Chapter Text
CAPÍTULO III.
Es de los raros días de enero donde el cielo está despejado y el sol alumbra de maravilla las aceras y fachadas de los edificios, dándole a todo un poco de vida y la ilusión de esperanza.
—Sé lo que estás haciendo —dice Vanessa sonriendo mientras camina detrás de Lauren, lo dice elevando la voz por encima del viento, a la vez que se ajusta mejor el abrigo. Está casi segura de que la mayoría de los neoyorkinos odian el invierno, sin embargo, es su segunda estación favorita, claro, siempre y cuando la exposición al frío sea de un tiempo tolerable y la energía no falle, cosa que rara vez sucede.
Lauren sonríe al mismo tiempo que se sonroja al verse descubierta. A pesar de ello finge ignorar de qué habla su hermana —Y, ¿qué crees que estoy haciendo? —pregunta mirando sobre su hombro en dirección a Vanessa.
—Fingiendo que vamos a pasar recogiendo a Helen cuando en realidad quieres visitar a tu novia, es obvio.
—En primer lugar: sí estamos yendo a ver a Helen; en segundo lugar: Leyla no es mi novia.
Vanessa ríe en voz alta, captando la mirada curiosa de algunos transeúntes. —Yo nunca mencioné a Leyla.
—Simpática —dice Lauren empujando sus cuerpos hombro con hombro.
—Hablando en serio, ¿cuándo la invitarás a una cita de verdad?
El rostro de Lauren se torna serio con prontitud y Vanessa puede observar cómo se muerde el labio antes de contestar.
—No sé, no quiero arruinar las cosas —dice Lauren encogiéndose de hombros y mordiéndose el pulgar.
Vanessa asiente, comprende los miedos de su hermana, la sensación de arruinar las cosas solo porque uno mismo está roto y no sabe manejar lo normal.
Vanessa entra en el vestíbulo del New Amsterdam sin percatarse hasta segundos después que Lauren se ha detenido en la puerta inhalando profundamente el aire de invierno.
Cuando Lauren ingresa, Vanessa está esperándola junto a los elevadores, se ha quitado la bufanda y la lleva colgada del bolso. —Punto para mí —piensa Lauren sonriendo internamente. Puede comprender el gusto de las personas sobre las carteras y bolsos, ella misma tiene un par que le encantan, sin embargo, para el día a día siempre va a considerar más cómodo el uso de mochila.
—Me quedo aquí —dice Lauren deteniendo el ascensor en el piso de Pediatría —dile a Helen que subo en un minuto.
Vanessa torna los ojos en blanco regalándole una sonrisa burlona. Lo último que observa antes de que la puerta del ascensor se cierre, es la sonrisa de su hermana, una mezcla de presunción y felicidad pura.
Pediatría es muy diferente a cualquier sala de emergencia, hay peluches y sonrisas en cada esquina y el dolor de los niños intenta ser calmado de inmediato, tratado, claro que también hay casos angustiantes, pero entonces aparecen padres de otras habitaciones intentando ayudar en lo posible.
Lauren odia Pediatría, es consciente que no tiene el mínimo sentido envidiar a niños enfermos por tener padres presentes y amorosos, pero lo hace, y casi puede odiarse a sí misma por hacerlo. Respira profundamente y busca a Casey con la mirada antes de observarlo en la habitación de un pequeño llenando unos formularios junto a los padres del niño. Lauren se acerca a la habitación y permanece en la puerta en completo silencio durante un par de minutos, mirando por encima de su hombro ansiosa por encontrarse con Leyla, pero a la vez nerviosa en caso de hacerlo.
—Hey —saluda Casey sonriéndole de oreja a oreja a la vez que sale de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
—Hey, ¿cómo estás? ¿sigue en pie lo del sábado?
—Yo, estupendo, Pediatría es mil veces menos deprimente que emergencias
—Y yo que iba a pedirte que trabajes para mí —dice Lauren llevándose las manos al pecho con fingido dolor
—Aunque trabajar contigo es maravilloso, no volvería a pisar emergencias de manera voluntaria. —contesta Casey brindándole una sonrisa sincera e inclinando ligeramente su cabeza conforme levanta su ceja. —Respecto a lo del sábado: siguen en pie los planes para el picnic y la invitación para que tú y Vanessa se unan. Ya sabes: 10 am.
La Dra. Bloom asiente mientras balancea su cuerpo sobre sus talones, incapaz de articular la pregunta que desea formular a su amigo.
Casey la observa divertido y pone los ojos en blanco antes de responder a la pregunta no formulada. —Leyla también va a ir, por si eso ayuda a que te decidas.
—¿Qué? Yo no. Yo nunca pregunté por ella.
—Tú no, pero Vanessa sí. Y ya sabes, luego de verte lanzando miradas por Pediatría buscando a alguien en específico y la sonrisa de Leyla cuando me contó que te conoció en la recaudación de fondos —dice con una sonrisa brillante mientras se encoge de hombros —no es difícil atar cabos.
—Ha, ha. Muy simpático. Tú y Vanessa deberían unir fuerzas ya que tan empeñados están en ver cosas donde no las hay.
—Lauren —dice Casey tomándola suavemente de los hombros y mirándola fijamente a los ojos —te conozco desde hace años y Vanessa toda su vida, es obvio que sabemos cuándo te gusta alguien.
Aquella afirmación logra hacer sonrojar a Lauren, pero para su buena suerte Casey tiene que atender a un paciente a la vez que suena su celular con el nombre de Vanessa en la pantalla.
—Las veo el sábado, no falten. —dice Casey a modo de despedida.
—¿Y? ¿Saludaste a tu novia? —pregunta Vanessa observando divertida a su hermana quien ya luce completamente roja y camina hacia donde están ella y Helen.
Lauren la ignora y saluda a Helen con un beso en la mejilla y un abrazo. Le agrandan los abrazos de Helen, son cálidos, fuertes y la hacen sentir segura.
—Así que, esta novia tuya no será Leyla, ¿o sí?
Vanessa asiente divertida a espaldas de su hermana pronunciando un sí de manera marcada con los labios.
—¿Tú también vas a empezar? —pregunta Lauren comenzando a molestarse, sobretodo consigo misma porque es incapaz de hablar con Leyla sin sentirse como una colegiala y por tanto incapaz de encontrar el valor suficiente para invitarla a salir. —No es mi novia.
—Ya, pero porque tú no te atreves a invitarla a salir cuando claramente se gustan —dice Helen.
—¿Qué sabes que yo no sé? —pregunta Lauren una vez que Helen ha captado su atención.
—Solo diré que estuvo preguntando de manera sutil sobre ti.