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Capítulo 12
Juramento cumplido
Los labios de Severus temblaron casi imperceptiblemente, seguía escuchando en su mente las palabras de Harry. Habría gritado furioso si se tratara de una broma cruel, pero Harry sería incapaz de hacerle algo así, además, en la manera en que le miraba comprendió que, por más que pudiera desearlo, nunca desconfiaría de su esposo. Si le decía que estaba muerto, tenía que estarlo, pero eso no le impedía confundirse. No se sentía muerto, su piel continuaba estremeciéndose por el contacto de Harry, sentía su corazón latir enamorado, sus ojos deleitándose por la visión del rostro más dulce y hermoso que había visto en la faz de la tierra.
— ¿Porqué…? —susurró sin saber cómo formular la pregunta—. No lo entiendo.
— Sé que te resulta difícil aceptarlo, pero tienes que hacerlo, amor. Ha llegado el momento de dar el siguiente paso. ¿Recuerdas lo que te dije hace unas horas durante la graduación de los chicos? No puedes quedarte, aunque sea tentador hacerlo, todo evoluciona y…
Severus retrocedió apartándose de Harry, le miró a él y miró a Archie que esperaba de pie intentando no ponerse a llorar.
— ¿Renunciar a ustedes? —cuestionó Severus con repulsión, corrió hacia Archie estrechándolo con fuerza—. ¡No, no, jamás!
— Papá, yo tampoco quiero que te vayas pero no puedo ser tan egoísta de retenerte a mi lado.
— ¡Es que no lo acepto! —se negó con determinación—. ¿Cómo puedo estar muerto si te puedo abrazar, si puedo besarte y tocarte? y sé que tú también puedes hacerlo.
— Porque eres especial. —respondió sin dejar de abrazarse a su padre sabiendo que pronto ya no podría hacerlo más—. Ron y Draco investigaron mucho, yo lo hice también cuando tuve consciencia de lo que pasaba, pero ninguno pudo encontrarlo en ningún lado, creemos que ha sido papi quien logra el milagro.
Severus se apartó volteando a mirar a Harry, éste continuaba sonriéndole con serenidad.
— ¿Tendré que dejar de verte a ti también? —cuestionó con la voz quebrada.
— ¿Qué dices, tonto? Nunca te librarás de mí, por eso sigo en este mundo… por ti.
Severus palideció al escucharlo, seguía sin comprender lo que pasaba, por un breve segundo se preguntó si Harry no habría enloquecido. Tuvo miedo de preguntarle, estaban sucediendo cosas demasiado raras.
— ¿Qué pasa, papá? —preguntó Archie notando la perturbación de su padre—. ¿Qué te está diciendo papi?
— ¿No lo escuchaste?... dice que, que está aquí por mí.
— Y es cierto, no tengo la menor duda. —afirmó sonriendo—. Lo que más recuerdo de papi es la manera en que te miraba, yo era muy pequeño entonces pero es imposible de olvidar, y el hecho de que se haya quedado contigo es la mejor prueba de su amor.
La respiración de Severus se tornó irregular, estaba escuchando lo impensable. Volvió a mirar hacia su esposo en busca de una explicación.
— Ellos no pueden verme ni escucharme. —le dijo Harry con calma—. Ha pasado mucho tiempo de que dejaron de hacerlo. También me fui, Severus, hace más de diez años que dejé de pertenecer a este mundo.
Severus negó aferrándose a una realidad que le gustaba, no podía cambiar, se resistía a aceptarlo.
— ¿Papá? —volvió a llamarlo Archie, intrigado por su silencio.
— ¿Es cierto? ¿Es cierto que no ves a Harry?
— No. —confesó con una triste sonrisa—. Pero puedo sentirlo, no con mis manos sino con mi corazón que es suyo también. Tuve que fingir contigo, tuvimos que hacerlo todos para que no sospecharas que algo no era normal, y en cierta forma tú mismo nos ayudaste pues te negabas a ver lo evidente.
— ¿Ustedes lo sabían? —preguntó dirigiéndose a Ron y Draco quienes continuaban ahí en silencio, sólo como apoyo para Archie.
— Siempre lo supimos. —aseguró Draco—. Quisimos ayudarte a que te dieras cuenta que… bueno, que estabas muerto. Pero cada vez que lo intentamos sucedía algo que nos los impedía. Con el tiempo comprendimos que quien intervenía era Harry, que continuaba contigo y su deseo era seguir guardando silencio y eso hicimos.
Severus se apartó de Archie para ir a sentarse en el sillón más próximo, las piernas le temblaban y eso tenía que ser imposible. Harry fue a sentarse a su lado.
— Debes escucharme desde un inicio, Sev, sólo así podrás comprender y aceptar tu realidad.
— Pero, Harry, es demasiado difícil creerlo. ¡Yo puedo verte y escucharte! ¡Te acaricio, te beso, te siento estremecer en mis brazos cuando te hago el amor!... ¿cómo podemos estar muertos? ¿Porqué para mí nada ha cambiado? ¡Todos están presentes en carne y hueso!
— No fue así de inmediato ¿me permites explicarte?
Severus asintió dispuesto y decidido a escuchar hasta el final, necesitaba despejar esa bruma en su cabeza que le impedía aceptar la verdad. Al verlo tan callado y con la mirada fija en un punto especial, los demás guardaron silencio, estaban acostumbrados a eso, significaba que su atención estaba puesta en Harry y no debían interrumpirlos.
— ¿Recuerdas tu pesadilla? Aquella en la que despiertas llamándonos y siempre estoy a tu lado para abrazarte y decirte que todo está bien.
— ¡Cómo olvidarla! —afirmó sin poder evitar un estremecimiento, seguía teniéndola ocasionalmente.
— No era una pesadilla. —dijo Harry con la mayor suavidad posible—. Fue una dolorosa realidad que a mí me ha dejado de doler, y quiero que suceda lo mismo contigo.
— ¿Qué quieres decir?
— Ron y Draco no entraron a nuestra recámara con la buena noticia de haber encontrado un corazón para Archie, lo hicieron porque escucharon un ruido y te encontraron tendido en el suelo, aún con mi corazón en tus manos. —Harry acarició las manos de Severus con profundo agradecimiento—. A pesar de su tristeza, ambos tuvieron que reaccionar de inmediato, lograron poner el corazón en tu contenedor mágico, hablaron con el doctor de Archie y se enfrentaron al Ministerio para evitar demasiadas investigaciones. Ron incluso peleó directamente con ellos consiguiendo quedarse con la patria potestad de Archie, después de todo era su ahijado y no dejó que se lo arrebataran. Por eso es que es él quien tiene que firmar todos sus permisos e inscripciones, Sev, habían logrado que no te dieras cuenta de eso hasta aquel día del permiso para jugar Quidditch ¿recuerdas?
Severus asintió y volteó a mirar al pelirrojo quien bajó la mirada en silencio, aún sin atreverse a intervenir, pero los ojos del Profesor le confirmaron que en ese momento hablaban de él.
— Les debemos mucho, Severus. —prosiguió Harry recuperando la atención de su esposo.
— ¿Pero cómo…? ¿Cómo pasó todo esto? ¿Porqué ellos pueden verme a mí y no a ti?
— Porque yo estaba listo para decir adiós, Sev. —afirmó con una cálida sonrisa—. Desde el momento en que nos informaron de la gravedad de la enfermedad de Archie y que el único corazón que podía salvarlo era el mío, desde entonces yo supe que un día tendría que renunciar a verlo crecer, desde entonces empecé a despedirme de él y de este mundo.
— Harry…
— Aquel día que regresamos del hospital y me quedé a solas con nuestro hijo, le pedí perdón por tener que dejarlo pero tú te quedarías con él y te amarías por los dos. Archie no pudo escucharme debido a su debilidad pero sé que en el fondo lo supo. Yo estaba dispuesto a irme, pero no pude hacerlo porque tú… tú no resististe mi partida.
— ¿Cómo iba a poder hacerlo? Eres mi compañero de vida, Harry. —dijo entre silenciosas lágrimas mientras recordaba el sentimiento de muerte que le invadió cuando el corazón de Harry dejó de latir en su cuerpo.
— Y yo recordé mi juramento, amor, juré que jamás te dejaría y no lo hice. —suspiró limpiándolas lágrimas de Severus con sus dedos—. Tu alma se resistía a marcharse, también tenías un juramento ¿lo recuerdas? Estabas tan comprometido a ese juramento que gran parte de tu humanidad se quedó aquí, cumpliendo tu palabra.
Severus volteó a mirar ahora a su hijo quien permanecía sentado a su otro lado, le tomó de la mano con fuerza mientras recordaba el miedo de Archie durante su enfermedad y que siempre desaparecía cuando estaban juntos.
— También juré no dejarte.
Archie afirmó y se lanzó a los brazos de su padre quien le recibió con el inmenso cariño que sentía por su hijo, por fin su corazón iba aceptando la realidad.
Y con ello, empezó su partida.
Archie sollozó con fuerza al sentir cómo el cuerpo de su padre iba desapareciendo y pronto ya no pudo abrazarlo más. Aún podía verlo, pero la imagen de Severus era transparente, aunque lograba ver a su alrededor un cálido y suave resplandor.
No tuvo tiempo de gritar de dolor porque una paradójica alegría apareció en el alma de Archie cuando Harry apareció muy cerca de ellos, tampoco era corpóreo pero podía distinguir claramente cada uno de sus rasgos y sobre todo esa amorosa mirada verde que jamás olvidaría.
Ron y Draco no lograron contener una expresión de sorpresa al volver a tener frente a ellos a su gran amigo. Sin embargo, el más emocionado era Archie, sin lugar a dudas.
— Papi… —sollozó entre lágrimas de nostalgia y alegría—… puedo verte.
Harry sonrió con serenidad mientras Severus le observaba un poco confundido, para él nada había cambiado, quizá ya no podía tocar a su hijo, pero aún lograba sentir firmemente la mano de Harry ahora sujetando la suya, sentía su calor como si ambos cuerpos continuaran vivos.
— Lo sé, amor, quería hablar contigo.
— ¿Pero porqué nunca antes te habías hecho presente? ¿Porqué no me hablabas así?
— Porque no podía, bebé. Severus necesitaba más magia para poder continuar aquí y tener una existencia como la de cualquiera, poder salir del colegio, mantenerse corpóreo, hacer magia, y quise darle la mía. No era necesario que yo continuara aquí, por eso he transferido mi poder a Severus. Esa magia lo mantuvo unido a ti, y también permitió que no notara mi ausencia al ser parte de mí. Él pudo tenernos a los dos, y para mí era importante que tú tuvieras un padre que pudiera abrazarte, estar contigo en los momentos más especiales de tu crecimiento, secar tus lágrimas cuando fuera necesario y besar cada noche tu frente antes de dormir. Si en mis manos estaba que eso fuera posible, no lo dudé ni un instante, quería que siguieran juntos el mayor tiempo posible. Tú y yo ya nos habíamos despedido, pero aún necesitabas de Severus y él podría amarte y cuidarte por los dos ¿me perdonas?
— No tengo nada de qué perdonarte, al contrario, nunca me alcanzará la vida para agradecerte por el amor tan inmenso que sientes por mí.
— Pero ahora es tiempo de que empieces a vivir por ti mismo. Y tu padre y yo queremos que intentes ser lo más feliz que puedas, te esperan grandes cosas, Archie, sé que serás un hombre que disfrutará de cada respiro y que harás feliz a muchas personas.
— Lo haré, se los prometo. —dijo sonriéndoles—. Tengo las dos mejores razones para conseguirlo, ustedes son mi inspiración y mi fuerza, su sacrificio no será en vano.
Harry correspondió a su sonrisa con el mismo cariño, no tenía ninguna duda de que su hijo sería muy feliz el resto de su existencia y él jamás podría arrepentirse de haberle dado, literalmente, su corazón. En el cuerpo de Archie continuaría latiendo por muchos años dándole mil oportunidades de sonreír.
Luego miró a Severus en cuyo rostro apreciaba una gran diferencia que quizá sólo él podía distinguir, había paz y serenidad, ya nada dolía. Suspiró agradecido, el corazón de su esposo también había sanado.
Finalmente miró a sus dos amigos que continuaban observándole con tanta intensidad como si quisieran llenar sus ojos de su imagen. Sonrió acercándose hacia ellos.
— Gracias a los dos por haberlo cuidado. —dijo refiriéndose a Archie, y enseguida enfocó sus ojos verdes en su mejor amigo desde los once años—. Ron, si pudiera te daría un abrazo aunque respingues, no sabes la deuda de corazón que siento contigo. Lo protegiste, lo ayudaste a entender y lo sostuviste en pie para que aceptara nuestro regalo, cumpliste todas y cada una de las promesas que te arranqué. Gracias por los caramelos de fresa que comiste con él, por las fiestas de cumpleaños y los obsequios, por todo, eres el mejor amigo del mundo. Ahora mi hijo tiene una familia y un hogar donde vivir gracias a ti.
— Lo haría mil veces, Harry, tan sólo me hubiera gustado que hubieses podido quedarte.
— Lo sé, también me hubiera gustado estar contigo cuando Hermione murió. Ella se fue tranquila ¿sabes? Estaba convencida de que cuidarías de su hija igual que cuidaste del mío. Ahora, compañero, y a ti también, Draco, les toca vigilar que se porten bien.
— En realidad… —interrumpió Archie con una sonrisa—… no viviré con ellos.
Harry y Severus voltearon hacia su hijo, ambos intrigados por su noticia.
— Alexey y yo decidimos compartir departamento. —dijo intentando ocultar su nerviosismo.
— ¡¿Qué estás diciendo?! —cuestionó Severus sin olvidarse de su papel paterno—. ¡Eres demasiado joven para…!
Harry carraspeó logrando interrumpir la regañina, y aunque le costó trabajo, Severus respiró hondo intentando controlarse, pero ahora deseaba poder tener una pierna corpórea para darle una patada en el trasero al atrevido ruso.
— Sev, nuestro hijo tomará sus propias decisiones desde ahora, y confío en que sabe lo que hace. —agregó Harry comprensivamente—. También confío en Alexey, puedo leer sus buenas intenciones en su mirada, él te ama, Archie.
— Y yo a él, pero no se preocupen, voy a estar bien. Además, les tengo una buena noticia, me han aceptado en la Academia de Pocionistas, seré como tú, papá.
Severus se quedó mudo, aquella noticia le invadía el alma de orgullo y felicidad, no tenía manera para expresar lo que sentía al saber que su hijo quería seguir sus pasos.
— ¡Es sensacional, Archie! —exclamó Harry de inmediato—. Y aunque hayas logrado dejar a tu padre sin palabra, sé que está muy feliz por ti.
— Quiero que el apellido Snape siga honrando la magia de las pociones, mi padre ya hizo bastante por ello, incluso creo que el hecho de ser su hijo fue lo que me abrió las puertas para tener la mejor beca existente.
— Eso, y tus calificaciones.
— Alexey e Irving irán a la Academia de Aurores, papi, mi amigo aún sigue casi enamorado de ti, eres su inspiración para ser el mejor Auror, aunque con Alexey tendrá mucha competencia.
— Dile a Irving que siempre me alegraré de que haya sido tu amigo, me sentía tranquilo sabiendo que contabas todo el tiempo con su apoyo.
— Se lo diré, y estará celoso de no haber podido hablar contigo.
— Y a Alexey dile que no se sienta tan tranquilo, que me las arreglaré para estarlo vigilando. —intervino Severus recuperando el habla.
Archie le sonrió, adoraba los celos de padre de Severus, y hubiera querido sentirlos por siempre, pero ahora era tiempo de despedirse.
Harry y Severus se acercaron a él, cariñosamente removiendo su cabellera acomodándola tras de sus orejas. Archie cerró los ojos, nunca había sentido a Harry pero lo presentía, era una suave calidez que le llenaba de felicidad el corazón, y ahora podía experimentar la misma sensación con Severus.
No quiso abrir los ojos cuando aquella suavidad desapareció, y de sus párpados cerrados escurrieron un par de solitarias lágrimas.
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Archie fue el encargado de cerrar la puerta a las habitaciones de sus padres por última vez, aplicó un hechizo sobre ella para que nadie más pudiera profanar aquel lugar. La Directora ya lo había autorizado, aquel lugar no sería ocupado por ninguna otra persona, el nuevo profesor de pociones tendría que buscarse otra aula y otro laboratorio en algún otro lugar del castillo, pero las mazmorras serían siempre en honor de unos padres que dieron todo por su hijo.
El joven Gryffindor respiró hondo para quitar el nudo de su garganta, apoyó su frente en la puerta tras de la cual quedaban los mejores momentos de su vida, una vida que no hubiera sido posible de no haber sido por Harry y Severus.
— No pasará un día sin pensar en ustedes. —prometió en voz baja, y muy a su pesar, las lágrimas volvieron a brotar, aunque ya no eran tan dolorosas—. Voy a vivir con todas mis fuerzas esa vida que me han regalado y cada año vendré aquí a contárselas y sé que ustedes vendrán a escucharme. Gracias papá Severus, gracias papá Harry, los amo como ustedes me amaron a mí y les juro ¡les juro que jamás los dejaré!
Ron y Draco colocaron sus manos sobre los hombros de Archie, era hora de marcharse.
Archie se apartó de la puerta acariciándola con veneración, limpió sus últimas lágrimas para sonreír. Tenía que vivir una vida feliz porque no podía ser de otra forma, glorificaría la memoria de sus padres interpretando a un hombre que había sido el hijo más amado del mundo.
Aceptó el abrazo de sus nuevos guías para salir de aquel oscuro corredor, tras de ellos tres iban el resto de su familia que habían esperado pacientemente a que salieran, y al final, Alexey, quien miró por última vez la puerta cerrada. Introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón sintiendo un cofrecito en cuyo interior aguardaba una sortija.
“Un día haré el mismo juramento” Pensó con una sonrisa antes de seguir su camino.
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— ¿Lo oíste, Harry? —preguntó Severus con una emocionada sonrisa—. Dice que vendrá todos los años ¿crees que podríamos venir nosotros también?
— ¿Aún te parece que haya algo que no podamos hacer?
— Desde que te conocí me has enseñado una y otra vez que tú no conoces la palabra imposible, Harry.
— ¿Yo? —cuestionó colgándose enamorado del cuello de Severus—. Fuiste tú quien me recordó que formábamos parte de un mundo donde no siempre morir es decir adiós.
— Bien, y entonces ¿qué vamos a hacer todo un año hasta que regrese Archie?
— Hay mil opciones, podemos ir a charlar con Binns.
— ¿Hablas en serio? —cuestionó incrédulo.
— ¡Por supuesto que no! —rió con alegría—. Pero si salimos te recomiendo que no converses demasiado con Nick casi decapitado ni con el Barón sanguinario, están bastante susceptibles creyendo que los relevaremos de sus cargos.
— Por mí pueden quedarse tranquilos, pero… ¿y si no salimos?
— Entonces se me ocurre sólo una cosa.
Harry unió sus labios a los de Severus quien recibió feliz la caricia, eso de estar muerto no estaba nada mal, pensó. Ahora no tendría que perder tiempo con alumnos perezosos, sólo para disfrutar de esos labios que para él seguían siendo suaves y cálidos.
— Te amo. —suspiró Harry al suspender el beso pero sin separarse de su esposo.
— Yo te amo más. —afirmó acariciando el rostro de Harry con absoluta veneración.
— ¿Más que yo? No creo.
— Hey, fui yo quien murió por amor, que no se le olvide, Señor Potter.
— Tiene razón, Profesor. —rió Harry—. Usted gana, usted me ama más.
Harry buscó las manos de Severus jalándolo hacia la recámara, en su mirada se vislumbraron sus nada inocentes intenciones. El Profesor se dejó llevar, sí, definitivamente podía acostumbrarse a ese nuevo estilo de existencia.
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Archie cerró las rejas del colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería, y miró el castillo con una sonrisa antes de proseguir su camino hacia Hogsmeade tomado de la mano del chico que le amaba.
Se sentía lleno de inmensa paz, extrañaría mucho a sus padres pero gracias a su sacrificio ahora tenía una gran cantidad de recuerdos compartidos y que atesoraría hasta el final de sus días.
Atrás quedó un imponente castillo, supuestamente solitario en vacaciones de verano. Pero donde habita la magia nunca habitará el vacío. Varias entidades le daban vida a sus paredes.
Arriba, rondando el séptimo piso, podía escucharse a Sir Cadogan retando a quien osara atravesar por su retrato. Más abajo, un agudo y satisfecho sollozo de una niña felizmente miserable rompía el silencio de los baños en el segundo piso. En el lobby tampoco reinaba el silencio, un travieso poltergeist atacaba con globos de agua a la señora Norris para luego salir volando en busca de su nueva víctima.
Y en las mazmorras, donde antes predominaban ruidos de cadenas y el sonido de agua filtrándose por el lago oscuro, ahora se escuchaban el eco de extasiados suspiros de placer acompañados por alguna franca risa de dos espíritus deleitándose en la eternidad con un amor que logró conquistar la amistad de la muerte.
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FIN
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