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-Está comenzando… -Susurró Tony, dejando salir un suspiro suave, mientras se terminaba de desnudar, recostándose sobre el nido que había hecho. El aroma de su Alpha era tan bueno que Tony sentía que se sumergía cada vez más rápido dentro de su celo.
¿Quién diría que el Alpha del codiciado Omega Tony Stark terminaría siendo el mismo Tony Stark de otra tierra? Eso era egolatrismo al más alto nivel, pero para ser sincero, no le importaba, tampoco lo hacía el que fuera un genocida, no al menos ahora en que su cuerpo solo rogaba por su fuerte pareja.
-JARVIS… -Llamó a la Inteligencia Artificial de Anthony, usando una mano para tocar su duro miembro, frotándolo con rapidez.
-Llegará en dos minutos, señor Tony. -Respondió de inmediato, mientras Tony se quejaba de frustración.
-Es demasiado tiempo. -Gruñó en voz baja sintiendo su entrada empaparse, llevando su otra mano hacia su ano para meterse dos dedos, incapaz de hacer otra cosa. -Maldito Anthony… -Gimió encontrando un poco de alivio, con su raciocinio yéndose al carajo, internamente asustado porque su pareja aún no llegaba a él. -Te dije que no fueras, pero eres imbécil y te fuiste… -Se quejó, sintiendo todo el cuerpo caliente.
-Oh Omega… ¿No sabes que me encanta escucharte maldecir mientras te tocas? -Preguntó Anthony, con la respiración ligeramente agitada, totalmente alterado al percibir las intensas feromonas de su pareja, llamándolo, buscándolo.
Con rapidez se desnudó, acercándose al nido de su dulce Omega, que se incorporó para recibirlo, extendiendo sus brazos y respirando agitado, hasta que pudo percibir las pesadas feromonas de su Alpha, casi chillando para que llegase a él.
Anthony no demoró más, subiendo al nido y colocando una de sus manos sobre el pecho ajeno, acariciándolo mientras usaba su otra mano para sostenerse.
-¿Esperaste mucho a por mí, Omega? -Preguntó enloquecido con su aroma, mientras que Tony asentía, acercándose a sus labios para depositar torpes y rápidos besos sobre sus labios.
-No vuelvas a irte antes de mi celo. -Ordenó ligeramente enfadado, mientras que Anthony tomaba uno de sus pezones entre sus dedos y lo pellizcaba con suavidad, haciéndolo gemir.
-No lo volveré a hacer, precioso, te lo prometo. -Y acto seguido lo besó de forma demandante, tomando el control del beso, aprovechándose de que su Omega se perdía en el celo para dominarle por completo.
Desde su posición podía percibir el lubricante de Tony derramándose entre sus nalgas y Anthony emitió un gruñido de completa excitación, bajando por su cuerpo para depositar besos húmedos y mordidas delicadas, pasando por sus clavículas, sus pezones, los que atendió con detenimiento, depositando largas lamidas sobre ellos, succionando y mordiéndolos, haciendo que Tony gimiera y se retorciera bajo su cuerpo, que separase más las piernas y lubricara todavía más.
Entonces Anthony continuó bajando sobre su cuerpo, hasta que llegó a su ano, separó sus nalgas y apreció su precioso ano, cubierto con lubricante y palpitando de necesidad, sin esperar más tiempo se dedicó a lamerlo una y otra vez, arrastrando su lengua sobre los bordes, escuchando a su Tony gemir y rogar por más, moviendo su cadera para obtener más de la boca de su Alpha.
Tony entonces comenzó a tocar su pene con ambas manos, mientras lograba sentir su húmeda y cálida lengua introduciéndose en su ano, moviéndose sin parar, al mismo tiempo que sus manos apretaban sus nalgas.
-¡Anthony! ¡Ah! ¡Alpha te necesito! ¡Mgh! -Gimió necesitando más que su lengua, ansiando sentirse lleno de él, dejando nuevamente su miembro para poder incorporarse, colocando una de sus manos sobre el negro cabello de su Alpha, desordenándolo con suavidad. -¡Por favor, por favor, Alpha!
Entonces Anthony dejó su entrada, sintiéndose como un poseído por las feromonas de su Omega y obedeció, acomodándose entre sus piernas para después frotar su duro miembro contra sus nalgas antes de meterlo con lentitud. Al mismo tiempo Tony se abrazaba a su cuello y gemía, cerrando los párpados mientras se sentía derretir bajo su cuerpo.
Tony volvió a dejarse caer hacia el colchón, gimiendo cuando sintió a su Alpha totalmente dentro de su cuerpo.
Anthony sintió la estrecha e hirviente entrada de su Omega como un paraíso, comenzando a embestir contra él sin demorar ni un segundo, incapaz de detenerse, al mismo tiempo que colocaba sus codos a los costados de su cabeza y se mantenía cerca de su cuerpo.
Tony era tan precioso ante sus ojos, cada parte de él, sus castaños ojos y su barba, sus labios, su mentón, sus pectorales y sus clavículas, sus manos y sus piernas, su vientre ligeramente abultado, por supuesto sus divinas nalgas y lo que había entre ellas, todo de él era perfecto y le parecía asquerosamente excitante que fuera una versión de él mismo, solo ante ese pensamiento tuvo que embestirlo más fuerte, escuchándole gemir alto.
-¡Más! ¡Mgh! ¡Alpha, más! -Rogaba Tony, mientras sentía el miembro de su Alpha tocar cada parte de su ano, rozando su próstata en cada empuje, torturándola de forma deliciosa, provocando que sus piernas temblaran.
Anthony se balanceó en un vaivén acelerado, arrítmico pero intenso, asegurándose de empujarse contra su cuerpo tanto como le era posible, buscando los labios de su pareja para robarle un vehemente y apasionado, dejándose envolver por la locura que era su celo.
Se introdujo y retrocedió de él una y mil veces, más rápido cada vez, hasta que sintió que iba a terminar y Anthony lo embistió tanto como pudo antes de finalmente introducirse en él y eyacular copiosamente, sintiendo su nudo hincharse con rapidez, enloqueciendo sus sentidos y los de Tony, que ni siquiera supo en qué momento terminó también, pues todo había sido tan intenso que en un momento se perdió por completo y al siguiente estaba manchado con su propio esperma, sintiendo el nudo de Anthony tan hinchado que apenas podía moverse.
Tony emitió un ronroneo bajo, sabiéndose lleno con el esperma de su querido Alpha, al que apretó con sus piernas y que pronto se acercó a besarlo con delicadeza, jadeando.
El celo apenas empezaba y Tony sabía que iba a ser una de las mejores experiencias de su vida, sabía además que nunca iba a saciarse de Anthony Stark.