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In cupid's nets

Summary:

Nami y Luffy deciden que han tenido suficiente de tener a Sanji deprimido por su ruptura anterior por lo que gracias a la novia de Luffy lo inscriben a una especie de concurso de parejas en internet. Sanji conoce entonces al amor de su vida sin siquiera esperarlo, un espadachín de competencia olímpica de extraño cabello verde y una hermosa complexión física.

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FLUFFTOBER DÍA 1: Cita a ciegas.

Notes:

Hola holaaaa. Miren, nuevamente me metí a un concurso porque claramente soy IDIOT4 y quería participar, así que aquí está el primer capítulo del día solamente porque en serio me gusta escribir diferentes temáticas con mis chicos de OP.

Espero les guste.

Work Text:

Habían pasado seis meses desde que el compromiso de Pudding y Sanji había llegado a su fin. Ella simplemente no había sido para él, su familia había tenido otras tradiciones y basado en su comportamiento no le había interesado mucho seguir las tradiciones a las que Sanji era fiel. Al final, por esas discrepancias ella fue quien lo dejó, no había sido un evento agradable para nadie, ella lo había dejado a la mitad de la planeación de la boda y él terminó por derrumbarse a pesar de todos sus intentos de estabilizarse fuerte.

Sin embargo, nuevamente seis largos meses ya habían transcurrido, su padre Zeff había sido paciente con él respecto a poder volver al trabajo y todo eso, pero ya tenía que seguir su vida y estar entrando y saliendo del restaurante cada que se sentía inestable no era algo que ni Zeff ni él mismo necesitaran. Nami y Luffy habían estado siendo un enorme apoyo para él respecto a no dejarlo caer y sacarlo de vez en cuando para que pudiera olvidarse de todo lo que pudiera tener que ver con ella. No vieron ninguna mejora cercana por lo que claramente Nami había comenzado a enfadarse con él por no querer seguir adelante.

“Bueno, no sabes lo que se siente que te boten antes de tu boda, no creo que podamos ponernos en su lugar.” Luffy había comentado una vez, cuando Nami había estado a punto de reclamarle un par de cosas a Sanji que podrían no servir para su proceso de recuperación.

Luffy tenía razón, a ella le iba muy bien en el amor cuando se lo proponía, era hermosa y muy inteligente, tenía a montones de chicos a sus pies. De la misma manera Luffy parecía ser un imán para chicas hermosas — de manera inexplicable, al menos para ella —, de lo contrario no sería con su envidiablemente hermosa prometida, la CEO de la empresa de moda más grande del mundo; Boa Hancock. Por esos motivos ellos no podrían exactamente ponerse en los zapatos de Sanji, maldita sea, ni siquiera Usopp pudo, su esposa era una de las doctoras más queridas de toda su ciudad, además de ser sumamente hermosa física y emocionalmente.

Sólo Sanji parecía tener mala suerte al respecto, aunque Nami creía fielmente que no ayudaba mucho que su corazón perteneciera a mil mujeres a la vez mientras trataba de enfocarse en una.

“¿Qué tal si lo inscriben en una página de citas a ciegas?” Boa había comentado mientras tomaba asiento en la cama de Luffy.

Luffy en cuestión tenía una confianza ciega con ella y cuando tenía un problema que no podía resolver por su cuenta no dudaba ni un minuto en contarle para ver si ella podía tener una mejor vista de la situación.

“¿Una página de citas a ciegas?” Luffy cuestionó mirándola intrigado antes de que su atención se desviara hacia el dolor de fruta que ella había dejado en la mesa cuando llegó sólo para robar un puñado y meterselo de golpe a su boca.

Nami miró fijamente eso y arrugó la cara con asco, ¿cómo Boa pudo encontrar atractivo en algo como eso? Ni siquiera pudo clasificar el arrullo que ella hacia mientras limpiaba la boca de Luffy con una servilleta.

“Es lo que le recomendamos a Zoro, ¿recuerdas? Inscribe a la persona en una página segura y colocan sus datos más atractivos, entonces se hace un sorteo para ver con quienes serán emparejados y el contacto de la pareja seleccionada para que puedan comunicarse. La página les ofrece el lugar y la hora para que todas las personas seleccionadas para ese mismo día puedan tener una cita segura e irse si no se sienten cómodos, de esa manera los que pueden relacionarse con otras personas.”

A Nami le pareció una buena idea. Desconocía mucho de quién hablaron ellos dos, pero si a su amigo le había funcionado entonces pudieron intentarlo con Sanji.

“¿Todavía tienes la página confiable que le dio a ese tipo, Zoro?” Nami preguntó a Boa y sonrió cuando ella asintió. “Perfecto, Luffy enciende tu computadora, vamos a hacerte una cita a ese tonto.”

Luffy sonrió emocionado y corrió por su laptop que estaba en la habitación de su hermano mayor. Después de cerrar las pestañas pornográficas y declarar que golpearía a Ace si su laptop de trabajo se llenaba de virus, entraron a la página de recomendación de Boa y adjuntaron todos los buenos datos de Sanji para hacerlo atrayente para alguna persona… Lo cual los llevaron al siguiente punto:

“¿Dejamos que sólo admita chicas?” Boa preguntó, viendo con interés la gran cantidad de cualidades que Luffy y Nami habían escrito.

“No lo sé, Sanji siempre ha sido de chicas pero supongo que innovar no es algo malo, puede tener la oportunidad de encontrar el amor en otro lado.” Nami murmuró más para sí mismo que para el par a su lado, pero igual ellos lo escucharon.

“Sanji no es sólo de chicas.” Luffy declaró de arrepentirse, una risa burlesca escapándose de sus labios. “Muchas veces lo vi mirando a algunos chicos cuando íbamos a verlo en el club de atletismo, supongo que ha vivido con eso reprimido, podemos hacer que sea más abierto conseguir mismo.”

Nami miró sorprendida a Luffy y luego asintió lentamente, marcando la aceptación de ambos sexos siempre y cuando se adecuaran a lo que estaba buscando en alguien y viceversa. Confiaba en Luffy, al final de cuentas, por extraño que pareciera siempre tenía un buen ojo para identificar esas cosas.

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“¡Ustedes dos!” Sanji exclamó atrayendo la atención de sus amigos a la mitad del camino que tomaron para ir al trabajo.

"¿Oh? ¡Sanji!” Luffy saludó tan energético como siempre mientras cargaba su sombrero de la marina para que el viento no se lo llevara.

“Sanji, es bueno verte fuera de casa.” Nami saludó también, pero más consciente de dónde se dirigía su mala cara.

“¡Nada de Sanji!” Él rugió. “Ustedes dos, desgraciados insensibles… ¿Me quieren explicar por qué estoy en una página de citas? ¿Y por qué al parecer tengo que encontrarme con alguien en un restaurante de mediana clase a las 5:30 pm?” Sanji inspiró profundamente mientras de digerir toda la situación. “¿Cómo es posible que ustedes dos no tengan la mínima decencia de respetar el luto de un hombre por…?”

“¿Cuál estupido luto?” Nami cuestionó molesta e irrumpiendo la diatriba diaria de Sanji. “¡Ya basta, Sanji, Pudding te dejó hace seis meses y ella ya rehízo su vida, hazte un favor y acepta esta estúpida oportunidad para que dejes tranquilo a tu padre ya todos nosotros!” La pelirroja cruzó sus brazos sobre su prominente pecho y desvió la mirada de su amigo.

Ella no quiso decir eso exactamente, bueno, sí quiso, pero tal vez con palabras más amables, sin embargo no pudo más con el hecho de que Sanji pusiera tantas excusas para seguirse autodestruyendo.

“Nami tiene razón.” Luffy continuó, aunque un poco más amable. “Ve esto como una oportunidad y ya, si funciona sería genial y si no, no es el fin del mundo Sanji, muchas personas estarán dispuestas a formar parte de tu vida en el momento indicado, sólo tienes que esperar un poco. Al menos… Inténtalo por nosotros, ¿sí?” Los ojos de cachorro de Luffy se postraron fijamente sobre Sanji y este, después de cinco minutos de intento por rechazarlo y no lograrlo, insistieron ir a la cita y contarles cómo le iba.

“Si esto sale mal, prométanme no volver a meterse en mi vida de esta manera, ¿de acuerdo? Es lindo… Pero no quiero lastimar a nadie más si me torno demasiado para alguna chica.”

“Esto es lo interesante Sanji, nosotros somos tus amigos y siempre brindamos intentos y oportunidades a lo nuevo, no obstante puede ser una chica y no siempre somos tan ignorantes de tu vida al respecto.” Con eso Nami dio por cerrada la conversación y continuó caminando con Luffy a cuestas hacia la parada de autobuses que los llevaría directamente al pabellón de la marina donde trabajaban.

Sanji los vio partir antes de suspirar pesadamente y sentir que un horrible dolor de cabeza se avecinaba. Si sobrevivía, mataría a ese par, aun si Nami era sumamente hermosa para morir.

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Pasó toda la noche conversando con su padre sobre lo que Nami y Luffy habían hecho. Zeff no estaba ni disgustado ni enojado por la decisión de ellos, al parecer sí que se había sumergido en su miseria una cantidad de tiempo e incluso su padre ya había pensado en intervenir, agradecidamente sus amigos actuaron más rápido y con más suavidad de lo que Zeff hubiera hecho.

“Ellos dijeron… Que no pudo ser aún una chica, no sé qué rayos hicieron pero quiero aceptar la oportunidad de conocer de esa manera a la persona que me toque, al final la página se ve profesional, la novia de Luffy se las logró. Viejo, si no fuera una chica y me gusta… ¿Qué hago?” Sanji cuestionó realmente incómodo y preocupado sobre la situación.

Zeff no dijo nada de inmediato. Cuando convertir a Sanji se le había informado la clase de padre que había tenido y la clase de valores estúpidos que le habían tratado de inculcar, incluso si llevabase con ese niño muchos años había cosas que el miedo de experiencias pasadas no se podía simplemente ignorar. Le tocó tomar una respiración profunda y luego ver a su hijo fijamente antes de tomarlo por el hombro.

“¿Qué más quieres hacer, mocoso? Date la oportunidad de ser feliz, si te gusta un hombre está bien y si te gusta una mujer igual está bien. ¿Crees que soy alguien para decidir por tu vida? Siempre y cuando a quien elija sea persona lo demás simplemente es necesario buena de cuestionar.”

Sanji sonrió a su padre y asintió. No esperaba exactamente esa clase de respuesta por parte de su padre, pero estaba sumamente agradecido por lo que había dicho. El correo electrónico aún no había revelado la identidad de la persona y mucho menos su sexo, sólo sabía su edad y sus pasatiempos, no sonaba como algo que congeniara exactamente con lo que supuso, sus amigos habían aclarado algo que buscaba, pero no se iba a cerrar a la oportunidad.

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El día que más temía llegó muy rápido. Todo el día, desde que amaneció se puso a ver qué rayos se habrían para la ocasión, un traje para un lugar de clase media se vería demasiado ostentoso y tal vez prepotente. Una camisa casual y unos jeans tal vez denotarían poco interés. ¿Qué tipos de zapatos llevar?

Estuvo corriendo toda la mañana tratando de dejar todo listo para cuando su turno en el Baratie — restaurante elegante de cinco estrellas, por cierto — por fin terminara, por lo mismo tal vez llegó tarde a su turno y llegó tarde a casa, pero había logrado ducharse correctamente y estar presentable para ir al restaurante, aunque llegó un poco tarde igual.

Cuando estuvo frente a las puertas del restaurante no pudo evitar sentir que su estomago se revolvía. ¿Estaba seguro de hacer esto? Si no entraba el daño a la persona que sería su cita no se vería gravemente reflejado. A pesar de su enorme insistencia interna por huir, se atrevió a entrar al restaurante y se presentó con los coordinadores para poder tomar asiento en la mesa que le correspondía, sin embargo la silla frente a él estaba vacía. No había llegado muy tarde, ¿o sí? Su cita no se podría haber impacientado tanto como para simplemente irse.

“No se preocupe, no ha llegado.” Una de las coordinadoras enviadas; Vivi, se leía en su gafete.

Él le agradeció y simplemente esperó, y esperó, y esperó una vez más. ¿Lo habrían dejado plantado? Nuevamente esa inseguridad apareció en su mente y lo hizo sentir nervioso. Pero entonces al restaurante entró un hombre sumamente cautivador. Sanji inmediatamente fijó sus ojos en él para observarlo fijamente. Alto, casi igual a su estatura. Su porte era recto e imponente y su cuerpo estaba bastante bien trabajado de una manera que él mismo podría considerarse envidiable. Su vestimenta era bastante curiosa para alguien recatado a la moda como podía serlo él; la camisa era blanca — claramente de tela de vestir— bajo el saco negro abierto y se podía ver a medias una faja extraña color verde apretando su cintura. Vestía unos pantalones oscuros bastante entallados que le permitían observar lo bien trabajados que estaban sus carnosas y gruesas piernas, y vaya que el trasero que se le veía era… ¡Woah! Lo más disonante del atuendo era que el tipo traía unas espadas amarradas a la cintura y unos tenis que desentonaban un poco con la ropa, pero no era quién para cuestionarle eso, recordaba perfectamente haber leído en su descripción que era un competidor de algo similar — aunque no es que le haya tomado mucha atención —. Se volteó para representar al coordinador que lo estaba viendo desaprobadamente — Sanji recordaba vagamente que su nombre era Bonclay—, no obstante este asintió en comprensión por lo que el hombre de extraño cabello verde parecía haberle dicho. Fue ahí cuando Sanji notó que traía tres pendientes en forma de gota en su oreja izquierda.

<<Que tipo mas extraño>> . Pensó Sanji, pero era una extrañeza que no podía dejar de observar. “Me pregunto quién será su pareja.” Susurró para sí mismo antes de tragar saliva al notar que ese apuesto chico misterioso se acercaba a su mesa… Y se paraba frente a él.

“Eh, lamento la demora pero… Me perdí de camino aquí.” El tipo murmuró una disculpa algo apenada, no dirigiéndole una mirada completamente debido a lo rojo de su rostro. “Ah, y también mi padre me llamó a última hora para que lo apoyara en cubrir el turno de la noche así que tuve que volver por mis espadas.” Refirió con una sonrisa un poco más honesta, pero seguía siendo una expresión apenada.

El hombre en cuestión no sólo era cautivador físicamente, sino que su voz era suave cual seda pero profunda como una amenaza sigilosa y letal. Sanji sólo pudo admirarlo un poco más, embobado en lo que ese tipo estaba provocando en él, aunque tuvo que salir de ese ensimismamiento cuanto el hombre carraspeó un poco su garganta en busca de algún indicio de comprensión o cualquier otra expresión mínima. Claramente negó, su cabello rubio se movió junto a su rostro suavemente antes de devolverle la sonrisa y levantarse para dejar el asiento como todo un caballero — que claro, no es que él realmente necesite serlo, no obstante quería causarle una buena impresión —.

El tipo pareció sorprendido con la acción y nervioso no tuvo más opción que sentarse, dejando con cuidado sus espadas colgadas sobre el respaldo de la silla.

“No hay problema”, Sanji por fin verbalizó. “Aunque honestamente creí que no te presentarías.” Confesó con una mueca incómoda, sin embargo en cuando se dio cuenta de la expresión abatida del hombre de cabello verde él mismo fue capaz de notar que había externado un pensamiento tan pesimista. Claramente trató de arreglarlo al momento. “Bueno, eso eh… No importa. Soy Sanji.” Su mano se extendió para tomar la del hombre y este le entregó la suya dubitativo.

“Roronoa Zoro.” Respondió él con algo de incomodidad bailando en sus pupilas.

Sanji acercó la mano de Zoro hacia su boca por pura inercia y la besó suavemente como era su normal cortesía en una cita romántica. El rostro de Zoro se volvió violentamente rojo inmediatamente y no pudo evitar desviar el rostro.

Sanji tragó saliva angustiado y quiso abofetearse ahí mismo.

“Lamento si te incomodé.” Sanji se apresuró a aclararse, pero Zoro negó efusivamente.

“¡No!” Él exclamó apresurado. “Sólo me tomaste por sorpresa, eso es todo.” Una sonrisa tenue se presentó en los labios rosáceos del muchacho y Sanji no pudo evitar pensar que era una de las sonrisas más hermosas que había visto jamás.

No pasó mucho tiempo cuando el camarero por fin hizo acto de presencia, ofreciéndoles el menú especial y las bebidas más caras —petición de Sanji, claramente—. Después de ordenar comenzaron a presentarse con las cosas que no habían sido registradas en el currículo, y tal vez aclarando las que sí.

“Entonces, cuéntame de ti, Zoro.” Sanji pidió educadamente, sentándose inclinado hacia el frente y recargando sus codos haciendo que su fino rostro descansara sobre sus manos entrelazadas.

Zoro miró hacia el techo un momento emitiendo un sonido de “Hum…” pensativo.

“¿Exactamente qué quieres saber?” Él cuestionó.

“No lo sé.” Sanji confesó. “¿Tu cabello es naturalmente de ese color o te lo tiñes?”

“Es así de nacimiento.” Zoro aclaró. “¿Tus cejas son realmente así?” Cuestionó, señalando en sus propias cejas un remolino como el de la única ceja visible del otro hombre.

“Sí, y antes de que preguntes, sí, ambas son así.”

“Bien, bien.” Ambos se miraron algo incomodos, sintiéndose estancados en su propia conversación.

“Según tu perfil eres espadachín de competencia, ¿no? También dijiste que tu padre te pidió dar clases, ¿formas parte de algún dojo, algún clan o algo así?” Agradecidamente para Zoro, Sanji era mejor sacando conversación de lo que él mismo podría ser.

“Un dojo en la quinta avenida de la zona turística de la ciudad.” Sanji silbó impresionado.

“¿Y cómo es eso de la competencia?”

Zoro se tomó un par de minutos explicándole todo respecto a la competición a Sanji. El rubio estaba fascinado con todo el asunto, Zoro era muy bueno narrando sus actividades como competidor y todas sus batallas, incluso le había contado sobre su enemigo y mayor inspiración en el mundo del Kendo, un tal “Dracule Mihawk” del cual Sanji realmente nunca había oído hablar.

Sanji también aprendió durante ese lapso de tiempo que Zoro era más que un simple espadachín de competición y sensei de medio tiempo, igual era un licenciado en idiomas internacionales que fungía como embajador entre su país de origen (Japón) y Estados Unidos respecto a las artes marciales (Karate y el Kendo).

Nunca había sentido tanta admiración por un tipo, no era que las artes marciales le llamaran mucho, pero por algún motivo no le parecía disgustante en lo más mínimo escuchar toda la rutina de Zoro, incluso le parecía bastante impresionante que se la viviera haciendo ejercicios pesados —aunque claro, eso explicaba perfectamente su físico—.

En medio de su conversación la comida de ambos fue servida y la botella que Sanji había ordenado fue presentada y vaciada correctamente en ambas copas. Zoro claramente no comprendía la importancia de esas etiquetas pero Sanji se tomó la molestia y el tiempo de explicarle por qué lo eran para un restaurante, eso hizo a Zoro recordar la descripción de Sanji que él mismo medio había leído.

“Es verdad, tú eres cocinero en el famoso Baratie, ¿no es así?” Zoro preguntó. Sus manos se movieron instantáneamente hacia la copa de vino que recientemente le habían servido y le dio un sorbo despacio, tanteando el sabor.

“Sí, soy de hecho el mejor cocinero de todo el país.” Sanji no era alguien modesto en cuanto a la cocina refería, todos lo sabía bastante bien y no era para menos cuando su rostro había aparecido en múltiples páginas y revistas. “También soy el hijo del dueño.” Agregó, no totalmente consciente de que eso podría ser una verdadera sorpresa.

Sin embargo cuando Zoro se atragantó con su bebida pudo notar que tal vez el muchacho no era alguien que estuviese pendiente con las notas de popularidad o algo así.

“¡El hijo del famoso ex boxeador, Zeff!” Zoro chilló sorprendido. “Tu padre es una de las leyendas del boxeo, el hermano de mi mejor amigo incluso lo admiraba cuando éramos niños.” Zoro sonrió antes de soltar una especie de jadeo al recordar algo que por su expresión parecía ser invaluable. “Sabes, una vez conocí a tu viejo.” Zoro mencionó.

Sanji de hecho, no esperó esa respuesta en particular. Zeff no era un hombre que tuviera muchos amigos y mucho menos que conviviera tanto con gente que no fuera de su “círculo familiar” así que no entendía exactamente en qué contexto Zoro pudo conocerlo.

“¿En serio?”

“En verdad, mira, resulta que el abuelo de mi mejor amigo es buen amigo suyo y una vez fueron a la casa de mi mejor amigo para beber algo, porque para aclarar, su abuelo vivía con mi mejor amigo y sus dos hermanos porque su padre está lejos en un asunto de la marina.” Zoro aclaró. “Como sea, ese día mi amigo Luffy y yo estábamos comiendo un paquete entero de sopas instantáneas como parte de una competencia con los hermanos mayores de mi amigo, Zeff lo vio y se ofreció a hacer algo para nosotros porque pensó Garp no nos alimentaba.” Zoro se rio un poco con ese cálido recuerdo, aunque aún estaba sorprendido de saber que estaba teniendo una cita con el legítimo hijo del famoso chef Zeff.

“Sí bueno…Un momento.” Sanji miró fijamente al hombre frente a él y luego tragó saliva. “¿Dijiste Luffy? Como, Monkey D. Luffy. ¡¿Ese Luffy?!” Sanji cuestionó algo nervioso.

Zoro lo miró pasmado antes de asentir lentamente.

“Sí… ¿Cómo conoces a Luffy?” Zoro le devolvió la pregunta.

Bueno, el destino es simplemente raro. Para ambos fue ridículo saber que estudiaron en el mismo campus en la preparatoria antes de que cada uno tuviese que elegir una especialidad para la universidad. También fue ridículo enterarse por parte de Zoro que ambos habían sido engatusados por las ideas de la novia de Luffy para acabar en una página de citas, aunque bueno, en el lado de Zoro habían intervenido mucho a favor de Boa, su hermana Kuina, su querida amiga Robin y su novio Franky.

Chopper y Brook no se habían metido ni para defenderlo ni para apoyarlo, tal vez porque ninguno estaba realmente interesado en ver cómo se estrellaba en eso si no funcionaba —aunque Brook había dicho que haría una canción en su honor por si acaso—.

También había sido sorprendente saber que tenían tantos amigos en común y aun así jamás se habían topado. Parecía una mala broma de la vida que al final de cuentas había terminado bastante bien. Sanji estaba encantado con Zoro y Zoro estaba bastante interesado en Sanji.

No había nada seguro en cuanto a su interacción se refiere, pero ninguno se arrepentía de haberse atrevido a participar en una cita a ciegas y aunque le agradecían a Boa y a Luffy primero se atragantarían con una fruta antes de confesarlo.

Sea como sea, Sanji igual le debía un enorme y sincero agradecimiento a Nami y Luffy por todos sus esfuerzos, no sabía por qué, pero realmente creía que Zoro era el correcto.

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