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No hubo más que decir después de las palabras de Violet, no podía creer que estuviera aceptando que tenían un hijo en común, al cual había decidido abandonar en un orfanato, antes de si quiera preguntarle si quería o no, hacerse cargo de aquel bebé, bueno, no sabía si hubiese reaccionado mejor en aquel momento, ahora, realmente lo único que quería era salir de ese elegante restaurant, y no volver a saber nada, no quería que un niño tuviese la mala suerte de tener un padre tan idiota como él, que no iba a ser capaz de comprender sus necesidades.
—Por la mirada de tu amigo, sé que… James –lo nombró Violet, pero éste seguía sentado en la silla, completamente inmóvil.
Violet no había visto esa etapa de James, sabía muy bien lo complicado que era para él adaptarse a nuevos entornos, por eso jamás lo había obligado a ser parte de su vida, sus amigas no hubiesen sido de ayuda para que él se sintiera cómodo, además, una parte demasiado egoísta de ella, quería que él solo fuese de ella y de nadie más, para “no saber cómo relacionarse con los demás”, era demasiado cariñoso, respetuoso y amoroso, así que cuando iba por ella al termino del trabajo, siempre lo hacía con un bonito detalle, algún dulce que a ella le gustara, o flores, la llevaba a sus lugares favoritos y contrario a sus anteriores “relaciones”; jamás se había apenado de tener que sostenerla de la mano en público, o besarla frente a quien fuese.
Era obvio que iba a enamorarse de él.
Sin embargo, al verlo así, sabía lo muy injusta que siempre había sido, nunca había puesto interés en él, si cuando estaban juntos tenía ese tipo de crisis, nunca lo supo, observó al pequeño gatito negro salir con dificultad de entre el uniforme del castaño, el ronroneo era bastante intenso, se restregó en él como un desesperado, pero ni siquiera eso hizo que el hombre regresara al presente, seguía en esa prisión que imaginó su mente para él.
—James –se inclinó sobre la mesa, para intentar tocarlo.
El castaño sujetó al gato, lo puso en las manos de Violet, y fue tan rápido —como en sus años de Hogwarts—, que escapó de ella, ni siquiera soltó al gato para que lo siguiera, una vez que se dio cuenta, lo colocó en el suelo, que corrió en dirección a la salida.
Toda perspectiva de Alexander, cambió para Violet, ¿era la única persona a la cuál le importaba James? El hombre se dejó caer en la silla y sujetó la copa de vino que su amigo no había tocado.
—De todos los animales, que hubieses podido elegir, para ser un Animago fuera del registro, elegiste uno tierno y abrazable –se burló de él.
—A James le gustan los gatos, y después de un amplio estudio de tres semanas exponiéndolo a gatos, descubrí que mientras más pequeños, esponjosos y suaves, más lo calman, así que elegí uno negro, porque… no puedo ser el Sirius Black, de éste James, principalmente porque no le gustan los perros, y ciertamente, lo ayudaba más así en sus crisis.
—En serio lo lamento –se disculpó –ni siquiera quería que él se enterara, precisamente por esto.
—Pudiste tener a ese bebé en cualquier parte del mundo, Violet, pero la tuviste justo en Inglaterra, y la dejaste en un orfanato tan espantoso como lo es St. Lestrange.
—Creí que así nadie la relacionaría con él –aceptó –realmente no quería nada que ver con ese bebé, pero una vez que la ves –negó –es imposible no pensar en él.
—Pues suena a que le tienes más afecto del que se pudiese pensar, incluso como para que te quedaras con ella.
—No estoy hecha para ser una madre ¿sabes a qué clase de vida estaría sometida? –Se burló –nadie quiere a una niña en un ambiente como el mío, y al menos tengo algo que muchas personas que deciden tener hijos que no quieren y aun así no les dan una mejor oportunidad –sonrió –el valor de aceptar, que ni siquiera por un hijo, sería capaz de cambiar mi estilo de vida, así que sí, la salve de muchos peligros estando conmigo.
—Y la dejaste en manos de personas, que eligieron permanecer bajo el nombre de un mortífago, antes de cambiar el nombre por “la tradición” –se burló –por mucho que nadie relacione a los Potter con las artes oscuras.
—Pues disculpa, todos cometemos errores, nadie es perfecto, y por lo menos yo, no voy por la vida pretendiendo que los demás sean un código moral andante, todos son libres de cometer sus propios errores, cometí los míos, y me encargaré de pagarlos en su momento –se puso de pie –la cena ya está pagada, puedes disfrutarla, imagino que sigues muerto de hambre –frunció el cejo.
—Sí, pero no por falta de liquidez en oro –sonrió.
Alex se puso de pie también, sujetó un bollo y lo mordió, antes de darse media vuelta, para salir del lugar, dejando a la mujer un poco conflictuada por lo que había hecho.
—Hablaré con el orfanato –detuvo a Alex –por si él decide, que quiere conocerla, pero… se parece demasiado a su padre, sabrá que lo es, desde el momento en que lo vea cruzar la puerta.
—Quisiera conocerla primero –informó.
—No deberías alterar la vida de un inocente, si no piensas cambiar su vida de una manera positiva –le informó.
—Lo sé –aceptó –pero… si ni tu ni él la van a querer, supongo que la adopción es posible para mí –se encogió de hombros.
—Alexander…
—Créeme, sé lo que es que alteren tu mundo y no te ayuden a salir del fango, de igual manera, sé lo que es, consagrar tu lealtad, a alguien que se metió en el fango y te sacó cuando habías aceptado que lo mejor era no seguir intentando –sonrió –hasta luego, Violet.
Para sorpresa de Alex, Scorpius y el compañero de James, seguían en su apartamento, por primera vez en la vida, supo lo que sentía su mejor amigo al ver gente que no tenía ganas de ver, invadiendo el único lugar donde se sentía cómodo y tranquilo.
—Por la hora que es, supongo que diste con él –sonrió Scorpius.
—Sí, fuimos a ver a Violet –informó.
—Lo aceptó, supongo.
—Así es –asintió –James tiene una hija con Violet, que está en el orfanato.
La sonrisa de Scorpius fue sincera, la noticia no lo alteraba de una manera negativa, por extraño que eso pudiese parecer, el rubio siempre había querido hijos, que lógicamente por su relación con el castaño, eso iba a ser imposible, así que esa noticia, le solucionaba las cosas, lástima que, para el padre biológico, aquello fuese un adelanto de su vida en el infierno.
—Él no está muy feliz, o estaría aquí –comentó Kaplan.
—Escapó –aceptó Alex –por el momento necesita pensar.
—Necesita pensar –se burló Scorpius –y lo dices así, tan tranquilo, está en medio de una crisis, si ni tú pudiste calmarlo…
—Me voy –habló Kaplan, al notar la manera silenciosa en que Alex estaba, incluso podía ver como las manos le temblaban, lo que menos necesitaba eran reproches de gente que no le interesaba.
—Pues para estar muy interesado en quedártelo, tú tampoco te ves muy preocupado porque él decida seguir escapando…
—Si eres demasiado arrogante, como para darte cuenta, que lo mejor para él en este momento es estar solo y pensar, es tu problema, si la única persona que supo dónde encontrarlo y hacerlo enfrentar las cosas, no está tras él, presionándolo ¿por qué nosotros tendríamos que alterarlo más? Lo perjudicaríamos, más que ayudarlo –observó a Alex –espero, que a pesar de lo mal que nos llevemos, puedas avisarme si algo pasa, haré lo mismo –Alex asintió.
Scorpius se quedó callado unos minutos después de que Kaplan se fuera, haber tenido que soportar gran parte de la tarde en silencio, una vez que dejaron de discutir por qué James amaba al rubio y jamás se fijaría en el otro, fue bastante incómodo, y no quería que le pasara, no con Alex, que era su amigo.
—Crees que… James ¿qué crees que haga respecto a su hija?
—La verdad, no lo sé –aceptó –ella solo es inocente, este drama se hubiese podido evitar, si las personas le hubiesen dicho a James, las cosas de forma adecuada.
—Ya me disculpé –comentó Scorpius.
—Sí, y eso no soluciona las cosas –se talló el rostro –lo lamento, voy a darle hasta mañana, para que piense las cosas –se puso de pie –vete a dormir, si algo pasa, te avisaré, igual, me avisas ¿bien?
—Gracias, sé que realmente lo haces por él no por nosotros, pero, aun así, me tranquiliza, que siempre estés para él.
—M—
Lo que mejor se le daba a James, era ocupar su mente cuando ésta no tenía ni pies ni cabeza, enfocarse en cosas productivas le iban mejor que arreglarse la mente, porque como bien se lo habían dicho muchas veces, su estupidez, no tenía curación, se detuvo frente al lugar, como un par de meses atrás lo había hecho, desde que Scorpius lo había dejado, se había enfocado de nuevo en la promesa sin cumplir que tenía con la madre de una de las víctimas de Sebastian Keller, y una vez que su compañero echó una mirada, para tener una opinión más objetiva, y una frase que decidió no prestar atención volvió a su mente, a veces comenzar de nuevo ayuda, nunca se le había ocurrido revisar aquel lugar de nuevo, se suponía que su padre y el padre de Scorpius habían revisado aquel lugar después de recuperar a Lily, pero no dijeron nada de lo ocurrido, se cerró el caso y se prohibió todo lo demás.
A veces, tener un cerebro defectuoso, le ayudaba de ventaja a James, entrar no fue muy complicado ya que había memorizado por completo la manera en que Elisheva los había ayudado a entrar, sonrió una vez que la puerta lo dejó cruzar.
—Lumos –susurró James.
El camino era bastante complicado si no ponías atención al recorrido, la inmensidad de aquel lugar era simplemente sorprendente, la única vez que había estado en ese lugar, estaba preocupado y desesperado por encontrar a su hermana y su sobrina, ahora las circunstancias eran completamente diferentes.
El castaño encendió las antorchas una vez que llegó al laboratorio de Anderson, había un montón de frascos lleno de algunas cosas viscosas de varios colores, sin duda aquello seguía siendo ocupado, contrario a lo que se hubiese querido creer, y ¿por quién más sino?
—Te tengo, maldito –murmuró James sonriendo.
Observó los apuntes regados por el escritorio, sin duda ese enfermo seguía investigando y haciendo planes, ¿Cuánto tiempo le tomaría para volver a matar jóvenes mujeres tratando de replicar el éxito que tuvo con Lily? Todo aquello era bastante enfermo.
—Supongo que no vuelvo a subestimarte.
James se giró rápidamente cuando la voz de Keller llegó a sus oídos, observó a su alrededor, al parecer, estaban solos, el moreno sonrió, levantando una ceja ante la precaución del castaño.
—No necesito ayuda de nadie más para hacer esto –le informó –tengo muy buenas habilidades en lo tenebroso, y tú… en otras áreas, supongo –se burló –de lo contrario, Elisheva no hubiese traicionado su secreto y dicho como entrar.
—Lo aprendí la primera vez que nos hizo pasar –comentó.
—Entonces no tienes el cerebro tan inútil, como dicen los demás –se burló –pero dime, ¿qué haces aquí realmente?
—Hice una promesa, de que haría que el culpable de las muertes de esas mujeres…
—No vas a poder cumplir esa promesa, mejor promete un perro –se burló el hombre –es mejor que me dejes en paz, realmente estoy perdiendo la paciencia.
—Te dejaré en paz, en Azkaban –levantó su varita, apuntando a Keller –es mejor no oponer resistencia.
—¿O qué, vas a matarme? –Sonrió, cruzándose de brazos –Vamos, James, te conozco quizás mejor de lo que te conoces a ti mismo, sabes que esa promesa es imposible de cumplir.
—Ya lo veremos, cuando estés tras las rejas de Azkaban.
El hechizo que lanzó James enfadó a Sebastian, que había estado bastante relajado, no pensó que el castaño realmente se iba a negar a dejarlo en paz, bueno, mientras convivió con ellos, vio un tipo completamente diferente al que realmente era, pero… al final, Sirius Potter no era más que un ser humano, con lo mismo que todos los demás, nada que lo hiciera especial.
—No quiero matarte, pero lo haré si es necesario –informó Keller.
—Oh, un asesino sádico, no queriendo matar…
Keller lo sujetó del cuello acorralándolo, con los ojos entrecerrados, observándolo con detenimiento.
—Si quisiera dejar a mi hija sin algún miembro de su familia materna, lo habría hecho cuando vinieron por ellas meses atrás –aceptó –pero agradece que le gustas tanto a Elisheva –negó.
—Estás aliado con ella…
—No, Elisheva es mejor persona que cualquiera de los tuyos –pero realmente, no voy a permitir que sigas molestándome.
—Pues solo matándome vas a lograr que deje de buscarte –gruñó.
—Lo sé, o puedo corromperte –sonrió satisfecho –puedo oler la desesperación creciendo en tu pecho, el miedo consumiéndote lentamente, dime, James Sirius, Potter ¿qué es lo que te aterra tanto en estos momentos?
La mano del castaño se estrelló en el rostro del moreno, una vez que lo sintió invadiendo sus pensamientos, abriéndose paso a la fuerza en su mente, y eso que había mejorado con Draco Malfoy sus habilidades de Oclumancia, y era bastante bueno, ya lo habían torturado antes y claro que intentaron usar Legeremancia, pero no habían podido, contrario de lo que ahora.
—Eres un ser tan simple –se burló Keller, esquivando y lanzando hechizos propios contra el castaño –pero realmente, eres un buen rival, aunque no para mí –sonrió.
—M—
El hechizo del cuarto de Olive se activó, así que el terror se apoderó de su cuerpo de forma inmediata, estaba en el patio, ¿en qué momento se había confiado tanto? Estaba demasiado lejos, no debió dejar a la bebé en su cuna, no, debió dejarla más cerca de su persona, un sinfín de escenarios golpearon su cabeza, se detuvo agitado en la puerta de la habitación de la pequeña.
Sebastian Keller estaba de pie junto a la cuna, sosteniendo a Olive con una sola mano, observándola con atención, un amago de sonrisa apareció en su rostro al ver que la bebé no se inmutó ni por un segundo, atacarlo era imposible.
—No voy a lastimarla –informó Sebastian.
—Suelta a mi hija –ordenó Lupin.
—Realmente no quieres eso –lo observó de reojo –corté todo vínculo contigo –informó –y supongo, que tienes la necesidad de querer a Luna con vida.
—No metas a Lily en esto –gruñó enfurecido.
—No voy a llevármela –comentó despreocupado –si eso quisiera, ya la tendría conmigo, ni siquiera les hubiese permitido llevársela desde el principio ¿no crees?
—Lo dices, pero no recuerdo que te hubiésemos pedido permiso.
—Deje viva a tu esposa ¿No es así? –Se giró hasta él.
—Apenas –le recordó.
—Pero lo hice y, además, ni siquiera es por la vida de Olive, de la que deberían preocuparse los tuyos ahora.
—¿De qué hablas? –Preguntó.
—Me cansé de mandarle recados, de que me dejara en paz.
Ted vio como algo viscoso y negro pasaba de las manos de Keller a la bebé, sin duda le estaba haciendo algo, seguía experimentando con la niña, sin duda quería matarlo.
—No es lo que piensas –resopló cansino –tengo que estabilizar su magia y sí, tengo que ser yo, creo que Luna, tomaría sus cosas y se marcharía de aquí, en el momento en que deje de hacerlo y el obscurus termine devorando la vida de su hija, ¿o crees que se quedaría?
—Keller…
El hombre regresó hasta la cuna, dejó a la bebé en ella, y se giró de nuevo a Ted, observándolo con tanto desprecio y repugnancia.
—Si evitas, que pueda canalizar su magia, no me haré responsable de lo que pueda hacer –observó a la bebé.
—Entonces supongo que quieres que vivamos agradecidos por solucionar lo que hiciste.
—Sí, dejando de buscarme, ya lo sabes, no te preocupes por ella, mejor preocúpate por aquellos que no van a encontrar… al menos no pronto, o con un cambio de… vida –rio –dale mi pésame a Malfoy.