Chapter Text
En el salón lo esperaban tres hombres. Amos que servían directamente al Dragón Rojo. La primera vez que los conoció fue cuando le entregaron su nombramiento como "Programador". Una ceremonia discreta y sin mucho jubilo. Un par de juramentos al Ojo de Horus, vino y bocadillos. Después adiós, a continuar con la misión.
Los ancianos y sacerdotes estaban al tanto de las capacidades de todos los candidatos a Amos. Además, Bakugo siempre había demostrado su gran capacidad intelectual y fuerza. Conocían sus secretos. Sobre su sangre antigua y reptiliana. Sobre el clan antiguo de su padre. Un linaje que no ha perdido su consistencia, se ha mantenido limpio, intacto. Ya que siempre se han mezclado con alfas poderosos y de buen nombre.
Katsuki Bakugo era solo el resultado de la perfección genérica. Alfa puro con sangre reptil. Reptil antigua, sangre de legado de dioses. Dioses creadores de la humanidad.
Que haya escogido a Midoriya, era un acto natural. Donde su propio instinto le pidió que tomara el poder, la materia prima que tanto buscaban sus ancestros por el universo.
Estaban molestos, el ambiente olía agridulce y pestilente. Los tres alfas guardaban sus colmillos discretamente. Bakugo caminó hacia ellos decidido, ignorando el peligro. Toyomitsu se adelantó y saludo cortésmente a los mayores. Bakugo estaba ansioso, furioso y quería ir al grano. Su aroma a quemado hizo toser a uno de ellos.
― Siempre tan impaciente ― el líder de los tres alzó la voz. Invitó a los recién llegados a sentarse frente a ellos.
― Dígalo ― enfrentó el joven alfa.
― Oye, relájate chico... recuerda frente a quienes estas― recordó uno de los amos.
No eran los Mestres de la Logia, no era sacerdotes, ni programadores. Eran amos que informaban a los lideres del Dragon Rojo que dominaba la logia masónica en Asia. Bakugo era tan impresionante que estaba a dos personas de conocer a los titiriteros de ese lado del mundo. A aquellos que le daban ordenes al Emperador, a los ministros y presidentes de ese rincón. Bakugo era consiente y estaba orgulloso de hacer ruido y causar incomodad. Se estaba acercando, con un alto precio.
― Muy bien, nos ahorras el protocolo ― sentencio un hombre de barba blanca a la derecha del líder.
— Entonces, ¿tienes una fecha? — pregunto el sumo sacerdote.
Aquella pregunta, era una advertencia. Antes de esa fecha podemos tomarlo. Como una competencia. Una carrera que él no quería competir.
— Aun no lo sé, puede ser en cualquier momento, depende de lo amenazado que me sienta— respondió con seguridad.
— Vaya... Que osado. No tientes tu suerte muchacho. Podemos tomar al niño cuando queramos— aseguró el sacerdote fríamente.
— De eso estoy seguro. Solo vine a dar aviso por cortesía y advertir que no será tan fácil. Voy a cuidar mis posesiones.
La sonrisa confiada del sacerdote, le mandó una declaración de guerra.
— Quizá puedas huir del resto, pero no de ellos. Aunque pertenezcas a su orden, ellos también van a luchar.
La cosa o cosas que viven bajo la Academia o bajo el sistema de alcantarillado de la ciudad, rondaban siempre en busca de niños, de bebés, de criaturas como Izuku. Con esas cosas era difícil luchar. Aun así, no iba darse por vencido. La cosa esa, ya había atrapado a Izuku una vez y probablemente, ahora, sus ataques serían más directos.
— Lo sé. No tengo miedo. Somos él y yo contra el mundo — aseguró Bakugo.
— Y contra lo que no pertenece a este mundo— otro hombre rió burlón.
― ¿Por qué? ― preguntó el hombre de en medio, dejo caer una fotografía de Izuku en blanco y negro en la mesa. Parecía una foto antigua, como de los años 20s o menos. Vieja, con algunas grietas y notoriamente antigua.
Bakugo miró la foto y después a quien la mostró. Vio la sonrisa sarcástica del amo y obtuvo una respuesta sin preguntar. Izuku debía estar en alguna de sus reencarnaciones. Lo que lo hacía mucho más mágico.
― Lo conozco desde que éramos niños, me gusta ― soltó el rubio sin titubear.
En el ambiente tenso. Toyomitsu aflojó su corbata. Los hombres no lo tomaron en cuenta, la atención la tenía el jovencito alfa. El maestro de ceremonias notó las cámaras en las esquinas y tres hombres vestidos de negro recargados en la pared. ¿Guardias o demonios? En estos casos lo último era más evidente de acuerdo al caso de Bakugo.
― Lo quieres solo por eso... ― respondió el líder de nuevo con un suspiro al final de la frase― por que son amigos de la infancia... claro.
― Se te dio una oportunidad y no resultó, ¿qué te hace creer que ahora sí? ― preguntó el último hombre. Recordando a Katsuki su anterior compromiso.
― La decisión esta tomada, les guste o no. Vine aquí por cortesía...
Toyomitsu hizo una mueca de terror y le pidió al muchacho que se calmara.
― El director dijo que estaba bien, mis padres también, por su puesto que los de él igual. No hay mejor oferta que esta, señores. Dos alfas poderosos que...
― ¡Tú no eres alfa! ― soltó con burla el líder ― no lo eres...
Toda vez de intimidarse, Bakugo sonrió como si hubiera sido un halago y no una corrección.
― Precisamente por eso ― explicó ― él es un alfa, ¿se imagina a un alfa hombre dando a luz?
― Nacería otro Enigma, cabe esa posibilidad ― aseguró el líder ― ¿me estas ofreciendo más como tú? Más seres perfectos que controlen a las masas y a los alfas?
― Tómelo como quiera, pero eso mejoraría el gremio de líderes mundiales. Porque nacería de lo masculino en un mayor porcentaje― Bakugo se relajo un poco al sentir que tenía controlada la conversación, se recargó en el respaldo de la silla― ustedes odian lo femenino. Por eso obligan a las mujeres alfa a ser más dominantes, a separar y dividir su feminidad, porque las hace débiles. Sabemos que no es así... Desde hace millones de años, se sabe que los hombres han dominado así a las mujeres por miedo... Y aunque ya no son las únicas que pueden dar vida, siguen siendo la fuente original de la creación, con ello, se da cierto equilibrio. Pero que me dice de un hombre alfa.
Ellos sabían de las habilidades de un Enigma. Capacidades sin límites, poder nato y más allá de un simple alfa. Con la capacidad de no caer ante las feromonas, pero hacer que otros cayeran a sus pies. Cambiar un poco la genética y dominar a otros. Bakugo tenía eso a su favor y que también poseía sangre ancestral de los venidos de las estrellas. De los que dominan a la cosa que vive en la Academia.
― Claro ― repuso el líder con ironía ― y de paso tener más poder.
Bakugo se congeló al ver al líder de pie, era sorprendentemente alto. Las piernas largas y delgadas. Como sombras que se extienden por las paredes. Calculó que medía entre dos metros y medio a tres. Toyomitsu tragó en seco sin dejar de ver a las tres figuras que se alzaron sobre ellos. Sus pieles se hicieron verdosas y los las pupilas comenzaron a deformarse hasta formar un ovalo. Las manos eran garras escamosas. El cabello cayó como hilos sobre el escritorio. Cabezas calvas con la misma tonalidad verdosa.
Aunque lo dos mortales estaban acostumbrados a ver esas figuras, siempre era igual de impresionante y abrumador verlos transformase. Bakugo agradeció ser hibrido y no ser como ellos. Era repulsivo ver reptiles humanoides. Ojos amarillentos lo miraban con fijeza.
― ¿Por qué nos quieren engañar? ― la voz había cambiado completamente. Era profunda y casi sintética, como si hablase con un distorsionador de voz ― tu posición como hibrido y Enigma te da mucho valor.
― Sí lo saben entonces, porque preguntan. Este juego lo sabemos jugar dos.
― Bakugo.... ―llamó el maestro de ceremonias ― compostura.
― ¡No! ¡Ellos se quieren comer a Deku! ― gritó
― ¿Lo vas a salvar? ― preguntó uno de ellos ― que gracioso. Un descendiente de Enlil protegiendo a uno de Enki... absurdo y aberrante. ¡Tú sabías eso!
La conversación se volvió hacía un tema desconocido para el propio Toyomitsu, asegurando que la información es poder y por tal motivo no todos la pueden poseer. Se necesita tener grados más avanzados para conocer más allá de la realidad. Los nombres de los dioses sumerios los conocía por obviedad. Estaba informado al respecto sobre la división de la Tierra. Dos bandos, dos dioses, dos planes, una guerra. La mitad del mundo estaba a manos de Enki y la otra de Enlil. Por un acuerdo después de la creación humana. Nada más. También estaba al tanto de que Bakugo tenía sangre de reptil, de dioses, de los viajeros estelares. Descendiente directo del linaje de Enlil. Dios de la Tierra" Asociado con el trabajo, el agua, la inteligencia y la creación. También era asociado con la magia y encantamientos, siendo el dios favorito de los y adivinadores y exorcistas.
La información comenzaba a acomodarse en la cabeza del Maestro de Ceremonias. Bakugo iba mucho más lejos que solo quedarse con el valor de Izuku Midoriya, retar a los amos, iba más lejos todavía, a donde nadie se atrevió a llegar.
― Debes creer que sirve más vivo que muerto y eso es un error ― aseguró el líder. Su cuerpo se dobló de tal manera que su rostro estaba a algunos centímetros que el Katsuki ― su valor no tiene nada que ver con su existencia, si no con su esencia. Vivo puede tener múltiples funciones, como la materia prima, muerto tiene pero como energía que cambia.
― No dejaré que lo toquen... ustedes deberían de entender. Si tiene una pizca de descendencia de Enki, habría que respetarlo, ¿no? O es que eso lo hace más delicioso para ustedes ― amenazó el rubio.
― O tal vez quieres hacer una guerra ― observó el ser que había callado desde la llegada de Bakugo― porque él es parte de Enki.― el asombro de Bakugo le dio la respuesta y volvió a guardar silencio.
Katsuki al sentirse amenazado, mostró sus colmillos y las pupilas hicieron el mismo efecto que las de los lideres hace unos momentos, cambiando completamente su forma. Mostró su lengua viperina y las garras de león rasgaron el escritorio de caoba.
― La cosa es...― murmuró Katsuki― que yo lo vi primero... el oro es mío.
― Entonces ― el líder volvió flexionar su columna hasta quedar derecho. Poco a poco volvió a su forma humana al igual que los otros― nos estas traicionando y al mismo tiempo revelando.
― ¡¿Para que diablos lo quieren ustedes?! ¡Todo lo poseen! Más allá de esta galaxia, todo lo tienen... pero quieren más, siempre más...
― Él es el alimento primigenio ― aseguró el amo superior ― Cuando llegamos a este mundo, no hubo nada parecido, hasta que nacieron los hijos de Enki. Ya lo dijiste tú, esa es la razón.
― Yo también soy hijo de Enlil― corroboró Toyomitsu, separándose de Bakugo― Si Midoriya es descendiente de Enki, tiene sentido que lo quieran destruir y aprovechar su valor, pero... No todos los descendientes de Enki poseen esas características. ¿cuál es el origen de Midoriya entonces?
Bakugo suspiró cansado.
― Su alma ― respondió cansado el amo ― es de un "sembrador" esa raza ya no existe en el universo, nos comimos a todos. Y los que sobrevivieron, murieron junto con su planeta que fue destruido por nosotros. Para poder cazarlos en el futuro y no perder nuestra diversión. "Un sembrador" al no cumplir con la totalidad de sus misiones en la vida, que era la de crear vida en las galaxias y planetas, no pueden volver su alma a la fuente. Es por ello que reencarnan una y otra vez hasta que consigan su objetivo... Y una vez que encontramos a uno, lo devoramos... hasta que no quede más rastro de ellos. Luego vuelven a reencarnar y así hasta la eternidad.
Bakugo trago en seco y volvió a echar un vistazo a la fotografía antigua de Izuku. En el pasado debieron haberlo atrapado. Sintió pena por él.
Esa leyenda era bien conocida por los dos mortales ahí y por la mayoría de los altos rangos. Historias cósmicas que solo los Amos y Sacerdotes pueden ser capaces de asimilar.
Ahora tenía sentido que el alma de Izuku fuera tan pura y sagrada si es que era parte de esos seres que en la cultura popular se les conoce como Elohims, ángeles, sembradores... En la tierra nacía dentro del linaje de Enki como medida de protección. Sin embargo, los tiempos cambian, las personas se mueven de su sitio y finalmente se separan del clan. Por eso Deku estaba en el lugar equivocado. Ahora tenía mucho mas sentido que el Director lo protegiera de esa manera.
Izuku Midoriya, la cosita más valiosa de esa parte del mundo. Bakugo supuso que si estuviera en el bando equivocado le pasaría lo mismo, ¿no? Aunque la descendencia de Enki era más occidental y menos espiritual como lo eran en su tierra.
― Haremos saber esto a los de arriba y más arriba ― el líder miró hacia el techo. Una bóveda celeste se dibujaba. Los soles más importantes de la galaxia brillan.
― Alcyone ― suspiró Bakugo. Un rugido lo hizo callarse ― ellos son los de más arriba ¿no?
― Bakugo ya no te burles, por favor ― reprochó Toyomitsu un poco nervioso al ver la furia de los tres viejos.
― ¡Ah! Te refieres a ellos... ¿a los creadores de la humanidad? Pero si nadie los ha visto... ya han pasado miles de años, no viven tanto. Igual ya están muertos.
― ¡No tienes respeto por tu linaje! ― recriminó otro hombre ― los dioses no están muertos. ¿Será que quien quiere morir eres tú?
― Sólo diles que me voy a quedar con el tesoro que todos quieren... quien sabe, a lo mejor encuentro las tablas ME que Inana se robó.
Bakugo se hecho a reír y los tres hombres comenzaron a gritar y a rugir como si hubieran sido heridos. Toyomitsu se tapo los oídos.
Las fauces de los seres se abrían grande, querían devorar a Bakugo pero él no se movió. Los hombres de negro recargados en las paredes se acercaron cautelosos y escoltaron a los dos mortales a la salida. Los alaridos no desaparecían. Bakugo les había causado un dolor invisible que Toyomitsu no vio.
Conocía a Bakugo lo suficiente para reconocer que su poder y conocimientos eran tan bastos que, podía enfrentarse a la cosa bajo la Academia. Porque era Enigma, era hibrido reptiliano, descendiente de Enlil. Hubo ocasiones que los mismos Amos llegaban a pensar que él era el mismo dios, si no supiera que sigue con vida.
Una vez fuera de la oficina la puerta se cerro y desapareció, dejando una pared impecable. Los hombres de negro los escoltaron hasta la salida del recinto. Sin decir una palabra. Zombies demacrados con la piel grisácea.
El viaje de vuelta a la Academia fue silencioso. Toyomitsu se secaba el sudor de la frente e intentaba permanecer estoico pero recordar todas las escenas y los argumentos de hace unos minutos lo hacían temblar. Bakugo cruzó los brazos y miraba despreocupado la carretera.
― Espero que tengas un plan... porque vas a tener muchos problemas a a partir de ahora ― comentó Toyomitsu.
― No lo tengo ― respondió con seriedad el muchacho ― las cosas van a fluir. Sólo tengo mi confianza.
― Si sobrevives ― aseguró el enorme hombre rubio― me aseguraré de casarte con Midoriya y me uniré a ti incondicionalmente.
― Gracias ― susurró Bakugo― cuida también de Utushimi ― dijo antes de quedarse dormido.
Toyomitsu sonrió satisfecho. Eso esperó durante tanto tiempo. Que Bakugo renunciara de manera consiente a Camie. Se separaron hace meses pero estaba seguro que él la recordaba muchas veces. Y como es el protocolo de los emparejamientos en la Academia. Entre alfas hay honoro y respeto. Bakugo debía darle una especie de "bendición" o permiso a quien quisiera ser pareja de su ex. Toyomitsu respondió con un SI alegre que Bakugo no escuchó.