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PRIMERA PARTE:
«Tan cerca, tan lejos, estoy perdido en el tiempo.»
Aquel sentimiento había permanecido oculto en su corazón por más de 800 años, creciendo bajo las sombras de un corazón atormentado. El objeto de su afecto no lo sabía, Mu Qing nunca se lo confesó y Feng Xin nunca se lo imaginó.
Tanto tiempo desperdiciado
El tierno corazón alguna vez radiante se llenó de heridas y se endureció, capa tras capa de cicatrices resguardando todo el amor... y el dolor que llevaba consigo.
Era tan doloroso
Pero también era muy hermoso
Como una vibrante rosa roja bañada en un rocío de lágrimas y decorada con espinas que perforan el alma.
Un sentimiento tan cálido
Y a la vez tan devastadoramente agonizante ...
Mu Qing comenzó a experimentar el primer amor desde joven. Un amor puro y liviano, pero con un exterior feroz e incomprendido.
Él no sabía expresarse y Feng Xin nunca se lo ponía fácil.
Querer a ese joven brusco y obstinado era verdaderamente complicado.
Y cada vez que intentaba llevar una conversación normal, siempre acababa en discusiones y peleas.
«Listo para seguir una señal.
Si tan solo hubiera una señal»
Siempre era lo mismo. Discutir, insultarse, rodar los ojos y abalanzarse con todo contra su rival.
Mu Qing realmente no sabía porqué seguía enamorado de ese bruto por tantos años.
Y cada vez que terminaban de golpearse mutuamente no dejaba de preguntarse si su relación alguna vez cambiaría...
Si tal vez...
Solo tal vez algún día...
Tendría la oportunidad de ...
«El ultimo adiós arde en mi mente
¿Porqué te dejé atrás?
Creo que estaba demasiado alto para escalar.»
Pero esa remota ilusión empezó a desvanecerse tras la caída de Xianle.
Día tras día todo empeoraba.
Era demasiado.
Y Mu Qing no podía soportarlo más.
Él se marchó sin mirar atrás, dejando a sus dos amigos de la niñez estupefactos, cubriendose la boca para sofocar una pequeña tos.
Solo podía oír los gritos amenazantes de Feng Xin a lo lejos.
Esto era lo mejor
Sí
De todas formas nunca hubieran podido ser algo más...
Mientras se aferraba a este pensamiento en su mente, un pequeño pétalo carmesí apareció entre sus manos...
«Dame una razón
Porque deberías quererme
Para vivir y morir
Vivir una mentira
Tu fuiste la respuesta
Que necesitaba
Para justificar, justificar mi vida.»
Mu Qing estaba enfermo pero no sabía de qué. Solo sabía que sus síntomas empeoraban cada día. Especialmente después de lo que pasó con Xie Lian y esa tierra maldita.
Los pequeños pétalos se acumulaban en el suelo mientras barría.
Como si no fuera suficiente su corazón también dolía.
Sufría de un desesperado anhelo.
La sensación de pérdida se incrementaba profundamente cada día que pasaba sin ver a aquel joven al cual extrañaba.
Extrañaba mucho a Feng Xin, realmente lo hacía, incluso si su actitud desafiante dijera lo contrario.
«Alguien hermoso como tú puede hacerlo mucho mejor, es verdad.
Eso no te importó»
Un día se escabulló a las cercanías del pueblo donde se alojaba su Alteza. Solo pasaba por allí ya que quedaba de camino.
Esperaba poder disculparse por el incidente con los 33 oficiales.
Pero jamás esperó ver lo que vió....
Feng Xin saliendo de un burdel corriente despidiéndose de una de las cortesanas....
«Intenté tanto para ser el único
Es algo que no pude hacer
Creo que estaba bajo el arma»
Su pecho se contrajo dolorosamente mientras Feng Xin se marchaba sin haberlo notado.
Mu Qing se alejó rápidamente y corrió hacia los árboles mientras una lágrima se deslizaba por su rostro.
Él pensaba que Feng Xin no se llevaba fácilmente con otros. Que el moreno no se sentía cómodo en presencia del resto. Que solo se desenvolvía naturalmente con él.
Sin las etiquetas que tenía con Su Alteza.
Sin la formalidad que debía mantener frente a los demás.
Mu Qing pensó que solo él podría ver ese lado de Feng Xin... tan desenfrenado y sin preocupaciones por mantener su imagen.
Que él era especial...
Pero al parecer no era así...
«Dame una razón
Porque deberías quererme
Para vivir y morir
Vivir una mentira
Tu fuiste la respuesta
Que necesitaba
Para justificar, justificar mi vida.»
Las raíces se incrustaban dolorosamente dentro de él, en sus pulmones, en su corazón.
Tan fuerte.
Desgarrando la suave carne tan profundamente.
Los pétalos pequeños aumentaron en cantidad y tamaño. Las raíces se engrosaron con el paso del tiempo y se asentaron tajantemente en su interior.
Y luego...
Sangre
Los grandes pétalos fueron escupidos con una amplia bocanada de sangre.
El sabor a hierro inundando su boca y dejando un charco sanguinolento en el suelo.
Sentía que quería morir...
Pero no podía...
«Es solo lo correcto
Que debería irme
Y encontrarme a mi mismo
Antes que vaya y arruine
A alguien más»
Mu Qing limpió su rostro y secó aquella lágrima.
Debería haberlo imaginado.
Qué iluso
Suspiró, escupió su decepción con una pequeña risa burlona.
Ajustó sus ropas y se marchó para no volver...
~~~
SEGUNDA PARTE
«Tan cerca, tan lejos, estoy perdido en el tiempo.
Listo para seguir una señal.
Si tan solo hubiera una señal»
Desde que Feng Xin escuchó sobre los problemas de Mu Qing para hacer "a-a-amigos", la sinceridad en su voz provocó que Feng Xin reevaluara todos los aspectos de su vida. Había cometido muchos errores y no quería seguir enfrascado en el pasado.
Pero... su personalidad terca y orgullosa no ayudaba en nada. Ya no era un chiquillo inmaduro del reino de Xianle, ahora era el gran y poderoso general Nan Yang, dios marcial adorado por miles de devotos, condecorado después de haber participado en la batalla contra el emperador/calamidad celestial. Se supondría que debería haber dejado las discusiones y peleas infantiles de lado... pero no.
Por alguna razón, cada vez que Feng Xin veía si quiera la sombra de Mu Qing a lo lejos, era inevitable que quisiera acercarse. Esto ya era cosa de hace tiempo, 800 años para ser exactos. Pero ahora después de todo lo sucedido era incluso más frecuente.
Y gracias a que Feng Xin cada vez paraba más cerca del territorio del general Xuan Zhen por fin pudo notar algunas cosas extrañas... cosas que durante mucho tiempo no pudo notar.
Fue como una señal
Se dió cuenta de que Mu Qing se apresuraba a volver a sus aposentos una vez finalizado uno de sus encuentros.
Feng Xin al principio pensó que era porque el pelilargo no soportaba tener su ropa toda desordenada después de luchar con él.
Pero lo extraño era que en su huida siempre cubría su rostro entre sus mangas y su voz estaba un poco ronca.
Ese idiota es tan raro
Pensó descuidadamente hasta que en una ocasión lo retuvo del brazo antes de que pudiera escapar.
"¿Qué crees que estas haciendo? ¡Suéltame ya, terminé contigo por hoy!"
Pero Feng Xin sentía que había algo extraño en el hecho de que Mu Qing comenzaba a desesperarse y a forcejear a medida que el moreno no lo soltaba. Después de un rato el pelilargo se hartó y lo empujó bruscamente.
Solo para que una tos violenta lo hiciera tambalear al instante.
Y Feng Xin lo observó todo, viendo cómo su rival se cubría la boca y un pequeño chorro de sangre se deslizó hasta sus mangas, con asombro preguntó: "¿Acaso estás enfermo?"
Mu Qing no respondió, solo lo miró con molestia y se volvió hacia su palacio.
Escupir sangre no era tan inusual, pero la forma tan violenta en que lo vió toser solo después de un simple enfrentamiento le dió un mal presentimiento.
~
Mu Qing evadió el tema y Feng Xin no tenía paciencia por lo que lo dejó. Hasta que lo mismo sucedió de nuevo. Y otra vez.
Feng Xin sabía que había algo mal.
¿Por cuanto tiempo había estado sucediendo esto?
¿Realmente era tan ciego como para no darse cuenta?
Enfrentó a Mu Qing y este solo lo ignoró. No solo eso, el pelilargo empezó a esquivarlo una vez que el moreno vió los pétalos de rosa.
Pero Feng Xin era terco y se entrometió a la fuerza en sus asuntos, solo para recibir un regaño por parte de Mu Qing.
"Déjame solo y vete, esto no te incumbe" respondió con disgusto el pelilargo y se volteó para irse.
Pero la fría y burlona voz de su eterno rival lo hizo detener sus pasos.
"Eso es lo que me gano por preocuparme por tí. ¿Pero sabes qué? Ya no me importa, si quieres ve y muere. Sigue con esa actitud de mierda que tienes y no me vuelvas a buscar."
Exclamó amargamente Feng Xin y luego con una mueca de molestia murmuró: "Tch! Con razón nadie te quiere".
Mu Qing escuchó todo pero no dijo nada.
Solo se marchó del lugar.
Dejando a un Feng Xin molesto pero asombrado.
¿Donde estaban los insultos que esperaba?
¿A donde fue la risa arrogante y el rodar de los ojos?
Feng Xin solo había dicho las cosas sin pensar en un momento de frustración. No las había dicho en serio. No esperaba que Mu Qing se molestara tanto para dejar de hablarle.
¿Acaso fue demasiado lejos esta vez?
...
«Dame una razón
Porque deberías quererme
Para vivir y morir
Vivir una mentira»
Feng Xin era un idiota, un completo y terrible idiota. Y solo se dió cuenta de esto al notar lo horrible que se sentía la indiferencia del otro.
No espera, se dió cuenta cuando fue a buscar las respuestas que debió conseguir desde un principio.
"Dale un tiempo, ya se le pasará, tú sabes cómo es" lo consoló Xie Lian sirviendole una taza de té en una mesa de su santuario Puji.
"Su Alteza no lo entiendes, no solo se comporta raro, también... está eso de que escupe pétalos de rosa" replicó Feng Xin y luego tomó su té de un sorbo.
Al escuchar esto Xie Lian se detuvo y dirigió una mirada interrogante a su San Lang.
Feng Xin se dió cuenta de que Hua Cheng sabía algo sobre esto y lo interrogó, levantándose de la mesa en dirección hacia él.
Hua Cheng lo miró con curiosidad, y con los brazos cruzados respondió: "Enfermedad de Hanahaki"
"¿Y eso qué significa?¿Tiene cura?" Preguntó rápidamente Feng Xin al constatar que realmente se trataba de una enfermedad.
Lluvia Sangrienta solo sacudió los hombros mientras Xie Lian también lo presionaba: "¡San Lang!"
"Lo siento gege, es todo lo que puedo decir al respecto sin comprometer a terceros".
Xie Lian no insistió más, al parecer el asunto era más grande de lo imaginado.
Feng Xin sabía que Hua Cheng no diría nada más así que decidió investigar por su cuenta. Y quien más que Ling Wen para buscar información eficientemente.
~
Tan pronto como las palabras "Enfermedad de Hanahaki" salieron de los labios de Feng Xin, la expresión de Ling Wen cambió y suspiró pesadamente.
"No sabes cómo desearía olvidar ese asunto, me trae malos recuerdos" explicó dejando sus pergaminos a un lado.
Los dos visitantes esperaban recibir algunos pergaminos para recolectar información, no esperaban que Ling Wen supiera del tema de primera mano, eso haría las cosas más sencillas.
Xie Lian preguntó insistentemente hasta que la diosa empezó su relato.
"La enfermedad de las rosas no es muy frecuente, sus síntomas empeoran con el tiempo y si no se cura rápidamente puede dejar graves secuelas en el que la padece llegando incluso a ser mortal"
Feng Xin y Xie Lian se estremecieron continuaron escuchando.
"Aquellos que contraen esta enfermedad tienden a toser pétalos de rosas, esto se debe a que estas flores aparecen dentro del corazón del anfitrión y allí echan raíces que se extienden hasta los pulmones, incluso desgarrando la garganta, provocando que la sangre salga junto con los pétalos. Es realmente dolorosa y hasta la fecha solo conozco una solución".
"¿Cuál es?" Preguntó Feng Xin con entusiasmo.
"La muerte"
…
~
"¡No me jodas! ¿Qué clase de solución de mierda es esa?" Espetó Feng Xin furiosamente azotando su puño contra un pilar cercano, destruyendolo.
"¡Hey! Espera Nan Yang solo te digo lo que sé" Ling Wen y Xie Lian se apresuraron a detenerlo.
"¡Dime absolutamente todo lo que sabes!"
"Bien, bien" y la diosa retomó su historia.
"Cuando yo era joven pasé un tiempo estudiando a Bai Jing y me di cuenta que él padecía de esa enfermedad. ".
"¡Oh! ¿Entonces tú no provocaste su muerte?" Preguntó un Xie Lian pensativo. Si el pobre ya estaba tan enfermo, su muerte pudo deberse a eso en realidad.
"Sí lo hice" respondió Ling Wen mientras Xie Lian se tragaba sus palabras. " Yo me aproveché de su debilidad para usar el brocado inmortal con él... Además, yo fui quien provocó su enfermedad en primer lugar".
Xie Lian y Feng Xin quedaron anonadados ante la sinceridad de Ling Wen, quien al ver la interrogante en ambos pares de ojos continuó.
" La enfermedad de Hanahaki es causada por un amor no correspondido"
…
Ahhh, así que a eso se refería...
Espera ¡¿Qué?!
Xie Lian y Feng Xin se miraron con los ojos bien abiertos.
Esto significaba que Mu Qing estaba enfermo... ¿De amor?
¡Qué ridiculez!
Viendo la incredulidad en los ojos de los dos hombres, Ling Wen argumentó.
"Es verdad, y no es el único caso, si no recuerdo mal, también está el caso de Aguas Negras"
Resulta que cuando He Xuan era mortal había estado enamorado irónicamente del dios del agua. Que Shi Wu Du encontrara un candidato perfecto para recibir la desdicha de su hermano no fue coincidencia. Este anteriormente devoto suyo había estado rondandolo constantemente. Fue como matar dos pájaros de un mismo tiro.
Para su mala suerte He Xuan volvió para vengarse de su traición como una calamidad, no solo eso, sino que estaba totalmente curado de su antiguo enamoramiento por el dios del agua. Ya no quedaba ni una pizca de aquel intenso afecto que alguna vez sintió. He Xuan odiaba a Shi Wu Du y solo eso fue lo que se le dijo a la gente.
No se sabe si la muerte curó a Aguas Negras o si descubrió algún otro método para sanarse.
"Mmm, de hecho... acabo de recordar otra forma de curar esta enfermedad" dijo Ling Wen con algo de diversión.
"¡¿Qué estás esperando, habla ya?!" Insistió Feng Xin visiblemente nervioso, el solo pensar en la idea de que Mu Qing sufriera tanto por algún bastardo lo hacía enfurecer.
"Es fácil, si la persona a la que ama el enfermo llega a corresponder sus sentimientos, se curará su enfermedad"
Ahh, era tan simple. Suspiró Feng Xin. Solo había que encontrar al miserable que provocaba ese dolor en Mu Qing y obligarlo a corresponder los sentimientos del pelilargo.
Eso era lo ideal... tan sencillo.
Pero el corazón de Feng Xin se estrujó cuando pensó en eso.
Posiblemente no es nada.
De todas formas no sería tan difícil, el idiota de Mu Qing podía tener una personalidad de mierda y pensar demasiado, pero Feng Xin sabía que en el fondo era una buena persona. Solo era un poco imbécil, nada más. Además de ser muy ...MUY atractivo físicamente. La otra persona debería estar ciega para no poder verlo.
Incluso Feng Xin podría sentirse atraído hacia él... Pero ese no era el caso... ¿Verdad?
...
"Lo difícil será averiguar quién es la persona que ama" dijo Xie Lian pensando exhaustivamente, descartando las opciones en su cabeza.
"En realidad hay una manera rápida, el objeto de afecto será marcado con un tatuaje de flor en su piel, además los síntomas se incrementan por el contacto físico con la persona amada"
Feng Xin se congeló
Y Xie Lian también
...
«Tu fuiste la respuesta
Que necesitaba
Para justificar, justificar mi vida.»
"F-feng Xin tu hombro" exclamó el dios de la chatarra con asombro.
El moreno rápidamente descubrió su hombro mirando con incredulidad la pequeña flor en su piel, como si de un tatuaje se tratara.
"N-no, no es posible. Esta marca la tengo desde hace mucho tiempo, incluso antes de ascender, yo... "
Y se calló instantáneamente, su boca abierta pero sin poder expresar palabra alguna.
Había sido tan ciego, y tan tonto.
Tan pero tan estúpido.
Todos estos años.
Él, Mu Qing...
No.
Imposible.
¿Cómo podría?
"Pobre general Xuan Zhen, debió ser doloroso cargar con eso por tanto tiempo"
Al escuchar las palabras de Ling Wen, Feng Xin se sintió aún peor y salió del lugar sin decir más.
Todo este tiempo juntos, tan cerca pero tan lejos de la verdad. ¿Era tan tonto? ¿O simplemente se negaba a verlo?
Mientras daba vueltas alrededor de su palacio, sus pensamientos se arremolinaban como una gigantesca avalancha en su mente.
Ese idiota que fue su rival durante tantos años y solo sabía discutir con él y rodar los ojos...en realidad estaba enamorado de él.
Increíble
Verdaderamente increíble
Entonces todo este tiempo él...
Feng Xin trataba de asimilar esta nueva información arduamente. No era fácil de aceptar. Siempre creyó que el otro lo detestaba y jamás podrían llevarse bien. Pensó durante horas, las horas se convirtieron en días. Encerrado en su palacio sus pensamientos pasaron de incredulidad y negación al asombro, luego a la confusión, la duda, y cuando sus vacilaciones fueron despejadas poco a poco fue asimilándolo.
Hasta que finalmente lo aceptó.
Y muchas cosas cobraron sentido...
Considerando la huraña personalidad de Mu Qing y los factores que lo habían rodeado desde su juventud comenzó a comprender el porqué de sus acciones.
Era como un gato que quería ser acariciado y se te acercaba para que le muestres un poco de atención, pero cuando lo hacías actuaba como si no le gustara y te arañaría el brazo con el que lo acariciaste, solo para pedir que lo consientas nuevamente un par de horas después.
Y ese gato callejero que tenía como rival habiendo crecido sin mucho afecto había estado tratando de llamar su atención por mucho tiempo sin ser notado, fracasando una y otra vez.
Debió ser agotador.
Y luego Feng Xin cayó en cuenta de algo que hizo que su corazón doliera inmensamente.
Aquello que le había dicho durante su último encuentro:
"Eso es lo que me gano por preocuparme por tí. ¿Pero sabes qué? Ya no me importa, si quieres ve y muere. Sigue con esa actitud de mierda que tienes y no me vuelvas a buscar. Tch! Con razón nadie te quiere".
Y como si un golpe atravesara directamente sobre su pecho, una increíblemente amarga sensación lo abrumó.
Las palabras que él mismo dijo se repetían como un remolino dentro de su cabeza.
Como un coro de voces que se distorsionaban en su dirección, como si esas palabras hubieran sido dirigidas hacia él. Y cuando finalmente las comprendió en carne propia...
Fue horrible.
Que la persona que amaste por mucho tiempo te dijera eso.
Feng Xin se sentía como la peor basura.
Debía disculparse, él realmente no quería decir eso, solo estaba molesto en ese momento, no pensó que dolería tanto.
Salió apresuradamente de su palacio yendo a buscarlo. Y mientras lo hacía pudo comprender la indiferencia que había tenido Mu Qing con él después de esa discusión, cómo lo había evitado y se había distanciado.
A Feng Xin no le gustaba nada estar en esta situación, no le gustaba que el pelilargo lo ignorara, que evitara cruzarse en su camino, que le desviara la mirada, que ya no le dirigiera la palabra y mucho menos que se alejara de esa manera.
No quería que Mu Qing se alejara de él...
Feng Xin no comprendía bien lo que estaba sintiendo, su corazón latiendo rápidamente y ansiando ver a esa persona con urgencia, él solo sabía que debía ir y arreglar las cosas.
Sabía que había metido la pata y debía solucionarlo.
El solo hecho de pensar que Mu Qing había estado sufriendo aquella maldita enfermedad en silencio por más de 800 años provocaba un dolor indescriptible en el propio Feng Xin.
¡Esas jodidas flores!
Provocándole tanto daño físicamente mientras el moreno lo hería emocionalmente.
La culpa arremetió nuevamente mientras corría hacia las puertas del palacio de Xuan Zhen.
Pero para su mala fortuna Mu Qing no se encontraba allí.
«Es solo lo correcto
Que debería irme
Y encontrarme a mi mismo
Antes que vaya y arruine
A alguien más»
Ling Wen le informó que al parecer Mu Qing había descendido a la tierra unos días antes.
Feng Xin hizo lo mismo, buscando incansablemente por todos los rincones donde podría estar.
"Pasó por aquí hace unos días, fue raro, discutió algo secreto con San Lang" dijo Xie Lian mirando en dirección a su marido.
"Si Gege me lo pregunta, este humilde San Lang tiene la obligación de responder" replicó «humildemente» Hua Cheng recostado en uno de los lujosos sillones de su mansión.
"Ese idiota vino a preguntarme sobre cómo curarse de su enfermedad. Personalmente no lo sé, así que lo envié con He Xuan, me pregunto que habrá pasado después de eso"
Y luego junto a Xie Lian, Feng Xin fue a buscar el paradero de Aguas Negras.
Mientras navegaban en un amplio barco sobre el mar, Feng Xin practicaba su discurso una y otra vez, pensando en las palabras adecuadas que le diría a Mu Qing.
En primer lugar se disculparía.
Si Mu Qing quería golpearlo después de eso, Feng Xin no mostraría resistencia.
Luego le diría que no lo juzgaba por sus sentimientos, considerando lo orgulloso del pelilargo tenía que dejarle algo de cara.
Una vez arreglado esto podrían buscar una solución a su enfermedad juntos.
Si era necesario Feng Xin le expresaría abiertamente que Mu Qing le agradaba.
No, eso no sería suficiente.
Tal vez debía halagarlo y decirle lo hermoso que se veía cada vez que lo miraba.
No,...
¿Y si le decía que era increíblemente sexy y que si quería coger con él?
Mejor aún no, a Mu Qing no le importaban mucho esas cosas.
Y si le preguntaba si quería intentar... ehmmm.... tener algo con él...
Salir de vez en cuando en sus ratos libres.
O visitarlo en su palacio llevando aquellos bocadillos de cereza que sabía que le gustaban al pelilargo.
O acompañarlo durante sus misiones, luchando codo a codo por defender la zona sur.
Y si Mu Qing estaba demasiado agotado o herido, Feng Xin lo cargaría en su espalda sin demora.
Entonces tal vez en un futuro cercano podría escuchar al gran general Xuan Zhen decirle tímidamente "¡Feng Xin, tú idiota!... M-me g-g-gustas" mientras desviaba la mirada con el rostro enrojecido por la vergüenza.
A lo cual Feng Xin respondería con una cálida sonrisa "Tú también me gustas, pequeña mierda".
Y luego ellos...
Ellos...
.
Con una notificación de la matriz de comunicación espiritual, escuchó la entrecortada voz de Ling Wen a través de ella.
No se le podía entender muy bien gracias a la cercanía de la barrera protectora de Aguas Negras."....Gene....XuanZhen....aquí...él está...ciudad.....extraño..no...enfermo...rápido...ven....tú mismo"
A pesar de toda esa interferencia en la comunicación, Feng Xin pudo rescatar lo necesario para saber que Mu Qing estaba en la ciudad celestial, tal vez.... incluso había encontrado alguna cura y pudo sanarse.
Con esto en mente, giró el timón del barco y se apresuró en regresar.
~
Lo vió sentado en su estudio tranquilamente, haciendo una especie de informe sobre una ordenada pila de pergaminos.
"¡Mu Qing, te estaba buscando por todas partes, yo....!"
Feng Xin se acercó a él entusiasmado, tenía mucho para decirle pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta cuando notó aquella mirada sobre él.
En todo este tiempo nunca, jamás, lo habían mirado de esa manera.
Mucho menos Mu Qing.
Él nunca...
Esos ojos vacíos, fríos y sin expresión se clavaron sobre él por un par de segundos antes de bajar la mirada para continuar escribiendo su informe como si nada hubiera pasado.
Feng Xin se congeló, ese mal presentimiento se asentó firmemente en su pecho.
Respiró hondo y avanzó, plantándose frente a su escritorio, aplastando los pergaminos con el peso de sus manos.
Mu Qing levantó la cabeza y habló:
"Largo, estoy ocupado"
Y volvió a bajar la mirada hacia su pluma.
Esas palabras fueron tan frías, tan transparentes, no había ni vergüenza ni enojo en su tono de voz....solo indiferencia.
Feng Xin no sabía lo que estaba pasando, su pulso se aceleró incontrolablemente y las venas en sus puños fuertemente apretados se tensaron.
"¡¿Mu Qing qué demonios te sucede?¿Porqué estas actuando así?¿Tú....tu enfermedad, las flores ...?!"
Mu Qing alzó las cejas ligeramente y luego las bajó "Así que ya lo sabías, no importa, ya no está."
Era un tema delicado y preocupante pero Mu Qing actuaba como si nada.
Feng Xin enfureció y lo tomó de sus túnicas fuertemente.
"¡Mu Qing lo siento, ¿Está bien? Lamento todas las cosas horribles que te dije, no lo volveré a hacer, deja ya de actuar así".
Pero aunque el moreno lo miraba intensamente con ojos suplicantes, sus palabras no tenían ningún efecto sobre Mu Qing.
"Lo que sea, solo vete, tengo que terminar estos informes".
"..."
"¡Tú! ¡Deja de ser tan obstinado y solo admite que me quieres!" Escupió respirando agitadamente Feng Xin, su cara roja y su aliento caliente apretándose al cuerpo del otro.
Después de un momento de silencio el pelilargo suspiró.
"Eso ya se acabó, mi enfermedad ya no está, no siento nada por tí"
Dijo Mu Qing con calma, Feng Xin se separó sin entender.
Instintivamente descubrió su hombro derecho. La pequeña marca en forma de flor había desaparecido.
Ni siquiera se dio cuenta de cuando se fue.
"¡Mu Qing!¡ Pedazo de idiota ¿Qué mierda hiciste?!"
Feng Xin no sabía porqué se sentía tan impotente y desolado, como si acabara de ser abandonado.
No podía ni quería tolerar estos sentimientos tan agobiantes que se acumulaban en su interior mientras la sensación de pérdida se intensificaba.
Con el rostro enfurecido tomó con sus ásperas manos las túnicas de Mu Qing, obligándolo a acercarse a él, exigiéndole una explicación mientras trataba con todas sus fuerzas de retener a el hombre que tenía al frente suyo. Apretando tan fuerte la tela con insistencia, como si quisiera retener al otro con todas sus fuerzas y nunca dejarlo ir.
El ataque fue tan rápido y audaz que el general Xuan Zhen no pudo reaccionar a tiempo para evitar que los labios de su contrincante se estrellaran ferozmente contra los suyos.
Feng Xin no lo pensó, solo actuó de acuerdo a lo que sentía en ese momento. Y lo que quería era estar con este hombre, sentir su piel contra la suya, compensarlo por los malos ratos y poder formar un futuro juntos.
Pero...ya era demasiado tarde.
Mu Qing no podía tolerar más el descaro del otro dios, por lo que con ambos brazos lo empujó sin vacilaciones, haciendo que Feng Xin cayera de espaldas sobre el suelo a varios metros de distancia.
El impacto provocó que un chorro de sangre cayera de la boca del moreno, que no había previsto ese desenlace.
Mu Qing estaba hablando en serio esta vez, el golpe que le asestó era simple y contundente, sin ninguna restricción emocional, era como si considerara a Feng Xin como un insecto común y corriente del que quería deshacerse.
El general Nan Yang estaba sorprendido por el repentino aumento de la fuerza de su adversario, si esto hubiera sido una batalla real, era realmente probable que Xuan Zhen disparara a matar.
Esto no había sucedido antes...
Ambos lados siempre guardaban algo de su fuerza para contenerse, ninguno de ellos se lastimaría gravemente en realidad.
Pero ahora era diferente...
Feng Xin apretó fuertemente el puñado de tela rota en sus manos y luego miró en dirección al otro.
"Considera esto como una advertencia y lárgate" Replicó Mu Qing, mientras limpiaba sus labios con su manga.
Feng Xin observó el pecho descubierto del otro dios, esa hermosa piel de jade había sido marcada recientemente por una cicatriz, una amplia cicatriz que se extendía desde su garganta, toda la zona expuesta de su pecho y especialmente sobre su corazón.
Miró con los ojos enrojecidos como aquel dios que alguna vez lo amó por tanto tiempo, se marchaba solemnemente sin mirar atrás.
~
He Xuan fue interrumpido en medio de su merienda por un tipo que rompió las puertas de su palacio y entró sin invitación. Una pila de cadáveres de peces muertos detrás de él.
Aguas Negras sabía quién era y porque venía hasta aquí, por lo que no se molestó en apartar la pierna de cordero que estaba mordisqueando.
Feng Xin se apresuró a posarse frente a él con la intención de destrozar la mesa de su banquete.
"Detente" un tono sombrío llenando la habitación que contrastaba con la animosidad con la que la pierna de cordero era devorada. Cuando terminó de comer señaló un salón a su costado. "Las flores se marchitarán pronto, dales un último vistazo y vete".
Feng Xin quería gritarle, pero también sentía curiosidad. Por lo que decidió mirar lo que había allí antes de romperle la cara a He Xuan.
Cuando abrió la puerta del gran salón, un aroma de fragantes flores lo inundó, pero eso no era todo, ese vivaz aroma floral estaba íntimamente unido al olor de la sangre ... litros y litros de sangre yacían esparcidos por todo el salón decorándolo como fluídas cortinas carmesí.
Ante esa visión tan horrenda Feng Xin se tambaleó, cubrió su nariz con su manga y se adentró. El olor era intenso.
Había una mesa larga cubierta de rosas en el centro, acumuladas en un montón sobre un gran charco de sangre. Las raíces bebiendo miserablemente el líquido rojizo que aún estaba fresco. Era lógico. Estas pequeñas pero hermosas pestes se alimentaban de su huésped, la sangre les daba su fuerza vital. Ahora que habían sido extraídas desde la raíz no tenían a quien aferrarse por lo que morirían en poco tiempo.
Feng Xin tomó una tierna rosa roja entre sus manos y la observó el tiempo suficiente para ver cómo poco a poco se marchitaba, los pétalos secándose y cayendo uno por uno hasta que la vibrante flor quedó convertida en pedazos negruzcos que se deshacian al contacto. Cuando apretó los puños, un fino polvillo se esparció en el aire. Al abrir las manos ya no quedaba nada.
Así como el amor que una vez Mu Qing sintió por él...
Nada...
Feng Xin tomó todas las rosas vivas que quedaban en su abrazo, cayendo de rodillas mientras se aferraba a esas ilusiones de poder permanecer junto al otro dios.
~
A He Xuan no le agradaban los oficiales celestiales, los detestaba. Pero como alguien que alguna vez sintió lo mismo que Mu Qing sentía pudo comprenderlo un poco. Claro que todo tenía un precio, y eso Hua Cheng se lo había enseñado bien.
Habiendo logrado establecer un trato, He Xuan agarró un afilado cuchillo y se lo clavó en el pecho sin piedad. Mu Qing lloró y gritó por el inmenso dolor pero no se resistió.
Fue como si le estuvieran arrancando el corazón en carne viva. Pero este dolor no era nada comparado con todo lo que tuvo que soportar por más de 800 años.
Cuando escuchó aquellas palabras tan hirientes de la boca de Feng Xin decidió que era suficiente.... y esa diminuta pizca de esperanza se esfumó para siempre.
He Xuan desgarró la piel y la carne con una mirada indiferente. La sangre salpicaba a borbotones y los órganos eran abiertos sin misericordia. Agarró las flores desde la raíz y las arrancó eficientemente una tras otra, hasta que no quedó nada.
Parecía una masacre que duró días.
Hasta que finalmente Mu Qing pudo recuperarse y salir vivo de allí.
Una gran cicatriz como evidencia de su decisión.
~
Cuando Feng Xin salió de aquel salón con las manos manchadas ya no tenía fuerzas para golpear a He Xuan, solo se limitó a mirarlo con rencor mientras este hablaba.
"Todos sus sentimientos por tí fueron arrancandos junto con las flores. No hay forma de revertir la operación. Tendrá que vivir con eso por el resto de sus días".
El corazón de Feng Xin se rompió al escuchar esto.
~
Xie Lian estaba discutiendo sobre el actual comportamiento de Mu Qing en su templo Puji, Hua Cheng y Feng Xin a su lado.
"Hablé con él hace un rato, nada fuera de lo normal, pero... es difícil de decir" expresó Xie Lian con una mano en la barbilla "Está diferente, como si estuviera sedado por algo.... Es Mu Qing pero a la vez es como si no lo fuera" determinó el dios de la chatarra con preocupación.
"No te preocupes Gege, no dejará de ser un tonto de todas formas" dijo Hua Cheng con una sonrisa leve intentando consolarlo.
El moreno no sabía que decirle y se quedó en silencio desconsolado.
~
No importaba que Mu Qing lo ignorara y lo esquivara por todos los medios, ni siquiera dirigiéndole la mirada y diciéndole en un tono frío como el hielo: "Piérdete". Era inevitable para Feng Xin querer acercársele con cualquier excusa tonta solo con la intención de poder verlo. Quería permanecer a su lado de cualquier manera aún si sabía que sus sentimientos nunca serían correspondidos.
Solo con verlo desde lejos era suficiente.
Recordando con nostalgia todos aquellos momentos que pasaron juntos.
La primera y última vez que chocaron sus labios en un beso.
Feng Xin tosió brevemente.
En su mano cayó un pequeño pétalo rojo desde su boca...
«Tan cerca, tan lejos, estoy perdido en el tiempo. Listo para seguir una señal.
Si tan solo hubiera una señal»
…