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Characters:
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Language:
Español
Collections:
Giyuutan
Stats:
Published:
2020-07-22
Words:
1,057
Chapters:
1/1
Comments:
5
Kudos:
32
Bookmarks:
3
Hits:
378

Carta del Pilar del Agua

Summary:

Tras la muerte de Kamado Tanjiro a manos del Pilar, Giyuu Tomioka, debido a su transformación demoníaca a causa de Muzan Kibutsuji, el Pilar queda devastado y el sentimiento de culpa es persistente cada día de su vida, por ende, tras una conversación con su maestro, Urokodaki Sakonji, este le recomienda escribir una carta en la cual plasme sus sentimientos para al menos, liberar un poco su atormentado corazón.

Notes:

Escribí este OneShot como una forma de desahogo debido al capítulo 201 del manga. Espero les guste.
Muchas gracias por leer.

Work Text:

Es curioso que, cuando por fin me atrevo a escribirte, ya no estás aquí para leerlo; allí comienza uno de mis tantos arrepentimientos y entre todos, el que más pesa sobre mi es el ver estas manos impuras y recordar como las mismas deslizaron la hoja de mi katana por tu cuello.

En ocasiones camino por la sede para así lograr despejar mi mente pero en cuanto menos, te veo como un fantasma en los lugares que solíamos recorrer juntos y, como siempre, esbozándome aquella cálida sonrisa que calmaba mis tormentos la cual ahora me hace más falta que nunca en mi vida.

Uno de mis mayores miedos es olvidar por completo tu voz ya que rememoro aquellas conversaciones que teníamos en las cuales a veces mi memoria me falla y se escapa por completo de mi mente aquel dulce sonido pronunciando mi nombre, generando en mí una terrible ansiedad de la cual creo enloquecer si es que no estoy ya al borde de la demencia, así que, con desesperación escarbo mis recuerdos tratando de aferrarme a aquel timbre ya que, después de todo, es lo único que me queda junto con un trozo de tu haori que siempre llevo conmigo

Son los recuerdos en los que siempre estás presente quienes carcomen mi alma y, al recordar nuestras primeras veces en todo siento mi alma afligirse, mis piernas debilitarse, cayendo al suelo en donde me es imposible respirar debido a las arcadas; nuestro primer beso, tímido bajo las flores de glicina, nuestra primera vez, torpe en aquella habitación oscura en donde lo único que brillaba eran tus ojos bajo la luz de la luna, e incluso cosas tan simples como la primera vez que cocinaste salmón para mí, fue exactamente como los que preparaba mi hermana o cuando te desvelaste cosiendo mi haori debido a la misión que había tenido... Misiones las cuales me recuerdan a la angustia que sufríamos mutuamente cuando alguno de los dos debía partir sin saber si esa sería la última vez que nos veríamos.

Sé que debo de dejarte ir ya que entre más miserable me siento, entre más te recuerdo y más imploro que vuelvas a estar junto a mí, más te ato a este mundo. Mereces descansar, sin embargo te estoy quitando ese derecho.

Tanjiro, es tan difícil seguir adelante.

A veces siento una presencia junto a mí y mi mente y corazón me dicen que se trata de ti, por ende los latidos incrementan considerablemente su ritmo y mis ojos te buscan incansablemente, deseando al menos tocar de nuevo aquellas manos o implorando poder refugiarme en tu pecho el cual era mi amparo cuando creía desfallecer, sin embargo, lo he destruido cuando más que nunca necesito, he destruido mi propio hogar, he destruido aquella luz que iluminó el camino de muchos a causa de mi ineptitud y no sabes cuánto lamento ello, verdaderamente lo siento, verdaderamente ansío que me perdones ya que yo mismo no puedo.

Dime, ¿alguna vez volveré a tener la oportunidad de tocar de nuevo tu piel?, ¿alguna vez volveré a tener de nuevo la dicha de acariciar tus labios contra los míos? ¿Volveremos a reír alguna vez juntos de nuevo? ¿Volverás a tomarme de la mano nuevamente? ¿Tendré la oportunidad de decirte «te amo» otra vez?

Urokodaki fue quien me recomendó escribirte una carta para que, según él, pudiese liberar un poco mi corazón, sin embargo yo no merezco ello después de haberte arrebatado la vida, y, mientras estás letras se estampan sobre el papel, pienso si es una pedida de tiempo lo que estoy haciendo a sabiendas de que tu probablemente nunca leerás lo que aquí he escrito.

No sé en donde te encuentres en estos momentos. Si es que existe el cielo, estoy seguro de que te encuentras allí por lo que me alegro enormemente ya que al menos, mi alma condenada al infierno a causa de tu muerte en mis manos y muchos pecados más, ardera en paz alrededor de las brasas del mismo.

Teniendo en cuenta esto, sólo deseo suicidarme ya que no merezco vivir, pero, con qué cara podría hacerlo si los seres que más amé dieron su vida por mí, ahora, el castigo que pesa sobre mi es la vida misma, no puedo permitir que sus sacrificios sean en vano.

Tanjiro, ya no hay vuelta atrás, lo comprendí en el momento en que tratando de controlarte, me miraste con melancolía diciéndome sin emitir ruido: Mátame.

«Escucha a tu razón antes que a tus sentimientos», te dije una vez, sin embargo me replicaste con tu última sonrisa aquellas palabras

Con esta carta me atrevo a decirte lo que contadas veces te dije en vida pero nunca dejé de sentir: Te amo.

Kamado Tanjiro, te extraño.

***

Una vez terminó de escribir, dio un suspiro y quemó la carta, deseando que a través de las cenizas pudiesen llegarle a su amado. Hecho esto, se marchó de su habitación como habitualmente lo hacía a las 7:00 pm para visitar la tumba del ser que asesinó.

El trayecto hacia aquel lugar era de aproximadamente una hora, sin embargo con la parsimonia con la que caminaba el pilar, le tomó mucho más tiempo.

Una vez llegó allí, encontró un trozo de papel sobre la misma, Giyuu lo tomó notando que había algo escrito pero en cuanto vio la caligrafía de la misma, su corazón y respiración se detuvieron por un momento.

«No te puedo perdonar ya que no hay nada que perdonar, Giyuu-san».

-¿Quieres desahogarte en mi pecho?

Escuchó decir a una vocecilla inconfundible detrás de sí, sin dudarlo giró su cuerpo para confirmar si era de nuevo, una ilusión. Por fortuna no fue así.

Corrió hacia aquella figura desesperadamente temiendo que fuese a desaparecer y, una vez lo alcanzó, pudo sentir de nuevo aquel cuerpo que en tantas ocasiones había abrazado. Temblaron sus piernas y cayó de rodillas, sin embargó, aún seguía aferrándose al menor. En un momento miró en dirección a su rostro y allí estaba, la sonrisa que calmaba sus tormentos la cual, se dirigió a su dirección rozando aquellos labios con los del pilar.

«No importa si Giyuu-san va al infierno, yo estaré allí acompañándolo». Acto seguido el fantasma rodeo con sus brazos el cuerpo del mayor. «Después de todo, el cielo no es agradable si no está Giyuu-san conmigo».