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Anam Cara

Summary:

“Renaciendo, una y otra vez contra él. Caída libre, sostenido por hilos delicados que salvan la caída del ave y la hacen volar, una rama para emprender el vuelo y verle arder…

Volar y arder”.

 

O de un momento de amor entre Shanks y Marco.

Notes:

Advertencias: Contenido homosexual explicito, contenido sexual explícito, lenguaje poético. Ubicado en algún momento posterior a Payback War (no spoilers).

Pareja: Akagami Shanks / Phoenix Marco.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Capitulo único

 

La respiración de Marco se sumergió en su cuerpo e impulsó el movimiento de su brazo.

 

Con la espalda contra la cama, Shanks contempló sus dedos acariciar la tibieza de los muslos que se deslizaban contra sus caderas, emigrando por su costado, delineando con lentitud los espasmos del abdomen, la agitada respiración del pecho que nacía junto a la tinta y se expandía entre sus yemas, rozando el pezón hasta revelar la clavícula y desaparecer en la sombra del cuello, sólo lo suficiente para renacer, para sostener su rostro y delinear sus pestañas.

 

Marco respondió el gesto con una sonrisa y un beso suave contra su palma.

 

Un aleteo.

 

Dejó que sus labios fueran un espejo, mientras hebras rojizas se negaban a desaparecer de su rostro. Sabe perfectamente que no es el hambre sino el deleite lo que habita en su mirada. Lo sabe, porque cuando los ojos azules encuentran sus pupilas negras, se contraen, se dilatan y se dejan ir junto a sus caderas y los sonidos que fugan de su garganta, imposibles de contenerse.

 

Es entonces cuando extiende su mano sin despegar la mirada: reconoce la piel, es suya, sabe distinguirla en la luz y cubierta por sombras, cada pliegue acariciado por la sal, cada centímetro tan familiar como si le hubiera pertenecido antes. Porque lo hizo, porque ha memorizado cada centímetro a través de las décadas y ésta no es la primera vez que la descubre, sino la extensión de lo que ha existido siempre, de las posibilidades que estuvieron ahí desde el primer encuentro. Y cada gesto antes oculto se revela y sus sentidos beben complacidos cada vibración, cada reflejo, viajando de puntas a puntas. Renaciendo, una y otra vez contra él. Caída libre, sostiene los hilos delicados que salvan la caída del ave y la hacen volar, una rama para emprender el vuelo y verle arder…

 

Volar y arder.

 

Y su vientre se incendia al contemplarlo, como lo ha hecho siempre, desde entonces, también ahora, siempre ahora.

 

Marco…

 

Adorable y dulce Marco…

 

Una sonrisa rellenó sus colmillos y comisuras. Levantó su espalda, sentándose con un movimiento limpio, las piernas de Marco forzaron los músculos, abriéndose aún más para recibir la nueva posición, aceptando su mano como soporte, dejándola acariciar los hoyuelos de venus. Bien hecho. Sin pronunciar palabra, descansó su sonrisa contra el cuello que se le ofrendaba, dejando que los gemidos que escapaban de aquella boca le acariciaran el oído: una recompensa ante el cambio de postura y control; una resistencia dócil concedida por rodillas que no saben no entregarse a él…

 

Entregarse sólo a él.

 

Piel suave, terriblemente suave…

 

Que su memoria reconoce desde las coincidencias de la noche, cuando entre el calor de las cervezas la cinturilla azul cedía y bajaba liberando las líneas de la pelvis. Piernas alzándose hasta lo imposible en el campo de batalla… Bebió del recuerdo de sus muslos y trasero sobre sus piernas durante más de diez años, sentado sobre su regazo, un Marco menos delicado hacia malabares con los materiales de curación, entre disculpas y regaños sus manos remplazaban el alcohol por pequeñas llamas azules que lamían su parpado, salvando la visión de su ojo izquierdo. Por más de una década recordaría cada detalle, el calor que exhumaban sus cuerpos al hacer contacto, el cuidado con el que aquellas manos grandes y tersas sostuvieron su barbilla para inspeccionar los resultados de su trabajo, ojos fijos, ajenos al mundo que gestaba en él. En la memoria fantasma de su brazo existía el recuerdo travieso de haberle sujetado la cintura y enredado sus dedos entre las cuencas del cinturón de oro, y la sorpresa complacida ante la ausencia de resistencia, una pequeña rama, balanceando un pajarito inquieto…

 

Volar…

 

“Todos mis territorios por tenerte”.

 

…y arder.

 

Los gemidos de sus labios se mezclaban con pensamientos difusos de calor. Memorias que sabían a ron, caricias escondidas entre riñas y recuerdos infantiles; sonrojos nacidos de la vergüenza al narrar imprudencias de una juventud entretejida, tonos tan parecidos al carmín que le coloreaba el rostro y la voz ahora…

 

Todos esos años…

 

Observando

 

(Deslizando sus dedos entre las llamas,

 

“…¡Capitán, hay un fénix en la proa!

 

primero por inocencia…

 

¡Marco, únete a mi tripulación!”

 

después por voluntad).

 

La mejilla que se desvaneció con dulzura contra la suya le robó el aliento.  Inmerso en la ternura del gesto, Shanks deslizó sus labios hasta amanecer en el lóbulo frente a él, ahí lo recibió una arracada de oro que él mismo había colocado.

 

“Deja que te adorne con riquezas, avecita, somos piratas no héroes”.

 

Llenó sus dientes y lengua con el sabor del fuego hasta que notas de briza marina le llevaron por camino del mentón, reencontrando sus labios, atándolos y deshaciéndolos a través de la saliva.

 

Ramas pequeñas, transparentes.

 

Deslizó su mano por las caderas y sin detener los impulsos de su propia pelvis se permitió sostener a palma abierta los glúteos que le devoraban.

 

“Si tuviese dos manos no tendrías tiempo para sostenerte”.

 

Los músculos de su brazo, acostumbrados a la responsabilidad de su existencia solitaria, alzaron el cuerpo frente a él, el sonido de sorpresa y desconsuelo que acarició sus oídos fue recompensado por espasmos y profundidad…

 

–Shanks…Shanks…

 

La humedad ajena le acariciaba las mejillas, al encontrarse con sus pupilas dilatadas, sentía su propios pómulos mojarse…

 

“Oh, Marco…”

 

–Buen chico

 

Su boca devoró la réplica que veía venir y dejó que su voluntad llenara todo de aire caliente, llamas y poder.

 

Ahora Marco lo besaba, ahora Marco se deshacía sobre él y sus músculos abandonaban la tensión, sus hombros deshacían sus antiguos nudos y frente a él se convertía todo en luz y sombras, líneas y vidas, mares, caminos. Gimió con fuerza y las oscuridades de su boca se llenaron de jugos y llamas.

 

Ahora su mano hacia danzar y reclinar el cuerpo que siempre habitó en el suyo. La espalda de Marco descendió, su miembro le mojaba el vientre y ante la inclinación de su espalda, pequeños caminos reflejaban su andar por entre la tinta. Sólo el movimiento de sus pelvis los mantenía unidos. Caída libre, en un impulsó por recuperar el calor, Shanks dejó ir su espalda contra las almohadas, su mano apretó la espalda baja de Marco, quien siguió su caída dejando que las piernas lo hundieran nuevamente hasta ahogar un gemido al aplastar la pelvis contra su estómago.

 

Caderas y pechos rencontrándose tras naufragios. Piernas y brazos comunicándose, una sincronía que se revelaba desde la sombra de su juventud, un recuerdo pequeño, casi olvidado: aquella vez, aun siendo novatos, sus tripulaciones lucharon contra un grupo de marinos y ambos grumetes pelearon en armonía innata contra el objetivo común, sus llamas siguiendo el ritmo de su espada, las garras del fénix acariciando su antebrazo sin romperle la piel,  un gesto de confianza que Marco sólo mostró a su capitán y algún comandante…

 

Un gruñido de éxtasis anidó en su pecho. Las manos de Marco se hundieron entre sus cabellos y su frente reposó contra la propia, los últimos rastros de tensión se desvanecieron, ofreciéndose completamente al ritmo de sus embestidas. El gesto fue recibido con pasión por el pelirrojo.

 

Buscó sus ojos y encontró un par de pupilas dilatadas, tan iguales a las propias, rodeadas de llamas iridiscentes…

 

Observándolo.

 

“No te contengas”.

 

–Marco.

 

Hilos de aliento. Una sonrisa extasiada le responde, y la carne se pertenece una a otra. Shanks se hunde en su fuego, en piel y tinta, en la forma perfecta que Marco se entrega por completo a él.

 

(Todo lo que eres.

 

“Y me entrego a ti…”

 

Todo lo que soy).

 

Lenguaje de todas las formas, las caderas contraen, el descender y retorno se confunden en un solo movimiento, los gestos del rostro se reconocen. Las hebras del cabello se funden, fuego de atardecer, sus almas mezclan llamas y voluntad hasta danzar el mar.

 

–Te amo.

 

¿Y quién lo ha dicho? Si son una sola boca.


Notes:

N/A: ¡Sucedió! *llora como magdalena* Por fin pude sacar a luz algo bonito de Marco y Shanks. Ayyyy tenía muchas ganas de escribir algo desde la posición de Shanks, sobre todo porque quiero terminar unos fanfics donde Marco está en mood trueno dedos, ábranse perrxs.

Sé que casi no subo contenido bonito, pero visualizar el ship en plan de años y años de buscarse y por fin estar, o que son un matrimonio bien moderno y han estado juntos desde grumetes, es mi pasión… *llora de felicidad** … también es mi pasión torturar a Marco y que Shanks sea la causa o el alivio (?) soy una mujer de pasiones tumultuosas (?) No me arrepiento de nada.

En fin le mando mucho amor a mi Danybb que tiene que soportarme shipeando a estos todo el puñeterx día, y a Pineapple_Phoenix porque…..me haces llorar con tus comentarios *le apachurra intensamente* ya pronto te acabo tu fanfic (?)

Besis consensuados, nos leemos pronto <3

Twitter: @_LadyBrokenDoll