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Buscando a Natasha Desesperadamente- Kill Bill 3

Chapter 26: Capítulo 26: Viejas preguntas

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Buenos Aires, cuatro años después 

Una taberna, a solas. 

"Giros/ Existe cielo y un estado de coma /Cambia el entorno de persona en persona /Giros/Dar media vuelta y ver que pasa allá afuera /No todo el mundo tiene primaveras"

-Otro doble, señora- le dicen en español a una mujer vestida de chaqueta de cuero. Uñas borgoña. 

-Gracias. Por cierto. Me gusta la canción. ¿De quién es? 

-Fito Páez, una de nuestras estrellas, señora. 

Suena el bandoneón.

"Flaco ¿Donde estás? /Estoy imaginándome otro lugar /Estoy juntando información /Estoy queriendo ser otro (otro tipo, loco) /Mi necesidad se va modificando con las demás /Así mi luna llega a vos, así yo llego a tu luna"

-¿Cómo te llamas, guapo?

-Joaquín, señora.

Ella saca un arma, que enfunda. El chico, de ojos azules, la mira aterrorizado.

-Lárgate, Joaquín. No te preocupes, no pasará nada.

Tacones. Un cigarrillo. Labios rojos. Una sonrisa desdeñosa.

-No entiendo cómo osas en venir aquí y mostrarte así. De verdad quieres morir- le dijo la mujer de las uñas borgoña, dando una bocanada a su cigarrillo.  Un bufido.

"Giros /Todo da vueltas como una gran pelota /Todo da vueltas casi ni se nota"

-¿Tú creías que nuestro final había sido el final? Ni por equivocación. Juré que jamás te dejaría en paz por lo que hiciste.

Otra bocanada. Uñas borgoña. Jack Daniels. 

-Para buscarme hasta aquí y tratar de joderme luego de todos estos años, es porque tienes que decirme algo muy importante, maldita. Habla. 

Una sonrisa malvada. Ella pasa su teléfono. 

-Sí, ¿y qué? Descubren infiltrados todos los días.  Lástima por los Laughton, o como se llamen- leyó.

-Estúpida perra vieja. Mira hacia abajo. 

Joanna Laughton. Y una niña con el cabello rubio- pelirrojo. En una terraza. Parece Nueva York. Posan juntas en una fiesta infantil.

-¿Quién mierdas son? No me importa, en verdad.

-Ah, creí que querrías conocer a tu nieta. - respondió la otra mujer, maligna y socarronamente. 

Silencio. El vaso de whisky. Vacío. El teléfono. Inmóvil. 

-No la vas a matar. - dijo la mujer, con voz quebrada. - No a ella. 

-Qué lindo que ahora sí quieras saber de tu hija. Es una lástima , para tí, claro, que ahora se pueda dejar joder por adelantado.  

-Joaquín, cariño, escóndete que esto se pondrá feo- le ordenó la mujer. El chico se escondió bajo la barra. Un golpe , otro. La mesa se rompe. Luego los vidrios. Un grito de una mujer. Luego de la otra. Se rompe un cuadro y luego otro estruendo. Luego otro grito. Golpes. Repetidos.

-¡No! ¡No huyas! ¡Puta! ¡Maldita sea!

Los tacones. Se alejan. Joaquín sale asustado. El bar destrozado y la mujer, pelirroja y de rizos cortos, ya mayor, de grandes ojos oscuros, está herida, y furiosa. Tiene un cuchillo, que se saca, para horror del camarero. 

-¿Llamo a la policía? ¡Por la puta!- maldice, asustado.

La mujer se levanta trabajosamente. 

-Tú no te preocupes por mí.  Recoge mi billetera y mis cosas, cariño. Maldición- dijo, frustrada.

-"Zina Liudmila Zharashkova Besugova"

Ella asiente, cauterizando su herida, rompiendo su camiseta. 

-No le digas a nadie mi nombre o te pasará algo peor que lo que me han hecho- lo amenazó con el cuchillo, para curar su herida. Lo hizo burdamente.

-Sí señora...

-Saca los dólares de mi cartera, muchacho. Y di que te robaron.

-¡Pero no me van a creer una puta cosa!- dijo este, aterrado.

Esta suspiró. Cuando llegó la policía, el joven seguía gritando, con el cuchillo clavado sobre su uniforme y una huella de una mano ensangrentada sobre su cara. 

Al menos le había dos palmaditas al irse.