Chapter Text
Para que tenga sentido, esto se convertirá en el reto "30 días de tu OTP 18" versión DamiJon, pero no llevaré el orden numérico. Este es el día 13 "Con el bottom encima" así es. No hay orden cronológico ni todo es del mismo universo.
Me gusta combinar sex0 con comedia.
Ojo que Jonathan tiene la misma experiencia que Damian, pero D se cohíbe y Jon es lanzado, no teme a pedir o hablar.
[.]
Pensó que cuando se eliminara el factor de la inexperiencia la repetición espontánea seria parte de sus vidas íntimas: imaginó que se volverían los típicos adolescentes metiéndose en problemas por ser impulsivos y sufriendo por la poca oportunidad que tendrían para hacerlo.
No, debía esperar que fuera más complejo.
Los primeros días luego de eso se mantuvo la burbuja romántica que los hacia besarse con anhelo e incluso dejando que sus manos vagaran por lugares que antes tenían como límite. Wayne lo dejó dar rienda suelta y si bien al principio no lo notó, se hizo evidente que el petirrojo lo alejaba disimuladamente al creer que intentaría avanzar. Aun cuando los dos estuvieran al punto y muy calientes.
La frustración se apoderó de su cuerpo, pero esa vez no calló sabiendo que Wayne apoyaba la comunicación antes que sucedieran malentendidos de nueva cuenta.
¿Era normal que el sexo involucrara tantas charlas previas? Dedujo que sí, no le preguntaría a una tercera persona por el momento, no lo consideraba conveniente.
—¿Quieres hacerlo otra vez? — preguntó expectante ante la duda directa.
Jonathan se mordió la lengua para no contestarle "¿vas a dosificar también el sexo y sólo será cada determinada cantidad de tiempo?"
—Supongo, creí que estarías en la misma posición que yo. Ha pasado un mes.
—Si, estoy al tanto del tiempo. Pero no llevo un contador con segundos.
Intentó hacer una broma, pero resopló al terminar.
—Te pareceré paranoico. Pero me da un poco de desconfianza la idea de hacerlo con regularidad, yo... no quiero que sustituya de ninguna manera nuestra convivencia normal; que reemplace otras actividades juntos.
Abrió su corazón para expresar la inseguridad.
—No, Damian. Sé que aparento ser demasiado, pero eso no significa que será en todas las ocasiones ni en todas las superficies— concilió sin dejar su sorpresa de lado —. Lamento si te hice pensar lo contrario.
Se puso ligeramente nervioso, probablemente fue fácil para Damian deducir eso; porque Jon daba esas señales.
—Tampoco quiero que sustituya charlas o sirva de reconciliación — una razón más comprensible.
—Si, lo prometo. Primero hablar o cita y luego sexo, entendido. Además, no siempre hay ánimo para hacerlo.
—En teoría sí, es un buen resumen.
[.]
Interpretar el estado de ánimo de Wayne no fue tan difícil, el tiempo compartido facilitó leer las intenciones. El beso que comenzó simple avanzó apresuradamente, la lengua caliente de Damian se deslizó dentro de su boca con una maestría que no pudo manejar, fue el turno del petirrojo para besar su mejilla con devoción al tener la boca fuera de su alcance.
—D, oye. ¿te sientes bien para esto?
—¿Y tú?
—Siempre — respondió con una sonrisita antes de volver a besarlo sosteniéndolo de la nuca para que no huyera de él.
—Debemos movernos de aquí — sugirió el mayor para levantarse con Jon, casi atropellándolo por su acción rápida —, si quieres mantenernos en incognito no debería llevarte en brazos.
—Cierto, estoy despistado. Vamos allá.
La emoción que reverberó en su voz anunció lo entusiasmado que se encontraba.
Damian abrió la puerta con la llave que tenía para resguardar su intimidad, dejó pasar a Jonathan y detrás suyo cerró con seguro. Estaban en el punto crucial: ver como iniciar el acto.
Por inercia, Jonathan avanzó contra Damian para hacerlo chocar con la pared.
—¿No van a descubrirnos? — la duda los detendría, el temor los haría ir con prisas.
—No — Damian le aseguró — quizá tenga que poner música por cualquier eventualidad.
—Nunca me imaginé haciéndolo con la música que seguramente utilizas para dibujar.
Wayne negó con la cabeza para agregar finalmente un "yo tampoco". Levantó la mirada para admirar los ojos azules, el brillo cariñoso de Jonathan le retorció el corazón, acarició con la mano el rostro cálido y redujo la distancia ante el aturdimiento del menor.
Besó superficialmente la boca frente a él, cerró los ojos para dejar volar su imaginación y que invadiera todos sus sentidos. Colocó las manos al costado de la cintura de Jonathan con toda la calma del mundo; esperó el suspiro largo contra sus labios saliendo de la boca del chico de acero: mostrando lo mucho que le gustó el roce.
Lo que le estremeció fueron las manos de Jonathan jalándolo de la solapa para besarlo correctamente, cortando un poco el rollo romántico que quiso formar. No le molestó, pero tuvo que sostenerlo bien, apretarlo contra su pecho y dejar que todo fluyera con naturalidad. Disfrutando de la humedad y el sabor salado, la forma como su lengua era empujada con firmeza, el ruido estimulante de saliva mezclándose con respiraciones entrecortadas.
El agarre en su ropa se soltó, las manos traviesas de Jonathan se dirigieron a un botón de su camisa para desabrochar con los ojos puestos en los suyos, como avisándole que se detendría si se lo pedía. La sola escena le envió un escalofrío, algo en sus pantalones le comenzó a molestar.
Wayne decidió aventurarse en la playera del menor, palpar la piel en la espalda baja del ojiazul. Gesto que fue recibido gustosamente con un ligero ronroneo del chico. Plantó una mano en esa posición y la otra se dirigió al trasero huesudo de Jonathan; para apretar suavemente un glúteo en su palma. Lo empujó hacia su cuerpo para que la erección naciente del menor estuviera contra su muslo.
—¿Me cargas?
La pregunta descolocó a Damian y los sacó de la ensoñación.
—Si quieres, no entiendo porque...
—Es para experimentar, siempre quise que me levantaras — colgó su pierna de su costado enseñándole como pensaba hacerlo —. Aunque sino quieres podemos ir a la cama ya.
—Por mi está bien. No puede salir mal.
Sostuvo el muslo que tenía a su alcance para elevarlo más, Jonathan dio un ligero brinco antes de llevar la otra extremidad a la misma posición. Rodeando con sus piernas la cadera del petirrojo, teniendo que mirar hacia abajo.
—Debí recordar que quedaría muy arriba, será difícil que me beses. Te dolerá el cuello — dijo luego de luchar por alcanzar su boca para besarlo.
—Puedo aguantar unos minutos, soy resistente. No te preocupes por el peso — contestó moviendo su posición para sostenerlo mejor —, quítate los zapatos, están enterrados en mi espalda.
La petición fue escuchada, con dificultad el menor se retorció para dejar caer los tenis al suelo. Extendió sus piernas para no enterrar sus talones en la carne del ojijade.
—Ponme contra la pared, mis pies están chocando con ella — se abrazó y escondió su cara en el cuello de Damian antes de decir esas palabras —. No es nada de lo que crees, no haremos nada aquí.
—No pensé nada malo, Kent — invirtió las posiciones para colocarlo en el lugar pedido, lo apoyó en esta para que disminuyera un poco la fuerza que estaba empleando para mantenerlo arriba.
El menor se sostuvo de sus hombros y jugueteó con su cabello, enredando sus dedos y masajeándole con las yemas de los dedos el cuero cabelludo. No quiso parecer desesperado, pero al no tener el tiempo de su lado se apresuró a estirar el cuello para que le dieran una recompensa dulce. Jonathan se removió varias veces, frotándose insistentemente y rozando sus intimidades. Wayne respondió de la misma manera, balanceándose hacia arriba.
Aprovechó su ventaja para esconderse en el pecho de Jonathan, respirando entrecortadamente sobre la segunda área más sensible de su pareja, por "accidente" sus labios fueron a parar en el pezón cubierto por tela.
—¡Basta, es suficiente! — le retó Jonathan, empujándolo para que se alejara. Bajándose repentinamente —, voy al baño.
—¿A qué?
Lo detuvo del brazo cuando trató de irse rápido.
—Ahora regreso.
—¿Te enfermaste del estómago? Tengo un botiquín en mi gaveta bajo el lavabo. Hay medicina esencial.
—No, sólo déjame ir. Quiero ir — casi rogó, Damian no tuvo de otra más que soltarlo y esperar afuera.
Con la puerta en medio la conversación siguió.
—Pon la música — recomendó sin desistir de su plan inicial.
—Te esperaré — Damian afirmó, porque si estaba enfermo no harían nada.
La puerta se abrió y un avergonzado joven salió.
—Yo... Rao. No me creerías si te dijera.
—¿Eh?
—No pensé que hoy sucedería, no me preparé.
Un corto circuito hizo a Wayne sacar varias teorías.
—¿No te limpiaste? Tenemos preservativos — solucionó lo primero que salió como conclusión —, espera. ¿Es algo de depilación? No creo que sea necesario sólo si te sientes cómodo con ello, podemos resolverlo.
Dio opciones, Jonathan negó.
—Peor que eso, traje mi ropa ridícula— un rojo vivo inundó su rostro —, iba a quitármelos, pero sería más sospechoso.
Damian frunció el ceño un poco irritado.
—Lo último que veo es tu ropa interior, ¿es de esa esponja amarilla o de la chica asiática de cabello azul? — cuestionó sin ningún filtro.
—¿Y cómo sabes el diseño de mi ropa?
—Eres el tipo de persona que cuenta el tipo de cosas que le dan vergüenza.
Recordó tranquilamente cruzando los brazos sobre su pecho parcialmente desnudo.
—Pondré el vinilo en el tocadiscos, prepárate para que se vuelva raro porque esta música es la que utilizo para concentrarme — se dirigió a la mesa en la esquina dándole la espalda a Jonathan—, ¿Qué haces?
Encontró al menor acostado dando vueltas en el colchón.
—Tu cama es cómoda, es demasiado espacio para una persona.
—Dos personas son suficientes para poder llenarla.
Se acercó para quitarse los zapatos, Jonathan le solicitó que no se retirara la ropa, pero señaló un lugar al lado de él para que sentara.
La palma del chico de acero fue a parar a su rodilla, se deslizó de apoco a su muslo interno, logrando hacerle cosquillas. Saltó en su lugar cuando la mano apretó la zona intima que se veía abultada en sus pantalones.
—¿Cuánto tiempo dura ese disco? Retrocede, recuéstate y relájate — la orden no fue acatada con rapidez y el ojiazul no esperó para hacerlo obedecer. No movió su mano ni un poco teniéndolo ya recostado.
—¿Qué harás?
Preguntó pues se sentía más cómodo sabiendo con antelación lo que sucedería.
—Es sorpresa, no la arruines.
Se retorció cuando los labios de Jonathan tocaron la piel expuesta en su abdomen, Kent sonrió antes de llevar los dedos a su bragueta: la deslizó hacia abajo.
—¿Vas a....? — Damian sintió que todo iba demasiado rápido, la sangre amenazó con abandonar su cerebro e irse al lugar inapropiado.
—No, yo no sé hacerlo. Puedo intentarlo si quieres. Pensaba en masturbarte, si me lo permites.
La formalidad al pedirle permiso le hizo sonreír burlonamente. No aceptaría un oral, probablemente lo mataría.
—D, ¿no sientes que ardes? Creo que estoy ardiendo, tócame.
En un movimiento rápido se retiró y lanzó la playera a una esquina de la habitación, dejándose al descubierto. Damian acató y apretó el pecho plano, pellizcó el botón entre sus dedos. Mantuvo el contacto visual en todo momento; cuando el joven de acero deslizó la mano tentativamente sobre su pene que no se encontraba duro en su totalidad.
El pulgar del chico se hundió en el glande para probar, los otros dedos se sostuvieron del falo y jugaron con el prepucio. Aunque la falta de lubricante le resultó un poco doloroso, terminó gimiendo por la forma en la que acarició, escurrió la palma suave por la extensión de carne ya despierta y necesitada de atención. Con la otra mano se dedicó a oprimir sus testículos sólo por un minuto.
El menor se relamió la mano una vez, para aumentar el ritmo y disminuir la fricción en seco. Decidido a hacerlo terminar con la mano agarró un dedo de Damian y lo metió en su boca para succionarlo ante la mirada atónita de Wayne, el petirrojo se balanceó en su dirección jadeando al sentir el orgasmo acercarse.
—¿Debería detenerme o puedes venir dos veces? — dijo para asegurarse de sus propios intereses —, no quiero quedar fuera del juego.
—No me subestimes.
Respondió sacando la última gota de aire que le quedó. Jonathan lo dejó solo sin ayudarle a callar dejando que la voz descontrolada de Damian se perdiera con las notas musicales, continuando con el movimiento de su mano deslizándose por la polla en toda su extensión.
Llegó, apretando los ojos y sujetándose del brazo del menor. Jonathan se sentó a esperarlo encima de la cama, sonriéndole: dándole una vista perfecta para tranquilizar su respiración.
—¿A dónde ibas con eso? — Damian sujetó su rostro ejerciendo la fuerza suficiente para que sus mejillas se vieran abultadas.
—A ningún lado, quería verte y probar. Apenas hemos hecho lo básico.
La explicación tuvo sentido.
—¿Qué sigue? — preguntó besándolo de nueva cuenta.
—Decídelo tú, me gusta que tomes la iniciativa — Jonathan lo retó.
—Me da el presentimiento que te gusta molestarme un poco.
Damian dijo quitándose los pantalones para que no le siguieran estorbando.
—Si quieres comenzar deberíamos... no sé. Te parece si me dices que es lo que necesitas ahora, estoy más relajado y dispuesto a consentir lo que pidas — admitió tomándolo de la mano para entrelazarla con Jonathan.
—Puedes comenzar por ayudarme a quitarme la ropa.
Recomendó para poner en marcha la preparación.
—¿Tienes lubricante? Deberías tocarme por esta vez, no tienes idea de lo mucho que esperé tus dedos....
Damian colocó la palma en su boca para callarlo.
—Lo sé, no tienes que ser tan gráfico. Espérame aquí.
El chico de acero esperó, sin ninguna pena ni gloria. Mostrándose desnudo, recostándose como un tronco y extendiendo los brazos para recibir a Damian en un abrazo. Esperó que entendiera la señal que le dio, cosa que si sucedió. Wayne se lanzó encima suyo.
—Vamos, vamos, apresúrate Damian.
Empujó sus caderas de manera simultánea con el petirrojo.
No dijeron más palabras, dejaron que sus cuerpos actuaran por instinto. Los jóvenes amantes abandonaron por minutos cualquier tipo de carga o barrera.
Los dedos hábiles de Damian abrieron con delicadeza y con pausas la entrada anal, avanzando cuando se lo pedían, deteniéndose por instantes para cerciorarse del bienestar de Jonathan que se mantuvo aceptando y apurando el proceso.
Se detuvo al encontrarse el orificio dilatado. Trastabilló al ser empujado por Jonathan, el chico le hizo caer y se colocó sobre el mayor ante la sorpresa del joven.
Arrebató el preservativo para colocarlo por su cuenta sobre la polla erecta del petirrojo, no escatimó en el lubricante, después se montó sobre la cadera de Wayne prácticamente en cuclillas.
—Jon, demonios.
—Shhhh, déjalo ir — el dedo selló sus labios, impidiendo cualquier replica.
Jonathan lo miró de nuevo, esperando que lo detuviera si no se sentía cómodo; pero la sola idea de que sucediera le nubló el juicio; normalmente creería que era una mala idea.
El menor tomó el miembro en una mano y la dirigió al lugar correcto, se sentó con prisas presionándolo con fuerza y en un solo intento para evitar la tortura de ir de a poco, apretó los dientes y frunció la cara. Plantó las manos en el abdomen de Damian.
Wayne se retorció al encontrarse contra el colchón sin opción a moverse, jadeó y echó la cabeza hacia atrás: arqueándose mínimamente.
—Se siente igual que aquella vez, pero parece que no es la mejor posición.
Se refirió a que todo su peso estaba recargado sobre el mayor, además no podía descansar porque debía mantenerse listo para moverse.
—Dame un respiro, para mí tampoco es fácil —murmuró Wayne como respuesta.
Le dio el tiempo, Jonathan agradeció que de ninguna manera pudiera darle un calambre por mantenerse arriba.
—¿Si te sientes bien? — el ojiazul preguntó luego de deslizarse varias veces, notando la expresión ofuscada del petirrojo y como apretaba su cintura con fuerza.
Lo vio asentir de manera pausada, el chico sospechó que probablemente le estaba mintiendo.
—Esto no tiene que ser un martirio, debería sentirse bien.
Se movió de su lugar para quedar de frente al chico, sentado y esperando que Wayne se levantara igualmente.
—Está bien, vuelve a...
—No lo haré.
Lo ayudó a incorporarse para darle un beso suave y ganar su confianza.
—Realmente no podía hacer nada, estaba inmovilizado y no sé, supongo no me gusta sentirme tan expuesto.
Admitió un poco avergonzado, pero olvidó este sentimiento con facilidad al notar que Jon no lo juzgó de ninguna manera.
—Bien, cambiamos y ya. Tampoco lo sentí tan bien, deberías recordar que soy malo haciendo sentadillas.
Jonathan se carcajeó de la cara de Damian al entender lo que dijo, el mayor también sonrió llevándolo con él para recargarse sobre el respaldo de la cama. El chico de acero interpretó el mensaje y se colocó en su regazo.
—¿Puedo estar aquí?
Wayne asintió de manera serena ayudándolo esta vez para ubicarlo correctamente encontrándose cómodos en su lugar. Jonathan se levantó levemente y Damian se acercó para colocar el miembro en la entrada, empujándose hasta el fondo con lentitud mientras el chico de acero bajaba de a poco.
Compartieron un respiro al terminar la unión.
—Esto debería contar como el ejercicio del día, creo que estoy sudando — el menor se sujetó del cuello de su pareja, estirándose como un gato al tener mejor movilidad.
—Es un avance para ti, pero para que sea tu ejercicio del día deberías repetirlo cuatro veces.
Jon sonrió con picardía por sus palabras.
—No es propuesta, quedaré hecho puré al terminar — susurró contra la piel del hombro de Kent, al no alcanzar la boca.
Jonathan se posicionó para sostenerse de sus talones, balanceándose de forma circular y empujándose hacia abajo para mayor profundidad, Damian lo sostuvo en todo momento para que no se alejara demasiado.
El vaivén aumento de intensidad cuando el menor subió hasta que la polla salió en su totalidad, volvió a entrar y repetir, deleitándose con la sensación de la fricción dentro suyo y la forma en la que era golpeado, azotándose contra Damian. El petirrojo bebía sus movimientos e incitaba que aumentara el ritmo.
Sus pieles se fundieron en un abrazo, reduciendo la distancia.
Esos minutos largos agotaron a Jonathan, pues no estaba tan acostumbrado. Se mantuvo quiero por unos segundos, respirando: deduciendo que Wayne no terminaría tan rápido como él pues estaba en su segundo round y sería más difícil.
—El truco está en la velocidad, por eso pareces fatigado. Te cambiaré de lugar si lo pides.
—Es una tarea larga — comentó para molestarlo, obteniendo como resultado un tic en el ojo de Damian, aparentemente no le agradaba que fuera un descarado —, ayúdame, voy a mecerme más rápido. Quiero que vengas conmigo ¿lo harás por mí?
—Si, te sostengo.
Prometió solemnemente.
Apretó el agarre y se dispuso a prestar atención para atender las necesidades no habladas.
El colchón rechinó por esa ocasión, no era mucho lo que penetraba, apenas unos centímetros para regresar a golpear su trasero contra la pelvis de Wayne. El frenetismo sacó jadeos y un par de maldiciones, empujó la cabeza de Wayne en su pecho para que se encargara de él sabiendo que eso le fascinaba a su pareja.
Lo tocaron muy poco pues se encontraba sensible al tacto, su miembro necesitado fue desatendido, pero su próstata amenazó con lanzarlo del precipicio sin preguntar. Rebotó hasta que las piernas amenazaron con fallarle, gimió al sentir el orgasmo llenarlo de pies a cabeza.
Damian se apresuró a alcanzarlo para cumplir su palabra, no dejando de encajarse dentro suyo y lográndolo sólo unos segundos después de Jonathan. El sonido fue amortiguado por notas musicales para que nadie exterior escuchara las voces.
Se quedaron en esa posición, Jonathan se mantuvo meditabundo y soltó sus piernas de las manos de Damian –sin comprender como llegaron a esa postura–. Se estiró perezosamente, pero sin separarse.
—Agradecería que te levantaras, voy a limpiar esto.
La solicitud fue denegada por Jonathan, el chico se acurrucó contra su pareja.
—Es por.... Si alguien quiere entrar el seguro no los detendrá.
—Te estoy cubriendo, no te verán a ti.
El comentario tuvo la intención de aligerar el ambiente, pero alertó al petirrojo. Se removió inquieto aun con él encima, jaló la sabana para colocarla en Jon y así cubrir su desnudez.
—Gracias, D. Unos minutos y prometo que me moveré, no estoy secuestrando tu pene.
Damian trató de no reírse, para mantener el estatus de amargado.
[.]
Ayúdenme, aber díganme cual les llama más la atención de los temas/días. Sin contar el 13 y 9 pq' teóricamente esos ya los hice. Tampoco se pasen, se supone que voy aprendiendo al ritmo que escribo no me quieran poner furry JAJAJAJJAAJA