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Namjoon no cree en Dios, sin embargo, a lo largo de su amistad, Taehyung le habló demasiado sobre ángeles como para sentirse lo suficientemente competente en reconocer uno si tiene la posibilidad de cruzárselo. Y si la maravillosa y perfecta imagen que ve inmediatamente al abrir los ojos después de haberse dado el golpe de su vida no es un ángel, entonces no está seguro de que esas criaturas realmente existan como sostiene su amigo y lo siente profundamente por Taehyung.
En realidad, Namjoon cree haber muerto. No se explicaría sino, cómo es que una criatura de rasgos tan suaves y perfectamente redondeados, de mejillas altas y el tono justo de rosado para contrastar contra su cremosa y blanca piel, ojos profundos y luminosos atentos a cualquier movimiento suyo, labios rosados y carnosos que harían flaquear hasta la voluntad más férrea se encontrara caminando entre los mortales y estuviera hablándole justo a él, de toda la población adecuadamente atractiva a su alrededor.
La criatura, en su total y maravillosa perfección, que resulta ser un atractivo joven de alrededor su edad, le habla mientras frunce el ceño con preocupación, pero Namjoon no es capaz de oír nada de lo que dice y sospecha que se debe al brutal golpe que se dió en la cabeza y que le hizo ver estrellas al caer de su bicicleta.
Cierto, estaba andando en bicicleta. Recuerda haberse distraído unos segundos en cómo la luz dorada del atardecer se reflejaba hermosamente sobre el río Han dando la sensación de estar recubierto por una manta dorada, cuando impactó contra algo sólido y en movimiento. Automática e imprevistamente salió volando de su bicicleta e impactó contra el sólido suelo del camino de la rivera del río junto a un sonoro crack, seguramente de alguno de sus huesos roto.
Namjoon parpadea varias veces, notando que con cada segundo que pasa vuelve un poco más en sí, ubicándose en tiempo y espacio, e intenta recordar exactamente qué fue lo que sucedió además claramente de su obvia incompetencia para hacer dos cosas al mismo tiempo. Las imágenes cada vez son más claras y definidas a su alrededor y los sonidos recobran su fuerza y cadencia habitual, llegando rápidamente a sus oídos. Cuando mueve su cuerpo aún en el suelo, nota que además de un leve dolor en la cadera, no parece haber ningún hueso roto por lo que suspira aliviado al mismo tiempo que llega a sus oídos la voz suave y preocupada del joven a su lado, aún con su mirada preocupada fija en él.
-¿Estás bien? Eso pareció haber sido un gran golpe..-.
-Yo.. Ehmm.. Wow…- es lo único capaz de articular Namjoon cuando se pone de pie, porque realmente ¡WOW!
Primero por la notable fuerza del joven que a pesar de su baja estatura y físico de apariencia petit, en un parpadeo lo ayuda a ponerse de pie sin mucho esfuerzo. Segundo porque cuando lo logra, Namjoon nota que el joven es alguien real, de carne y hueso, existente en la tierra entre los mortales humanos, simples y de belleza promedio como él, a pesar de que la luz dorada de los últimos rayos del sol que se reflejan sobre las aguas del río Han a sus espaldas le den un halo angelical, como si fuese una figura celestial. Y tercero porque el golpe no fue tan severo como cree que ha sido, y que a pesar de no haberse roto nada, el sonoro crack que oyó al caer de su bicicleta realmente existió y se produjo porque su enorme y torpe figura ha caído sobre una hermosa skate, rosa y amarilla con delicadas flores grabadas en toda su extensión y elaboradas letras que rezan “Serendipity” labradas elegantemente. No cabe ninguna duda que pertenece al ángel de cabello rosa y gorra púrpura, labios para morirse y rostro angelicalmente perfecto que acaba de ayudarlo a ponerse de pie. Su mente de pronto recuerda en cuestión de segundos lo que acaba de suceder y llega a la conclusión que la masa sólida y en movimiento contra la que impactó es ese hermoso joven que tiene frente a él y que al caerse de la bicicleta cayó sobre su skate partiéndola en dos.
Namjoon siente de repente como su rostro se prende fuego, su boca se seca de repente, su estómago se cierra en un puño y desea que la mismísima tierra bajo sus pies se abra en dos y se lo trague vivo.
-¡Oh mierda!- exclama Namjoon tomándose la cabeza al caer en la cuenta de lo que acaba de suceder.
-¿Estás bien?- pregunta nuevamente el joven. La preocupación aún evidente en su rostro mientras sus ojos recorren a Namjoon de pies a cabeza para chequear que, en efecto, se encuentre bien y que no tenga ninguna herida.
-Acabo de romper tu skate- responde en su lugar Namjoon al borde de la histeria, sin poder desviar sus ojos de los tristes restos de la skate que ahora no es más que un montoncito de madera rosa y amarilla y ruedas torcidas.
-¿Pero tú estás bien?- insiste el joven acercándose algunos pasos a él, y aunque Namjoon lo nota, no es capaz de reaccionar a ello ya que su mente está en otro lado.
-Eso creo… si… pero…-.
-Entonces está todo bien. No hay nada de qué preocuparse- tranquiliza el joven con una sonrisa suave y sus ojos que estaban nublados de preocupación, parecen despejarse rápidamente e iluminarse alegremente con genuina amabilidad.
Sin embargo, Namjoon es incapaz de dejar pasar lo sucedido. Lo que él ha causado.
-¡Claro que sí! Acabo de partir en dos tu skate, ¡y era tan linda! Oh diablos, seguramente era tu preferida.. ¿Que he hecho?! Mierda, ¡lo siento tanto!- Namjoon niega con la cabeza aún observando la triste escena frente a ellos y sus ojos grandes que parecen querer salir de sus cuencas, componen junto a su horrorizado rostro una mueca que hace sonreír al joven frente a él.
-Está bien, en serio. Si, era una de mis favoritas, pero definitivamente no la única. No tienes que preocuparte por ello, en serio está todo más que bien- tranquiliza el joven con una sonrisa en los labios y ojos sinceros que parecen atravesarlo.
-Por favor, déjame compensarte. Podemos ir a comprar una… Permíteme hacerlo- finalmente Namjoon alza sus ojos y lo observa desesperado. La vergüenza crepita bajo su piel y la compostura amable y tranquila del joven no hace nada para aliviar la culpa que siente.
-¡Claro que no! Esto es en parte mi culpa también, así que no tienes de qué preocuparte-.
-¡No, no, insisto! ¡Mierda, soy tan torpe! Venía mirando el río en lugar del camino, en que rayos estaba pensando…-.
El joven frunce el ceño levemente y sus ojos chispean con intensa incredulidad.
-No haré que me compres una skate nueva, ¿quien hace eso? ¿Acaso estás loco?!- ríe el joven mientras niega con la cabeza.
¿Cómo es posible que además de ser tan hermoso, sea tan perfectamente amable y sereno? Namjoon sospecha estar alucinando porque no es posible que un joven como él, esté hablándole a alguien como él en plena calle. De pronto Namjoon se siente demasiado expuesto y vulnerable, y a pesar de percibir que no se trata de ello, no puede evitar tomar personalmente el rechazo del joven, lo que lo hace sentirse aún mas consciente de sí mismo.
-Al menos déjame compensarte… Ehhmm… La tarde está calurosa y hay un local de helados muy bueno a unas cuadras, ¿qué dices? Te invito la merienda allí. Por favor, dime que no eres intolerante a la lactosa y te gusta el helado…- sugiere Namjoon en un desesperado intento de aliviar la culpa y vergüenza que siente, resignado a que el joven decline una vez más su oferta.
-En serio, puedes olvidar el asunto, me alegra que no te hayas lastimado, para mí es suficiente saber que no te has hecho daño- dice con tanta suavidad y amabilidad que Namjoon siente como sus mejillas se ruborizan y sus rodillas se aflojan de repente.
Los colores del atardecer contrastan de una manera hermosamente etérea contra la figura del joven envuelta en una camisa a cuadros rojos y pantalones negros ajustados. El gorro le sienta en la cabeza de una manera tierna y atractiva al mismo tiempo y Namjoon piensa que los violetas de la tarde y los rosas de sus cabellos mejillas y labios hacen una combinación perfecta en él.
-¡Mierda, debí escuchar a Taehyung cuando me dijo que hoy no era mi día!- Namjoon masculla entre dientes, frustrado de que el joven rechace su ofrecimiento, demasiado ensimismado en su mente como para notar que lo ha dicho en voz alta.
-¿Taehyung? ¿Te refieres a Kim Taehyung?- pregunta el joven con notable sorpresa en su rostro y sus ojos brillan interesados.
-Ehmm sí, aunque no estoy seguro de cuantas probabilidades hay de que conozcamos al mismo Kim Taehyung, pero así se llama mi amigo y compañero de cuarto- responde Namjoon con cierta timidez. La sensación de vulnerabilidad regresa a él como algo latente bajo su piel.
-¿Namjoon hyung?-.
-¿Disculpa?-.
-¿Acaso eres Kim Namjoon?- pregunta el joven con un interés candente y sus ojos parecen atravesarlo nuevamente con intensidad. El estómago de Namjoon se cierra en un puño.
La pregunta y el uso tan natural del honorífico toma por sorpresa a Namjoon que permanece estupefacto y en silencio unos segundos inseguro si responderle o no a un completo desconocido que, a pesar de ser definitivamente su tipo y una absoluta belleza, acaba de conocer.
-Ese es mi nombre, sí- se decide finalmente a responder, un tanto tenso debido a los nervios porque no sabe hacia donde está yendo la conversación. Algo en su rostro debe delatarlo, ya que el joven sonríe automáticamente de forma suave y tranquilizadora.
-¡Oh, lo siento! Es que TaeTae habla tanto de tí que ya siento que te conozco desde siempre…- admite el joven con un suave rubor en sus mejillas mientras se rasca la nuca, claramente avergonzado, y de pronto la postura inclinada de su cabeza, con sus ojos mirando hacia abajo y sus labios dibujando una tímida sonrisa trae imágenes a la mente de Namjoon que alza las cejas sorprendido mientras su mandíbula se afloja y cae de repente en claro asombro.
-Espera, ¿eres Jimin? ¿Park Jimin? ¿La musa sobre la que Tae pinta sus famosos cuadros renacentistas a los que llena de ángeles?- Namjoon pregunta y es su turno de mostrar incredulidad porque WOW! Su amigo es muy buen artista, pero debe reconocer penosamente que sus pinturas no le hacen justicia a la profunda belleza que muestra Park Jimin en persona.
El joven alza la mirada y sus ojos chispean de una manera intensa y traviesa mientras la sonrisa se ensancha en sus labios, dibujando líneas atrevidas y seguras, y sus ojos desaparecen tras unas hermosas y alegres medialunas.
-El mismo. Con Tae somos amigos desde los cuatro. ¡Wow, es un placer poder conocerte al fin! Taehyungie me ha hablado tanto de ti- dice con honestidad y su rostro parece brillar de repente.
-Lo mismo digo… Eres mucho más hermoso en persona- se le escapa inconscientemente y su rostro vuelve a prenderse fuego. Y es que Namjoon es tan dolorosamente raro en este tipo de situaciones. Demasiado torpe, consciente de sí mismo e inseguro como para parecer atractivo a los ojos de potenciales interesados en acercarse a él que siempre terminan huyendo horrorizados o aburridos.
Sin embargo, a pesar de ello, Jimin parece ser diferente.
El joven sonríe de una manera traviesa y oscura, casi depredadora, complacido con las palabras mientras sus ojos lo recorren con claro interés y destellos lujuriosos que provocan que las mejillas de Namjoon ardan con mayor intensidad.
-Lamento eso- aclara rápidamente, claramente avergonzado.
-No, no, está bien. Para ser honesto contigo, te imaginaba diferente, pero lo que estoy viendo ahora mismo frente a mis ojos es perfecto y definitivamente mi tipo. Tae nunca mencionó nada de altura kilométrica, tiernos hoyuelos y un sensual físico descomunal- Jimin dice con tanta naturalidad como si estuviese hablando del clima, que provoca que algo intenso y cálido, mezcla de vergüenza y excitación recorra a Namjoon de pies a cabeza.
Namjoon no sabe cómo reaccionar ante las atrevidas palabras, pero nota que le agradan demasiado y lo hacen sentirse bien consigo mismo esparciendo una sensación cálida y de bienestar por todo su cuerpo, mientras su estómago cosquillea feliz. ¿Acaso es así cómo se siente la confianza de agradarle a alguien?
Hay cierta tensión, suave, incierta y lujuriosa, flotando entre ellos como una espesa niebla dulce, provocando el ritmo acelerado de sus corazones, la respiración entrecortada y la palpable estática entre sus cuerpos que se encuentran cerca pero no lo suficiente como para rozarse o percibir el calor corporal ajeno. Namjoon lo percibe como algo nuevo y excitante, definitivamente interesante, y al observar el hermoso y rosado rostro de Jimin, encuentra en él el mismo deseo suyo por explorar hacia dónde los llevará esa placentera tensión.
-Tú no estás nada mal tampoco- responde Namjoon con timidez, incapaz de observarlo a los ojos, pero nota que son las palabras correctas cuando observa por debajo de sus pestañas como hacen brillar el hermoso y rosado rostro de Jimin.
-Gracias- responde Jimin sonriendo ampliamente, complacido y orgulloso de generar tales reacciones en Namjoon, y Namjoon siente una calidez reconfortante y placentera en su estómago.
-Realmente lamento lo de tu skate. ¿Crees que tenga alguna esperanza y se pueda solucionar?- pregunta Namjoon aún culposo por lo ocurrido, incapaz de evitar pensar en todas y cada una de las posibilidades de solucionar el desastre que ha ocasionado.
-Ehmm, no lo creo, pero no te sientas mal por ello. He aprendido a no tomarles demasiado cariño cuando comprendí que su perdurabilidad está ligada a mi nivel de excelencia y competencia física con las que las utilizo y practico el deporte- comenta Jimin con honestidad y al ver a Namjoon aún pensativo y poco convencido por sus palabras, la travesura destella en sus ojos con intensidad alegre, determinado a distraer a Namjoon de su pesar. -Aunque esta bebe era realmente especial… Verás, Taehyungie me la regaló hace unos años- suspira fingiendo pesar, pero no puede aguantarse la risa cuando nota que Namjoon parece desnucarse por lo rápido que gira su cabeza para observarlo con ojos abiertos de par en par y claramente horrorizados.
-¡Oh por todos los cielos, no me hagas sentir peor!- exclama Namjoon mortificado mientras un concentrado rubor sube por sus mejillas cuando nota que es una broma.
Jimin ríe alegre y cantarinamente, disfrutando de hacerlo sufrir. Sin embargo, y a pesar de que no ha sido con mala intención ni nada por el estilo, Jimin nota que Namjoon aún sigue nervioso.
Se genera un momento de silencio entre ellos que no es incómodo, pero no es del todo liviano tampoco, y eso se debe a que Namjoon aún se culpa por lo sucedido.
Jimin finalmente cede.
-Hagamos una cosa. Ya que insistes en compensármelo, vayamos a merendar helado en este lugar que mencionaste para darle un último adiós oficial a mi bebe. No sé por tu parte, pero por todo lo que oí de tí a través de Tae, realmente deseo conocerte y en ese lugar podremos hablar tranquilamente y conocernos un poco más. Pienso que tal vez luego podríamos continuar la conversación en mi casa durante la cena y así seguir conociéndonos. Quien sabe, tal vez volvamos a tropezar y terminemos en la cama… ¿qué te parece Namjoon-ssi?- dice Jimin con tanta suavidad y sensualidad, y sus ojos son tan profundos y brillantes, y sus labios tan rosados, sonriendo de esa manera traviesa, pero genuina y amable al mismo tiempo, que Namjoon siente como su piel parece prenderse fuego de repente y tiene la sensación de que sus rodillas no podrán resistir el peso de su cuerpo y caerá derretido de un momento a otro a los pies de aquel hermoso y perfecto angel.
Namjoon traga en seco, intentando disolver el repentino nudo que se formó en su garganta y no hiperventilar por las emociones que de pronto se agolpan con violencia en su interior.
-Hyung está bien…- dice débilmente con un hilo de voz, e inmediatamente carraspea, intentando buscar su tono habitual. -Puedes llamarme hyung- reafirma aún con voz estrangulada y el rostro en llamas, pero con un claro interés y una poderosa atracción hacia aquel joven que aparece retratado como un ángel en las pinturas de su amigo. Namjoon se alegra profundamente de ver ese interés y atracción reflejados en el esperanzado rostro de Jimin, devolviéndole la mirada como si fuese lo único para lo que tiene ojos en aquel momento. Algo le dice a Namjoon que es una mirada que el joven reservará para él en futuras ocasiones y solo para la intimidad de su compañía, y no puede evitar sentir las mariposas de la esperanza revolotear alegremente en su estómago. -Y me parece una muy buena idea Jimin-ah- responde con suavidad y rostro amable y ojos cálidos y sentimentales el interrogante que el joven hizo.
La sonrisa que se dibuja automáticamente luego de escucharlo, en el rostro de Jimin es amplia y hermosa, y parece iluminar los violetas, azules e índigos que han comenzado a caer sobre ellos a orillas del río Han. La noche comienza lentamente a ocultar los últimos rayos del sol, pero Namjoon nota como el brillante y dorado resplandor nunca abandona a Jimin cuando el joven se inclina para tomar los restos de su skate y vuelve a recordar los ángeles en las pinturas de Taehyung.
-¿Qué te parece si comenzamos la caminata entonces, hyung?- pregunta Jimin con ojos sensuales y una sonrisa un tanto tímida, acercándose a él para depositar un dulce y breve beso en la comisura izquierda de sus labios.
Anonadado, Namjoon es incapaz de reaccionar por unos momentos y cuando finalmente lo hace para levantar su bicicleta del suelo, su corazón bombea frenético en sus oídos y su rostro se encuentra por tercera vez en llamas.
-Ehmm, ¿quieres que te lleve? No es muy lejos, pero llegaremos más rápido y tendremos más tiempo para hablar- dice Namjoon torpemente aferrado a su bicicleta sin saber muy bien qué hacer y sin lograr que el color carmesí abandone su rostro.
Jimin sonríe dulcemente y de una zancada se acerca hacia él para subirse rápidamente a la bicicleta.
-¡Claro que sí!-.
Namjoon se encuentra a sí mismo sonriendo, contagiado de la energía del joven, y su corazón da un extraño y alegre salto, mientras su pecho se infla de esperanza.
Mientras comienza a pedalear y Jimin le habla acerca de los sabores de helado que pedirá, Namjoon hace una nota mental de recordar comentarle a Taehyung que aún sigue sin creer en Dios, pero que la perspectiva con respecto a los ángeles ha cambiado definitivamente.