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Tres es número par

Summary:

—¿XuanYu? ¡Qué milagro! No llamabas hace rato.

—Mnh, pensamos que estabas muy ocupado, ¿qué sucede?

Solo entonces lo escucharon, y sus cuerpos se helaron como si una cubeta de agua fría hubiese caído sobre sus cabezas sin previo aviso. La respiración entrecortada y los sollozos acompañados de exhalaciones escandalosas e inhalaciones sorbiendo la nariz. Por reflejo, ambos se incorporaron sobre la cama, sentándose tan juntos como pudieran para apiñarse sobre el teléfono.

—¿A-Yu? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Xian-Ge… A-Zhan…

—XuanYu, respira, ¿de acuerdo? Dinos qué pasa.

¿Un intruso? ¿Un accidente? El chico se escuchaba tan alterado que no podían imaginarse más que alguna tragedia o el comienzo de una, sin embargo él no les estaba comunicando nada coherente, sollozando sus nombres tan dolorosamente que la impaciencia y el miedo comenzaba a carcomerlos, optando, tras una mirada compartida, levantarse de la cama e ir derecho a la salida de la casa, tomando descuidadamente sus mochilas y abrigos para salir.

—¿Dónde estás?

—E-En… En casa… N-Necesito que vengan, por favor.

—Estamos saliendo. Quédate donde estás y trata de calmarte.

—G-Gracias…

Notes:

Honestamente, no iba a subir esto hasta tener algunos capítulos listos, pero soy impaciente y me sentía de humor para al fin publicar algo de contenido de mi OT3. Aún estoy arreglando ciertos AUs que me permitan hacer OneShots, así que por el momento me centraré en cosas del AU Moderno. Al menos éstos no necesitan tanto contexto y el que sea necesario lo daría en los capítulos.

Habría usado algún reto del fandom con ciertas ships para los OneShots que planeo hacer, pero el WangXianYu es tan poco conocido que no existe tal cosa. Hay que conformarse con lo que hay.

Aclaración: Gao MeiLing es el nombre que le puse a Madam Jin. Gao es su apellido de soltera, MeiLing su bonito nombre de cortesía.

Esto está dedicado a mi novia, ya que amamos esta OT3 :D

Work Text:

Mo XuanYu todavía no sabía qué hacía mirando los estantes de la farmacia como si no supiese qué decidir llevar, cuando no tenía otro motivo para venir y sentir la mirada de la chica del mostrador perforándole la nuca.

Probablemente si fuese alguna extraña, se sentiría tan intimidado que tomaría el bendito producto y lo llevaría a la caja a la velocidad de la luz solo para que la sensación de culpa, por estar perturbando de alguna forma la paz de ese local vacío, desapareciera. Sin embargo ha visitado el lugar los últimos años tanto como para que ella ya conozca sus vueltas lo suficiente al punto en que no le importa más de lo que lo hace su partida de solitario abierta en la computadora.

Siempre es lo mismo, y no parecía el tipo de cajera que se preocupaba mucho por ver al mismo chico hacerse con una prueba de embarazo cada fin de semana y una nueva caja de preservativos, aunque la mayoría del tiempo muchos de ellos quedaban sin usar. Si no hubiese mantenido charlas casuales con ella, tal vez podría pensar que llevaba todas las enfermedades venéreas habidas y por haber.

Pero no, solo es otro ataque de histeria bañado en paranoia, como siempre. Nada fuera de lo normal.

Para ella, claro. XuanYu todavía estaba intentando no largarse a llorar mientras pensaba en todas las formas en las que su vida iba a descarriarse si veía dos condenadas líneas.

Ya había pasado por esto antes, pero nunca se había sentido tan abrumado como hoy. No, es diferente. Hoy se sentía verdaderamente culpable, su cerebro no dejaba de repetir constantemente que él era el único responsable de lo que sea que fuese a ocurrir.

Pero se lo merecía ¿No es verdad? Después de todo, le habían advertido constantemente sobre lo que le esperaba si seguía dirigiendo sus decisiones por este rumbo ¿Pero qué más podía decir? Estaba desesperado. Era aferrarse a alguien más o seguir soñando con lo que no estaba destinado a ser suyo.

Empezaba a pensar que no valió la pena.

Suspiró pesadamente, dejando la prueba de embarazo en el canasto con todo lo demás, y finalmente se dirigió a la caja. La chica del mostrador le recibió con una sonrisa sarcástica mientras registraba el precio de los productos, y le dirigió una mirada divertida cuando su atención se posó en la pequeña cajita. Ha visto a este chico en esta situación por falsas alarmas tantas veces que en consecuencia ya se insensibilizó ante sus aires angustiosos y expresión solloza.

—Alguien se divirtió estos días. ¿Estás con retraso o solo estás asegurándote de que nada sucede?

Mo XuanYu no respondió, bajando la mirada sin intenciones de soltar palabra. No se sentía de ánimos para hacer catarsis con ella, pero pensaba en que podría decirle que solo estaba ahí por la segunda opción. Ella estaba bien con eso, sabía que tenía sus razones, y no tardó en decirlo sin una pizca de piedad por sus nervios.

—¿Se pasaron la protección una noche o algo así? Viniendo de ti es algo raro.

El estómago se le cayó al piso en ese momento y sintió deseos de llorar, pero los contuvo. Ya había llorado frente a la cajera y extrañamente ella había sido muy comprensiva con él, solo que no se sentiría agradable hacerlo hoy. Esta vez se sentía como si todo se fuese a desmoronar de verdad.

—Son 35 con 50. —Anunció despreocupada al guardar las cosas en una bolsa y seguidamente señaló una puerta al otro extremo del local. —Puedes usar el baño de empleados si tienes prisa.

—No, voy... Voy a esperar a llegar a casa. —Respondió en voz baja, entregándole el dinero y tomando la bolsa con las manos temblorosas.

Apreciaba la oferta como lo que era; una muestra de piedad de parte de una extraña a la que ve frecuentemente por trabajar a unas pocas cuadras de su hogar. No obstante, no se sentiría cómodo si al final tiene que lloriquear en un baño público mientras llama a su hermano mayor para que lo busque. No, es mucho mejor la idea de encerrarse en su cuarto y luego meditar sobre sus estúpidas elecciones de vida.

Luego pensará en cómo darles la noticia a sus hermanos y a su madre, si es que no decide solo saltarse este problema llamando a HuaiSang para que lo acompañe a una clínica. No lo sabía aún, pero lo estaba considerando demasiado.

¡Era muy joven para esto! ¡¿En qué estaba pensando?! No quería dejar sus estudios por un bebé, no estaba listo para esa responsabilidad, no podría dejarles la carga a sus hermanos, y primero muerto antes que llamar a Xue Yang para pedirle que se haga cargo. Ese imbécil ni siquiera tomaba responsabilidad por sus comentarios hirientes, mucho menos lo haría con un bebé, además de que se compadecería de la pobre alma desgraciada que terminara siendo criada por ese idiota de calibre.

Tú te metiste con ese idiota de calibre.

Y todavía así, quería insultarlo a la cara. Se había quedado con las ganas de hacerlo después de echarlo a patadas de su casa.

¿Qué les voy a decir...?

El camino escaleras arriba se sentía pesado, como la bolsa en sus manos y el corazón hundiéndose en sus demás órganos, como si estuviese hecho de cemento compactado y sus entrañas y huesos pasaran a ser inútil gelatina. Mientras más pensaba en las miradas decepcionadas de sus hermanos o su madre, más quería esconderse en su cama y solo desaparecer. Por si fuera poco, todavía tenía la osadía de pensar en ellos dos.

Todavía se decía que esto arrebataría de sus manos las últimas, las microscópicas e improbables oportunidades que tenía de ser algo más que un simple amigo, como si realmente eso fuese posible.

Mente despejada, XuanYu. Tienes un pendiente importante.

Ya conocía al derecho y al revés el procedimiento. Si quisiera, podría hacerlo con los ojos cerrados y eso no era estar exagerando, dado que una vez lo hizo cuando no había luz en la casa y no encontraba su teléfono para alumbrar el camino. Era indudable que la paranoia es lo que había desarrollado sus cinco sentidos.

Habría comprado algo de jugo para volver esto menos amargo de lo que ya era, pero sería una lástima desperdiciar algo dulce y no disfrutarlo como merecía solo por el estúpido nudo en su garganta que volvía doloroso tragar, y por aquel que se encontraba en su estómago y amenazaba con hacerlo vomitar en cualquier momento. No dejaba de ser una sensación desagradable aunque haya lidiado con ella y el dolor de cabeza toda la semana.

Cualquier persona normal sabría que después de tan poco tiempo no era posible desarrollar esos síntomas, pero, por un carajo, Mo XuanYu no era una persona normal, y de todos modos podía excusarlo diciendo que llevaba más de solo una semana frecuentando con su estúpido ex novio.

HuaiSang lo mataría y con obvias razones.

Por esto y por dejar caer uno de los vasos que él y su hermano les habían prestado en una cena algo extensa. El cristal se hizo pedazos al contacto con el suelo, aunque por suerte no se partió en más de tres trozos que podía recoger él mismo. Lastimosamente no podía arriesgarse a cortarse por ello, ya no confiaba en su pulso traicionero.

¿Debería esperar a estar más calmado? Quizá. No era mala idea. De todos modos, la respuesta de “positivo” o “negativo” no iban a variar por ello.

Retrasar lo inevitable era de sus manías favoritas, ¿cierto?

Seguía sin sentirse consolado. Las sábanas se sentían frías aún, y en su consciencia pesaba la inexplicable culpabilidad de desperdiciar una tarde preciosa en solo encerrarse de este modo como había hecho durante días, y todo por un imbécil por el cual prometió ya no llorar, aunque esta vez ya no estaba seguro de si era por eso.

Tal vez simplemente dolía porque no había valido la pena en lo absoluto. Hacer oídos sordos a los consejos de sus hermanos no valió la pena, su esfuerzo por superarlo no valió la pena, usar a Xue Yang como distracción  no valió la pena, porque al final seguía siendo el mismo idiota sin remedio que no podía cambiar su corazón al querer convencerse de que las miradas burlonas color carmín eran muchísimo mejores que dos pares, uno plateado lleno de vida y el otro dorado como el mismo cielo del atardecer y con el mismo sentimiento de calma reconfortante.

Se había equivocado, pero al mismo tiempo sabía que estaba en lo cierto al decir que para él no había espacio entre ambas miradas cuando éstas ya se tenían la una a la otra.

Así que, sí.

Mo XuanYu no había cambiado nada, solo que ahora su estupidez podría pesarle el resto de su vida.

. . .

—Lan Zhan, ¿podemos hablar un momento?

Lan WangJi estaba sentado en la litera posterior cuando escuchó el llamado de su novio, y sin tardar un segundo apagó la pantalla del celular y puso toda su atención sobre él, esperando que se sentara a su lado después de arrojar suavemente su mochila contra la silla giratoria frente al escritorio. Debía ser algo serio, porque si incluso su novio tenía plasmada en la cara la misma expresión relajada y sonriente que acostumbraba, Lan Zhan era capaz de fijarse en otros detalles más evidentes, como el hecho de que no se arriesgara a sentarse descuidadamente aunque le costara un golpe con la madera de la litera superior, o que no intentara sentarse en su regazo o buscara alguna manera de apoyarse sobre él.

La manera en que evitaba por momentos mirarlo a la cara, la forma en la que escondía y retorcía los dedos en los bolsillos de su abrigo.

Todo eso gritaba “conversación demasiado seria”; motivo suficiente para que se preocupara un poco.

Solo un poco, porque Wei Ying no era alguien de angustiarse por tonterías, pero las veces que quiso hablar seriamente con él no solían tratarse de cosas tan complicadas como había imaginado. Tenía las expectativas algo abajo, si era honesto.

—¿Qué sucede?

Wei WuXian respiró, como si el oxígeno ayudara a que su cerebro estuviese aún más despierto de lo que había estado desde que se planteó que era momento de traer cierto tema a una conversación con su novio. En realidad, nunca sabía cómo iniciar este tipo de charlas, por lo que tendía a hacer alguna broma o comentario tonto antes para relajarse y hacer fluir las palabras, pero en esta bendita ocasión se sentía seco. No tenía material para bromas, no sentía que este fuese un asunto sobre el cual pudiese permitirse ser ambiguo o hablar sin seriedad.

A decir verdad, su lado más racional había estado suplicando que simplemente se olvidara de eso y escondiera todo bajo la alfombra, pero los últimos días se habían vuelto muy pesados como para seguirse engañando a sí mismo al decirse que podía seguir viviendo ignorando lo que el corazón gritaba. Lan Zhan solía decírselo, que era alguien que escuchaba a su corazón.

Bien, qué lástima que ahora no creyera que fuese el mejor contexto para hacer honor a sus palabras, aunque a estas alturas no podía hacer más.

—Primero que nada... Porque no quiero que me malinterpretes; no quiero terminar contigo o algo así, ¿de acuerdo? Ni siquiera podría pensar en algo así.

Creía que era necesario aclararlo antes de que su novio saltara a conclusiones apresuradas —no es que Lan WangJi lo hiciera—, pero de todos modos no supo cómo tomarse su repentina expresión consternada más que como una señal de que había empezado como la mierda y metió la pata hasta el fondo.

Con mucha razón, de hecho, porque el aludido apenas estaba siguiéndole el ritmo después de una elección de palabras tan inesperada. —¿Qué?

Wei Ying maldijo a todos sus ancestros por haberle dado unos genes que lo volvieran indudablemente un tonto de lengua estirada y trató de arreglar la situación muy pobremente. Mal momento para ponerse a sudar con el abrigo puesto, aunque lo estaba disimulando como podía, lo que quería decir que su actuación se equiparaba a la de HuaiSang sobre un escenario: terrible. —¡S-Sí! Y-Ya sabes que cuando alguien le dice a su pareja que hay que hablar, se interpreta como una ruptura inminente, ¡pero no es nada como eso!

De más estaba decir que Lan WangJi no se iba a calmar con eso. —Nunca me has tenido que especificar algo así.

—¿No lo hice?

—No. Es la primera vez que lo haces.

—Ah… —Suspiró con exasperación. —Es verdad.

Los parpados sobre los ojos dorados se entrecerraron en una mirada fija e impaciente. —¿Me vas a decir qué pasa o tendré que suponer que hay algún problema entre nosotros?

Qué directo es…

Wei WuXian no podía agradecer más el tener a Lan WangJi como novio. Él no tenía pelos en la lengua para decirle las cosas como eran, y para alguien tan despistado, el tener a alguien brutalmente directo es casi como un milagro. Lastimosamente, había ocasiones en las que eso le jugaba en contra, como ahora mismo.

—Tenme paciencia, sabes que soy un asco para esto. —Resopló con un falso puchero, intentando no mirarlo demasiado. Se sentía intimidado a soltar la verdad con delicadeza cuando la mirada de Lan Zhan se asemejaba a dos flechas listas para dispararse contra él. Un paso en falso y moriría. —N-No es un problema… A menos que para ti lo sea, por supuesto.

Se arriesgó a mirarlo, pero el semblante serio seguía ahí, orillándolo a volver a fijarse en algo menos aterrador como… sus pies, o el estuche de “Aggretsuko” que su hermano tenía en una de las estanterías.

—Sabes que te amo, eso nunca cambiará. Nunca quisiera perderte por hacer o decir algo que… Que no te guste. Me gustas, me gustas mucho, y siempre quisiera estar contigo.

Para este punto, Lan Zhan había casi dejado caer su teléfono en el colchón, con todos sus sentidos estancados en el más ínfimo gesto de Wei Ying. Estaba seguro de que en todos sus años de noviazgo nunca había sentido un golpe tan duro en el estómago.

Lo sabía, sabía de antemano qué palabra estaba en la punta de su lengua.

—¿Pero?

Wei Ying estrujó el interior de su abrigo con inquietud, recordando cuando su hermano dijo “El decir ‘pero’ hace que toda la oración anterior no valga nada”. En su momento le dio la razón, y eso lo hacía sentir como el ser más miserable que pudo pisar el planeta.

—Pero… Hay alguien… Hay alguien que me hace sentir así también, y… Ya sabes… Es alguien más aparte de ti. —Listo, lo había dicho, y Wei Ying realmente no sabía si existía una forma más sutil de decirlo que no fuera esa. —No te lo digo porque quiera terminar contigo.

La cara de Lan WangJi era un poema, y eso era decir poco, por no hablar de todas las emociones confusas estallando en su pecho en ese instante en el cual la aflicción y alivio se volvieron una sola. Era tan extraño como sonaba, pero era la verdad.

No sabía cómo manejar esto, principalmente porque nunca se imaginó que Wei Ying estaba pasando por su misma situación.

—¿Por qué me lo dices entonces?

—Solo creí que merecías saberlo. —Forzó una leve sonrisa amarga, aún sin verlo. —Últimamente no dejo de pensar en eso. Sabes cómo soy cuando no puedo dejar de pensar en algo, ¡si no lo hablo es cuestión de tiempo para que me consuma!

Lan WangJi sí que lo sabía. A Wei WuXian siempre le costó guardarse sus comentarios aún en los momentos más críticos—como una cena familiar donde su tío estaría incluido—, y sus problemas personales podían ser un caso aparte, pero nunca pasaba demasiado tiempo sin que él mismo se diera cuenta de que algo no andaba bien con su novio y decidiera preguntarle al respecto.

Si era sincero; estaba sorprendido de que en esta ocasión no se hubiese dado cuenta de nada, pero… En su cabeza eso tenía sentido. Por supuesto que no lo había notado extraño, si después de todo se había vuelto tan natural para él, tan agradable y cálido, como si las cosas estuviesen destinadas a ser de ese modo, del modo en que nada le desentonaba.

Quizá estaba pecando de asumir las cosas muy pronto, pero quería creer que esa pequeña chispa de esperanza no se apagaría.

—Siento que se diera así, yo solo… No puedo evitarlo, es que-

—Está bien, no estoy molesto contigo.

Unos segundos fueron los necesarios para que Wei Ying se dignara en mirar a su novio. Su expresión estaba tan pacífica que no podía creerlo. ¡¿Eso era posible?! Su novio era el hombre más celoso que nunca había conocido—no contaba a su hermano— y eso le parecía un detalle adorable así como preocupante por momentos. ¡¿Cómo es que estaba tan calmado ahora?! Prácticamente le había confesado que estaba colado por otra persona y él simplemente lo estaba mirando como si le hubiese dicho qué iban a cenar. Era algo tan irreal que no encontraba palabras.

—Q-Qué… Oye, no necesitas retener nada. Si estás enojado…

—No lo estoy.

—¡¿Y por qué no?! ¡Lan Zhan, estoy hablando en serio! ¡Todo lo que dije iba en serio!

—Ya sé. —Su novio se caracterizaba por ser un bromista de cuidado, pero hasta él sabía cuándo parar. —Es solo que… Yo estoy pasando por lo mismo, pero no sabía cómo decírtelo. Que me digas eso es... Un alivio, de cierta manera.

Entonces Wei Ying entendió, aunque eso no logró sacarlo de su estupor ni después de unos segundos en los que intentó descifrar algún rasgo de inseguridad en el rostro de Lan WangJi sin éxito alguno.

Estaba hablando realmente en serio.

—O-Oh… Espera… ¡¿De verdad?! ¿Tú? Eso… Eso sí que no lo estaba esperando, Lan Zhan. Eres impresionante. —Justo cuando había creído que ya no podría sorprenderlo, seguía encontrando maneras de dejarlo boquiabierto. —Entonces… ¿Quién es?

Lan Zhan no dudó en ningún movimiento. —Creo que la misma persona de la que hablas. Yo tampoco he dejado de pensar en esto. Está casi desaparecido.

Wei Ying mentiría si dijera que en parte no lo había estado esperando, aunque todavía lidiara con la sorpresa agradable de estar coincidiendo de este peculiar modo con su novio.

Después de todo, nunca lo había visto ser tan cercano y abierto a otros que no fueran su familia, él o—la, irónicamente dicho, manzana de la discordia— XuanYu.

—Sí… Realmente no pensé que no tenerlo cerca muy seguido iba a hacernos esto, uh…

Mo XuanYu los había estado evitando desde hace unas semanas.

Ninguno tenía la menor idea de por qué, y no era algo lo suficientemente obvio como para preguntarle por ello. Todo iba relativamente bien entre los tres hasta que repentinamente el más joven comenzó con sus rechazos amables a ciertas salidas, sus excusas y sus respuestas cada vez más escasas por mensaje, al punto en que se habían resignado a no escribirle por el miedo de estarlo agobiando demasiado. Habían fingido estar bien con ello, como si realmente estuviesen siendo maduros al darle su espacio, pero… Vamos, ¿a quién querían engañar? No dejaban de preguntarse qué era de su vida desde hace semanas.

Cualquiera diría que era fácil solo aparecer en su casa, pero ser así de invasivos no era lo ideal.

Había pasado tiempo desde que se vieron en persona, y lo último que supieron de él es que posiblemente estaba viendo a alguien. La frustración respecto a ello fue una absoluta confirmación para lo que ya sospechaban, sumado al desánimo que había sido lidiar con esa ausencia últimamente.

Simplemente no se sentía lo mismo. Desde que lo conocieron que las cosas ya no se sentían igual, aunque hubiese sido el encuentro más raro donde aquel bonito extraño estaba hecho un desastre que vomitaba de los nervios en un cesto de basura fuera del edificio donde se llevaban a cabo citas rápidas.

Ya no podían imaginarse algo diferente.

Wei Ying se recostó sobre el hombro de Lan Zhan, dando final al reflexivo silencio. —Entonces… ¿Qué vamos a hacer?

—¿Qué?

—Vamos, Lan Zhan, no me preguntes eso. No pretenderás que ignoremos esto, ¿o sí? A los dos nos gusta XuanYu, ¿qué hacemos?

—¿Qué quieres hacer tú?

Esa pregunta hizo sonreír a Wei WuXian. —Bueno… Tu hermano, el hermano de A-Yu y MingJue no parecen tener problemas. ¿Por qué no intentamos algo como eso? Ya sabes, pedirle que salga con nosotros.

Nunca se habría imaginado a sí mismo pidiendo algo así a nadie, especialmente ahora que estaba saliendo con el vinagrero Lan WangJi, sin embargo ahí estaban, y es lo que ambos querían hacer. Aunque nada les aseguraba que Mo XuanYu estuviese dispuesto a aceptar unirse a su relación, sabían bien que no podrían vivir con el fracaso de no haberlo intentado aunque sea una sola vez, para al menos obtener una respuesta clara.

El miedo latente de alejarlo estaba ahí, pero la emoción apenas burbujeante del momento no los hacía detenerse a pensarlo.

—Me gusta la idea. —Lan Zhan sonrió suavemente, aceptando el abrazo efusivo de su novio y todos los besos que quisiera darle en medio de su subidón de energía producto de la falta de pesadez de antes.

Hablar de esto no habría sido tan fácil en otras circunstancias. Querían creer que, si Lan XiChen, Meng Yao y Nie MingJue podían mantener su relación estable y envidiable a lo largo del tiempo, no debería ser tan complicado. Probablemente lo más difícil sería encontrar el momento de proponerle semejante idea a Mo XuanYu y pensar en un plan B por si éste los rechazaba, porque las cosas no serían iguales después de eso. No obstante, lo más aterrador era pensar en que aceptaría, ¿cómo se adaptarían? Es decir, actualmente podían hacerlo, pero estaba entre ellos esa barrera de amistad que les daba seguridad, y que ya no estaría ahí cuando dieran el paso.

Y yo que dije que no me volvería a sentir así después de Lan Zhan.

Wei WuXian tenía que dejar de hablar tan pronto, ¿eh?

La conversación fluyó más tranquilamente después de un rato. Gran parte de eso se perdió en cómo podían tocar el tema y cuándo, porque hacerlo apenas lo vieran no era el mejor de los planes y necesitaban ser sutiles, como si lentamente lo acostumbraran inconscientemente a la idea de volver a tenerlos cerca. Puede que les emocionara integrar a XuanYu a su relación, sin embargo no podían olvidar que el chico era alguien de personalidad más tímida y emocional que necesitaba un trato suave. Si iban con todo a la primera lo más seguro es que terminarían asustándolo de muerte.

Pronto se volvió algo tan ameno y tranquilizador que ya estaban discutiendo en qué momento comenzaron a sentirse así, concordando en que no estaban del todo seguros pero que podría haber sido algo inminente desde haberse conocido. Ambos tenían una extraña fijación por la gente desastrosa, en algún rincón de su ser, de eso ya no dudaban.

—No crees que se haya conseguido novio, ¿cierto? —Wei WuXian preguntó. Su mirada se perdió en el techo de madera y tela que había en la cama inferior de la litera, mientras su novio lo acurrucaba en sus brazos y trazaba algunas caricias a su cabello que abruptamente se detuvieron por unos segundos. Lan WangJi cayó en un trance que se rompió bajo el efecto despabilador de la voz ajena. —Quiero decir… Él nos lo habría dicho, ¡y HuaiSang también! Y, si no es así, seguro que XiChen nos habría hecho llegar el chisme a través de Meng Yao.

Se supone que XuanYu tenía una relación cercana con sus hermanos, especialmente Qin Su y Meng Yao, y a su vez, Meng Yao con su novio. Lo que sea que pasara podían enterarse de forma indirecta, no obstante XiChen no había hablado respecto a ello.

Lan WangJi sospechaba que algo sabía, pero no insistió solo para no darle el gusto a su hermano mayor de verlo desesperado otra vez.

Todo en Mo XuanYu—sus llamadas a escondidas, los mensajes que leía con la pantalla del teléfono pegada a él— daba señales de que había conseguido novio, o al menos que estaba viendo a alguien que podría aspirar a ello, pero eso es todo. Y sinceramente, la idea de que alguien más se les haya adelantado así era tan frustrante y molesta. Era increíble, Wei Ying estaba experimentando los celos románticos por primera vez.

Antes de esto no había tenido esa constante molestia flotando, como si quisiera golpear a alguien cuyo nombre desconocía. ¡Lan Zhan nunca le había provocado ese sentimiento! Pero probablemente eso se debía a que él no socializaba tanto y no era alguien que mostrara cercanía a los demás con tanta frecuencia. Ahora lo estaba experimentando, porque XuanYu era más abierto a las personas y más efusivo de lo que su novio alguna vez podría ser. ¿Conclusión? No le gustaba para nada. Después de esto, recordaría ser más comprensivo con Lan WangJi cuando bebiera vinagre.

Quien, dicho sea de paso, estaba por responder después de haberlo pensado detenidamente, hasta que el sonido del teléfono lo distrajo. Era el tono de llamada que Wei Ying solía usar, por lo que éste reaccionó primero al girarse sobre la cama para tomarlo y decidir entre atender o colgar. Depende de quién fuera y lo que quisiera.

Se había movido cerca de Lan Zhan de modo que él también pudiese echar un vistazo, por lo que ambos compartieron la misma expresión anonadada al vislumbrar el contacto “Solecito” que realizaba la llamada. Así es como Wei Ying agendó a XuanYu.

Cielos. Hablar de la gente realmente los invocaba, ¿eh? Empezaría a creer que era posible, porque esto era un milagro. ¡La ley de atracción era real! Recordaría mencionárselo a HuaiSang más tarde.

Nada más leer el nombre, el dedo de Wei WuXian se deslizó en la pantalla para atender la llamada, asegurándose de ponerla en altavoz. Se sentía repentinamente nervioso, al igual que su novio, ¿y cómo no estarlo? Raro sería estar tan tranquilos y comportarse indiferentes cuando su nuevo crush los llamaba después de haber desaparecido por semanas sin dar la más mínima señal de vida.

—¿XuanYu? ¡Qué milagro! No llamabas hace rato.

—Mnh, pensamos que estabas muy ocupado, ¿qué sucede?

Solo entonces lo escucharon, y sus cuerpos se helaron como si una cubeta de agua fría hubiese caído sobre sus cabezas sin previo aviso. La respiración entrecortada y los sollozos acompañados de exhalaciones escandalosas e inhalaciones sorbiendo la nariz. Por reflejo, ambos se incorporaron sobre la cama, sentándose tan juntos como pudieran para apiñarse sobre el teléfono.

—¿A-Yu? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Xian-Ge… A-Zhan…

Los llamó con voz quebrada. En medio del llanto inestable apenas fue capaz de pronunciar correctamente hasta que pasaron segundos. Lan WangJi no podía creer lo rápido que habían palidecido, imaginando los peores escenarios.

—XuanYu, respira, ¿de acuerdo? Dinos qué pasa.

¿Un intruso? ¿Un accidente? El chico se escuchaba tan alterado que no podían imaginarse más que alguna tragedia o el comienzo de una, sin embargo él no les estaba comunicando nada coherente, sollozando sus nombres tan dolorosamente que la impaciencia y el miedo comenzaba a carcomerlos, optando, tras una mirada compartida, levantarse de la cama e ir derecho a la salida de la casa, tomando descuidadamente sus mochilas y abrigos para salir.

—¿Dónde estás?

—E-En… En casa… N-Necesito que vengan, por favor.

—Estamos saliendo. Quédate donde estás y trata de calmarte.

—G-Gracias…

—Ni lo menciones. No vamos a tardar. ¿Puedes mantenerte en llamada o…? Ah, me colgó.

Wei Ying no pudo hacer más que guardar el celular en su bolsillo antes de seguir a Lan Zhan a la salida. En la sala se encontraban Yu ZiYuan y Gao MeiLing viendo una película, por lo que al cruzarse por el camino los dos jóvenes y con intenciones de salir a altas horas de la noche, no dudaron en cuestionar.

—¿Eh? ¡Oye, Wei Ying! ¿A dónde van? ¡Casi es media noche!

—¡Emergencia con un amigo, tía Yu! ¡No me esperes para el desayuno!

La mujer solo miró de reojo a su novia antes de alzarse de hombros y volver su atención a la película. —No mueran en el camino, supongo.

. . .

Mo XuanYu seguía encerrado en el baño. Desde que había llegado a casa no se había dignado en salir de ahí y tampoco se había atrevido a realizar la prueba. No podía, tenía miedo. La casa estaba vacía, lo que debería darle el suficiente valor y tranquilidad para hacerlo sin temor a que nadie lo interrumpiera, pero tal vez eso es lo que realmente quería. No podría ocultar esto por siempre, y a la hora de la verdad deseaba que alguien estuviese ahí para darle algo de coraje o consuelo, pero descartaba a sus hermanos al instante debido a la ausencia de los mismos y al pánico que le provocaba pensar en sus posibles reacciones.

Su cerebro repitió una y mil veces que dejara de lado su estúpida idea de llamar a Wei WuXian y Lan WangJi, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Había hecho la llamada, el llanto no paraba, temblaba tanto que no podía despegar el teléfono de su oreja para colgar, y para cuando reaccionó ya era demasiado tarde.

Se consolaba diciéndose que ellos podrían guardar el secreto, hasta que recordaba lo horriblemente humillante que sería ponerlos al día con su situación, ¿y después de haberlos evitado por semanas? ¡Bien hecho, XuanYu! Eres oficialmente un idiota.

Pero no hubo más tiempo de lamentarse para cuando la puerta del baño se abrió bruscamente después de haber escuchado el sonido de la puerta de abajo cerrarse de golpe seguidos los llamados de ambos chicos y su búsqueda interminable por la casa hasta que ambos chicos habían dado con él, hecho ovillo en un rincón de la pequeña habitación y con la prueba sin usar todavía en mano.

Ellos estaban realmente ahí. La expresión más alterada y preocupada de Wei Ying, junto con la más calmada pero igual de angustiada que pertenecía a Lan Zhan, ambas repentinamente cerca cuando los dos se agacharon a su altura con el miedo tatuado en sus rostros.

—¡Ahí estás! ¿Por qué no respondías? ¿Qué pasó?

—Perdona la tardanza, es que el auto se quedó sin gasolina a medio camino y tuvimos que detenernos.

Había sido un pequeño infortunio indeseado que los había hecho morir de impaciencia y rabia, aunque había servido para que compraran algo de helado de chocolate en caso de necesitarlo—el favorito de XuanYu— durante su posible momento de consuelo futuro.

Los ojos de XuanYu seguían rojos y brillantes por el llanto pero, por ese breve y efímero instante en que los había mirado, habían reflejado un inexplicable sentimiento de incredulidad y vergüenza por la mera presencia de ambos. Habían venido, sin pensarlo y sin pedir explicaciones, simplemente habían venido tan pronto como los llamó y… y… y ahora se supone que debería dar explicaciones, ¿cierto?

Quería hacerlo, más que nada para que dejaran de mirarlo como si esperaran encontrarse con que se estaba desangrando vivo, pero ninguna palabra salía de su boca y solo podía balbucear incoherencias que hasta a él lo estaban desesperando.

Wei Ying lanzó una mirada llena de nervios a Lan Zhan, temiendo que esto escalara a un ataque de pánico, e indudablemente llegaron a la misma conclusión mientras apartaban las bolsas de sus compras improvisadas y atraían al más joven a abrazarlos de golpe. XuanYu se congeló entre los brazos de ambos, rígido como una tabla de madera sin que su cuerpo terminara de relajarse ante la calidez ajena, al menos no hasta que sintió las manos de—creía— Wei Ying frotando su espalda mientras el cuerpo de Lan WangJi los empujaba más cerca, haciendo que su rostro se hundiera en aquel espacio tembloroso entre el cuello y la mandíbula de Wei WuXian.

—Está bien, Fei. No necesitas decir nada todavía.

—Hablaremos cuando estés mejor, ¿de acuerdo?

XuanYu suspiró temblorosamente, un respiro con el fallido intento de tranquilizarlo, y su cuerpo cedió entre aquellos que lo rodeaban. Las lágrimas se resbalaron bajo el cuello de la camiseta de Wei Ying, pero éste no prestó atención a ese detalle, priorizando terminar de calmar a su amigo con la ayuda de su novio. No faltaron ligeros apretones del abrazo o las palabras suaves para contenerlo, transformando los sollozos en hipidos cada vez menos frecuentes, hasta que el baño se sumió en un inquebrantable silencio.

Con el atisbo de coraje que le quedaba, Mo XuanYu se movió ligeramente entre ambos chicos, alzando en su mano la prueba de embarazo. No había sido usada aún, pero eso no evitó que la pareja palideciera ante la idea, entendiendo el puro terror que su amigo debía estar atravesando en estos momentos.

HuaiSang había bromeado algunas veces sobre su excesiva paranoia al embarazo juvenil, y quizá parte de su calma se debía a que ya conocía a Mo XuanYu hace demasiado tiempo al punto en que esperaba una raya y nada más. Ahora, siendo esta su primera experiencia cercana, ninguno de los dos sabía bien qué decir o cómo reaccionar.

Vamos, que sustos como estos no eran una posibilidad entre ellos.

Se acomodaron mejor para no acalambrarse en medio de aquella posición. Lan WangJi examinó la prueba de embarazo solo para estar seguro de no estarse equivocando al no ver nada.

Después de unos segundos, Mo XuanYu finalmente tuvo el valor de explicarles lo sucedido, y en ningún momento interrumpieron, limitándose a compartir sus reacciones entre los dos con sumo disgusto.

Muy bien, entonces… Sabían que XuanYu tenía un ex novio por el cual entró en un período de “luto” suficientemente largo como para que sus hermanos lo metieran en citas rápidas—recordaban esos detalles, fue donde lo conocieron después de todo—, pero aparte de los comentarios de HuaiSang—aludiendo a una posible relación tóxica—no solían hacerse muchas ideas respecto a cómo pudo ser la relación. Por lo visto, su flojo amigo tuvo razón en todo.

XuanYu les contó cómo lo había estado viendo unas semanas, pero, lo que supuso, sería una restauración de su relación solo había sido cuestión de acostarse mientras su ex novio le era infiel a su pareja actual, la cual mencionó con tanto cinismo en su último encuentro que XuanYu no soportó la rabia y lo echó a patadas, y semidesnudo, de su casa. Aun así, el daño ya estaba hecho y eso le había dado el golpe de realidad lo bastante fuerte como para tenerlo encerrado una semana en su casa lamentándose por ello, hasta que el pánico por el retraso de su período mensual y las náuseas se volvió un miedo constante.

Wei Ying y Lan Zhan conocían al tal Xue Yang. A decir verdad, solo lo habían frecuentado un par de veces en la escuela y sabían de su fama de busca problemas, pero nunca hicieron demasiado caso a ello. Los rumores nunca eran confiables, y el chico era agradable las pocas veces que se hablaban, siempre portando una sonrisa arrogante y burlona y un humor ácido. Wei WuXian había considerado alguna vez invitarlo a juntarse con ellos, si era sincero.

Todavía era una buena idea. Es decir… Podía recibirlo con un lindo puñetazo para romperle la nariz, ¿no? Seguro su novio compartía la idea, aunque deberían dejarlo como un deseo reprimido por el momento. XuanYu era quien más los necesitaba ahora, ese otro hijo de puta podía esperar.

—N-No sé qué voy a hacer… Me siento tan estúpido. Xue Yang ni siquiera querría hacerse cargo y-y…

Wei Ying hizo una mueca molesta. —Olvídate de ese imbécil. Lan Zhan, recuérdame castrarlo un día de estos.

—Mnh, lo recordaré. —Demonios que sí lo haría, aunque tal vez no era asunto sobre el cual poder hondar mucho ahora mismo. —Fei… Cualquier cosa que suceda, apoyaremos las decisiones que tomes, ¿sí? Independientemente de lo que “deberías” hacer… ¿Qué quieres hacer si es positivo?

XuanYu se quedó callado y pensó al respecto. Antes ya lo había reflexionado demasiado sin llegar del todo a una conclusión, perdido entre el “deberías” y el “quiero”. Todo era muy contradictorio todavía, y era posible que en el futuro pudiese arrepentirse o no de ello, pero… —S-Si fuera positivo… L-Lo siento, pero… No quisiera tenerlo. No estoy… No e-estoy listo. Soy demasiado joven y-

—No necesitas explicarnos nada, A-Yu. —Wei WuXian interrumpió, dándole unas palmaditas suaves mientras terminaban de deshacer el abrazo. Los tres ahora estaban sentados en aquel rincón del baño con la espalda pegada a la pared, pero ninguno de los dos había soltado las manos del más joven. —No le debes explicaciones a nadie. Nadie más que tú deberá vivir con ello, y si no lo quieres tener, entonces nosotros podemos acompañarte a una clínica cuando puedas. O tal vez HuaiSang… O tus hermanos, no lo sé, quien sea que creas que sería una mejor opción.

—Somos amigos. Así que… Seguiremos estando aquí sin importar qué salga, ¿de acuerdo?

XuanYu miró fijamente las manos que sujetaban las suyas, suspiró bajo el ligero apretón que le daban como pedido de confianza y solo entonces asintió y pudo mirar la prueba sin sentirse tan agobiado.

—Si no les molesta… Esperen afuera. Yo les diré cuando puedan entrar.

—De acuerdo.

Probablemente no tomó mucho tiempo como realmente lo hizo, pero esperando fuera del baño se habían sentido como unos largos treinta minutos, aunque en realidad no fue más de solo uno antes de que XuanYu les abriera la puerta y se sentaran juntos en la cama de su cuarto para esperar la respuesta del test. Si hubiese sido más duradero, habrían gastado sus palabras de aliento al instante, sin embargo dos minutos después ya tenían la respuesta: una sola línea.

Una sola bendita línea.

El peso se cayó de sus hombros, destensándolo tan rápido que no pudo contenerse a arrojar el test al otro lado de la habitación para aferrarse a la pareja en medio de un sollozo de alivio.

. . .

Mo XuanYu se había quedado en el piso de arriba, terminando de estabilizar sus emociones entre las frazadas de la cama. Wei Ying y Lan Zhan creyeron que dejarlo solo por unos minutos le haría bien para calmarse por completo y asimilar el que todo resultara salir bien, y mientras tanto ellos improvisaban una especie de cena-postre con lo que habían comprado de último minuto en la gasolinera. ¿A quién no le gusta algo de pizza descongelada y helado de chocolate? Algo de azúcar y queso extra siempre ayudaban a calmar los nervios, aunque los médicos no pensaran igual.

Ellos también lo necesitaban. Si bien Mo XuanYu había sido quien cargó con el peor de los sustos, el que se llevaron ellos tampoco fue bonito. Realmente consideraron por un segundo tener que inventarse alguna excusa para llevar al chico a una clínica al día siguiente y hacerse la idea de esconder esto hasta que él se sintiera listo para decírselo a sus hermanos y su madre, y la tensión del momento seguía ahí, apenas, pero seguía estando. Y entre esas emociones, muchas otras empezaban a asentarse mientras esperaban pacientemente a la pizza terminara de descongelarse.

—Entonces… —Wei Ying rompió el silencio. Tenía una sonrisa agotada. —Supongo que vamos a tener que esperar mucho para decirle, ¿no crees? —Lan WangJi ni siquiera dudó en asentir suavemente. —Sí, eso creí.

Ellos todavía se encontraban en el largo proceso de digerir lo sucedido, así como evaluar los daños a su plan de hace horas. Por un lado no les faltaban ganas de estrangular al responsable detrás de las lágrimas de su amigo, y por el otro—el lado opuesto por el cual no estaban muy orgullosos— estaban… ¿Felices? Es decir, no les gustaba en lo absoluto ver tan mal  a XuanYu, pero escucharlo decir “ex novio” resultaba satisfactorio muy a su manera. Tan solo habrían deseado que se tratara de una ruptura menos dolorosa o que directamente no existiera el tal ex novio. Habrían preferido ser ignorados por semanas con la explicación de que se encontraba ocupado con otros amigos, la verdad.

—Qué mierda… No puedo creer que Xue Yang nos haya jodido así. —Resopló. El cuchillo para cortar la masa se deslizaba rápida pero bruscamente mientras hablaba entre dientes, y pronto la mano amable de su novio se puso sobre su hombro. La expresión de Wei WuXian se ablandó con un suspiro, pero el enojo seguía ahí. —Voy a deformarle la cara a golpes apenas lo vea.

—No lo vale. —Negó con la cabeza, seguidamente puso los trozos de la pizza en un plato para los tres y acercó tres latas a las manos de su novio. —Fei se pondrá mejor.

—¡Ya lo sé! Pero… Ugh, me sigue molestando. No puedo creer que resultara ser un hijo de puta, qué desperdicio.

Lan WangJi sonrió suavemente. Su brazo rodeando la espalda de Wei Ying lo guió con él de camino a las escaleras, sin apresurar mucho el paso.

Entendía su frustración; el tipejo se había salido con la suya hiriendo a XuanYu y eso retrasaría lo que tenían planeado, pero no todo estaba perdido. Además, entre tantas cosas por priorizar, estaban más que seguros de cuál era la más importante sin importar qué, y era el bienestar de la persona que los esperaba al otro lado de la puerta, quien sonrió suavemente apenas entraron y se sentaron junto a él en la cama.

—No debieron molestarse. —Murmuró. La pena era visible en su mirada algo esquiva y el suave sonroso de su rostro, cual afortunadamente ya había recuperado su color habitual.

Ah, esto no era bueno. Realmente podrían morir por ese adorable mirar grisáceo frente a ellos.

—No te preocupes. Nosotros tampoco cenamos. —Lan WangJi sonrió alcanzándole una de las latas de refresco. En medio de ello, Wei Ying había acercado la computadora portátil de XuanYu y se encontraba en su búsqueda inacabable por encontrar algo digno de ver en Netflix.

—Cierto. La señora Gao vino a ver a la tía Yu, y ya sabes cómo son.

Mo XuanYu asintió. —Claro… La tía MeiLing no sabe cocinar… Y tu tía tampoco.

Él lo sabía bien. Gao MeiLing nunca había dejado de ser la misma mujer glamorosa y apartada de las labores domésticas que había conocido cuando apenas era un niño pequeño, y en todo este tiempo no había cambiado, por lo que veía en cada cena de año nuevo en la que ella los invitaba junto con sus hermanos, solo para encontrarse que todo era preparado por ellos o por algún cocinero que ella contratara. Ciertamente, no creía que eso hubiese cambiado ni consiguiendo novia.

Bueno, no se quejaba. Al menos ella sabía cuándo apreciar una buena pizza congelada, así como él podía hacerlo ahora, cómodo entre la pareja mientras seguían debatiéndose qué verían esta vez, aunque sea para rematar el tiempo antes de ir a dormir.

Y él solo se quedó callado. Los escuchaba atentamente jaloneando entre el sarcasmo y humor ácido de “Cortar por la línea de puntos” o el humor más infantil de “The Owl House”, los miraba con adoración sin poder creer que seguían ahí con él, apreciaba la presión firme de las sábanas debido al peso de ambos sobre ellas, se reconfortaba en el calor acogedor de sus hombros a sus costados cuando eligieron algo y se acomodaron a su lado, y para finalizar: se resignaba.

Se resignaba sin remedio a que su corazón latiera feliz cuando volteaban a mirarlo para hacer comentarios de los cuales esperaban respuesta, cuando apoyaban sus cabezas sobre la suya y algunas risas de Wei Ying lo empujaban suavemente contra Lan WangJi. Se resignó porque en esos momentos, seguían siendo tres, pero todo era tan armonioso como si fueran un exacto número par.

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