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Flora estaba nerviosa, las palmas de sus manos estaban sudando y sus piernas se balanceaban de manera ansiosa. Llevaba diez minutos sentada en una banca del invernadero de Magix, y lo único que hacía era mirar su celular, esperando que la valentía llegara a ella para presionar "marcar".
En el invernadero habían varias parejas, todas iban de la mano y se sonreían con ternura, esa situación solo hacía que las lágrimas se acumularan en sus ojos. Con disimulo pasaba su mano para limpiar las pequeñas gotas que escapaban.
¿Estaba haciendo lo correcto? ¡Claro que lo estaba! Quería golpearse de solo pensar en dudar de su decisión, la cual era la mejor, tal vez no para ella pero si para sus amigos. Miró nuevamente la pantalla, un "Riven" en letras verdes la torturaba, solo necesitaba presionar el botón y pedirle que viniera al lugar de siempre, solo eso, ya podría llorar cuando hablara con el de frente.
La situación con Riven había comenzado hace un año, todavía podía recordarlo perfectamente, no sabía si él también lo hacía. Era el primer baile del año, los chicos de Fontana Roja estaban ahí también, al principio fue divertido, pasó tiempo con sus nuevas amigas y bailaron un rato, pero para el final de la noche, se habían dispersado. Ella era bastante tímida, por lo que no estaba en sus opciones sacar a bailar a algún chico, como lo habían hecho las demás, así que decidió ir a sentarse al jardín, para platicar un poco con las flores.
Afuera no había nadie, su única compañía eran las estrellas y las plantas, eso estaba bien para Flora. Estuvo un rato platicando con sus nuevas amigas verdes, hasta que llegó un chico vestido con el uniforme de Fontana Roja.
— ¿Estás loca? — Flora parpadeó en asombro, ¿Quién se creía para llegar y llamarla loca?
— ¿Disculpa? — trató de sonar lo más tranquila posible
— Llevo un rato viéndote y parece que le estás hablando al aire — la chica se sonrojó ¿él la había estando viendo?
— Uh, no, soy el hada de la naturaleza, puedo hablar con las plantas, eso estaba haciendo
— Sigue siendo igual de raro — eso sí la enojó, hablar con sus plantas no era raro
— Claro que no
— Como tú digas — hubo un silencio incómodo, Flora sostenía con fuerza la tela de su vestido, no sabía que decir y el chico misterioso la estaba poniendo nerviosa — Así que un hada, ¿Eh? y de la naturaleza... Tu poder es medio inútil ¿Cómo vas a derrotar a alguien? ¿Haciendole cosquillas con un helecho? Ja
Flora no solía, ni suele, atacar a alguien, pero el comentario del chico la hizo enojar, es verdad que aún no podía lanzar hechizos grandes, pero podía pedirle un pequeño favor a un plantita. Con un pequeño movimiento de un dedo hizo que una hoja creciera y jalara con fuerza la oreja del chico desconocido.
— Auch — el chico se quejó y tomó su oreja entre sus dedos para sobarla
— Ya no están inútil, ¿Verdad? — preguntó Flora entre pequeñas risitas
El chico no respondió nada, solo fijó su mirada en la de ella, tenía el ceño un poco fruncido y los labios apretados. Pareciera que estaba concentrado en algún pensamiento, para ser sinceros, Flora estaba comenzando a sentirse nerviosa, su mirada intensa era algo a lo que no estaba acostumbrada.
— Eres bonita, casi como todas las hadas de Alfea — su mejillas se tornaron rojas ¿acaso era eso un cumplido? — ¿De dónde eres? — el chico tomó asiento a su lado, tenía las piernas abiertas y los brazos cruzados sobre su pecho, su mirada se había relajado y ahora miraba hacia el bosque
— D-de Linphea — no podía apartar la mirada de ese chico misterioso — ¿Y tú?
— Eso no importa — otra vez ese silencio, ahora él había bajado sus brazos en una posición más relajada
—Uhm... — su teléfono vibró a su lado, era un mensaje de Tecna, las chicas la estaban buscando para seguir bailando un poco más antes de regresar a su dormitorio — Yo me tengo que ir ya
Flora se levantó con cuidado con las mejillas aún un poco rosadas y alzó una mano para despedirse del chico. Él también se levantó y tomó su muñeca.
Sus labios se posaron sobre los suyos, fue a penas un roce. El beso fue cálido y rápido, Flora iba a reaccionar cuando el chico se separó.
— Soy Flora — ella dijo en apenas un susurro, pero sabe que él la escuchó
— Riven — él dijo antes de también levantarse y comenzar a caminar hacia la entrada de la escuela
A partir de ese momento comenzó lo que podría llamar "relación". Fue una mágica coincidencia cuando volvió a encontrarse a Riven y que este se volviera parte importante de las Winx.
Varias veces se escapaba para ir con Riven, pasaban horas platicando o en silencio, a veces él la besaba, pero de ahí no hacían nada más. Solo se llamaban cuando se sentían solos o agobiados. Realmente disfrutaba su compañía, era gratificante poder relajarse con alguien y que no estuviera parloteando acerca de ropa y maquillaje o simplemente la escuela.
El problema había comenzado cuando, en una de las noches de chicas, Musa anunció que le estaba empezando a gustar Riven, que su aura misteriosa le llamaba y que quería conquistarlo. Flora estuvo callada durante esa noche, cuando se fue a dormir las dudas comenzaron a salir. A Musa solo se gustaba Riven, y a él ni quiera le importaba ella. Estaba más ocupado enredándose con Darcy, al menos en ese tiempo, y después pasando tiempo con ella, podría no haber nada en un futuro, al menos eso pensaba.
Mientras pasaba el tiempo, las cosas iban empeorando, Musa no podía parar de hablar de Riven, Riven esto, Riven aquello, incluso mientras estudiaban el tema del chico salía a luz, y Flora solo podía quedarse callada y escuchar a su amiga. Ahora sus salidas con él se habían vuelto clandestinas, habían pasado de verse en los jardines de Fontana Roja a verse en los lugares más alejados en Magix, Riven no la había cuestionando con sus cambios de actitud, pero sabía que algo pasaba.
De verdad tenía miedo de que alguna de las chicas lo descubriera, y no sabía bien porque se sentía así, no estaba haciendo nada malo, Riven y Musa no estaban saliendo y ellos tampoco... Su movimiento en su pierna volvió y ahora podía sentir como más lágrimas comenzaban a escaparse, aún trataba de contenerlas, frotando sus ojos frenéticamente.
Ellos no tenían una relación, lo único que hacían era pasar tiempo juntos y a veces se besaban, la mayoría del tiempo solo parecían amigos, amigos... tal vez esa era la solución, volverse amigos de verdad, sin nada más.
Miró el celular con la visión borrosa y presionó el botón de llamar. Su respiración era profunda mientras escuchando los tono de espera, fueron tres antes de escuchar la voz profunda de Riven.
— ¿Flora? — se quedó callada un momento, ansiando que su voz no saliera quebrada
— S-se que acordamos n-no vernos está semana p-pero ¿Podemos vernos e-en el i-invernadero? Ya estoy aquí — quería golpearse, sonó estúpida y llorosa
— Voy — Riven colgó sin decir más
Fueron unos quince minutos de tortura, no podía evitar mirar con nostalgia a todas la parejas que caminaban frente a ella. No tenía porque llorar, se regañaba mentalmente cada vez que quería hacerlo. Tenía planeado todo lo que iba a decir, comenzar con que ellos no son los mejor, mencionar a su amiga y terminar pidiéndole que fueran amigos solamente
— ¿Y ahora qué te sucede? Donde me digas que una de tus plantas se secó me voy a ir — cuando escuchó su voz, todo lo que había pensado, se esfumó
— Ya no hay que vernos — le sorprendió la fuerza con la que su voz salió, no tartamudeó y tampoco sonó llorosa, aunque su rostro ya estuviera un poco mojado
— ¿Qué diablo estás diciendo? — al parecer el silencio que hizo, provocó que Riven se preocupara — no decía en serio lo de tus plantas
— No es acerca de eso — levantó el rostro, dejando ver sus mejillas rosas y sus ojos verdes repletos de lágrimas — Y-yo... es lo mejor
Riven no podía comprender, a penas la semana pasada se habían visto y habían pasado un buen rato hablando después de regresar de vacaciones. Ella estaba bien, sonaba bien, al menos eso quería creer. No podían romper lo que sea que tuvieran, ellos estaban fantásticos.
— Repito ¿De qué diablos estás hablando? Cuando nos vimos me dijiste que todo estaba bien
— No está bien, Riven, ¡nada está bien! — se quedó callado, eran contadas la veces que había escuchado que Flora le alzara la voz a alguien, tal vez si andaba algo mal — no puedo seguir interfiriendo entre ustedes
— ¿Nosotros? ¿Quiénes somos nosotros? — Riven comenzaba a desesperarse, honestamente no comprendía las palabras de la castaña, ella solo le respondió con silencio mientras sorbía la nariz — ¡Contesta, maldita sea! — Flora se negaba a contestar lo que resultaba obvio para ella — ¡Habla o me largo de aquí!
— Tu y Musa — Flora dijo en un suspiro cansado
— ¿Qué tiene que ver Musa en esto?
— A ella le gustas — Riven guardó silencio un momento, él sabía que a la chica le gustaba, y tenía que admitir que se le hacía linda, en realidad todas las estudiantes de Alfea eran lindas, pero ella tenía una personalidad que le atraía, pero no era lo mismo con Flora.
Con Flora podía ser él mismo, podía relajarse y no tenía la necesidad de impresionarla, porque sabía que no haría una diferencia. Simplemente le gustaba pasar tiempo con ella, también le gustaba besarla, sus labios siempre tenían un sabor dulzón que le atraía.
— Si le gusto, es su problema, no el mío — su respuesta era vaga pero con fuerza
— A ti también te gusta, no puedes negarlo — claro que podía ¿Quién se creía que era? — T-tenemos que terminar esto
La voz de Flora había vuelto a temblar y sus ojos estaban húmedos de nuevo, el especialista podía verlo desde su lugar sin embargo, no hacía nada por consolarla.
— ¿¡Esto!? ¿¡Terminar esto!? — había alzado un poco la voz y ahora la gente los miraba con curiosidad, algo que no le importaba
El eco se sus palabras resonaba en sus mente "esto", ¿qué era esto? ¿Una relación, acaso? Realmente nunca le habían puesto nombre a lo que sea que tenían, tampoco se lo había planteado. ¿Ella si? No lo sabe ni le importa, lo que importa en ese momento es que Flora quiere intervenir en su vida.
— Tu no me puedes decir que hacer o no — había bajado un poco el tono de voz para evitar a más gente curiosa — Musa no me importa, me... — estaba por soltar me importas tú, pero eso lo haría ver estúpido y sensible — no puedes meterte en mi vida
— Pero tampoco quiero meterme en la vida de mi amiga — Flora apretó la tela de su falda en un intento de contener la pocas lágrimas que seguían atrapadas en sus ojos — A Musa realmente le gustas, de verdad
— Eres increíble, Flora — pasó sus manos por su cabello con frustración — ¿Me estás diciendo que importan más los sentimientos de una chica que conociste hace un año que lo que tú quieras? Eres una idiota y tú no
— Podemos seguir siendo amigos — se apresuró a decir antes de que continuara diciendo sus verdades — seguirá siendo lo mismo
— ¡No lo será! Maldita sea, Flora, se un poco egoísta ¿Quieres? — ella negaba frenéticamente con la cabeza — Está bien — Riven se puso de pie enojado — seremos "amigos" ¿Quieres saber cómo trato a mis amigos?
— ¿C-cómo? — no quería escuchar la repuesta porque sabría de dolería
— Los ignoro, así que la próxima vez que una poción te salga mal o una de tus estúpidas plantas te ignore, no vengas llorando conmigo, porque no te voy a escuchar ¿Entendiste? — Flora quería decir que no, que no quería esa realidad y que quería seguir igual, pero no podía, así que asintió. Riven soltó un pequeño resoplido — Ya decidiste, me largo, "amiga"
Flora sintió que esa última palabra dolió más de lo que esperaba, podía sentir como su corazón palpitaba con fuerza, había una opresión en su pecho y las lágrimas comenzaron a fluir en una cascada. A lo lejos podía ver la silueta de Riven alejarse entre las flores del invernadero. Estaba a punto de levantarse de su lugar para correr por el y pedirle que olvidara toda esa conversación.
No lo hizo, tenía que dejarlo ir, por el bien de Musa, de Riven y en pequeña parte el suyo. Nunca se perdonaría que ella obstaculizara en una relación, estarían mejor sin ella de por medio.
Nota de Autor: Dedicado a La Grupix, que me alentó a escribir esto