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Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Series:
Part 1 of Semana Wincest 2022 (en español)
Stats:
Published:
2022-06-13
Words:
1,106
Chapters:
1/1
Kudos:
2
Hits:
55

Muerte

Summary:

La muerte nunca será un impedimento, no en este mundo, sin embargo, el dolor no se irá.

Dean reflexiona antes del inevitable fin, gracias al cielo, Sam está con él, aunque él no estará ahí para Sam.

Work Text:

La muerte. Sabía que llegaría tarde o temprano, lo tenía presente desde que era joven, su trabajo, el negocio familiar era así de arriesgado, no había garantías de que sobreviviera a una cacería, el riesgo siempre fue constante, pero ¿esto? Por Dios ¡era ridículo!

Sin embargo, desde que perdieron la protección mágica de Chuck, se enfermaban, se lastimaban quizá más de lo que recordaban, pero estaba bien, estaba bien. Las cacerías se volvieron menores con el pasar de los meses, ya había considerado dejarlo de manera definitiva, especialmente porque de verdad quería disfrutar con Sam.

Y ahí había otro problema.

Sam. Realmente no era un problema, es decir, Sam es simplemente increíble, Sam era la luz de sus ojos desde que tenía uso de razón, Sam era por quien daría (y dio) la vida entera con tal de que estuviera bien, con tal de protegerlo de cualquier cosa, quizá no lo hizo muy bien, quizá no le dio la mejor infancia por más que se esforzó por hacerlo ni la mejor vida pues terminó molestándolo con lo de papá y lo trajo de vuelta a la cacería. Puede que lo haya lastimado incluso más de lo que cualquier criatura haya hecho y no haberse disculpado, pero no quitaba el hecho de que lo amaba, loca e inexorablemente, tan perdido y jodido como sonaba.

Por eso, desde unos pocos años atrás, consideró seriamente dejar el negocio y ahora que Chuck no estaba rigiendo su vida como el malparido hijo de perra que era, se sintió un poco más cerca de la paz y tranquilidad que tanto había anhelado muy en el fondo, con Sam por supuesto, siempre Sam, el único que necesitaba para ser feliz en esta vida o la otra.

Ese día, le había comentado al castaño su plan.

“Es lo último, Sam, la última cacería y después podemos tener esas agradables vacaciones en la playa que te comenté la otra vez ¿qué dices?”

La expresión el rostro de su Sammy sería digna de recordarse, la forma en que sus ojos se ampliaron de sorpresa, la forma en que sus labios formaron lentamente una sonrisa, en principio temblorosa, preguntando si hablaba enserio o no, transformándose en algo más brillante y dulce, como las esquinas e sus ojos de arrugaban un poquito, haciéndole ver que estaban envejeciendo, que de verdad deberían dejar esta vida de lado ahora que simplemente los casos eran mucho menores, con incidentes aquí y allá, incidentes que muchas veces las chicas podían hacerse cargo.

Estaba feliz, como nunca antes había estado, debió adivinar que todo se iría a la mierda, como siempre con ellos.

Cuando fue empujado contra la pared se dio cuenta de que hoy sería ese día.

Sam tuvo dificultades para terminar el trabajo, cada segundo que pasaba parecía cada vez más cerca el fin de ambos Winchester, pero no fue así. Gracias a Jack.

—Está bien, Sammy, mírame… —llamó, dedicándole una sonrisa cansada —lo siento, creo que me tomé mucho tiempo en decidirme ¿he?

—Dean, no digas… no digas eso… —el castaño tocó su pecho, sin saber que hacer, que decir, evitando romperse frente a él

—Está bien, Sammy, está bien —sus manos temblaban, pero logró sostener firmemente las manos ajenas entre las suyas

—No lo está, llamaré a urgencias, te llevaré ahí —le aseguró, intentando soltarlo sin realmente quererlo, también sabía —solo tengo que… tengo que…

—Está bien, bebé —el ojiverde finalmente lo miró ante ese apodo cariñoso, impropio de él —evitamos esto por mucho tiempo…

—No ¡No! Me niego, Dee, no puedes… no puedes… morir —observó el rostro de su hermano con ojos llorosos

—Estarás bien sin mi, has sabido lidiar mejor con eso que yo —ambos sabían que no era un reproche, en absoluto, más bien un hecho o eso creía Dean

—Oh, Dean, eres un idiota —se rió, una risa húmeda mientras bajaba brevemente la mirada

—Soy tu idiota, fui y siempre seré tu idiota ¿entiendes? —se rió también, el esfuerzo casi lo hizo sisear de dolor, pero se abstuvo —quiero pedirte un último favor ¿podrías…? ¿por mí?

—Dean… —una lágrima traicionera recorrió su mejilla, Dean soltó una de sus manos para limpiarla suavemente

—Sé que será difícil, pero ¿puedes tener la vida normal que tanto quisiste? No fui el indicado, pero habrá alguien…

—Dean, siempre fuiste el indicado, no puedo… no podría…

Ambos estuvieron jugando ese juego por años, evitando los sentimientos poco fraternales, pero siempre había algo que hacía que se acercaran más, que los hacía caer: en las noches más oscuras, cuando el fin parecía cerca, se dejaran llevar por algo de alcohol para justificarse. Nunca hablaban después de los besos y de las caricias que se daban, despertaban dormidos juntos en una sola cama, un desastre de brazos y piernas enredadas, tan juntos como era humanamente posible, a veces, cuando eran particularmente osados, sin absolutamente nada de ropa de por medio.

Dean creyó que era mejor así, hasta que la claridad lo asaltó unas semanas atrás, ahora ya no importaba, no habría poder divino que detuviera esto, era definitivo, lo sabía, lo sentía, había llegado el fin que esperó encontrar siendo ambos más viejos, con canas, quizá gordos o algo.

Se rió, Sam lo miró feo unos segundos, su ceño fruncido, las marcas en su frente haciéndose mas notorias. Su Sammy estaba envejeciendo y él no estaría ahí cuando el final llegara a él.

—Soy un horrible hermano… —exclamó, cerrando los ojos, la mano que aun sostenía se apretó fuerte, haciendo que le devolviera la mirada —todavía no, Sammy.

—No lo eres, Dee, nunca lo has sido y si tengo que discutir esto y que sea lo último que escuches de mi antes de… Lo haré, estoy dispuesto —amenazó casi sin voz

—Preferiría que mis últimos minutos con vida, tú…

Entonces, con cuidado se soltó del agarre casi mortal en su mano, tomando el rostro del menor entre sus manos, el tiempo corría demasiado rápido, era ahora o nunca, no podría esperar quien sabe cuanto tiempo a que el llegara al cielo.

Sam entendió sin palabras a lo que se refería, susurró apenas un te amo, ojos cerrados, simplemente disfrutando del calor que aun podía proporcionarle, antes de acercarse cuidadosamente y cerrar la distancia con un casto beso, un roce inocente, donde ambos expresaron su amor una última vez. Sus frentes se juntaron momentos más tarde, ambos con ojos cerrados, tratando de memorizar para siempre este momento, tratando de hacerlo eterno, sus ojos se encontraron una última vez, Dean ofreció con su última exhalación un beso y una oración: “Te amo, Sammy”, antes de que finalmente la muerte lo reclamara para siempre.

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