Chapter Text
Temática: Deporte (Sport)
Pareja: PochaYuuri//PomVictor
Escrito para Pochatober 2019, octavo día.
Yakov Feltsman estaba totalmente seguro de que no le pagaban lo suficiente.
—Vitya, mi contrato no incluye servicio de niñera.
—Vamos Yakov, cuida a Pocha y a Pom mientras llevo a Makkachin a su cita médica mensual.
—¿Por qué debería de hacerlo? ¡Que se quede Katsuki con ellos!
—Porque Yuuri va a ir a su propio chequeo médico y no los puede cuidar si lo están examinando. Tú mismo nos insististe mucho en tener esos cuidados al día.
—¡Pero no el mismo día que los de tu perro! —vocifera el malpagado entrenador, casi rompiendo su teléfono de la presión en su mano.
—¡Vamos Yakov! Te van a adorar y tú a ellos, pero ábrenos pronto la puerta que ya tengo que irme con Makka.
—¿¡Estás aquí afuera!? —el grito es interrumpido por el sonido de un timbre tocado con insistencia.
Feltsman cuelga la llamada y se apresura hacia la puerta donde, en efecto, se encuentra su pupilo más impredecible.
—¡Yakov! Gracias por cuidar a Pom y Pocha, mira, aquí están sus maletas con todo lo que pueden necesitar y ya están desayunados; no dejes que Pocha coma nada hasta la hora del almuerzo.
—¡Yo no he accedido a nada! ¿Y por qué tienen maletas? ¡No se van a mudar aquí!
El reclamo es poco escuchado, a su lado corren apresurados los acompañantes y se meten dentro de la casa; Víctor deja las maletas al lado del perchero.
—Yakov, por favor, cuídalos un par de horas. Sabes que la salud de Makka es lo más importante y que haría cualquier cosa por él.
—Como convertirme en tu niñera.
—Si no los tienes tú, se quedarían solos en el departamento y no sabemos lo que son capaces de hacer estando solos. Imagina que es tenerme de nuevo siendo niño y con una cocina totalmente equipada con gas, fuego y cuchillos a mi disposición.
—… ¿A qué hora dices que pasas por ellos?
Fue así que Yakov se encontró a sí mismo estancado con los acompañantes corriendo y curioseando todo el lugar. Técnicamente no eran sus cosas las que estaban en peligro, eran las de Lilia, así que los seguía como una sombra para asegurarse de que no rompieran nada.
Ese día no tendría la ayuda de Yuri, se había ido a visitar a su abuelo por una semana. Lilia había ido a un recital de ballet en Moscú, por lo que se encontraba solo frente a la adversidad. Como nunca tuvo hijos propios y todos sus pupilos los había conocido siendo pre-adolescentes o niños en la segunda infancia, decide hacer lo único que estaba a su alcance en esa situación.
—¡Muy bien! Tomen sus maletas y cámbiense, ¡vamos a entrenar!
Pocha y Pom paran su carrera y voltean a ver al entrenador, el cual abandona la sala de estar para irse hacia algún otro rincón de la casa. Al verse sin nada más que hacer los acompañantes se acercan a sus maletas y buscan algo que los pueda ayudar en esa situación. Por fortuna, Nikiforov había previsto esa reacción de Yakov y había empacado conjuntos deportivos de color gris para cada uno.
Se encuentran cambiados justo a tiempo de ver a Yakov regresar con su propio acompañante en la mano, Bern.
Es bien sabido que la vida no siempre es lo que se espera, por lo que los acompañantes se adaptan a los diferentes sucesos en el recorrido por el mundo de su humano. El acompañante de Yakov tiene rasgos de perro San Bernardo, con mucho más pelaje que el que le queda al entrenador. Pocha y Pom no lo saben, pero este acompañante estuvo dormido dos meses después de la separación del matrimonio Feltsman. Despertó de su siesta y mostró un carácter más gruñón, justo como el que tiene Yakov. Desde que empezó a vivir de nuevo con Lilia y su acompañante, una gata de angora, al pequeño se le fue bajando gradualmente el malhumor.
Pocha y Pom ven la mirada irritada de Bern, pero no saben que es el gesto más amable que ha tenido en los últimos años.
—¡Bern! ¡Bern-Bern-Bern! —grita, o, mejor dicho, ladra con cara de pocos amigos.
—¡Bien dicho Bern! Es hora de ponerlos en forma, conocerán el bello deporte del atletismo.
Pocha y Pom voltean a verse entre sí con cara de incredulidad total. ¿Qué no Yakov entrena para patinaje artístico?
—¡No pongan esas caras! Todo entrenador que se respete sabe las bases de distintos deportes, aunque no los practique. Mi Maestría en Ciencias Deportivas y Educación Física me avala.
Pocha y Pom se sorprenden por segunda vez. ¿Yakov tiene una maestría? Oooh, Pom ya está planeando cómo contárselo a Víctor.
—¡Ya basta con esos rostros! Les demostraré que un entrenador competente puede sacar lo mejor de todos sus alumnos sin importar la situación. ¡Vamos al patio!
—¡Bern! —afirma, bajando de la palma de Yakov y poniéndose al mismo nivel que sus nuevos pupilos. Por alguna razón, apura más a Pom que a Pocha.
Se trasladan al patio de la mansión de Lilia, está al aire libre y bordeado con barandas que lo separan de la calle. El pasto tiene un color vivo y está cuidado al milímetro, perfectamente podado. Hay una mesa para tomar el té con un juego de sillas de mimbre. El resto del espacio no es muy amplio, pero para el tamaño de los acompañantes es perfecto.
—Muy bien, aquí estará la línea de salida y la meta está marcada por ese gnomo de jardín.
Yakov empieza a crear una línea con guijarros que se encuentra por ahí, el gnomo está ubicado en un aproximado de siete metros de distancia. Bern empieza a ladrar de nueva cuenta, dirige el calentamiento de sus atletas en lo que la pista se prepara.
Bern dirige un par de indicaciones a Pocha, quien encuentra sumamente difícil hacer abdominales. Su atención se encuentra enfocada en Pom, quien no tiene problemas para hacer el ejercicio, pero no deja de observar a Pocha. Después de una serie de estiramientos y trotes leves los tiene listos para competir.
—Excelente trabajo Bern. Ahora, las normas son simples. En esta pista que ven aquí construí dos carriles, deben mantenerse dentro de su carril en todo momento, ni siquiera pueden pisar la línea o serán descalificados. Se trata de que lleguen al otro extremo lo más rápido posible. Si se tropiezan o tambalean, denle prioridad a no caer y luego continúen la carrera.
“No está permitido dar saltos para acortar distancia ni interferir en la carrera de su oponente. Deben mantener los brazos a la altura de su pecho y úsenlos para mantener el equilibrio, no olviden respirar por la nariz. Comenzaremos con un par de trotes para que se acostumbren a la pista.
Los atletas empiezan a recorrer la pista a poca velocidad, luego la van aumentando gradualmente hasta hacer trote rápido por la misma. Después de unas idas y venidas, están listos para el evento principal. Pocha está más que arrepentido de haber desayunado tanto en su casa y Pom no se puede sacudir el ojo crítico de Bern de encima.
—¡Bern! ¡Bern-Bern!
—Bern tiene razón, les mediremos el tiempo que hagan y nosotros declararemos al ganador. Es una carrera simple, solo de ida. Recuerden, lo importante es el juego limpio y la victoria merecida, hacer trampa no es algo que un atleta real haría.
—¡Pom! —asiente con el deseo de ganarle a Pocha y sacarse de encima la derrota en la competencia de los ninjas.
—Pocha… —contesta sin aliento. Puede hacer muchos ejercicios, pero correr es su némesis, su enemigo mortal; como su héroe Po y las escaleras en toda la trilogía de Kung Fu Panda.
Yakov y Bern se ubican al final de la pista, cada uno con un cronómetro y listos para juzgar el trabajo de sus alumnos. Pom y Pocha se encuentran en posición, después de haber sido instruidos sobre la manera adecuada para iniciar la carrera. Los insectos revolotean por el jardín y se cruzan por la pista. El calor del verano ya ha pasado, pero el sol todavía brilla en el cielo y alumbra la hazaña que se está a punto de llevar a cabo. La tensión se puede sentir en el ambiente, los ojos duros de los entrenadores se posan sobre sus pupilos y esperan que puedan dar lo mejor de sí mismos.
—A mi señal —la voz grave de Yakov corta el silencio que se había formado—. ¡Tres!
Pom fija sus ojos en la meta.
—¡Dos!
Pocha se pregunta si es muy tarde para retirarse.
—¡Uno!
Bern contiene el aliento y observa con su pata puesta sobre el cronómetro, listo para iniciarlo.
—¡Fuera!
Los corredores arrancan y van devorando la pista zancada a zancada. Pom rápidamente toma ventaja y empieza a despegarse de Pocha, quien a pesar de sus esfuerzos se empieza a quedar atrás. Los entrenadores siguen el curso de la competención en silencio, volteando en breves momentos hacia el cronómetro para monitorear la situación.
Pom llega con facilidad a la mitad de la pista, sacándole medio metro de ventaja a Pocha. Este saca el combustible que tenía guardado y corre con todo lo que tiene, gritando con furia su nombre. Pom lo escucha y acelera, aunque se ve que contiene un poco de su potencia.
A los ¾ de pista a Pocha se le apaga el piloto y no puede mantener el paso, empieza a desacelerar y es cuando Pom aprovecha y suelta todo su potencial. Pom atraviesa primero la línea de llegada y su victoria es indiscutible, Pocha llega unos segundos detrás de él. Pom celebra corriendo alrededor de su entrenador, mientras que el pobre Pocha se tira de espalda al piso y resopla con intensidad.
Después de asegurarse que Pocha no se desmaye por falta de oxígeno, les dan sus tiempos (9 segundos de diferencia) y hacen una ceremonia improvisada de entrega de medallas. Son pequeñas y de chocolate, una dorada para Pom y una morada para Pocha (las de otros colores ya se las había comido Yuri).
Dan por terminado el entrenamiento justo a tiempo para que Víctor recoja a los atletas, Pom le presume orgulloso su medalla y Pocha solo le pasa la envoltura de la suya. Quedan que los acompañantes entrenarán con Yakov y Bern cada sábado, pues Feltsman nota lo activo que se ha puesto este último y quiere que siga así. También accede a llevarlo a la pista para que practique patinaje con sus pupilos, no solo para que observe el entrenamiento de los humanos.
Esa noche, Pocha sueña que puede correr y mantener el paso de Pom, recorren juntos una playa y trotan por los caminos de tablones alrededor de las dunas. Se siente liviano y feliz, pues el deporte le permite disfrutar la vida al lado de Pom.
Ilustración aquí.