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Las plumas de la pasión
Preludio
La fragancia de la pasión era el picante aroma que gobernaba Dressrosa. Sus mujeres ardientes y sus hombres intensos eran solicitados por viajeros y piratas sin distinción. ¡Qué fortuna encontrar a tu alma gemela entre sus románticas callejuelas! Y que alivio no hacerlo, pero recibir el tibio y seductor consuelo entre sus empedrados.
Tal vez por ello la curiosidad sobre por qué su maravilloso rey carecía de reina les intrigaba tanto. Cuantiosas historias se barajeaban en el boca en boca de los pobladores, robando y encendiendo el aliento por igual. Tal vez su alma gemela era parte de otra tripulación y se vieron orillados a elegir el misterio como forma de arder. ¡Qué delicioso juego! Esconderse entre islas, atravesando los mares para consumar sus noches… ¡Oh, la locura irresistible antes de cada encuentro! ¡Los goces de la espera transformados en profundas y feroces danzas! O quizá, se eran prohibidos, ¿un dragón celestial o un alto cargo de la marina? ¡La tragedia transformada en una silenciosa búsqueda que terminaría solo cuando uno de los dos renunciara a todo para consumar su historia de amor! Seguramente era alguien que les había visitado y que al mirar el castillo crepitaba de pasión y desenfreno…
¡Ah, inocentes! Sí tan solo supieran que sus fantasías eran cuando menos tiernas. La siniestra realidad aplastaba sus ilusiones, aunque extraña y retorcidamente, algo de verdad se dibujaba en ellas.
1
Cuando lo vio por primera vez juró que el destino lo había condenado. Segundos después, que la fortuna siempre supo jugar a su favor y él no era la excepción a la regla. Ah, siempre se supo diferente a otros seres inferiores que insistían en referirse a él como iguales. Ahora lo entendía, ahora todo hacía sentido, ellos jamás habrían podido valorar un lazo así. Fue entonces que lo llamó sin pensarlo dos veces. No importaba nada, estaba dispuesto a destruir el orden del mundo con tal de tenerlo siempre a su lado. Nadie se interpondría entre ellos, nada podría separarlos nunca: su amor estaba escrito con la tinta del destino.
Lo contempló en silencio esperando su respuesta, permitiéndose grabar cada rasgo en su memoria. Aún era bastante joven pero era perfecto para él. Sus ojos azules centellaban curiosidad, relampagueando con travesura entre matices azules y chispas doradas. Cuando reveló su forma hibrida fue incapaz de sentir rechazo, le parecía incluso más maravilloso, único, perfecto para él aunque pudiese resultar extraño a otros.
Siempre fue así, extravagante.
Marco lo reconoció con una sonrisa que le iluminaba la celeste mirada y a él, la vida.
Ahí estaba su alma gemela.
Graznó entonces antes de volar hacia él.
2
Newgate era un hombre curtido en el mar, se forjó en las aguas del Nuevo Mundo y bajo su mirada se alzó la Gran Era Pirata. Había visto incalculables rarezas y poco podía sorprenderlo. O al menos así fue hasta que conoció y luchó a muerte para adoptar a su primer hijo.
Roger contaba la historia sin reparo a unos y a otros, llorando de risa sobre cómo casi perdió un ojo a picotazos a cambio de empollar a cierto fénix sin instinto de supervivencia. Los marinos tergiversaron la historia por completo y el primer cartel de búsqueda de Marco resultó obscenamente ridículo gracias a la lengua de su alcohólico rival.
⸺Es mentira que Marco te derrotó cuando tenía doce años, ¿verdad? ⸺inquirió Ace con malicia mientras colocaba un fomento helado en el “chipote” gigante de su ojo izquierdo. Magulladuras y sangre le llenaban el cuerpo.
Su mirada reprobatoria cayó sobre el nuevo miembro de su familia, juzgándolo duramente hasta que una carcajada enloquecida escapó del pecoso. Al demonio lo de no culpar a los hijos por los pecados de sus padres.
⸺¡No puedo creer que el ganso de Marco te haya derrotado!
Un temblor en cubierta no fue suficiente para detener las risotadas. Nunca deseó tanto que el jodido ganso le hubiera arrancado un ojo a alguien, o cuando menos que el tarado de Ace tuviera un ataque de narcolepsia.
3
Todo mundo lo sabía: a los doce años un ganso llegaría del cielo y graznaría sin cesar hasta que encontrases a tu alma gemela o murieras en el intento.
No hay tregua para ello, si mataras a tu ganso irías directo a Impel Down o peor aún, recibirías uno nuevo. Su violenta tarea jamás pararía. Algunos sobornaban a sus aves, o los encerraban en jaulas, pero los gansos eran instruidos en combate y artes ocultas, por lo que casi siempre conseguían salir de ahí. Lo mejor era hacerse amigo de ellos y mostrarse activo en la búsqueda del alma gemela, aún si realmente no se estaba interesado en esos asuntos. Aunque a decir verdad, los gansos son seres bastante perezosos y si los tratas con lisonjas puedes hacer que se olviden un poco del tema.
Irónicamente, a los cabrones les son indiferente los finales felices, así que una vez terminado su trabajo suelen reproducirse con el ganso del otro y abandonar a sus humanos. Después de todo, tienen una vida y cosas más importantes que hacer como para ver qué pasa entre dos aburridos especímenes sin plumas que son incapaces de poner huevos.
Y tal vez era porque entendía la naturaleza de las aves o porque Marco era un completo hijo de puta, que le parecía maravilloso tener a su lado a un ganso violento enamorado de él.
Que a ver, también aquí era un asunto de supervivencia. Desde niño, el fénix despertaba la atención de otros animales y usuarios zoan, peor aún, la mayoría de los gansos se enamoraban de él, así que tener un guardián que lo protegiera era conveniente.
Además, era muy divertido y adorable, incluso podía disfrazarlo.
⸺¿Pero no te parece una ternura, Thatch? Míralo, es parte de la tripulación. Tiene su propio tatuaje y todo… Es un pan de Dios cuando lo conoces ⸺declaró alzándolo y poniéndolo frente a los ojos de su nuevo hermano.
Thatch lo hubiera juzgado pero su aterrado ganso, su arruinado copete y su instinto de supervivencia no querían otra batalla a muerte.
⸺Es precioso, Marco ⸺Thatch no había logrado vivir todos estos años para jugarse así el pescuezo. Además, juraba que el pollo asesino le sonreía complacido de verlo temblar.
Y era una lástima porque los demás pretendientes del rubio rara vez tenían instinto de supervivencia.
4
Los graznidos a su lado lo desconcertaron, pero los revoloteos y tirones en su pantalón fueron lo que lo obligaron a poner atención al ave junto a él.
Su ganso, el cual lucia gafas rosadas y una boa a juego en el cuello, era una ave malcriada que rara vez demandaba algo que no fuera comida o mimos, lo que estaba bien para Doflamingo. Sin embargo, la desesperada actitud de su compañero despertó su curiosidad. Sólo había una posibilidad: su alma gemela había arribado a Dressrosa.
Sonrió relamiéndose los dientes. La tripulación de Barbablanca había hecho una parada forzosa en la isla, lo que era extraño por sí mismo pero conveniente, desde la desaparición de los Rocks no había vuelto a coincidir con Newgate. Si su alma gemela era uno de sus hijos podría regodearse de ello. No había un solo desertor en la tripulación de Barbablanca, a lo mucho, hace poco una de sus hijas había tomado un barco propio y navegaba bajo su bandera ¿Quién de sus tripulantes tenía el honor de ser su alma gemela? ¿Uno de los comandantes acaso? Algunos de ellos le resultaban dignos de su marca…
Una sonrisa hambrienta apareció cuando su ganso lo llevó ante el vicecapitán de Newgate. ¿No podía su suerte ser mejor? No sólo le arrebataría su mano derecha al hombre más fuerte del mundo sino que tendría a su disposición los poderes del fénix. Su poder sería incomparable y además Kaido estaría complacido de tener al zoan entre sus filas. ¡Nada podía salir…….!
Un golpe salvaje lo derrumbó al suelo y cuando quiso que sus hilos lo protegieran pudo ver a su propio ganso atacarlo con furia.
⸺¡¿Qué demonios…?!
Un recio picotazo le dio en la cabeza. Trató de luchar y defenderse pero fue inútil. Segundos antes de ser derrocado en su propio reino, contempló el pecho tatuado y victorioso del emplumado ganso frente él.
Después solo hubo oscuridad.
5
La gente decía que la prohibición de los gansos era porque la alma gemela de su rey había muerto, por lo que verlos le causaba gran pesar.
La verdad es que Doflamingo tenía un rival imposible de vencer, un terror que lo despertaba figurativa y literalmente por las noches, horrorizando su alma y existencia.
Nunca más Doflamingo pisó voluntariamente un territorio de Newgate. Al demonio sus planes. Marco y la predestinación podían irse al infierno. Había perdido parte de su ojo por culpa de esa maldita ave. Los gansos de la familia cohabitaban en un espacio cerrado lleno de riquezas y no fastidiaban a nadie. Era mejor que asarlos y ver llegar nuevos pájaros volando al castillo.
Constantemente escuchaba las carcajadas de Rocinante acosándolo desde el inframundo. Aún no entendía como Garp se había enterado, pero desde ese momento el antiguo héroe de la marina lloraba de risa al verlo. Un día le daría una verdadera razón para llorar. Mihawk y Crocodile parecían compartir la información porque la burla relampagueaba en sus ojos durante las reuniones con Sengoku.
Malditos chismosos.
⸺Al parecer los gansos se enamoran del fénix apenas lo miran, es una cosa de plumas…
⸺Tienes un pedazo de pollo en la cara, Vergo.
⸺Ah sí, la carne de ganso que comimos esta tarde fue deliciosa.
⸺Es de mañana todavía. Aún no comemos.
⸺Nada es más varonil que luchar por lo que amamos, joven amo. No puedo más que admirar la determinación de otro hombre ⸺declaró con profundidad Míster Pink cuando se le increpó por no haber intervenido durante el ataque.
⸺Estoy rodeado de estúpidos.
5 1
Entrenado para sobrevivir cualquier circunstancia, aprovechó la ruta del Moby y sin ser interceptado por nadie, voló rumbo a su destino en silencio.
Al llegar a la terraza descubrió la ventana cerrada. Sonrió y revoloteó hacia las escalinatas de la azotea y se acercó a uno de los ductos de aire. De un solo picotazo arrancó la rejilla de piedra de mar. Se introdujo con sigilo hasta acceder a la habitación de su enemigo jurado.
Dormido era más feo que despierto. Al menos en la vigilia, sus plumas rosadas lo componían un poco. Un ser tan horrible era indigno de su amante, no poseía ninguna gracia que al menos le validara la pretensión del cortejo.
Entregado a su misión se lanzó sobre el rubio y lo atacó sin piedad al primer graznido de guerra.
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Al despertar, Marco sonrió contemplando a su esponjoso amigo quien dormía arremolinado junto a él. Aún medio dormido le acarició el lomo, notando inmediatamente el encrespado en algunas plumas.
⸺¿Tuviste una noche difícil, eh? ⸺murmuró y comenzó a acicalarlo con delicadeza.
Una recompensar por su ardua y valiente lucha, pensó el ganso dejándose consentir.
5 2
Había una gran cantidad de leyendas sobre por qué tal o cual pirata había perdido cierta parte de su cuerpo. Pero en el caso de grandes figuras, las verdades tras sus heridas podrían ser menos gloriosas de lo que permitían al vulgo asumir.
Robin, como la historiadora ferviente que era, había logrado tener acceso de primera mano a las fuentes reales y conseguido, para su placer personal, resolver los enigmas tras los grandes piratas de su época, así como de sus partes extraviadas en el tiempo.
Por un lado, estaba Crocodile, su antiguo jefe quien en su juventud había perdido su mano tras pelear contra su padre biológico y poner los ojos en las caderas de su hermanastro. También estaba Akagami, quien perdió su brazo apostando por la Nueva Era, pero pocos sabían que antes de ello perdió un par de dedos queriendo atrapar a cierto pajarito. Y debía agregar que si no fuera por sus frutas, Katakuri, Ace y Sabo se habrían unido a la larga lista de tullidos…
⸺Se alegró al ver a Izo, después de todo él le confeccionaba vestuarios. Pero sólo llegar a la isla se le fue encima a King ⸺continuó el rubio sonriendo y contemplando con maravilla como su adorable ganso era mimado sin recelo por los múltiples dedos de la arqueóloga.
Después de todo, la blanca ave agradecía el interés de la humana por escribir la maravillosa historia de amor entre Marco y él.