din, y dejarle un beso suave en los labios.

 

—Oh, ¿aún buscas provocarme?

 

—Pues…—y la alarma sonó, esa que usabas para despertarse y empezar el día. Din solo soltó un suspiró y sonrió para besar de nuevo a Luke.

 

—Iré a prepararles el desayuno, ¿te parece si vas a alistarlos? —ofreció Din, Luke sonrió bastante divertido con la situación y asintió.

 

Se dieron un beso de nuevo, se levantaron para hacer la tarea que a cada uno le correspondía. Y así empezaba un día más en la familia Djarin-Skywalker.